«Si el objeto de arte más potente y contemporáneo es “completado” siempre por el receptor, y la experiencia soberana de este resulta crucial para explorar los múltiples grados de apertura de la obra, ¿vale “actuar” como performance un “arte” que se oriente a la mera “destrucción creadora”, por ejemplo, de tus “palitos pictóricos” con tanto trabajo seleccionados y coloreados, articulados y organizados, hasta ellos elevarse al estatuto triunfal que Jacques Rancière denomina un est/ético “sensible heterogéneo” que rompe con la seguridad del parergon o marco, pero sosteniendo el diálogo entre energía, fuerzas o potencia y control de la energía, entre ergon y parergon, entre visión y ceguera, entre adentro y afuera, y dando así vigencia, en la lógica artística de la sensación, a la llamada por Trías “razón fronteriza”? ¡Tú sí estás haciendo arte! El que puede invadir tu galería y ejecutar el pasaje al acto del Joker en el museo, presentando su “potente y novedosa” destrucción “creadora” como un nuevo tipo de arte, como cierta performance radical, no hace arte: más bien realiza y efectúa el “accidente” en la “physis”: la “trivialidad del mal” o el simple doblaje de lo encontrado y dado pero sin esa contraefectuación, transformación y recontextualización que convertirían a dicho accidente en el “brillo incorporal del acontecimiento” (Gilles Deleuze), en arte de la literatura o de la actuación en cine o en teatro de la crueldad, esa “con-movedora” “acción verdadera pero sin consecuencias prácticas directas o inmediatas”, que por tanto no “cae bajo el hacha del juicio normativo” y abre la posibilidad de un real horizonte de interpretaciones... Como nos recuerda Juliane Rebentisch, siguiendo en esto a Umberto Eco y aceptando que hay límites para la interpretación como apertura y para la erección misma del objeto artístico: «El objeto estético no puede concebirse como una indeterminación totalmente librada a la arbitrariedad de cualquier interpretación.» Teorías del arte contemporáneo, Junius Verlag GmbH, 2017» Armando Almánzar-Botello
Por Armando Almánzar-Botello
La preponderancia que se concede al «concepto» en los ámbitos del llamado “arte conceptual” puede prestarse a confusión: el arte piensa, sí, pero como señalan Deleuze y Guattari, lo hace por medios sensibles (el aisthéton), por vía de “perceptos y afectos”. El concepto es, precisamente, un recurso del pensamiento conceptual-filosófico.
Desde luego, una obra artística no tiene, necesariamente, que ser “bella” al modo clásico , pero sí debe ser estética, pues lo sensible artístico (aisthéton espiritual: Jacques Rancière) incluye lo “feo” (como insisten Umberto Eco y Eugenio Trías); puede implicar también lo “abyecto” y lo “siniestro” (como señalan Joyce, kristeva, Rancière, Lyotard, Trías...).
Lo que una obra de arte como artefacto creativo no puede ni debe hacer es basarse en un discurso pseudoconceptual, pseudofilosófico, cuando su potencia semiótica autónoma, ligada a su específica materialidad significante, desfallece o resulta insuficiente...
Con el uso del discurso teórico se puede pretender la justificación de cualquier trivialidad “artística” u objeto comercial sin mayor relevancia.
Cierto es que el arte se define epocalmente y afina su forma, sus materiales y contenidos de un modo histórico, pero no puede ser nunca una mera reivindicación del pobre «anything goes», del «todo vale».
Armando Almánzar-Botello
---------
21 de noviembre de 2024
Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.
---------------
«Para Gilles Deleuze y Félix Guattari (4), existe un pensamiento complejo como actividad de lo que ellos denominan cerebro-sujeto, categoría que es una suerte de metáfora epistémica transgresiva del concepto de cerebro triúnico de McLean.
»El cerebro-sujeto piensa de tres modos: a) como ejeto: la ciencia, que utiliza "funciones lógicas" para pensar; b) como super-jeto: la filosofía, que utiliza conceptos como trama de "personajes conceptuales", y c) el injeto: el arte, que utiliza perceptos y afectos: no percepciones y afecciones en bruto, sino la contra-efectuación formal de estos accidentes hasta convertirlos en "acontecimientos-sentidos en el suspenso vital de una obra".
»Deleuze-Guattari no dicen que todos estos procesos se puedan reducir a una sola modalidad de pensamiento originario —tal como acontece en la filosofía de Martin Heidegger—, pero presentan, en su versión de una heterogénesis del pensamiento, la posibilidad de resonancia de un tipo de pensar sobre otro; de forma tal que la ciencia resuena en el arte y en la filosofía, pero también éstas resuenan sobre la ciencia y entre sí. En esta modalidad de concebir el pensamiento, Deleuze-Guattari se aproximan asintóticamente a la concepción derridiana compleja de la cuasi-metaforicidad originaria de la huella, que no podemos circunscribir simplemente a la pureza del concepto ni a lo simplemente dado por lo empírico-sensible y lo páthico.» Armando Almánzar-Botello
https://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/03/hay-logos-en-el-pathos-yo-pathos-en-el.html?m=0
https://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/04/carnalidad-mutante-confecciones-del.html?m=0
-------------------------------------------------------
¡NO TODO VALE ARTÍSTICAMENTE!
«El objeto “real” representado nunca es un “objeto” que se ofrece plenamente, como pura presencia y simple “dato inmediato de la conciencia”, a una ideal y supuesta intuición perceptiva. Hay una suerte de traición de los rostros y de los objetos conjugada con una traición de las imágenes... Simultáneamente, dicho en términos deleuzianos y derridianos: Por la intervención de la “huella”, el objeto real como “accidente”, esa “cosa” que deriva de la profundidad de las causas, no es menos artificial que el objeto artístico en su condición de resultado creativo de la “contraefectuación en segundo grado del accidente”, para hacerlo aparecer como “acontecimiento artístico” configurado por una semiótica de signos esclarecidos... Digo esto aquí a propósito de “Ceci n’est pas une pipe” de René Magritte...» Armando Almánzar-Botello
-------------------------------------------------------
LA “LÓGICA DEL SENTIDO” DE GILLES DELEUZE (La artística «contraefectuación» acontecimental como «autoplagio» transformativo del propio accidente fenoménico)
Por Armando Almánzar-Botello
Nos dice Deleuze: «El brillo, el esplendor del acontecimiento, es el sentido. El acontecimiento no es lo que acontece (accidente); está en lo que acontece, lo expresado puro que nos hace señas y nos espera. Según las tres determinaciones precedentes, es aquello que ha de ser “comprendido”, lo que ha de ser “querido”, lo que ha de ser “representado” en lo que acontece. Bousquet sigue diciendo: “Hazte el hombre de tus infortunios, aprende a encarnar su perfección y su brillo”. No se puede decir nada más, nunca se ha dicho nada más: hacerse digno de lo que nos acontece, quererlo, pues, y desprender su acontecimiento, hacerse hijo de sus propios acontecimientos (los de uno mismo), y con ello renacer, rehacerse un nacimiento, romper con su nacimiento de carne. Hijo de sus acontecimientos, y no de sus obras, porque la obra es producida únicamente por el hilo del acontecimiento.» Gilles Deleuze: Fragmento de Lógica del sentido, Barral Editores, S. A., Barcelona, 1970, pág. 191
-------------
Afirmo, siguiendo a Gilles Deleuze, que la “contemplación estética del mundo” susceptible de producirse con carácter previo a la erección de la obra de arte como artefacto-artificio, resulta de una originaria contraefectuación o transformación en primer grado del fenómeno, de la experiencia mundana, de lo puramente óntico, del accidente fenoménico, ese que opera en la causalidad y en “la profundidad de los cuerpos”, por ejemplo, “la caída”, la “grandiosidad” o la “trivialidad” de un objeto natural o “dado”...
En cambio, el alumbramiento de lo “artístico” propiamente dicho implica hacer devenir lo contemplado por la “mirada estética” de un “sujeto fronterizo” (Eugenio Trías), en una concreta “neoformación sígnica esclarecida” y sensible (Gilles Deleuze), en un ”sensible heterogéneo” (J. Rancière: aisthéton espiritual), y ello por efecto de la voluntad transformativa del “espectador esteta”, el cual no es “todavía” el “espectador artista” en su carácter de productor de un “artefacto semiótico” que como tal resulta de una voluntad de orientación y selección de los materiales suministrados por el flujo de sueños y fantasías, percepciones y afecciones del sujeto en acto creativo.
La primera contraefectuación constituye una pura experiencia estética intransferible, opaca, inexistente como “acontecimiento artístico comunicativo” (Umberto Eco), aunque opere, para el sujeto-esteta de la contemplación, en la superficie incorporal del sentido; la segunda contraefectuación posibilita la emergencia de la obra de arte como configuración semiótica de “signos esclarecidos” (Gilles Deleuze: Proust y los signos).
Aquí se descubre la banalidad y el facilisimo de cierto arte conceptual. Ese que pretende legitimar, por medio de un discurso abstracto, lo que el receptor/espectador del “mensaje artístico” podría o debería experimentar por la “lectura” de un artefacto a-significante o una configuración semiótica de “perceptos y afectos” (Gilles Deleuze) reveladores por sí mismos de (sin)sentido, sin necesidad de un discurso explicativo complementario.
El sentido-acontecimiento (estético, en el primer caso) es considerado por Deleuze como lo que ha de ser comprendido, querido, deseado, dramatizado, afirmado, representado, seleccionado en la opacidad accidental de lo que acontece. Así, la caída física de un cuerpo humano, por ejemplo, como algo meramente accidental, no es propiamente arte, aunque aquella persona que la experimente pueda contemplarla como una real experiencia mística o estética validada por un gran Sí orgiástico dado al devenir y a la existencia.
No obstante, para que esta caída física accidental —que subjetivamente podría estar cargada de valor místico o estético para el sujeto de la experiencia—, pueda ser comunicada como experiencia significativa y así devenir experiencia «artística» en la sensibilidad de otras personas, es decir, para que pueda ella comunicarse como “forma-sentido” (Henri Maschonnic) en un “texto semiótico de creación”, debe estar orientada y dirigida, contraefectuada como teatro, danza, escritura, arte del mimo, etcétera. Así, el sujeto estético de la contemplación activa, transformado en “artista en proceso creativo”, vendría a realizar, sobre la efectuación mundana del simple accidente padecido en su opacidad, una segunda contraefectuación que revelaría y permitiría comunicar, por mediación de una constelación sígnica, el brillo metafísico de la dimensión virtual del acontecimiento-sentido, ahora complejizado en el plano trascendental de inmanencia,
Reitero recapitulando: por medio de mi voluntad de forma puedo hacer de «lo dado» como accidente, de lo real como «belleza o fealdad en sí», como algo físico, natural o vivido (Umberto Eco), un objeto de contemplación estética que transfigure la mera experiencia padecida en valor afirmativo, asumido de forma transformativa y activa en función de «mis grados de potencia».
Esta experiencia estética subjetiva puede ser anterior a la específica y singular configuración semiótico-sígnica del objeto que constituye la obra de arte propiamente dicha. Mas, para constituirse en arte, la referida experiencia debe ser articulada por medio de lo que Gilles Deleuze denomina «signos esclarecedores», intrínsecos a la obra misma.
Insisto: no se trata de la banalidad de cierto «arte» conceptual. Estos signos esclarecedores manifiestan una genuina «direccionalización y orientación» de la materialidad de la experiencia y del simple accidente para someterlos a una voluntad de forma: contraefectuación artística de segundo grado.
Desde luego, el “acontecimiento estético” que resulta de la contemplación activa del mero accidente fenoménico encuentra en la «obra artística» su mayor grado de intensidad, después de nuevas y sucesivas contraefectuaciones semióticas. De ahí lo de “Hijo de sus acontecimientos”, y “la obra solo surge sobre el hilo del acontecimiento”.
Armando Almánzar-Botello
----------
26 de febrero de 2020
«La Caída. Texto neotestimonial»
https://almanzarbatalla.blogspot.com/2023/09/la-caida-texto-neotestimonial.html?m=1
Copyright © Armando Almánzar-Botello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario