BREVE TEXTO INVITADO
«Si Dios me concediera la oportunidad de nacer de nuevo, de recomenzar mi vida, no elegiría ser otra persona sino yo misma exactamente. Y así hasta el infinito... No obstante, a nadie ni a nada considero indignos de ser yo misma. Podría permitir que aspiren a ser yo misma una piedra, una rosa, un camino, un río, un viajero, un perro, una nube, un fantasma... hasta un charco de fango iluminado por el sol o por la luna... Pero jamás podría desear que aspire a ser yo misma un envidioso. Sencillamente: soy la que soy. Pero nunca una envidiosa.
Esto no debe ser considerado narcisismo sino respeto profundo por lo que se es. Mi sano sentimiento de orgullo me impide querer ser otra; a no ser aquella persona que estoy deviniendo desde la que soy: otra yo misma, otra Fredes que actualice las cosas que ahora en mi ser profundo están por nacer o están naciendo». © Fredesvinda Báez Santana
Esto no debe ser considerado narcisismo sino respeto profundo por lo que se es. Mi sano sentimiento de orgullo me impide querer ser otra; a no ser aquella persona que estoy deviniendo desde la que soy: otra yo misma, otra Fredes que actualice las cosas que ahora en mi ser profundo están por nacer o están naciendo». © Fredesvinda Báez Santana
Por Fredes Báez Santana
He estado releyendo (la leí por primera vez hará unos quince años) esa novela breve pero intensa, visionaria, rigurosa y compleja, titulada Roberte esta noche (1954), del filósofo y escritor francés Pierre Klossowski (1905-2001).
Esta narración “pornológica superior”, como la denomina Gilles Deleuze, constituye un ejemplo notable de la verdadera y efectiva lógica paradójica llevada hasta sus últimas y reveladoras consecuencias filosóficas.
Klossowski, en la novela que brevemente comentamos y en una parte importante de sus demás obras de ficción o propiamente filosóficas, utiliza argumentos teológico-heréticos y erótico-místicos regidos por la llamada síntesis disyuntiva de lo múltiple, operación que afirma lo diverso en una suma que no totaliza sus elementos y que problematiza o destruye al principio de identidad:
Octavio —“el señor de estos lares”, propietario acomodado, estudioso de Teología y esposo de Roberte—, en su rol de “anfitrión” para cualquier “viajero-invitado”, y en su vocación y deseo de mejor alumbrar y “conocer ontológicamente” a su mujer en tanto que plenitud enigmática “incomunicable” y persona que lo ama lealmente pero siempre con la reserva de misterio característica de la figura femenina, programa y propicia el encuentro sexual de ella con el “invitado” elegido...
Por esta vía, y en calidad de voyeur, Octavio pretende contemplar la actualización del “ser infiel oculto” de su digna esposa. Esto le permitiría —ya no como “anfitrión” sino de nuevo como “señor de estos lares”, como sujeto que re-asume su papel de instancia impersonal y soberana—, apropiarse no solo de la virtud de su fiel esposa, sino del “secreto” de la mujer “traicionera”...
Octavio, por medio de dicho recurso, definido como leyes de la hospitalidad, logra “dominar el sentir del hombre traicionado” y descubrir una “línea mutante de fuga y de verdad”, en tanto que, en los brazos de un particular viajero-invitado y de cualquier otro, Roberte manifiesta o actualiza una vertiente desconocida u oscura de su enigma o alteridad irreductible...
Para Klossowski, la identidad personal, la integridad corporal, el Ser y el Eterno Retorno son meros simulacros. No se ven regulados por las leyes que rigen las relaciones que se dan entre el modelo platónico y la copia.
A propósito de la mencionada novela de Klossowski cito un fragmento de un escrito de Armando Almánzar-Botello:
«...Roberte esta noche: metáfora de la “difícil libertad” en los territorios del erotismo, de la conyugalidad y del amor deconstruido; testimonio de la relación siempre problemática con el “otro de pleno derecho”... Complicación filosófica, onto-teológica, entre la “incomunicabilidad” o “indivisibilidad” del alma y el problema lógico de la unitas multiplex, de la “síntesis de lo diverso y discordante”... Exploración, a través del acto pulsional de la escritura como erotismo místico-herético, de los efectos producidos por la pérdida del significado trascendental.
Roberte esta noche: meditación sobre la disolución de la identidad psicológica y metafísica del sujeto como efecto de la muerte de Dios en su carácter de valor absoluto, de garante final de toda estabilidad ontológica.
Roberte esta noche: afirmación del puro devenir y coronación nietzscheana del simulacro, entendido como “falso pretendiente” platónico (…)».
© Armando Almánzar-Botello, Introduccion a la lectura de Jacques Lacan. (Lacan y su atmósfera histórica de conciencia), 1981-2014, Santo Domingo, República Dominicana.
© Fredes Baez Santana.
Abril del 2014
Santo Domingo, República Dominicana.
DOS ADENDAS
PALABRAS DEL COLOSO (PURO ESPÍRITU) DIRIGIDAS A LA PERSONA DE ROBERTE. (Fragmento de Roberte esta noche).
«... Queriendo poner la vida del espíritu a salvo de la muerte espiritual, nuestro autor creó la doble sustancia donde el espíritu se hacía solidario de un lugar oscuro, esa carne, imagen del secreto que toda voluntad creada comparte con él. Pero nosotros descubrimos esa traición que se nos hacía y fuimos a nuestra vez a la carne a llevar la corrupción por el espíritu, que no es más que una búsqueda de la inteligencia de los signos. Entonces él, la más simple y la más secreta de las naturalezas, él, se hace doble naturaleza y viene a ocupar ese lugar oscuro para hacerse él mismo el signo, indescifrable para nosotros, y permitirles a ustedes sobrevivir a nuestra indiscreción; pero cualquiera que rechace con nosotros ese signo indescifrable como una mistificación en vez de adorarlo como un misterio, sabe muy bien que la palabra no es más que una encarnación de la traición y los movimientos de la carne, la pantomima de los espíritus (…)». PIERRE KLOSSOWSKI. Roberte esta noche. Biblioteca Era, México, 1976, página 59.
FRAGMENTO DE LÓGICA DEL SENTIDO DE GILLES DELEUZE:
«...El sistema de los soplos, el orden del anticristo que se opone punto por punto al orden divino, se caracteriza por: la muerte de Dios; la destrucción del mundo; la disolución de la persona; la desintegración de los cuerpos; el cambio de función del lenguaje que ya sólo expresa intensidades. (…) “Nuestra identidad es simple cortesía gramatical” [P. Klossowski] (…) El propio Kant, a su manera, lo había presentido cuando infligía a la psicología racional, a la cosmología racional y a la teología racional una muerte común, al menos especulativa...» GILLES DELEUZE. Lógica del sentido, Barral Editores, Barcelona, 1970, páginas 374, 375.
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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