«Yo jamás me inscribiría en un Selecto Club Social, que aceptara entre sus miembros a tipos como Yo». Groucho Marx
Por Armando Almánzar-Botello
Agosto de 2012.
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.
Texto retocado publicado originalmente en Facebook.
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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Mucho laberíntico artificio simplemente copiado de los Grandes; mucho miedo a perder el supuesto "mando" en el espacio topológico del pensar-vivir la historicidad de una cultura; demasiada fe en las "evidencias intuitivas" que ahorran el esfuerzo intelectual verdadero y el riesgo que comporta el pensar lo nuevo y diferente —aquello que desborda los viejos presupuestos metafísicos gastados—; una secreta y plebeya complicidad con el sentido común y con el buen sentido "banalizante", susceptible de ser percibida en la constante apelación perversa, manipuladora, oportunista y pseudo-democrática, a la insolencia insustancial de la doxa típica del hombre adocenado; un miedo cerval a perder pie, seguridad y dominio —hegemonía política más que epistemológica—, en el territorio hipercomplejo del pensar-sentir, del espacio topológico inédito que inaugura un insólito Afuera germinante; un limitarse a repetir y repetir, bajo múltiples disfraces, lo ya sabido hasta el hartazgo: que "el sentimiento de la situación, la derelicción, la sensibilidad o ser en situación" (Befindlichkeit), "la comprensión" (Verstehen) y "el habla" (Rede), conforman los tres existenciales o existenciarios en la estructura significante del mundo definitoria del llamado Dasein como "ser-en-el-mundo", como "ser-para-la-muerte"...
¡Oh Martin Heidegger, tan mal comprendido! ¡Oh René Schérer, Arion Lothar Kelkel, José Gaos, Beda Allemann... tan usados y hasta casi plagiados, "constante-mente", por ciertos profesores latinoamericanos (hay pruebas), pese a las referencias directas que realizan algunos de estos últimos docentes a la letra viva de Heidegger utilizada como pantalla y salvoconducto!
Existen modalidades de la "cita" o de la paráfrasis que sencillamente constituyen una severa manifestación de gran deshonestidad intelectual. Como justo contrapeso, recuerdo siempre a la pensadora Éliane A. Levy-Valensi cuando menciona en su obra "El psicoanálisis. Perspectivas y riesgos", la cita que hace del Talmud el gran filósofo Emmanuel Lévinas, en su libro "Difícil Libertad", a propósito de la necesidad de instaurar una ética hermenéutica: "El Mesías llegará, cuando al formular una palabra no se omita nunca el nombre de aquel que la pronunció por vez primera".
Aclara la Levy-Valensi: "No se trata de reivindicar la propiedad intelectual, sino de situar en su lugar al sujeto, condición del intercambio, del desarrollo del diálogo que exige que cada interlocutor respete al Otro, pero no por eso se resorba en su sustancia." Obra citada, Ediciones Marova, Madrid, 1972, página 244.
Aquí en República Dominicana (de eso tengo pruebas contundentes, palpables, a mano) también se produce ese fenómeno vergonzoso propio de la postmodernidad canalla del "todo vale": hacer tesis de grado sobre un escritor del cual sólo se conoce un libro, y copiar textualmente lo dicho por un autor no demasiado conocido, evitando así, el "ladrón de escrituras", todo esfuerzo literal para elaborar sus propios parágrafos y conceptos.
Ciertos "autores" del patio, algunos hasta reconocidos y admirados por "sus bellos frutos", "toman prestado por unos días" lo ajeno, lo generado por otro magín, y lo hacen de una forma cleptomaníaca y cognitivamente inconsistente, pues niegan en el párrafo siguiente "lo robado" en el párrafo anterior, debido a un grave déficit de comprensión de lo que insistimos en llamar "la naturaleza semántica del objeto robado", porque se transcribe como propio, literalmente, un texto ajeno, descontextualizado, pero sin hacer mención de su legítimo autor, y para colmo de los colmos, traicionando, más allá de toda pertinencia o legítima libertad hermenéutico-estructural, el espíritu y/o los espíritus de las letras constitutivas del texto "ideo-eróticamente abusado".
Ellos, esos "filósofos" del manido pensar pretérito (que no debemos confundir con el "pensar rememorante": Andenken), a pesar de sus resabios pseudo-heideggerianos y postmodernistas, con su infame y ridícula pretensión "pluscuamperfecta", se constituyen en prisioneros del pensamiento metafísico más tradicional debido a su concepción "husserliano-expresivista" del lenguaje —aquella que acentúa la supuesta precedencia del mundo ante-predicativo de "lo conveniente" con respecto al lenguaje y a la Cosa misma (das Ding), esa que habla en el discurso—, y desembocan manifestando su apego incondicional a la Cosa pública (Res pūblica) y al poder militar-financiero. Así lo considero junto al Edmund Husserl de las "Investigaciones lógicas" (Revista de Occidente, Madrid, 1976), al Martin Heidegger de "El Ser y el Tiempo" (México, FCE, 1951) y "Ser y Tiempo" (Trotta, Madrid, 2009), al José Gaos de "Introducción a El Ser y el Tiempo de Martin Heidegger" (México, FCE, 1977); al Jacques Derrida de "Ousia y Gramme" en "Márgenes de la filosofía" (Ediciones Cátedra, Madrid, 1994), al Arion Lothar Kelkel de "Heidegger y la conversión filo-lógica y poética" (Editorial Edaf, Madrid, 1975), etcétera... ¡Ah, se me olvidaba, y a Samir Amin!
Jacques Derrida nos dice en "Ousia y Gramme. Nota sobre una nota de Sein und Zeit":
"No hay marca en sí misma, marca propia. Heidegger dice bien que la diferencia no podría aparecer como tal (Lichtung des Unterschiedes kann deshald auch nicht bedeuten, dass der Unterschied als der Unterschied erscheint). La marca de esta marca que (es) la diferencia no podría sobre todo aparecer ni ser nombrada como tal, es decir, en su presencia. Es el como tal lo que precisamente y como tal se hurta para siempre. También las determinaciones que nombran la diferencia son siempre del orden metafísico. Y no sólo la determinación de la diferencia en diferencia de la presencia y el presente (Anwesen/ Anwesend), sino ya la determinación de la diferencia en diferencia del ser y lo que es. Si el ser, según este olvido que habría sido la forma misma de su venida, no ha querido nunca decir más que lo que es, entonces la diferencia es quizá más vieja que el ser mismo. Habría una diferencia más impensada todavía que la diferencia entre el ser y lo que es." J. Derrida, "Márgenes de la filosofía", Ediciones Cátedra, Madrid, 1994, pp. 101-102.
Nada de lo anteriormente dicho por Derrida les otorga carta de ciudadanía al robo, al plagio, a la sustracción de documentos en el Archivo, al "olvido de la diferencia entre el ser y lo que es"... Al querer pensarlo así, los pandilleros del intelecto, además de robar "entes físicos", "objetos materiales" (porque los roban) entienden además que no han hurtado nada cuando se apropian de algo tan etéreo como resulta ser un pensamiento expresado en varios parágrafos y entrelazado, de un modo casi "cuántico" y sutil, con un estilo de vida-lenguaje y un sistema de pensamiento. Sólo ellos creen tener derecho a la propiedad privada intelectual, sólo ellos pretenden regular, ilegítimamente, los derechos de autor. ¡Ay de quien les tome prestados una coma o un simple punto a esos tunantes engreídos de pseudo-gramatología! Tal préstamo sería considerado por La Poderosa Parroquia (LPP), como un crimen literario-filosófico de lesa humanidad, y se iniciaría de inmediato el consabido proceso de "infamación y lujuria".
Por otra parte, cuando bajo los embates deconstructores de un Jacques Derrida en sus diversos momentos histórico-críticos, cae un cierto Jacques Lacan "falogo-fono-céntrico" (no todo), el Lacan de la "palabra plena" de raíz metafísica, es bueno señalar que también cae un cierto Heidegger, el de lo "asexuado" del Dasein que pierde la posibilidad de pensar las coreografías transbinarias de la sexuación más allá de la Tabla de Posicionamientos Fálicos...
Otros pensadores no "caen" (Verfallen), no pueden caer, porque sencillamente "nunca jamás" han abandonado el modo tradicional de la cogitación egocéntrica, uranista, uraniano-ascensional, paternalista, trujillista, retórico-estatuaria, academicista, grandilocuente, "lindista", esencialista y acartonada en su pensar-actuar, su modo tan androcéntrico, hipócrita, oportunista, sectario y brutal de ver y concebir el mundo de la cultura y el espíritu, para hablar de una vez por todas con políglota incorrección política.
Son ellos los Amos imperturbables de siempre, los mentidos dueños del porvenir. Cual Falos falaces, "lacani-anos-popperi-anos" no falsables, pretenden sostener su insolente y pequeña erección para lo Eterno.
Agosto de 2012.
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.
Texto retocado publicado originalmente en Facebook.
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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