VIGOROSO LIBRO DEL ESCRITOR ESPAÑOL AMADOR FERNÁNDEZ-SAVATER. [Algunos apuntes arrítmicos para una relectura].
«El arte es político por su capacidad de hacer añicos nuestra representación estereotipada del mundo y proponer una nueva percepción a través de las formas que crea. El arte no emancipa porque confirme lo que nosotros ya sentimos o pensamos, sino por su capacidad de darnos algo nuevo que ver y pensar. La experiencia política del arte es la ampliación de nuestros sentidos, no la confirmación de nuestras ideas. La reducción de la politicidad del arte a su mensaje o contenido es una mutilación de sus virtudes emancipadoras.» Amador Fernández-Savater: Capitalismo libidinal, página 85.
Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO
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Este bien concebido libro, en el que su autor utiliza creativa y artísticamente la escritura fragmentaria, ofrece lúcidos despliegues conceptuales que nos ayudan a situarnos y orientarnos de forma crítica en el abigarrado mundo-consumo del capitalismo neoliberal de nuestros días. Apela el sujeto de la escritura, Amador Fernández-Savater, a la utilización de recursos o claves hermenéuticas de partida procedentes de la teoría política, la filosofía, el psicoanálisis, la antropología, la ecología, etcétera.
Varios autores clásicos, modernos y contemporáneos son convocados en el cuerpo de la propia escritura teórica de Fernández-Savater. A título de “entrevistados”, se les concede “directamente la palabra” a un grupo de intelectuales contemporáneos para que respondan a las preguntas formuladas por el autor principal. Así viene a definirse una dinámica modalidad o especie de texto citativo, “híbrido y mutante”.
Los autores son: Aristóteles, Lucrecio, Immanuel Kant, Karl Marx, Max Weber, Sigmund Freud, Jacques Lacan, Roland Barthes, Jean-Fraçois Lyotard, Pier Paolo Pasolini, Christian Laval, Pierre Dardot, Herbert Marcuse, Gilles Deleuze, Felix Guattari, Michel Foucault, Franco “Bifo” Berardi, Diego Sztulwark, André Glucksmann, Jon Beasley-Murray, Achille Mbembe, Yayo Herrera, Jorge Alemán... etcétera.
En su Capitalismo libidinal, a partir del concepto lyotardiano de “economía libidinal”, articulado en la obra homónima del autor francés Jean-Fraçois Lyotard (Économie Libidinale, Les Éditions de Minuit, Paris, 1974), Amador Fernández-Savater teoriza lo que define como:
«Un tipo de escucha, de recepción, de acogida de los fenómenos que presta atención, no solo a los discursos o las identidades, los cálculos o los intereses, sino también a las posiciones de deseo y las fluctuaciones del ánimo, las ganas y las desganas, los estados anímicos.» AF-S: Ob cit, p. 11.
En sus más de doscientas páginas, el libro del joven pensador español despliega con pertinencia y eficacia estratégica una visión de la política que, siguiendo en parte a Herbert Marcuse, pone en valor lo que denomina “la sensibilidad”. Con respecto a ese término Fernández-Savater nos dice:
«¿Cómo establecer otra relación con el mundo? No a través de mandatos o imperativos de lo que “debe hacerse”, aunque sean racionales o ideológicos; tampoco a través de las pulsiones agresivas de dominio y control. La respuesta de Marcuse es la sensibilidad.» AF-S: Idem. p 84.
Prosigue el autor: «La transformación social consiste en pasar de una cultura de la “conquista” de la realidad (mediante la fuerza o la razón instrumental) a una cultura de la “acogida” del mundo mediante la sensibilidad. Una activación individual y colectiva de la capacidad de “recibir”. La receptividad creadora frente a productividad represora, obligatoria, como forma de habitar.» AF-S: Obra citada, p. 85.
Continuando con su conceptualización estético-erótico-política —que no solo hace referencias a Marcuse (citado aquí de modo principal), sino también a Kant, a Schiller, a Lyotard, y, de forma implícita, tal como lo percibo, a cierto Octavio Paz, el poeta y pensador mexicano del “erotismo cósmico”—, Amador Fernández-Savater afirma:
«El arte es político por su capacidad de hacer añicos nuestra representación estereotipada del mundo y proponer una nueva percepción a través de las formas que crea. El arte no emancipa porque confirme lo que nosotros ya sentimos o pensamos, sino por su capacidad de darnos algo nuevo que ver y pensar. La experiencia política del arte es la ampliación de nuestros sentidos, no la confirmación de nuestras ideas. La reducción de la politicidad del arte a su mensaje o contenido es una mutilación de sus virtudes emancipadoras.» AF-S: Obra citada, p. 85.
Así prosigue el pensador español meditando sobre la compleja situación del sujeto contemporáneo en sus relaciones con el arte, las políticas de la alteridad y los nuevos proyectos emancipatorios, la subjetividad creadora transnarcisista, la posibilidad de fundar “vínculo social”, comunitario, a partir del cuerpo, del arraigo en lo sensible, en lo terrestre, en lo ecológico, en lo no recuperado ni recuperable por el capital y el mercado tal como estos operan de modo aplastante, brutal, en el contexto del neoliberalismo propio de las sociedades capitalistas actuales.
No deseo abundar en torno a ciertos aspectos técnicos de la conceptualización de Fernández-Savater sobre los que yo tampoco soy un auténtico especialista, aunque en ocasiones me parezcan contradictorios o propios de un diletante en asuntos de psicoanálisis freudo-lacaniano. Por ejemplo:
«La pulsión de muerte, según el psicoanalista vienés, es la búsqueda instintiva [sic] de un estado de “tranquilidad psíquica” previo a la vida misma. Tánatos empuja para volver a la inercia de lo inorgánico suprimiendo las tensiones de la existencia.» AF-S: Obra citada, p. 130.
Aunque el mismo Freud, en ciertos contextos tempranos de su obra, participa de cierta indeterminación entre ambos conceptos, aquí me parece percibir una confusión muy poco esclarecedora (hay mixturas, mezclas o confusiones que pueden en ocasiones resultar o devenir “esclarecedoras”), entre “instinto” (Instinkt) y pulsión (Trieb). Esta diferencia es luego rescatada por Jacques Lacan en su “retorno” crítico a Freud.
No hay que confundir “pulsión” con “instinto”; tampoco hay que homologar la “pulsión de muerte” con el “principio (de) nirvana” y su tendencia a reducir a cero toda tensión.
Lacan, en su Seminario 7 La ética del psicoanálisis, defiende una postura “creacionista” y “creativista” de la “pulsión de muerte”.
La pulsión de muerte es fundamental en el juego transformativo de la economía vital del sujeto parlante, sexuado y mortal, siempre y cuando se manifieste como un “acto de habla” creativo y subversivo (en la transferencia analítica y/o en la obra de arte).
La pulsión de muerte, definida como acto al servicio de la emergencia de una “neoterritorialidad” simbólica (por ejemplo: teatro artaudiano de la crueldad: acción violenta verdadera, estéticamente desplegada en el escenario, pero sin consecuencias prácticas, directas), no implica el simple y terrorista “pasaje al acto”, ese que convierte al sujeto capturado por el Otro y convertido en agujero negro del objeto a, en puro instrumento de un goce letal y sin retorno, suicida o asesino, con su característica efectuación en bruto de la pura agresividad (auto)destructiva ejercida contra la realidad de los cuerpos, los estados de cosas y sus mezclas (Gilles Deleuze)...
Apelo aquí, simplemente, a la diferencia que existe entre “acto”, “pasaje al acto” y “acting out”.
PULSIÓN DE VIDA (EROS) Y PULSIÓN DE MUERTE (TÁNATOS)
«El ser humano tiene un cuerpo, el cuerpo tiene pulsiones y las pulsiones son dos: Eros y Tánatos.» Amador Fernández-Savater: Capitalismo libidinal
«Freud dice maravillosamente: las pulsiones de muerte trabajan silenciosas en el rumor de Eros. Eros y la pulsión de muerte, incomposibles, son indisociables.» Jean-François Lyotard: Economía libidinal
Podríamos decir, en el contexto teórico lacaniano, que pulsión de vida y pulsión de muerte son dos vertientes antagónicas y complementarias de toda pulsión. La libido es, simultáneamente, vida y muerte. La sexualidad siempre implica el horizonte de la muerte.
Cuando la pulsión funciona en el marco de la homeostasis y el principio del placer, podría considerarse como pulsión de vida; cuando se manifiesta más allá del principio del placer, se concibe como pulsión de muerte. Eros y Tánatos (categoría esta última que no utilizó nunca el mismo Freud como sinónimo de pulsión de muerte) son dos vertientes inseparables de lo pulsional.
Jacques Lacan llega más lejos: abandona el dualismo pulsional maniqueo; para Lacan “toda pulsión es de muerte”. En el contexto de su pensamiento, la muerte, el goce y la pulsión se ubican en el registro de lo Real.
Sustituyó Lacan, además, el modelo freudiano del goce como descarga pulsional que conduce al cero “0” de lo inerte o inanimado (principio del nirvana), por el paradigma del goce como incremento de tensión más allá del principio del placer freudiano.
Me parece oportuno mencionar aquí lo dicho por Julia Kristeva en un artículo de los años setenta:
«El fascismo es el retorno de lo reprimido en el monologismo religioso. No se puede impedir ese retorno, como lo quiere ingenuamente el liberalismo burgués, o como —dejándose contaminar— intenta hacerlo el dogmatismo “comunista”. El problema consiste en hacer hablar a lo reprimido del monologismo: ese semiótico pulsional, heterogéneo al sentido y al Uno, y que los hace andar. La transferencia sin duda, pero de manera menos familiar y menos privada, una práctica llamada artística, esclarecida por el descubrimiento freudiano, es precisamente lo que habla lo reprimido del monologismo (del contrato social) y lo consume invirtiéndolo en una nueva forma de lengua, por consiguiente en una nueva socialidad. De este modo esas dos prácticas son la más sólida barrera contra el fascismo. Si es que hay una función ética de la literatura, es esa: hacer pasar a la lengua lo que el monologismo reprime (desde el ritmo hasta el sentido).» Julia Kristeva.
Dicho retorno de lo reprimido tal como lo resalta Julia Kristeva, sería similar, para mí, a lo que Franco “Bifo” Berardi señala, en la entrevista que figura en este libro que comentamos, como un efecto hiperbarroco, salvaje y cínico, que resulta de lo que denomina el pensador italiano “puritanismo digital” hipertrofiado.
Este digitalismo de vocación totalitaria es concebido como un efecto tardío, en el ámbito tecnológico, de la represión platónico-cristiano-puritana de lo sensible y de los cuerpos, negación producida por la primacía de lo inteligible y lo abstracto, de la racionalidad como dominio imperialista, cognitivo-instrumental. La comunicación digital ha generado un grave desarreglo de la sensibilidad del hombre postmoderno, al desmaterializarlo y negarlo como sujeto de la percepción y las pasiones. La ciudad, saturada y dislocada por lo telemediático y lo virtual, se ha convertido en espacio deserotizado del desencuentro.
Dice Fernández-Savater: «El fascismo clásico fue el ideal de plegar el mundo al poder del Estado. Había que eliminar para ello todo lo que ”no encajaba” en la ley estatal: judíos, homosexuales, locos... El fascismo posmoderno es la tentativa de plegar el mundo a la lógica del mercado. Hay que eliminar para ello todo lo que no encaja en la norma de la productividad total.» AF-S: Ibid, p. 142
A continuación, el autor nos dice que el neoliberalismo no participa de la lógica de la aventura y el vagabundeo, sino de la lógica de la conquista y el sometimiento de franjas cada vez mayores de la vida a la lógica del rendimiento, la productividad y la ciega maximización de beneficios.
Se pregunta el autor si podemos salir de la impotencia usando el mismo malestar que experimentamos, pero compartido y comunicado como fuerza real de emancipación. Dice: «La sanación no pasa entonces por la reparación, sino por la (auto)transformación. Al tipo de fuerza que se genera en esta presencia compartida la llamaremos fuerza vulnerable.» Frente al valor nihilista de invulnerabilidad, de la gran potencia ilimitada y la voluntad de conquista, debe surgir una conciencia de los límites que nos sirva para el cambio social entendido como emancipación. Esta supone un vínculo inédito entre lo existencial y lo político, lazo ajeno al “grupo militante” como al “grupo de autoayuda”.
Un aspecto del libro que no podemos dejar de comentar en estos breves apuntes es el relativo a lo titulado por el autor: «Eliminar todo lo que vagabundea: Del fascismo clásico al fascismo postmoderno».
Haciendo referencia a la obra Los maestros pensadores (1977), de la autoría de André Glucksmann, Amador Fernández-Savater glosa al autor francés y dice: «el antisemitismo de los siglos XIX y XX está vinculado estrechamente a la voluntad de Estado. Allí donde la prioridad es construir y fortalecer el Estado —homogeneizar los territorios, las lenguas y los hábitos, acabar con la fragmentación del poder (en órdenes, en principados), instaurar la ley única e indivisible, construir un poder centrado y visible, etc.—, el judío aparece como lo que no encaja.» AF-S: Obra citada, p. 135.
Prosigue diciendo Fernández-Savater en su glosa del pensamiento de Glucksmann:
«Cuando se apunta a los judíos, se apunta a todo lo que se fuga, lo que desafía las fronteras y las disciplinas, lo que obstaculiza la unificación abstracta de los territorios, las lenguas y las formas de vida. Se apunta hacia los grupos sin vocación estatal. [...] Lo que escapa, lo que se desvía, lo que vagabundea, lo que resiste, lo que acampa, sin permiso, recibe en el libro de Glucksmann el nombre de “plebe”. Lo judío es un nombre de la plebe.» A.F-S: Obra citada pp 136 y 137.
Aquí recuerdo una reflexión realizada hace pocos días por el psicoanalista y pensador Jorge Alemán Lavigne en una conversación sobre feminismos, creo que en Málaga, cuando decía que en nuestros días hay dos temas que ponen a quien los toca en condiciones de caminar por las cornisas y sobre techos de cristal: el tema de la violencia de los judíos (no la realizada contra ellos sino la producida o generada por ellos) y el feminismo o los feminismos.
En nuestros días, el judío asimilado por un Estado militarista y genocida, miembro de una elite planetaria, parte representativa de la clase dirigente y guerrera a nivel mundial, ya no es el nómada deleuziano que transmigra y explora los límites; ya no es el receptivo hasid de la peregrinación iniciática constante; ya no es la víctima sino el victimario; ya no es el que vagabundea, dolorosa o creativamente, sino el que, desde la prepotencia de un Estado belicista, racista y de vocación saqueadora, pone al otro más débil en forzada situación de padecer la desterritorialización como desarraigo y línea de fuga mortal, no mutante...
El gran ensayista Fernando Savater, con su excelente libro sobre Cioran (su tesis de doctorado, creo), me hace sentir el paso de los años inexorables y la caducidad de ciertos paradigmas:
«Emancipado de la tiranía del paisaje, de las tonterías del arraigo, sin lazos, acósmico, el judío es el hombre que jamás será de aquí, el hombre venido de otra parte.» Emil Cioran
Lo dicho por Cioran provocaría risa en la gente de Benjamín Netanyahu.
El pueblo palestino es hoy el testigo, el «¡musulmán!», la víctima paradójica del Estado sionista. Palestina constituye, hoy por hoy, el colectivo sufriente que ofrece testimonio de la brutal violencia que ayer descargaron contra los judíos y otros pueblos y grupos los nazi-fascistas alemanes.
Ya no hay “inquietud judía” en los justos términos definidos por Jean-Paul Sartre en los años 40; ¡esta se ha convertido en “inquietud palestina”!
Volveremos sobre el oportuno, nutritivo y muy esclarecedor libro de Amador Fernández-Savater.
Armando Almánzar-Botello
15 de marzo de 2025
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo República Dominicana.
HASIDISMO / SIONISMO MILITARISTA Y GENOCIDA
¡Y pensar que la vertiente más dignamente representativa del mundo espiritual judío, el “hasidismo” y su concepción de la peregrinación iniciática constante, se opone a los desmanes “territorialistas” del sionismo genocida renuente a reconocer la verdad sufriente del Otro, del vecino, del extranjero! En clave esencialmente abrahámica, el hasid es la acogida del extranjero... aunque este sea tu hermano renegado y olvidado... ¡el palestino! ¡Oh paradoja!
«“SABIDURÍA DEL EXILIO”: LO QUE PERDIÓ EL SIONISMO». Armando Almánzar-Botello
«Emancipado de la tiranía del paisaje, de las tonterías del arraigo, sin lazos, acósmico, el judío es el hombre que jamás será de aquí, el hombre venido de otra parte.» Emil Cioran
SIONISMO GENOCIDA
Se necesita de un Primo Levi palestino y/o libanés... que ofrezca, para la Historia y el Archivo, testimonio del Genocidio Judío contra la población civil de la Franja de Gaza. ¡Alto al fuego criminal contra la población civil y contra los inocentes!
Cierto es que la “eternidad” de la vida, de la juridicidad y de los valores del espíritu es muy vulnerable —de sobra lo sabemos y asumimos responsablemente las consecuencias de ello en nuestra condición de seres humanos auténticos—: ¡pero solo la fuerza totalitaria bruta, monstruosa y criminal —creyéndose eterna ella misma— alude a esa vulnerabilidad de lo humano como simple advertencia amedrentadora. ¡¡Cuidado!!...
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ESCRITURA Y RETORNO DESÉRTICO
«“Todo fluye”: también este pensamiento. ¿Y ello no hace que todo vuelva a detenerse?» Paul Celan
A la memoria de Jacques Derrida, judío en tránsito...
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La escritura intensiva es ambigua. Siempre comporta para el viajero un riesgo de muerte y locura en la exploración del desierto. Ella es medicina y veneno simultáneamente: phármakon paradójico disuelto en el agua indescrita del oasis...
Encontrar el oasis salvador de puras aguas medicinales ya no es “propiamente” la escritura como diseminación, es más bien la lectura interpretativa —realizada por el viajero mismo, en primer lugar—, de la cosa viva y monstruosa que un “Se” impersonal ha engendrado y vomitado arrancándole arena, cactus, frío y ardor a la experiencia inconmensurable del desierto. “Se” da el agua clemente a eso en el oasis de lo verosímil.
Escribir es un despliegue peligroso de huellas con rumbo firme o vacilante hacia lo ignoto. Lo salvífico sería tener fe en el propio riesgo, en la terrible gratuidad de la aventura, saber leer-descubrir el sentido recóndito de nuestros pasos en un posible repliegue o retorno desértico a la codificada seguridad de la Tribu.
Al inicio del acto de escritura el sujeto impersonal cumple “infinitos de no ser”, de no haber sido, siendo. Luego muere, para renacer en la lectura de otro sí mismo que pueda encarnar el “Se”... Y así, interminablemente...
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26 de enero de 2012
© Armando Almánzar Botello
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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CHANTAJE DE AUSCHWITZ
«Con el chantaje de Auschwitz, los judíos sionistas creen poder justificarlo todo...» Fredesvinda Báez Santana
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GILAD ATZMON analiza y cuestiona el judaísmo y no cree en su existencia por fuera de las prácticas religiosas y el cuidado de las tradiciones. También critica a la izquierda israelí. (Fragmento de una entrevista)
«(...) –¿El antisemitismo no es como la contracara de la identidad judía?
–El antisemitismo reafirma el origen bíblico del pueblo judío. Una fantasía de origen medieval ¿Soy semita? Para nada, quien me mire me calificará de caucásico. No estoy en contra de la gente judía. No estoy en contra de la religión judía, ni de los que siguen las tradiciones. Me opongo a la idea de una identidad judía de la que no podemos salirnos, de la creencia en una supremacía que viene dada de sí. Y del exclusivismo. ¿Cuál es la diferencia entre un estado totalmente ario y un estado totalmente judío? De hecho, habiendo nacido en Palestina y siendo mi familia de origen judío, decidí dejar de serlo.
–¿Es posible una convivencia entre Israel y un estado palestino?
–Eso sería lo más deseable. Pero no es posible en tanto se mantenga la ideología etnocentrista. Los israelíes han judaizado el estado. Y en el nombre del judaísmo han colonizado y reprimido. Entonces no pueden vivir con nadie, ya no con los palestinos, sino tampoco con ellos mismos. Porque la supremacía interior no sirve para nada, es algo vacío.
–Se suele decir, con alguna sorpresa, que Israel, paradójicamente con su origen, se ha ido transformando en un estado fascista…
–Desde Israel se ha universalizado la ocupación del territorio. Cualquier judío puede instalarse en Israel, no le pasa lo mismo a un palestino. Puede pensarse que los judíos que fueron víctimas del nazismo no son en realidad los que se mudaron a Israel. Al principio no se hablaba del Holocausto, recién en 1957 se lo incorporó a la narrativa de la identidad judía. El sionismo es una ideología previa al nazismo. Y lo sobrevivió. En psicología se habla de los abusados que se vuelven abusadores. Lo que proporciona una especie de coartada. Infligen sufrimiento porque son una banda de psicópatas. Y se quiere que se los acepte como tal. En lugar de sufrir junto a los demás, no muestran empatía en un contexto político hacia los demás. Solo se mueven a favor de los judíos. En este proceso, la izquierda judía es el peor peligro. El poder judío es la capacidad de impedir que hablemos del poder judío, silenciarnos. De eso se ocupa la izquierda judía (...)» Clarín, 2021
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DICE JEAN-PAUL SARTRE EN 1944:
«Nos contentaremos, a guisa de conclusión, con señalar a grandes rasgos aquello que se ha convenido en denominar la INQUIETUD JUDÍA. Porque, y en efecto, los judíos suelen sentirse inquietos. Un israelita no está seguro de su lugar o de sus bienes; ni siquiera podría asegurar que mañana estará todavía en el país donde hoy vive. Su situación, sus derechos, incluido su derecho a la vida, pueden ser puestos en duda y sufrir un vuelco en cuestión de minutos; y por si esto no bastara, se halla, como hemos visto, obsesionado por la imagen huidiza y humillante que las masas hostiles tienen de él… No hemos de considerar, no obstante, que la inquietud judía sea metafísica. Erraríamos si la confundiéramos con la ANGUSTIA que suscita en nosotros la idea de la condición humana. Yo diría que la inquietud METAFÍSICA es un LUJO que el judío, como el OBRERO, no está, hoy por hoy, en condiciones de permitirse. Porque hay que sentirse muy seguro de los propios derechos y del arraigado lugar que se ocupa en el mundo, no padecer ninguno de los temores que día tras día aquejan a las MINORÍAS y a las CLASES OPRIMIDAS, para poderse permitir interrogarse sobre el lugar del ser humano en el mundo y acerca de su destino…» JEAN-PAUL SARTRE: Reflexiones sobre la cuestión judía, 1944
Ya no hay “inquietud judía”, en los justos términos definidos por Jean-Paul Sartre en los años 40; ¡se ha convertido esta en “inquietud palestina”!
Armando Almánzar-Botello
Copyright © Armando Almánzar-Botello.
Reservados todos los derechos de autor.
Santo Domingo, República Dominicana.
FOTOGRAFÍA:
Portada del magnífico libro de Amador Fernández-Savater titulado: Capitalismo libidinal. Antropología neoliberal, políticas del deseo, derechización del malestar. Ned Ediciones, 2024, España.
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