domingo, 24 de junio de 2018

LA OBSCENA BANALIDAD

«...Los regímenes de la pornografía dura, el llamado “casting del horror”, los “banales realismos tremendistas” (reality-show), todo “espectacularizado”, neutralizado por un insulso exceso de presencia, forman parte de lo que Jean Baudrillard denomina “lo obsceno”.

Lo que diferencia este tipo de aproximación a lo Real de aquella que realiza el arte auténtico y el pensamiento crítico a través de sus recursos semióticos polivalentes, estriba en que, bajo el reino espectacular de lo obsceno, la Cosa (Das Ding), el otro y lo Real están sometidos a una voluntad perversa de goce y, finalmente —de un modo indirecto, enmascarado—, a una sobre-exposición de lo “dado” bajo el control tecnológico del cálculo y la eficacia...» Armando Almánzar-Botello
                              Iván Tovar: La plume aveugle, 1969

Por Armando Almánzar-Botello


En cierta etapa del llamado movimiento antipsiquiátrico de los años 60 y 70, Cooper, Laing, Esterson, Schatzman, entre otros como el gran pensador francés Michel Foucault, señalaron el carácter deletéreo de cierta ideología represiva y familiarista de origen judeo-cristiano, en tanto que negadora del cuerpo (“la carne abyecta y pecaminosa”) y promotora de la rivalidad, los celos, la envidia y la competencia descarnada en el núcleo mismo de la familia.

Todo ello vino a traducirse, de acuerdo con esos críticos del sistema y su ideología, en un apuntalamiento neurótico de los valores del capitalismo clásico calvinista tal como lo concibe Max Weber: capitalismo racionalista del ahorro, la disciplina y el trabajo duro, unido esto a la abstinencia, la doble moral y el enmascaramiento hipócrita de la sexualidad, la competencia en el mercado, el rechazo y/o la satanización burguesa y puritana del placer y del cuerpo erógeno...

Como nos recuerda el sociólogo norteamericano Daniel Bell, las cosas han cambiado de modo significativo en la llamada post-modernidad hedonista post-industrial (sociedad capitalista de control), con relación al puritanismo tradicional de base religiosa que caracterizó a la sociedad capitalista disciplinaria precedente.

Hoy, como efecto de un retorno en bruto de lo reprimido, el mandato superyoico viene a constituir una imposición simétrico-inversa a la represión anterior de primer grado que operaba sobre el placer y el goce. En nuestros días se vive bajo el imperio del ¡goza, consume, disfruta lo más que puedas!

Como señala de forma reiterada el psicoanálisis lacaniano, en la actualidad el sujeto se siente culpable solo de no gozar lo suficiente, y la “morbosidad” que se hace patente en ciertas figuraciones o representaciones de las “Evas”, “Adanes” y androginias “metastásicas” postmodernas pretende ofrecernos el testimonio mediático de una plena liberación de la sexualidad...

De hecho, estamos en presencia de otra modalidad de manipulación de los sujetos, quizá más brutal y retorcida que la puritana: la sobre-exposición de la desnudez de los cuerpos desdiferenciados viene a constituir un empuje a su homogeneización molar en la absoluta transparencia mercantil de los signos. Resultados: depresión, bulimia, anorexia, frigidez, impotencia...

Jean Baudrillard concibe dicho exceso como “la banalidad de lo obsceno”, como promoción de una presencia carnal “pornográfica”, a entender en su carácter de trivialización espectacular del erotismo que pretende obligar a este a que abandone su calidad compleja de juego imaginativo y creador abierto a ciertos devenires libidinales rebeldes, moleculares y no programables...

Paradójicamente, dicha exposición postmoderna de la carnalidad, mediática y desmesurada, liberadora solo en apariencia, opera como negación real del cuerpo erógeno al robarle a este los gradientes de reserva y misterio que se expresan, de un modo relativo y oblicuo, en el velo de la vellosidad púbica del sexo femenino como erion o vellocino (Derrida), por ejemplo, y en los rituales del galanteo y la seducción...

Finalmente, intentaría yo escribir ahora lo indecidible y lo indecible, aquello que Jacques Lacan denomina el “enigmático goce femenino, erótico, más allá del falo”... el misterio gozante que se oculta en el sexo selvático y laberíntico de la mujer... Pero no. Ello sería el tiempo del poema...

Aunque “La Mujer” no exista: ¡viva la belleza plural de las mujeres no totalizables! Punto y aparte. 



© Armando Almánzar-Botello. © 2015. Santo Domingo, República Dominicana.


Dos enlaces relacionados con este:

Blog Otros Textos Mutantes
https://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/04/inclementes-guaridas-el-acoso-de-la.html


https://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/02/matizando-john-lennon.html


Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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