martes, 23 de septiembre de 2025

¿LA VERDADERA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS? SIGISMUND SCHLOMO FREUD NATHANSON... MÁS CONOCIDO COMO SIGMUND FREUD (6 DE MAYO DE 1856–23 DE SEPTIEMBRE DE 1939)

«El psicoanálisis no es una ciencia, no por un déficit epistemológico, sino porque se ocupa de una “materia” (distinta de la naturaleza y de la superestructura) que se estructura con la lengua y da lugar al sujeto del inconsciente.» Jorge Alemán y Sergio Larriera

«Existen dispositivos periodísticos e informativos trucados, uno de cuyos objetivos fundamentales lo constituye producir ideología tal como la conciben Teun A. Van Dijk y otros: representaciones de ciertos intereses de grupos sociales, y lucha sin cuartel por imponer las visiones específicas del mundo que corresponden a esas muy concretas y duras conveniencias, generalmente mercuriales. De ahí que el sintagma “ideología cientificista” apunte a definir los intereses muchas veces reductores y absolutistas que se crean en torno a los grandes consorcios, gremios profesionales y corporaciones, entendidos como instancias que regulan el territorio particular de las instituciones privadas y públicas de investigación científica y los flujos de financiamiento que pueden dirigirse a ellas.» A. Almánzar-Botello  

Sigmund Freud 

Por Armando Almánzar-Botello 

     No había leído el informe original, publicado en la revista Science, de la autoría de Yukiyasu Kamitani y sus colegas del Laboratorio de Neurociencia Computacional ATR, en Tokio, “sobre la actividad cerebral de voluntarios humanos durante el sueño”. No obstante, desde una primera lectura de la noticia en cuestión, por el modo simplista en que esta fue formulada por la prensa, me resultó epistemológicamente sospechosa.

     Como es el caso de la mayoría de los lectores comunes de periódicos y revistas de difusión masiva de información científica, sobre esta y otras investigaciones en particular no disponemos, en principio, de ninguna pauta referencial sobre la naturaleza de sus contenidos que la proveniente de cierta prensa impresa o virtual, en muchas ocasiones pseudocientífica y sensacionalista, que no se caracteriza, precisamente, por pretender la rigurosa formulación de la naturaleza exacta de las múltiples indagaciones científicas que se realizan en los más importantes centros de investigación y altos estudios del mundo, sino más bien por impactar sobre los lectores incautos convirtiendo en “ideologemas”, en “más de lo mismo”, lo que muchas veces, por no decir casi siempre, corresponde a problemas de muy distinta naturaleza investigativa cuando los vemos rigurosamente planteados en sus respectivos contextos originales.

     Con posterioridad a la lectura de esta noticia en particular, he tenido acceso al informe detallado sobre “las correlaciones definidas de forma operacional entre la narración de sus sueños por parte de sujetos experimentales soñantes y los patrones de actividad en el córtex visual”, trabajo publicado en la revista Science, y correspondiente, como hemos dicho, a las investigaciones de Yukiyasu Kamitani junto a sus colegas del Laboratorio de Neurociencia Computacional ATR, en Tokio. 

     La lectura detenida del citado documento no me hace modificar en nada mis apreciaciones y sospechas originales sobre la banalización y tergiversación de la noticia por parte de una prensa que, si bien se considera científica, no respeta realmente a los lectores pues les ofrece contenidos difusos que no han sido adecuada y rigurosamente planteados como justa expresión de ciertas líneas muy serias de investigaciones científicas.

     He comprobado, al leer el informe original de Yukiyasu Kamitani y su equipo sobre el tema de marras, que la referida investigación puede ser considerada científica; lo que no resulta científico es pensar que ella equivale a una “verdadera interpretación” de los sueños —así podemos leerlo en el título de la noticia vulgarizadora— que vendría a dejar caduco y a sustituir el trabajo del psicoanálisis orientado por los planteamientos metapsicológicos o teórico-clínicos de Sigmund Freud y de Jacques Lacan, por ejemplo.

     Eso último lo sugiere, entre líneas, el titular de la noticia publicada en el periódico español “El País”, el día 4 de abril de 2013, y calzada con la firma del distinguido científico y periodista español Javier Sampedro. 

     De hecho, la misma estructura del experimento tal como es descrita por las notas periodísticas que sirven la noticia, no debería conducir a suponer que alcanzar una nueva interpretación o hermenéutica de los sueños fuera el propósito central de la investigación.

     Como nos recuerda el antropólogo, etnopisiquiatra y epistemólogo Georges Devereux en su obra “De la ansiedad al método en las ciencias del comportamiento” (Siglo XXI Editores, 1977; edición original en inglés 1967), muchas veces algunos científicos creen estar investigando un problema o fenómeno específico y resulta que la naturaleza o el diseño de su experimento lo que realmente permite investigar, y de hecho investiga, es otra serie de fenómenos y problemas muy distintos. Devereux se refiere aquí a los errores de encuadre y de planteamiento de problemas en el seno de la metodología de la investigación.

     No digo en absoluto que este sea el caso de los científicos de Tokio en el contexto de las mencionadas investigaciones, pero lo que sí percibo en la nota de prensa que informa sobre la investigación es una confusión de marcos conceptuales y objetos específicos de estudio, lo que puede conducirnos a pensar en un acto deliberado de mala fe desinformativa.

     La presentación de la foto de Sigmund Freud encabezando el artículo de marras constituye un elemento semiótico que condiciona o refuerza en el lector común la idea o prejuicio de un supuesto contraste entre el “viejo, falso y superado modelo psicoanalítico” y las novísimas y rigurosas investigaciones científicas, computarizadas (mito postmoderno de la “severidad” y el rigor epistémicos), que utilizando un sofisticado “medical imaging” permiten establecer, “científicamente”, una “verdadera” y “objetiva” interpretación de los sueños.

     Sin embargo, al leer la noticia tal como la ofrece la prensa española debemos formularnos varias preguntas por genuina y necesaria inquietud lógica de partida: ¿Qué es “la interpretación de los sueños” (Die Traumdeutung) para el psicoanálisis? ¿Qué entiende el psicoanálisis por “sueño”? ¿Corresponde la interpretación psicoanalítica de los “sueños” al proceso de “desciframiento” neurocibernético que se opera en el marco experimental específico diseñado por los científicos japoneses en cuestión?

     El sueño, para el psicoanálisis freudiano, es definido como una “vía regia de acceso al inconsciente”. ¿A cuáles “procesos inconscientes” se alude en este experimento japonés?

     ¿Qué es el sueño para el psicoanálisis, si pertinentemente lo diferenciamos del mero soñar como actividad neurocerebral? 

     Intentemos ser didácticos.

     En la obra “Diccionario de psicoanálisis” (Élisabeth Roudinesco y Michel Plon: “Diccionario de psicoanálisis”, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1998) sus autores nos dicen con respecto al 

SUEÑO:

     «Fenómeno psíquico que se produce durante el dormir, el sueño está constituido principalmente por imágenes y representaciones cuya aparición y disposición no están bajo el control consciente del soñante [...] Sigmund Freud fue el primero en concebir un método de interpretación de los sueños no basado en referencias extrañas al soñante sino en las “asociaciones libres” que este puede realizar, una vez despierto, a partir del relato de su sueño.» Ob. cit., página 1030.

     Por su parte, J. Laplanche y J-B. Pontalis, nos dicen en su “Diccionario de psicoanálisis”, Editorial Labor, 1971, página 209:

INTERPRETACIÓN:

     «1) Deducción, por medio de la investigación psicoanalítica, del sentido latente existente en las manifestaciones verbales y de comportamiento de un sujeto. La interpretación saca a la luz las modalidades del conflicto defensivo y apunta, en último término, al deseo que se formula en toda PRODUCCIÓN DEL INCONSCIENTE [las mayúsculas son nuestras].

     »2) En la cura, comunicación hecha al sujeto con miras a hacerle accesible este SENTIDO LATENTE [las mayúsculas son nuestras] según las reglas impuestas por la dirección y la evolución de la cura. La interpretación se halla en el núcleo de la doctrina y de la técnica freudianas.» Ob. cit., página 209.

     En la referida investigación nipona se estudian las CORRELACIONES que existen entre la narración de un sueño por parte de un sujeto experimental soñante (narración a la que el artículo periodístico y los mismos investigadores denominan “jerigonza”), y los patrones de actividad en el córtex visual, entendiendo este como la “zona posterior del cerebro que normalmente procesa las imágenes provenientes del mundo exterior.”

     De hecho, lo que así se delimita operacionalmente no representa ninguna interpretación o hermenéutica del sueño que pueda sustituir a la del psicoanálisis, cuya particular aproximación a los procesos oníricos apunta, en último término: AL DESEO QUE SE FORMULA EN TODA PRODUCCIÓN DEL INCONSCIENTE, EN EL CONTEXTO DE UNA RELACIÓN TRANSFERENCIAL ENTRE ANALISTA Y ANALIZADO.

     Resulta evidente que en el marco experimental de la investigación neurológica de marras, a lo que se apunta es a un objetivo muy distinto al de la “interpretación freudiana de los sueños” como “vía regia de acceso al inconsciente”.

     No se puede investigar aquello que no se ha delimitado conceptualmente en el marco de una teoría previa y de una metodología específica de abordaje.

     El psicoanálisis freudo-lacaniano interpreta los sueños en el contexto de una teoría propia, de una metapsicología freudiana y unas concepciones lacanianas sobre las relaciones entre “lo imaginario”, “lo simbólico” y “lo real”, puestas a punto por una situación cuasi experimental singular que es el denominado “ENCUADRE ANALÍTICO”, entendido este como contexto clínico regulado por minuciosas pautas definidas con precisión por el analista con la finalidad de crear un marco terapéutico para el analizado. Aquí viene a desarrollarse el “PROCESO ANALÍTICO”.

     Por otra parte se hace necesario señalar que el psicoanálisis no es “una ciencia dura”, en el sentido en que lo es o pretende serlo la neurología, mas posee su propio campo de coherencia teórico-práctica y su particular eficacia, cónsonos con el estudio de la naturaleza de uno de sus principales objetos de investigación: “el inconsciente metapsicológico freudiano”, que no es un objeto epistemológicamente definido por la neurología sino por la experiencia clínica del psicoanálisis.

     En su Seminario XI “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, Jacques Lacan considera que dichos conceptos son: inconsciente, repetición, pulsión y transferencia. Estos conceptos no surgen de la especulación sino del territorio cuasi experimental de la clínica.

     Ninguna de estas categorías se menciona efectivamente en el informe oficial que rinde sobre su trabajo científico el equipo técnico de Yukiyasu Kamitani.

     La reseña periodística, por lo tanto, debe limitarse, evidentemente, a describir el experimento del científico japonés como la búsqueda y establecimiento de “PARÁMETROS” computacionales para definir la CORRELACIÓN entre los ESTADOS MENTALES ONÍRICOS y los ESTADOS CEREBRALES. 

     Poco tiene que ver eso con el psicoanálisis, con su teoría de la realidad psíquica y con el método y los dispositivos que permiten abordar sus problemas específicos en los ámbitos clínico-terapéutico, heurístico y hermenéutico.

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Julio de 2013

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

Adenda

«LA CIENCIA ES UNA IDEOLOGÍA DE LA SUPRESIÓN DEL SUJETO.» Jacques Lacan

«EL SUJETO NO SE REDUCE A SU CUERPO.» Jean-Claude Maleval

     «Sin pronunciar la palabra cognitivismo, que aparecerá en 1981, Georges Canguilhem, en su conferencia de 1980 “El cerebro y el pensamiento”, y continuando con sus investigaciones sobre el tema iniciadas más de 25 años atrás, ataca con ferocidad la creencia que anima el ideal cognitivo: la pretensión de querer crear una “ciencia del espíritu” fundada sobre la correlación entre los estados mentales y los estados cerebrales... Sin preocuparse por las disputas entre behavioristas y cognitivistas, entre neurobiologistas y fisicalistas, Canguilhem combate en bloque en esta conferencia no a las ciencias y sus progresos, tampoco a los trabajos modernos sobre las neuronas, los genes o la actividad cerebral, sino a un enfoque ecléctico donde se mezclan conductismo, experimentalismo, ciencia de la cognición, inteligencia artificial, etcétera. En resumen, desde su punto de vista, esta nueva psicología que pretende tomar prestados los modelos de la ciencia no es más que un INSTRUMENTO DE PODER, una BIOTECNOLOGÍA DE LA CONDUCTA HUMANA, que despoja al hombre de su subjetividad y busca arrebatarle su libertad de pensar [y soñar imprevisiblemente]» Élisabeth Roudinesco: “¿Por qué el psicoanálisis?”

     «[...] Muchos trabajos considerados científicos en esta área, difundidos por la revista Science, fueron acusados posteriormente de “reduccionismo neurogenético” por otros expertos en neurobiología.» Élisabeth Roudinesco: “¿Por qué el psicoanálisis?”

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INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA CON RIESGO DE SER CONVERTIDA EN MERA IDEOLOGÍA DE CONTROL

     Por Armando Almánzar-Botello

     La “interpretación” neurológica del acto de soñar constituye una muy fértil, interesante, promisoria y no tan reciente línea de investigación científica... 

     Por vía de ese tipo de trabajo se podrían llegar a tratar y curar varios trastornos neurofisiológicos.

     Pero EL SUEÑO stricto sensu, con la dimensión simbólico-hermenéutica explorada por Freud en su obra casi homónima, no es la “simple” actividad neurofisiológica que subtiende parcialmente a los procesos oníricos, al soñar. A pesar de los esfuerzos de Chomsky y de otros en los ámbitos de la psicobiología y el cognitivismo computacional, hasta el lenguaje mismo escapa a la modelización algorítmica.

     “La interpretación de los sueños” no alude a la detección o previsión, por vía computacional, experimental, de lo que el sujeto, al despertar, dirá haber soñado como contenido manifiesto de su sueño. 

     La interpretación de la ACTIVIDAD ONÍRICA apunta, por el contrario, al llamado CONTENIDO LATENTE DEL SUEÑO,  DESCONOCIDO EN PRINCIPIO POR EL MISMO SOÑANTE, y concebido por el psicoanálisis freudiano como aquel conjunto de significaciones que expresan o traducen el DESEO INCONSCIENTE DEL SUJETO DE LA EXPERIENCIA ONÍRICA.

     La interpretación de los sueños psicoanalítica trabaja, no con lo que el sujeto experimental sueña de hecho (como actividad neurofisiológica objetivamente registrable por medios tecnológicos de “medical imaging”), ni tampoco se refiere, con exclusividad, a lo que dicho sujeto dice haber soñado, sino a lo que 

     EL PSICOANALISTA INTERPRETA DEL RELATO DEL SUEÑO DEL PACIENTE, CUANDO DICHO ANALIZADO-SOÑANTE, EN SITUACIÓN TRANSFERENCIAL, ES INSTADO POR EL ANALISTA A REALIZAR LO QUE SE DENOMINA “ASOCIACIONES LIBRES” SOBRE SU TEXTO ONÍRICO.

     La compleja relación psicoanalítica llamada “TRANSFERENCIA”, en su singularidad “bicorporal y tripersonal” (J. Lacan), no es susceptible de una simple modelización experimental, de una rutinización algorítmica o estandarización informática. 

     Por tal razón no existe psicoanálisis in absentia: no se puede realizar un psicoanálisis por vía telefónica, por Internet o por correspondencia...

     «Rechazo radicalmente la tecnofobia, pero la postura tecnofetichista —ciega y a gatas por exceso de optimismo, por no llamarla cinismo virtualista postmoderno—, olvida la aisthésis, el aisthéton... lo concreto del contexto, la imposibilidad “tecno-lógica” de que se “presente”, pragmáticamente, la “isofuncionalidad de Venikov” entre el objeto y su modelo, por el carácter de “infinitud potencial” que define a la “similitud” en el proceso de modelización...» A. Almánzar Botello, 2010

     ¡El pensamiento no es solo una cosa!... El problema estriba en que, a pesar de los interesantes puntos de vista de varios científicos en la línea de importantes investigadores como Rosalind Picard, Steven Pinker y el mismo Yukiyasu Kamitani, por ejemplo, los cuales hablan de computación afectiva, “onírica”, y de “ordenadores emotivos”, los enfoques cognitivistas y los ingenieros de inteligencia artificial, en su mayor parte, siguen pensando que la MENTE es una mera emergencia del CEREBRO. No la entienden como un “bucle de inter-retro-acción” compleja (Edgar Morin) que comporta, además del cerebro, el resto del encéfalo y la médula espinal, el cuerpo en su conjunto como esquema especular, la historia del sujeto en situación y contexto, la conciencia autorreflexiva, la inteligencia computacional, las emociones...

     ¡El juego epistemológico se complica, más allá de la voluntad de tecnoprevisión cientificista y de la ideología de supresión del sujeto!

     Apoyado en el conocimiento de las experiencias clínicas del psicoanálisis, pienso, igual que Maleval, que:

     «EL SUJETO NO SE REDUCE A SU CUERPO ANATOMOFISIOLÓGICO.» 

     EL PICOANÁLISIS TRABAJA CON OTRO CUERPO DISTINTO DEL MERAMENTE ANATOMOFISIOLÓGICO: EL CUERPO LIBIDINAL, PULSIONAL O ERÓGENO. 

     EN LA ESPECIFICIDAD DE SU OBJETO, DE SU CAMPO TEÓRICO-CONCEPTUAL Y SU METODOLOGÍA DE TRABAJO, ESTÁ CIFRADA LA EFICACIA INTERPRETATIVA, CRÍTICA, TERAPÉUTICA Y FILOSÓFICA DEL PSICOANÁLISIS.

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10 de julio de 2013

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

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3 de noviembre de 2012

ESCUELA DE LA SOSPECHA (A ella pertenecía el fundador del psicoanálisis, Sigismund Schlomo Freud Nathanson... más conocido como Sigmund Freud)

     Por Armando Almánzar-Botello 

     La denominación de “Escuela de la sospecha” se perfila conceptualmente por primera vez en el capítulo II, “El conflicto de las interpretaciones”, de la magna obra de 483 páginas titulada “Freud: una interpretación de la cultura”, de la autoría del relevante filósofo y hermeneuta francés Paul Ricoeur. 

     Para Ricoeur existe un trío grandioso en una modernidad crítica que persiste: Friedrich Nietzsche, Karl Marx y Sigmund Freud...

     El mencionado filósofo galo utiliza las categorías de “pensadores o maestros de la sospecha” y “escuela de la sospecha” en el subacápite 3 del aludido capítulo II, titulado “La interpretación como ejercicio de la sospecha” (página 32 de la obra de Ricoeur en la edición que citamos). 

     Allí menciona el pensador francés a las tres relevantes figuras que mencionamos, como representativas de una crítica al pensamiento cartesiano de la certeza apodíctica de la conciencia. 

     La llamada “sospecha hermenéutica”, en su intento de descubrir estructuras “profundas”, determinaciones ocultas, instancias que funcionan por detrás de las máscaras, sesgos o distorsiones introducidos por la presunción de “evidencias” y “transparencias”, se opone a la vocación autárquica de la conciencia autoconvalidante tal como aparece en Descartes.

     Desde aquel momento a la fecha, se han operado cambios significativos en el panorama de la filosofía contemporánea, acompañados de muy precisos cuestionamientos a la llamada hermenéutica de la “Escuela de la sospecha”. 

     Críticas como las de Jacques Derrida, Michel Foucault, Hans-Georg Gadamer, Jacques Lacan y sus seguidores, etc., etc., demuestran el vínculo íntimo y “último” que sostienen las ideas de “sospecha” y “desenmascaramiento” con los valores ontoteológicos de la llamada metafísica occidental de la “claritas” y la “presencia”.

     Jacques Derrida, en particular, cuestiona también el concepto de “continuidad” que sirve de “fundamentación” a la hermenéutica del primer Hans-Georg Gadamer autor de la magna obra Verdad y Método, aunque el filósofo alemán viene a realizar allí una severa crítica a la pretensión metafísica “restitutiva” que rastrea y descubre en la “hermenéutica de la sospecha”. 

     No obstante, Derrida se posiciona estratégicamente a favor de un movimiento de “destotalización” y de “discontinuidad” antigadameriano, que conduce al filósofo francés a producir el “cuasiconcepto” que denomina “restancia diseminal” de los textos interpretados, entendida dicha “restancia” (restance) como imposibilidad de “tocar” un “fondo” último del texto, pero también como imposibilidad de alcanzar el “fundamento” supuestamente irreductible de la época histórica que se refracta en dicho texto con el trabajo de la escritura. 

     Nada escapa, en el vigilante pensamiento deconstructivo de Jacques Derrida, a la diseminación y a la “infundamentación” posterior a la “defundamentación” nietzscheana y heideggeriana, a una estrategia “posfundacional” que si bien acepta cierta “fundamentación”, la entiende como transitoria, contingente, “histórica”, provisional. 

     Frente al “ser inmóvil” de Parménides, Derrida replantea, de un modo “paleonímico”, el “todo fluye” de Heráclito.

     La “sospecha” de Paul Ricoeur participa, involuntaria y estructuralmente, de la idea metafísica de que un “fondo verdadero” o la verdad de un “fundamento último” vendría a ofrecerse después de la caída de las “mascaras” engañosas que “ocultan al ente mismo tal como es”.

     No obstante, algunos protocolos y presupuestos de la denominada “hermenéutica de la sospecha” siguen vigentes. 

     La indudable vigencia de estos tres grandes pensadores (Marx, Nietzsche y Freud) a través de la relectura crítica de su obra, la gran e insoslayable actualidad de sus respectivos pensamientos, es otra cosa distinta y más compleja. 

Armando Almánzar-Botello

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3 de noviembre del 2012

Santo Domingo, República Dominicana

     Ver: Paul Ricoeur: “Freud: una interpretación de la cultura”, Siglo XXI Editores, 1973, páginas 32 a 35.  (La obra en francés, titulada De l’interprétation. Essai sur Freud, fue publicada en Editions du Seuil, Paris, 1965.)

     P. D. No se debe confiar demasiado en Wikipedia como fuente principal e infalible de información y conocimientos... todavía no...

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Adenda del 10 diciembre del 2012

ESCUELA DE LA SOSPECHA Y OTROS SOSPECHOSOS (A propósito de un supuesto olvido)

     Por Armando Almánzar-Botello

     Existe un trío grandioso en una modernidad crítica que persiste: Nietzsche, Marx y Freud... 

     No se me ha olvidado Charles Robert Darwin. Sencillamente, el pensamiento del gran naturalista inglés no pertenece al espíritu de esa trilogía histórica y hermenéutica que menciono. 

     Si de citar figuras decisivas para la comprensión de la cultura occidental se tratara, se me habrían olvidado también Parménides, Heráclito, Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Descartes, Spinoza, Kant, Newton, Hegel, Leibniz, Heidegger, Einstein, etcétera. 

     En la breve nota yo hago más bien referencia a lo que se denomina, pertinentemente, como “Escuela de la Sospecha”, que incluye, para su definición, a estos tres autores paradigmáticos: Marx, Nietzsche y Freud. Se les denomina también filósofos o pensadores del desenmascaramiento. 

     Evidentemente no estamos restando importancia al gran aporte intelectual-transformativo del pensamiento de Charles Darwin en la historia de las ideas y de la cultura de Occidente. El mismo Freud lo menciona como el pensador que junto con el gran Copérnico inflige a la humanidad una modalidad crucial de descentramiento, una de las llamadas “tres heridas al narcisismo”; el tercer pensador del descentramiento sería el mismo Sigmund Freud. 

     Sencillamente no se incluye a Darwin en esta trilogía porque pertenece a lo que Michel Foucault llamaría otra episteme, “otro campo histórico de saber articulado”. 

Armando Almánzar-Botello

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10 diciembre del 2012


Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

DOCUMETAL SOBRE SIGMUND FREUD: 

https://youtu.be/D67YPMjCUrw?si=v2HOfJEwWyAMk6oR


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