«Si evaluamos la filosofía desde el punto de vista del saber dogmático cientificista, ella constituye una mera ficción o retórica inútil.
El psicoanálisis, por su parte, no es filosofía ni simple ciencia: es una coherencia teórico-práctica que opera en los contornos y fronteras de ambos territorios, de-limitando y desterritorializando los efectos de las respectivas praxis e interferencias del concepto filosófico y de las funciones lógicas y matemáticas. Esto se hace urgente y necesario en tanto que la estrategia del saber filosófico tradicional y el llamado discurso científico, implican una forclusión (Verwerfung) del sujeto deseante de la duda y el equívoco, un rechazo de la verdad destotalizante que aspira, como distinta del mero saber, a lo real imposible sin ley (Lacan).
El psicoanálisis es una teoría sustentada en el espacio clínico-práctico y cuasi-experimental del encuadre analítico. Como disciplina que conserva plenamente su vigencia epistemológica, el psicoanálisis da cuenta de la constitución y emergencia de la subjetividad y sus objetos, del sujeto barrado del inconsciente (sujet barré) y su objeto metonímico a: real-imposible que descompleta a lo simbólico, evanescente causa del deseo...» Armando Almánzar-Botello.
Imre Lakatos (1922–1974), gran matemático y filósofo húngaro.
Por Armando Almánzar-Botello
Me encuentro, en lo relativo a la filosofía de la ciencia, un poco en sintonía con el pensamiento de Imre Lakatos. Sus reflexiones y aportes sobre el tema de la “falsación” afinan indudablemente los planteamientos de Karl Popper. Aunque debo admitir que el rigorismo epistemológico de un Mario Bunge problematiza, y quizá “supera” en sus alcances teorético-gnoseológicos, las respectivas visiones de ambos filósofos epistemólogos.
“Mi” acuerdo o desacuerdo subjetivos con respecto a ciertos planteamientos de Lakatos sobre el “valor de verdad” de algunos enunciados o proposiciones —si en “verdad” tiene validez lo que afirma Lakatos—, sería algo irrelevante para la determinación de dicho “valor de verdad”.
Para Lakatos, lo relevante en el proceso científico es la conjunción de verificación-falsación (falsación sofisticada lakatosiana) en un proceso concreto de investigación. Popper no invalida nunca la categoría de “verdad”, sino más bien la “certeza apodíctica” de raíz cartesiana.
La epistemología lakatosiana-popperiana —y en particular, el importante texto de Lakatos Metodología de los programas de investigación científica—, ha sido pensada por algunos psicoanalistas (Néstor A. Braunstein entre ellos) como posible vía para dar una suerte de rigor añadido al programa de investigación del psicoanálisis, no obstante el hecho de que el mismo Lakatos manifestó en su momento cierta renuencia a considerar al psicoanálisis como ciencia.
Ello no impide que un pensador como Jacques Derrida le atribuya, en su obra De la gramatología, un carácter “arcóntico” al psicoanálisis, en su calidad de campo de saber “extraterritorial” que medita sobre la posibilidad estructural de otros saberes, incluido en ellos el mismo discurso filosófico tradicional sobre la cientificidad.
No todo lo que brilla es ciencia ni todo lo riguroso es por necesidad científico...
Friedrich Nietzsche conocía muy bien las implicaciones de lo que arriba afirmamos, cuando dijo, “tomando al toro por los cuernos”, que la ciencia no es lo máximo en las jerarquías del espíritu...
El psicoanálisis, por su parte, es una disciplina que delimita en abismo, de un modo “metaconceptual”, su propia especificidad, su particular campo de coherencia interna. El mismo Jacques Lacan abandona, finalmente, la pretensión de hacer ciencia dura o simplemente conjetural con el psicoanálisis.
No obstante, la falta de experiencia psicoanalítica de Lakatos, es decir, su desconocimiento del valor heurístico-práctico de la denominada “transferencia” en el contexto clínico y en el mismo territorio de la investigación (relaciones auto-transferenciales con los textos, inevitables transferencias contingentes con el saber constituido y con el Zeitgeist inconsciente, etcétera), determina que podamos aplicarle a él mismo su principio de que el valor de conocimiento de una teoría, perteneciente al llamado “Mundo Tres” popperiano, es independiente de la subjetividad de su creador o crítico espontáneo. Su valor científico [el de una teoría] depende solamente del apoyo objetivo que prestan los hechos a esa conjetura, nos advierte Lakatos.
En el caso del psicoanálisis, ahí están los notables resultados concretos de la aplicación de su corpus teórico-práctico en el ámbito de la clínica, tanto en el abordaje de las neurosis y las psicosis, como de las depresiones, los trastornos psicosomáticos, la anorexia-bulimia, la disforia de género, etcétera, etcétera.
A lo anteriormente dicho habría que sumar la repercusión “cuasi-filosófica” (Derrida), heurística, cuasi-hermenéutica del psicoanálisis, en las problemáticas antropológicas y político-ideológicas más “ígneas” del mundo capitalista contemporáneo y “glocal”.
Para confirmar lo que arriba decimos, bástenos hacer referencia a las obras de pensadores de la relevancia de Alain Badiou, Jacques Derrida, Slavoj Žižek, Ernesto Laclau, Félix Guattari, Jacques-Alain Miller, Jorge Alemán, Judith Butler, Juan David Nasio, Sergio Larriera, Néstor Braunstein, Didier Anzieu, Diana Rabinovich, Eugenio Trías, Terry Eagleton...
Debo precisar ahora que no hablo aquí, necesariamente, de la concepción del psicoanálisis que se revela en aquella modalidad hermenéutica teorizada por un Paul Ricoeur en sus diversas obras, sino de un giro hermenéutico, digamos derridiano y post-gadameriano, si se quiere...
Con respecto a la afirmación lakatosiana-popperiana que dice: su valor científico [el de una teoría] depende solamente del apoyo objetivo que prestan los hechos a esa conjetura, el mismo Jacques Lacan ya había señalado algo parecido en su particular registro comunicativo cuando dijo: lo que prueba el poder de lo que denominamos 'procedimiento', es el hecho de que no está excluido que el psicoanalista carezca de toda idea relacionada con dicho procedimiento. Hay estúpidos: verifíquenlo, es muy fácil.
Jacques Lacan, cuando no merodeaba en torno a lo real-inabordable, imposible, sin ley, no se andaba con remilgos ni rodeos... ¡Verifíquenlo!
2010
Copyright © 2010 Armando Almánzar-Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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