EL ENMASCARAMIENTO CRIMINAL DE LAS VERDADES FÁCTICA Y FORMAL MEDIANTE LA PERVERSA CREACIÓN–FALSIFICACIÓN TECNOTELEMEDIÁTICA DE LOS HECHOS.
Por Armando Almánzar-Botello
“Artefactualidad” y “Actuvirtualidad”: La construcción tecnotelemediática de la actualidad y de los hechos es un fenómeno cotidianamente palpable en estos tiempos caracterizados por lo que Franco “Bifo” Berardi cataloga como la “celularización” del ser.
En esta decadente, cruda y crematística tardomodernidad nihilista, gran cantidad de comentaristas noticiosos, ciertos políticos y hasta numerosos intelectuales académicos, esgrimen, sin el más mínimo rubor, sus más novedosos trucos “merca-ideológicos” y autopromocionales, sus viles retorcidas posverdades y triviales engañosas letanías pseudoteoréticas y pseudolíricas en el contexto de lo que un gran pensador francés, Jacques Derrida, percibe –aguda, lúcida, deconstructiva y críticamente–, como dos perversas variantes actuales del “Ge-Stell” heideggeriano (esa opresiva y peligrosa estructura técnica de uniformización y emplazamiento que olvida el ser, la proyectualidad del “Dasein” y la verdad): la “artefactualité” (artefactualidad) y la “actuvirtualité” (actuvirtualidad).
Estas dos impersonales y nihilistas manifestaciones del “dominio programador”, construcciones político-fantasmáticas de reductores guiones existenciales y guiones-mundo (Z. Bauman) “pasados por agua de rosas”, edulcorados y sofísticos, obedecen a la razón informática, performativa, cínica, calculadora, utilitaria, manipuladora, instrumental, pragmática, sistémica y totalizante (Jean-François Lyotard; Peter Sloterdijk), y constituyen aviesas configuraciones sígnicas de un mentido “real” domesticado y falaz que viene, perversamente, a presentarse como un discurso “verosímil” con actualidad y vigencia “tecnotelemediatizadas”, como “narrativa universal” y supuestamente “verdadera” construida al margen de la posibilidad de contrastación de los hechos y de la metarracionalidad crítica.
Si como nos recuerda Julia Kristeva “la verdad” sería el discurso que se asemeja a lo real; “lo verosímil” posfáctico sería el discurso que simula los rasgos del discurso que se asemeja a lo real... Esa “construcción” engañosa forcluye la problematicidad de lo real polivalente y complejo al someterlo a una “virtualidad” monoaural, unívoca, plana, retorcida, verosímil, programada lingüística, semiótica y tecnoelectrónicamente como astuto, trivial e interesado “pensamiento único”, tal como resaltó con extrema lucidez el escritor norteamericano William S. Burroughs, creador del sintagma “sociedades de control”, acuñado luego por Michel Foucault y Gilles Deleuze...
No se trata, entonces, de la muy fértil y operativa oposición deleuziano-bergsoniana “virtual/actual”, sino de la trivial conversión del campo trascendental de inmanencia —que constituye lo virtual posmetafísico— en una convencional, imitativo-ilusionista y empobrecida “Virtual Reality” (VR) que, como bien señala un gran especialista español en medios de comunicación de masas, Román Gubern, viene a encarnar la “consumación de la metafísica occidental de la presencia” en su modo político y semiótico-representativo más conservador e insulsamente albertiano.
Abril de 2010-2025
Copyright ©️ Armando Almánzar-Botello.
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Santo Domingo, República Dominicana.
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