sábado, 30 de enero de 2016

AMOR VIR(TU)AL (Con-tacto)

«Estimado poeta Armando Almánzar Botello, observé en mi lectura de “Amor vir(tu)al” el excelente manejo de la dualidad viral/virtual, y cómo, en una traza casi ciega, desdices lo aparentemente “virtual” y propicias lo “viral” en tanto encarnación del auténtico mundo donde la soledad tiene sentido y el amor y la pasión refulgen. Pienso que se trata de un texto que se revela con el ímpetu de la “escritura que se piensa”. Obedece a tu estilo, creo, al modo como “insurgen” las palabras en búsqueda de un decir que, al fin de cuentas, acontece en intertextualidades.» Enrique Eusebio, 16 de julio de 2011

«“La técnica” —entendida esta vez como esta tecnicidad "esencial" que es también la multiplicidad irreductible de las técnicas— suplida a la ausencia de nada, ella suple y suplementa nada. O incluso: la técnica suple a una no inmanencia, es decir, a la ausencia de lo que se representa como un orden "natural" de las cosas, en el que los medios son dados con los fines, y recíprocamente. Ella es, en ese sentido, trascendencia sobre "la naturaleza"...» Jean-Luc Nancy

«El concepto de "naturaleza", como algo opuesto radicalmente al artificio y a la industria humana, es una invención tardía de la Escolástica. Aunque se puede rastrear su raíz en los pensamientos platónico y peripatético...» Armando Almánzar-Botello

«La moda es la heredera profana de la teología del vestido, la secularización mercantil de la condición edénica prelapsaria...» Giorgio Agamben

«Cadáver queda, no se torna carroña, el cuerpo que habitaba la palabra, que el lenguaje cadaveriza...» Jacques Lacan

                                Edward HopperExcursion into Philosophy1959

Por Armando Almánzar-Botello


En pocas horas voy a estar sumergido en letárgica fase de “suspensión animada”. Ellos, el ávido banquero y el tecnócrata cibernético, me desconectarán por tiempo indefinido de la Gran Red del Simulacro: Internet, Telecable, Redes Sociales Virtuales, Teléfono Convencional Fijo, Realidad Virtual Inmersiva...

Deberás, mujer, estar atenta entonces, a eventuales y breves llamadas que pueda yo realizar todavía, por mi provisorio neuroteléfono móvil, tecnoerótico, secreto, ilícito... Será una especie de comunicación telepática susurro infrasemántico de ultratumba casi, la que sostendremos nosotros, esporádicamente, a través de la neomáquina celular, de la esfera inédita o el dispositivo cuántico: momentáneos reductos finales de nuestra comunicación tangible y ultrapostmoderna.

Luego, abolida también esa última vía de contacto, sólo tú serás testigo de mi soledad y de mi encierro en la cámara de suspensión de lo Real...

¡Quién sabe qué remotos mundos perdidos vislumbre cuando explore taciturno el desierto de mis órganos!

Tal vez redescubra el diálogo con las piedras, las reflexiones compartidas con el agua, las extrañezas del bismuto, el hierro, el antimonio; la mágica sensibilidad casi humana de los cristales, los sutiles anhelos del oxígeno y de las flores...

Quizá me aproxime a la recóndita verdad de nuestro amor... A las ensoñaciones y gemidos infrasónicos del mundo...

Los efluvios repulsivos de la energía oscura, imponderable, darán entonces testimonio de nuestro invencible misterio.

La vocación de lo imposible ahogará mi ser en la memoria sangrienta del rojo mercurio. Me deslizaré lentamente al reverso de la imagen, donde brillaba la soberanía de tus nalgas turgentes —anhelos del neón a través de la ventana—, violenta y tenebrosa verdad de mi escritura...

Descenderé al recuerdo y al resplandor de aquel astro: el innominable oscuro que palpita entre tus muslos...

Retornaré sin tiempo a mi estatuto de cadáver, a la opacidad de lo inmóvil, a la neutralidad de la Cosa, al cuerpo desnudo y latente no virtualizado. Volveré a las galerías primordiales de la carne, donde las copias no logran erigir sus fantasmas: el secreto vacío como un ángel de plástico, la pasión ahogada en tinta transitoria, los semblantes de luces y sombras mentirosas...

¿Qué secretas puertas se abrirán con el vértigo, cuando caiga en mi ciego Ser desconectado? ¿Cuáles originarios contactos eco-técnicos descubrirá la carne loca en su desnudez primaria? ¿Inmanencia de la physis más acá de la techné, anterior a la gracia y a la falta inaugural? ¿Nada o ausencia de orden natural que a suplir vendría el tecnotraje y su artificio? ¿El cuerpo biológico es una tumba madre desde la cual se inicia la aventura caósmica? ¿Retorno en abismo a la membrana palpitante?

Otra luz increíble, tecnoerótico miedo, hará de nuevo palpable un dulce terror olvidado: la rotura imprevista del amnios, las caricias de lo informe y los besos primordiales, los olores oscuros del puerto, la luz de tu ventana, el sueño como el agua mojando tus cabellos: lejanas y perdidas geografías de lo incierto...

¿Descubriré lo terrible en la dura realidad que retorna, implícito el Cielo perdido en mi suspensión animada?

Regresaré a mi soledad originaria, dividida, fragmentada: ecotecnia de un cuerpo que deviene algún otro, cuando toca lo extraño al tocarse a sí mismo. Allí lo cibernético, lo digital-protésico, será tan sólo un sueño, un pálido recuerdo: carne sorda y dúctil de cyborg averiado...

Evocaré, mujer, tus correos electrónicos, tus mensajes en las Redes, las fotos en tu muro... hasta que las Transnacionales de la Comunicación me digan de nuevo: ¡Lázaro, duérmete y tómala!

Entre tanto, como una momia absorta yaceré en mi carne, respiraré desnudo en nuestro lecho yerto; lúcido, roto, atrozmente despierto, frío y ausente de mí... a tu lado...


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Miércoles, 12 de agosto de 2009 (Texto retocado).

© Armando Almánzar Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

Otro blog en el que figura este mismo texto:

Blog Cazador de Agua:

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:

Cazador de Agua              

Tambor de Griot

ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA "RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL, REMES

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                                      Imagen de la película "El Cortador de Césped", 1992.

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