VERDADES TAN VIEJAS Y ACTUALES COMO EL UNIVERSO.
«San José pudo superar los celos terribles que lo torturaban, narrándose a sí mismo su propia historia en tercera persona del plural: "Y entonces, Ellos cumplieron su misión divina, y fueron felices para siempre"...» Armando Almánzar-Botello.
Por Armando Almánzar-Botello
La creencia en Dios o en los principios excluyentes de una determinada secta son hechos de “fe” o de "admisión" situados más allá de lo demostrable, más allá del mero "asentimiento intelectual" (como decía el gran filósofo Xavier Zubiri).
Si existe una discusión "bizantina" por excelencia es aquella que se demora en fraguar tesis y argumentos a favor o en contra de ciertos modos de concebir lo divino como Trascendente Absoluto.
Entiendo que lo más importante hoy en día no es discutir si Dios —tal como se entiende en el ámbito abrahámico— existe o no existe, o si tenemos la verdad absoluta atrapada en el seno de nuestras sectas y/o creencias, sino más bien el descubrir en cada situación quién nos engaña y qué nos oprime, para luchar contra ello en un proceso de redescripción permanente de nuestra libertad.
La fe, repito, es un hecho de admisión que no exige disputas intelectuales para legitimar, validar o "falsar" (Karl Popper) su objeto.
En un contexto regulado por el anterior presupuesto, justifico y defiendo una posible, sana y preventiva relación dialógica entre las diversas tendencias de la cristiandad, el ámbito abrahámico en general y las manifestaciones espirituales y místicas de otras culturas distintas de la occidental. Prosigo creyendo así en el insoslayable valor humano-civilizatorio que revisten los estudios de filosofía y religiosidad comparadas...
Debemos aclarar que dicho diálogo intercultural no comporta necesariamente un proceso empobrecedor de ciega o acrítica desdiferenciación o renuncia a las propias vías místico-religiosas y prácticas históricas de realización espiritual con miras a producir lo homogéneo, sino el juicioso ejercitarnos en una sabia y salutífera capacidad de convivencia con lo "extraño" y distinto en la matriz de lo plural, en el plano físico y metafísico donde aflora lo heterogéneo, lo dispar, lo simbólico-diverso inconmensurable.
Esto resulta de mayor importancia que nunca en las complejas, polivalentes y contradictorias sociedades tardomodernas de la actualidad, simultáneamente duras y líquidas, catastrófico-realistas, gregario-individualistas, eufórico-depresivas y distópico-virtualizadas, de triple impulso: neohumanista, inhumano y posthumano; sociedades corporativo-capitalistas que perversamente generan desmedidas riquezas de pocos, monstruosa pobreza de muchos, desigualdad estructural profunda y variadas velocidades de desarrollo; sociedades frías y calientes, rabiosamente competivas y de filantropismo espectacular, racionales y delirantes, preindustriales-industriales-postindustriales, en las que se opera un multiforme proceso de tribalización y globalización, donde la sana convivencia y la sobrevivencia del humano sobre la Tierra se ven peligrosamente amenazadas por prácticas reduccionistas, explotadoras, impiadosas, prisioneras de una lógica de la simple apropiación rivalizante y guerrerista; sociedades devastadoras de los recursos del planeta por el indiscriminado ejercicio de una ciega racionalidad cognitivo-instrumental que concibe y pone al mundo como simple depósito de energía explotable al servicio del Gran Capital, imponiendo los valores negativos y reactivos, la falta de justicia y equidad, la negación de la radical alteridad del "otro" con el subsiguiente rechazo del mutuo reconocimiento; sociedades del más paradójico, presumido y sórdido antiintelectualimo, del culto fetichista a la tecnología y el deslumbramiento frívolo ante la indolente banalidad; sociedades corroídas por la intolerancia ideológico-axiológica, el ciego fundamentalismo, el odio temeroso a la genuina libertad de los seres humanos, el trivial materialismo egoísta, el resentimiento y el espíritu de venganza enmascarados... En este contexto físico-virtual tan heterogéneo, quizá resulte salutifero y relativamente necesario saber diferenciar (y respetar la diferencia) entre hechos de admisión pluralizados, creencias y asentimientos intelectuales múltiples o diversos...
Para cerrar de un modo provisorio estas muy sucintas y modestas reflexiones, repito —a modo de encuadre general que podría ser útil para ulteriores meditaciones en torno a la fe, las creencias, los intentos de fundamentación de las ideas y los deslindes existentes entre los hechos de admisión y el asentimiento intelectual en el clima de la posmodernidad—, un pasaje que ya he transcrito en otros contextos y que he tomado del filósofo alemán Albrecht Wellmer. Figura en la obra colectiva: Modernidad y Postmodernidad (Josep Picó. Compilador). Alianza Editorial, 1994, página 137:
«Contra el universalismo democrático de la sociedad burguesa podemos objetar hoy que la democracia se queda en algo irreal mientras no penetre los juegos de la vida social; contra Marx y el anarquismo hay que decir que eso no puede significar un estado de inmediatez y armonía generales; contra el racionalismo en general tenemos que objetar que no cabe esperar ni legitimaciones últimas ni fundamentaciones últimas, pero eso no significa ni que haya que despedirse del universalismo democrático y del individuo autónomo, ni que haya que dar por cancelado el proyecto marxista de una sociedad autónoma ni que haya que despedirse de la razón. Significa más bien que hemos de pensar el universalismo político moral de la Ilustración, las ideas de autodeterminación individual y colectiva, de razón y de historia, de una nueva forma. En la tentativa de hacer eso, es donde yo vería el genuino impulso postmoderno hacia una autotrascendencia de la razón...» Albrecht Wellmer.
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.
Otro blog en el que figura este mismo texto:
Blog Cazador de Agua:
http://tambordegriot.blogspot.com/2013/07/misteriosos-los-caminos-del-senor.html
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