lunes, 25 de diciembre de 2023

PANTERA NEGRA Melancólica identificación con la Cosa freudiana (das Ding)...

       «Eres bella como el miedo, estás loca como una muerta...» Georges Bataille

                             
Por Armando Almánzar-Botello

     A Henry James, in memoriam 

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¡Eres bella en tu espantosa libertad, fatal indescifrable amiga!

Soberana de ti misma resplandeces 

                                                              como el miedo...

Ahora que te pienso y escucho lentamente, palpito

a tu lado cauteloso,

                                    te respiro...

                                                         Y soy,

frente a la espada limpia de tus ojos abismales,

un espejo

derramado en otro espejo,

                                                un grito que se ahoga

en otro grito,

                        un eco de mis voces en tu gruta...

el flotante y neutro papel /

de una indestructible carta en blanco.

Y aflora siempre un dios

                                                 —o tu rumor—

en la breve selva de mis letras:

The Beast in the Jungle...

Pantera soy de sombra en la página que tiembla /

una ciega y feroz negrura de la tinta...

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Diciembre 2010

© Armando Almánzar-Botello

Todos los Derechos Reservados.

Santo Domingo, República Dominicana.

Blogs en los que figura este mismo texto:

Blog Tambor de Griot

Blog Cazador de Agua

Blog Otros Textos Mutantes: https://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/02/pantera-negra.html?m=0

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

1 COMENTARIO:

ELI QUEZADA 6 de febrero de 2015, 16:57

     «“El espejo y la vela forman una unidad barroca –un cuerpo elástico y expresivo– que compone ambas series como un tercero incluido: las sombras. Englobadas en el espejo, desarrolladas por la vela, complicadas en la luz y explicadas en las cosas, las sombras componen un barroco, le dan sentido: un sentido, como quien dice una vida: inmanencia.” (Facundo Ruiz sobre las teorias de Tanizaki, Sarduy, Panofsky)

     »Traje a colación la cita porque no lo puedo decir mejor sin ser igual. Se me hace tan bien fundamentado y exquisitamente bordado, el poema, que se puede afirmar que, en Armando Almánzar-Botello prima el pensamiento, el poema “del pensar”, sí, pero aunado a ese erotismo embr(i)agador... Por este y por cientos de otros ejemplos es que lo situamos entre los grandes poetas dominicanos contemporáneos que nos prestigian con su pluma y su intelecto. ¡Brillante!» Eli Quezada

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

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23 de febrero de 2014

EL GOCE MALDITO DE LA PARTE...

     Por Armando Almánzar-Botello

     «La copia no alcanza la dignidad del simulacro.» Gabriel García Márquez

     A Henry James, a Georges Bataille, in memoriam 

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     Ahora recuerdo, sin proponérmelo, a G., una comparona y atractiva morena dominicana, sensual en grado extremo, de vida erótica muy activa y de arrogantes pretensiones intelectuales, que hace muchos años era amiga de una de mis antiguas compañeras conyugales. 

     Aquella morena dudaba de que el deseo no se anulara ni pudiera reducirse a mera persecución del placer (pleasure-seeking) ni a simple búsqueda y obtención del objeto ausente que lo causa (object-seeking). En síntesis, la morena creía en la satisfacción plena del deseo por intermedio de objetos, sustancias y relaciones sexuales “verdaderamente logradas”. 

     Como en aquella época lejana yo hacía partícipe de casi todas mis lecturas filosófico-literarias e investigaciones sobre psicoanálisis a la que era mi compañera, le había comentado, después de hacer el amor, que para Freud y para Lacan el Deseo, así por así, no se anula o satisface completamente con la relación sexual. Le dije abiertamente que hasta el “soporte” mismo del deseo apuntalado, la pulsión (Trieb), no captura nunca al objeto sino que halla su goce parcial girando en torno a dicho objeto sin alcanzarlo jamás, en sentido estricto. 

     “El goce pulsional está en la base o raíz del psiquismo, amor mío, toma su lugar en la felicidad como tyché o fallido encuentro afortunado y fortuito con el objeto real. Pero eso no significa jamás que sea homologable a la satisfacción del deseo. Este no se complementa con el goce, aunque apunte a él en la escala invertida de la ley de dicho deseo. A pesar de lo que pretenden Deleuze y Guattari anulando la falta en su teoría antiedípica del esquizoanálisis, algo debe faltar en el Otro para que este prosiga deseando. Además, el objeto de la pulsión no coincide nunca, puntualmente, con el objeto del deseo... etcétera”. Esto le dije aquel día inolvidable a mi amada esposa.

     Cuando muy oronda mi compañera le comunicó a G., la común amiga, los balbuceos místicos y psicoanalíticos en los que a la sazón me veía yo inmerso, la preciosa y apasionada mujer de chocolate, llena de astucia y suspicacia mulata, sospechó que yo no estaba (en mi rol de “macho” y partner sexual) cumpliendo adecuadamente con mis deberes en la cama, y le aseguró a mi cónyuge que no era cierto lo que yo decía, que el deseo sexual sí se satisfacía plenamente con el orgasmo, que yo parecía intentar confundirla lavándole el cerebro con esos “disparates psicoanalíticos” porque parecía que este servidor era incapaz de conducirla, en nuestro lecho conyugal, a la suprema experiencia del éxtasis orgásmico... 

     Mi compañera le aseguró a la morena ardiente y aristocrática que no era ese nuestro problema como pareja, que tal vez era todo lo contrario... Pero nuestra perseverante amiga me llamó entonces, según me contó luego mi esposa, “un potente intelectual impotente en potencia”...

     En fin, transcurrieron largos meses llenos de vertiginosos acontecimientos...

     Pese a todo, yo iba progresado con lentitud en la lectura de Lacan, guiado en parte por mi psicoanalista de entonces (hoy fallecido), y le había comentado a mi mujer, casi al desgaire, aquello de que para Lacan “No hay relación sexual”, y eso de que “La mujer no existe”...

     Cuando le comuniqué los dos referidos dicta de Lacan, ella me miró a los ojos con ardor interrogante, y ya sumergida en el más absoluto desconcierto me dijo, casi llorando: “Mi amor, si yo no existo, ¿con quién estás entonces hablando ahora? ¿Quién soy yo? Además, si no hay lo que tú y yo hacemos y disfrutamos en exceso, ¿que es entonces lo que hay?”. Yo, un poco asustado, me limité a responderle: “Para que haya relación sexual como la tenemos tú y yo, es preciso, primero, que no deseemos que haya relación sexual en el sentido en que pretendía tenerla con su amante tu tristemente malograda amiga G...” 

     No tuve a mano otro recurso, en esa difícil situación, que hacerle tierna y apasionadamente el amor a mi sensible compañera.

     Debo informar que la inteligente, sensual y “transgresivoturbulenta” morena de mi breve historia, seis meses atrás se había suicidado junto con su amante porque este resultó ser un hombre casado con una señora mayor de la que, vividor patológico al fin, no podía prescindir por siniestras razones económicas y por severos compromisos edípico-afectivos. 

     Como para resarcirse de la pena de no ser su legítima esposa, la intensa y erótica morena había obligado a su atractivo y caballeroso amante a prolongar los orgasmos utilizando una extraña mezcla de alcohol, cocaína, ungüentos elaborados con “plantas de la tierra” —así le decía ella con entusiasmo a mi mujer—, y fármacos psicoanalépticos. Una mixtura interesante y prometedora, pero altamente peligrosa.

     G. y su vampirizado amante murieron una noche buscando ambos en el exceso erótico y en la desmedida farmacológica la más plena complementación fusional como pareja o díada orgásmica que renegaba del ser-dos. Perseguían ya el paradójico clímax por el ombligo: el flash del toxicómano...

     Decía el gran poeta protorromántico inglés William Blake —en uno de sus memorables Proverbios del Infierno que forman parte de su obra Matrimonio del Cielo y del Infierno—: 

     “El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”. 

     Sustentado por la fatal experiencia padecida me atrevería yo a redondear el dictum de Blake diciendo: “El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”... o a la barroca y laberíntica tumba erótico-tanática...

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23 de febrero de 2014

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana

VÍDEO: John Lennon: “Imagine

https://youtu.be/VOgFZfRVaww

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«LAS MUJERES GOZAN, SI ES QUE GOZAN, MUCHO MÁS QUE LOS HOMBRES: MÁS ALLÁ DEL FALO, MÁS ALLÁ DEL HIJO, MÁS ALLÁ DEL CLÍTORIS...» Mariam Alizade

     «Creer en la homologación “orgánica” de lo femenino y lo masculino en la tabla de la sexuación: ¡he aquí la estructura misma del goce perverso, expresado de forma tan ingenua por el argentino Federico Andahazi en su popular novela “El anatomista”. 

     »Tuve la oportunidad de discutirlo con él mismo, en público, cuando fui su edecán y presentador en una de las Ferias del Libro de la República Dominicana organizadas por el Ministerio de Cultura y dedicada a la República de Argentina.» Armando Almánzar-Botello

     «Hay encuentros sexuales fortuitos, pero no hay relación (rapport) sexual, porque de lo que se goza es de la función fálica que confirma la castración, de aquello que viene a suplir, no a complementar, la carencia, el corte entre el “1” (uno) masculino en la Tabla Lacaniana de la Sexuación, y el “0” (cero) femenino. 

     »No hay posibilidad de “conjugar” el lado “masculino” y el lado “femenino” en dicha Tabla Lacaniana. “Il n’y a pas de RAPPORT sexuel”. Esto quiere decir, en la lógica cuasi-modal y paraconsistente que utiliza en este contexto el psicoanálisis lacaniano: que la relación sexual es imposible, pues “no cesa de no escribirse”: “LA” [tachado el artículo en mayúsculas] Mujer no existe (lugar común del lacanismo), no está TODA en la función fálica; algo escapa al goce fálico; cada mujer, una por una, goza suplementariamente del NO-TODA ES... Goce más allá del falo...» Armando Almánzar-Botello

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BLOG CAZADOR DE AGUA

Lunes, 30 de julio de 2012

NOTA BREVÍSIMA SOBRE AMOR Y DESEO

     «El hábito no hace al monje ni mucho menos al creador, oh amigos psicodélicos y “(psico)analistas”... Un simple mono alucinado solo vislumbra bananas...» Armando Almánzar-Botello

     «Entre estos dos términos que contituyen, en esencia, el amante (erastés) y el amado (erómeno), observen ustedes que no hay ninguna coincidencia. Lo que le falta a uno no es lo que está, escondido, en el otro. Ahí está todo el problema del amor. Que se sepa o no se sepa no tiene ninguna importancia. En el fenómeno, se encuentra a cada paso el desgarro, la discordancia.» Jacques Lacan: El seminario, Libro VIII La transferencia, Editorial Paidos, 2003, página 51

     Por ARMANDO ALMÁNZAR BOTELLO

     La incapacidad patológica de amar y desear, la denominada “afánisis”, en su carácter de una desaparición o ausencia del deseo, fue teorizada originalmente por el gran psicoanalista galés Ernest Jones, alumno y biógrafo de Freud, como el temor del sujeto a dicha desaparición o desvanecimiento de su potencia deseante y erótica. 

     Años después, Jacques Lacan le imprime un giro de ciento ochenta grados a esta concepción de la afánisis elaborada por Jones. 

     Sustentado en su marco teórico y en su experiencia clínica, Lacan viene a concebir la afánisis —a la inversa de Jones—, no como temor a perder el deseo sino como renuncia “estratégica” a este, como supuesta defensa o refugio neurótico del sujeto para intentar salvaguardarse del Deseo del Otro, de la castración y de la muerte. 

     Para esta concepción lacaniana, la afánisis se disfraza en muchas ocasiones con los prestigios de la ciencia y de la mercadotecnia, entendidas estas por Lacan, siguiendo a cierto Heidegger, como dispositivos funcionales o mecanismos ideológicos que conducen a la supresión del sujeto pasional como ser problemático en el mundo, a la instrumentalización de dicho mundo entendido entonces como Ge-Stell (estructura técnica de emplazamiento y homegeneización). 

     El sujeto y la Cosa (das Ding) se ven así peligrosamente sometidos y reducidos a las ideologías del control y de la desecación productora, orientadas como tales a producir una subjetividad estandarizada, una serialización de los objetos del Deseo y el Goce bajo la apariencia de una pseudodiferenciación, de un supuesto valor agregado.

     Observemos aquí el caso actual de las tecnociencias con su complemento pragmático ineludible: el “psicobiopoder”, con sus mecanismos al servicio del capitalismo mercantil y financiero.

     Hacia “la plaza fuerte de su yo” se orienta el difuso individuo del consumo conspicuo, hedonista, suntuario, en vulgar ejercicio de su paradójico voluntarismo ciego, ingenuo pero engreído, pseudoindividualista y oscuramente gregario, para evitar confrontarse con lo que el exceso de un Deseo descarnado, causado por el “objeto a” como vacío real, implica de posibilidad de “fading”, de fuga, desapropiación, incertidumbre, vacilación, indecidibilidad, desvanecimiento y esforzada redefinición de la subjetividad en la llamada “experiencia radical de los límites”.

     Resultados de esta impotencia psíquica, de esta defensa compulsiva contra un Deseo no programado por el Yo y que escapa al freudiano “principio del placer como simple homeostasis o evitación de lo displacentero”, son el tedio de envergadura antropológico-epocal y planetaria, el aburrimiento postmoderno, la estrategia de “ligue polivalente” pero sin compromiso profundo con el otro, el llamado “amor líquido” (Zygmunt Bauman), la simple promiscuidad y/o el intento de convertir al mercado en “partner” absoluto que suministra gadgets, mercancías, “cositas”, tapones para obturar la falla ontológica o la grieta ineludible del ser. 

     Sobrevalorando los bienes ofrecidos por el mercado como simples obturadores de la carencia ontológica, el sujeto, en su alienación postmoderna, renuncia al ejercicio liberador y a la tensión de un deseo fronterizo que apunta al goce y que atraviesa, con su potencia, ciertos umbrales del dominio establecido. Se limita, sencillamente, a chapotear en el placer hedonista, “publicitario”, en tanto que aviesa “mascarada del goce”. 

     El sujeto, entonces, vive y padece la simple adquisición compulsiva o conspicua de mercancías como un mecanismo inconsciente de “resistencia” que viene a compensar, neuróticamente, sus minusvalías psicosociales. 

     Como nos recuerda la gran psicoanalista e historiadora francesa Élisabeth Roudinesco: En esta frívola, cobarde, insolidaria y nihilista sociedad de consumo, ¡hay que reinventar el amor, el auténtico vínculo social y la familia como espacio potencial generador de saludable subjetividad! 

Armando Almánzar-Botello

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Julio de 2012. Santo Domingo, R. D.

© Armando Almánzar Botello. Santo Domingo, República Dominicana

Blog en el que figura este texto: Blog Cazador de Agua 

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

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MEDITACIONES ANTROPOLÓGICAS Y POLÍTICAS

     «El gran capital financiero y pseudofilantrópico, a través de la biopolítica edulcorada como “psicopolítica digital”, propaganda y spot publicitario, continúa produciendo endeudamiento, construyendo modelos de vida y falsas jerarquías, produciendo muertes y golpes de Estado bajo inéditas modalidades. Sus dispositivos reales funcionan de un modo proliferente, flexible, maquínico, en apariencia libertario, pero nunca trazan las líneas de fuga que conducen al campo de inmanencia que impide la segmentarización gregario-individualista de lo social. El capitalismo promueve, más bien, la fragmentación homogeneizante, la dispersión sin retorno que impide el advenimiento de nuevas modalidades de vínculo ecológico e interhumano, de solidaridad con el otro y con lo otro, de cum pluridimensional, de “nosotros político” en capacidad de enfrentar la mera “cohabitación” por desdiferenciación y homologación, las nuevas formas de autoexplotación y la persistente explotación clásica, tradicional.» Armando Almánzar-Botello

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SÍNTOMAS DEL TEDIO POSTMODERNO

     Por Armando Almánzar-Botello

     «[...] En la sociedad capitalista neoliberal toda la supuesta diversidad democrática de los discursos, decursos, bienes y ofertas materiales y simbólicas, queda sometida a la “unidad oculta” de un imaginario despótico regulado por la lógica de la producción, la distribución y el consumo, como factores reales que forman parte de una estructura jerárquica de territorios de poder, flujos y beneficios altamente concentrados y asimétricos.

     »Sustentado en estas consideraciones un psicoanalista y filósofo español de origen argentino y seguidor del último Eugenio Trías, Jorge Alemán Lavigne, piensa que actualmente el freudiano y clásico “malestar en la cultura” reviste la forma de un “malestar en el capitalismo”, con las diferentes modalidades postmodernas de habitar este malestar sin salida posible vislumbrada. 

     »En su culto fetichista a lo nuevo banalizado, el mercado pone cada vez más de manifiesto la repetición serializada de la “novedad”, la programación inexorable de los bienes, la operacionalización rentabilizante de los procesos, la oferta universal y segmentada de los objetos desechables como obturadores fantasmáticos del deseo en la eternidad irrisoria del consumo narcisista. 

     »El mercado global capitalista es para el psicoanálisis y para una cierta hermenéutica cultural sustentada en su “antropología filosófica”, la nueva voz avasallante del Amo en la topología lacaniana de los cuatro discursos. 

     »Esa voz superyoica se disfraza de pluralismo multiculturalista, de multiplicidad molecular inconsistente (liberadora), y frente a las pantallas del televisor y del computador o en los pasillos ilimitados de los shopping malls o grandes centros comerciales postmodernos, nos asalta el núcleo secreto y escindido de nuestra “extimidad” (Jacques Lacan), prometiéndonos suturar la carencia, recubrir la “falta de ser” con la imagen infográfica, sintética o protésica; curarnos de la herida terrible de la vida, del éxodo y el exilio fecundos que entraña inexorablemente el genuino existir mortal de aquello que Eugenio Trías conceptualiza como “subjetividad fronteriza”. 

     »La sociedad actual es un mandato perverso a gozar sin medida y a endeudarse de un modo fantástico en espiral infinita y ascendente.

Armando Almánzar Botello

“Cultura y Postmodernismo” (Fragmento del texto retocado). Divagaciones en torno a un abismo, 2003. Santo Domingo, República Dominicana

Versión on line disponible en el Blog Cazador de Agua: Cultura y Postmodernismo (Fragmento). Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

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BLOG OTROS TEXTOS MUTANTES

Lunes, 26 de enero de 2015

ALFRED HITCHCOCK PRESENTS: Onírica y ausente se desnuda la muchacha              

     «Cuando China despierte, el mundo temblará». Napoleón Bonaparte 

     Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO

     A Efraím Castillo; a Pedro Antonio Valdez

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En el décimo piso de la muerte, asoma,

punzante y vertical como la duda, caída pensada

simplemente, o

pasada de moda: ¡el vértigo!

Empire State Building, New York, 2009.

Zero Zone after...

Casi un ojo que florece contra el cielo

enigmática su letra se derrama:

Alfred Hitchcock Presenta… Recuerdo…

Detenido el ascensor,

se abre una ventana y ¡acontece al fin la luna! 

Dialogan el viejo y la muchacha…

—¿Cogito, ergo sum?... Larvatus prodeo

—What do you say?

—El payaso cayó desde lo alto, ergo… ¡risas!

Neón rojizo la Ciudad a la izquierda por la sangre.

Onírica desnuda y reflejada en mar intenso, gruñe 

un Circo hasta la médula su música inoída:

Tiembla luz de lejanía entreabierta por sus manos.

En mágico trapecio su cuerpo de gimnasta, 

suspende, promete, oculta, 

                                           desliza la muchacha

misterioso un torso lúcido en espejo 

y toco ausencia…

This scholar chinese girl is music pure...

La melodía que palpo dulcemente en la memoria, 

casi ardiendo un vino claro que bebía de sus labios, 

mana lenta hacia la copa sinuosa de su sexo, donde sorbo la 

escritura todavía indescifrada, la embriaguez que anula el tiempo.

Y el recuerdo abierto y limpio de la muchacha es aire… 

¡Oh urbana y secretísima música desierta!…

Noche tórrida en aullidos que regresan 

con el Ferry... Liberty Enlightening the World:

—“May i feel said he”...

Cyberpunk’s Ideograms… 

Lin, you know: you are my dear little girl, my darling you,

    you are my it!

“you’re divine! said he,

    you are Mine said she...” 

Y reías misteriosa caminando entre las lenguas.

Resoplaban los amigos el Scherzo del 

Espanto: 

                “Buffalo Bill’s defunct!”… 

A lo lejos brilla el río... 

Solitario por las calles retorcidas alguien habla…

El humo lentamente —retornando de puntillas reflexivo 

llega al cuarto 

y en un sillón se tiende... ¡Central Park en mi ventana! 

El saxo piensa hondo y 

cauteloso inquiere al viento:

—¿Qué dicen hoy los diarios?...

Envuelve a la muchacha, camínala desnuda, 

baila roto su placer y acaricia la textura 

de sus grafemas lúbricos. 

¡Arde lento y furia en música! 

Delira en su prosodia New York y el cuarto abierto. 

Desliza ideogramas por el piercing de su vientre y

la cima de su insomnio…

¡Central Park en mi ventana!

Enciende tu deseo y el rumor de la memoria 

—palpitante semáforo en la tarde—.

Con tu voz imanta el Hudson y viértelo en su mente.

Re-escríbela, per-viértela en tus labios y 

                                                 descúbrele senderos,

mil sabores en el vino que aletea por su aliento. 

Edifica otra ciudad con sus palabras.

                                                         ¡Oh, Manhattan!

Y acoplada con el rayo, la terrible diosa oscura 

que late por sus ingles,

destruya el Muro Ciego edificado en el espanto…

¡Oh, la bella Lin, Aisthesis del instante.

¡Bailemos nuestra muerte sinuosa en la Bachata!

Mas lo dudo…

Abre la ventana y 

gime ahora por las dársenas... 

La furia del viento es la muchacha…

Escúchame hijo mío,

—en el saxo Joshua Redman habla lúcido en la noche— 

no debes nunca odiar la inocencia de la vida, 

ni albergar en tus manos el horror irredimible 

que hace turbio el sentir de lo sensible impenetrado

cuando sube con la sangre su misterio al pensamiento. 

Abre sin temor tu percepción al mundo,

aunque haya sido siempre

tu padre, sin remedio, 

un triste y nómada ludópata borracho,

un terrible ideograma dibujado por su ausencia...

Eres hijo y padre de un olvido, como todos los 

viajantes de comercio… 

Cortante aleve y fiera 

bien escrita la muchacha,

del odio en luz dentada y 

sensual mejilla andrógina, 

                                           me mira,

la miro, 

              me abraza: 

                                 ¡el rayo!

¿Podría el mar letrado

soportar su triple hachazo?

¿Qué dirán luego los diarios?

Oh, mi bella Lin, Aisthesis del instante.

¡Bailemos tropical nuestra muerte en la Bachata!

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Year 2010, Dominican Republic: La Romana.

Exclusive Vacation Rental. Casa De Campo.

¡Por teléfono me dijo Lin su amor en español dominicano!:

“Estoy aquí en Santo Domingo, my crazy love, y quiero amarte”...

Soñado el Paraíso está próximo a tus manos:

Hay sol, uvas de playa, tiernas frutas del secreto, 

rojos vinos de sabores inmortales...

                                                         ¡y el merengue! 

—Trópico enlutado íntimo en la sangre— 

               El mar latido al fondo.

Altavoces que recitan fragmentos de Lao-Tsé, palabras de Platón y

sexo a flor de labios…

¿Cómo puede rota inconsolable la muchacha —inconexa

de palabras averiadas y esquizoides— reír para vencer los resuellos

de la muerte, la ridícula miseria impertinente, 

los instintos que le muerden dulcemente las entrañas

con filos de caninos postizos filantrópicos

con cajas metálicas de dientes impostores?...

Y si acepta esa muchacha la sintaxis cazadora 

del viejo delirante inflamado allá en lo alto,

y ceden los pretiles al reclamo de la carne

                                                                ¡y cae hacia el abismo!:

¿habrá fiesta en el décimo piso de la muerte,

habrá viento y ceniza en la escritura y los balcones?...

¿Y qué dirán luego los diarios?...

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Julio de 2010

Otros enlaces para este mismo texto:

Blog Cazador de Agua

Blog Vallejo sin Fronteras

Blog Efraim Castillo

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

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LUCIDEZ

     «La lucidez de A. depende de una ausencia de deseo. La mía es la consecuencia de un exceso: sin duda es también la única verdadera. Si solo es una negación del delirio, la lucidez no es totalmente lúcida, es un poco todavía el miedo de llegar hasta el final, convertido en aburrimiento, es decir, en desdén del objeto de un deseo que excede.

     »No vemos que la simple lucidez que así alcanzamos es también ciega. Es necesario advertir al mismo tiempo la mentira y la verdad del objeto. Debemos saber, indudablemente, que nos estamos engañando, que el objeto es, antes que nada, lo que discierne un ser sin deseo, pero es también lo que un deseo discierne en él.» GEORGES BATAILLE: Lo imposible.

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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:

Cazador de Agua                   

Tambor de Griot

ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA “RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL”, REMES

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