«...La mujer inventa, transforma, reinventa, sueña, figura, teje micropolíticamente para definir límites mutantes y laberintos flexibles de fronteras; para cartografiar y acotar el abismo del goce más allá del significante unívoco...para dibujar las aventuras multiformes del deseo en el intenso territorio potencial de la inmanencia...» Armando Almánzar-Botello.
«¡Tenía unas ninfas! / ¡Es un sueño! / No: abrasan / aún el aire inmóvil los límpidos rubíes / de sus senos / y bebo las ansias...» Stéphane Mallarmé.
Balthasar Balthus. “Sala de estar”. 1943.
Su luz golpearon en mi frente pre-divinidades lésbicas.
Arañaron su escritura fricativa-frotativa en mi pecho bifurcado
filo-sáficas histéricas.
Esquizo-arañas tejedoras admiradas
por Charcot,
Bleuler,
Sigmund Freud.
Jacques Lacan
o Gilles Deleuze...
Anverso y reverso de un Arcano...
¡Ay! puritano André Breton,
disgustado con Artaud y su máquina sin órganos del cuerpo.
Turbulencia de la carne indescrita que se monta
en la inédita osamenta trepidante.
En fin: eso no importa...
Sabiamente alumbraron las muchachas —dijo Nietzsche con parsimonia—,
los enigmas deletéreos del amor en su locura y el textema...
Deseaban su exclusivo aposento a-conyugal:
mas volaron algunas de su mente la meta libertaria y los motivos
de tener un cuarto proprio.
Querían ser Virginia Woolf, Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik,
Lou Andreas-Salomé o Frida Kahlo...
pero sin riesgos.
¡Psico-teo-cosmo-muerte / a lo fono-logo-falo-céntrico!
Y luego estalla La Verdad y La Mujer tachado el "La"
por fin no existe...
unas...
¿Crimen de Guerra?
¿Androcéntrico racismo erótico-epistémico?
¿Argumento ad verecundiam?
Jacques Lacan o Gilles Deleuze: ¿Magister Dixit?
¡No!
Ellos criban la grafía con la clínica, el poema,
la mística, el concepto, Don Juan
y el texto erógeno:
bosque ardido a través de la ventana por el fuego pulsional
y sus bisagras...
Diferentes notas rotas:
Turbulencia de la carne indescrita que se monta
en la inédita osamenta trepidante.
En fin: eso no importa...
Sabiamente alumbraron las muchachas —dijo Nietzsche con parsimonia—,
los enigmas deletéreos del amor en su locura y el textema...
Deseaban su exclusivo aposento a-conyugal:
mas volaron algunas de su mente la meta libertaria y los motivos
de tener un cuarto proprio.
Querían ser Virginia Woolf, Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik,
Lou Andreas-Salomé o Frida Kahlo...
pero sin riesgos.
¡Psico-teo-cosmo-muerte / a lo fono-logo-falo-céntrico!
Y luego estalla La Verdad y La Mujer tachado el "La"
por fin no existe...
unas...
¿Crimen de Guerra?
¿Androcéntrico racismo erótico-epistémico?
¿Argumento ad verecundiam?
Jacques Lacan o Gilles Deleuze: ¿Magister Dixit?
¡No!
Ellos criban la grafía con la clínica, el poema,
la mística, el concepto, Don Juan
y el texto erógeno:
bosque ardido a través de la ventana por el fuego pulsional
y sus bisagras...
Diferentes notas rotas:
Dicen Ellas para el ciego ser Giocondas del in-jeto,
esquizo-histéricas muchachas con su Adentro en el Afuera.
Sigilosos maniquíes tramando su revuelta...
¡Lirios nómadas!
Yo las amo en las vitrinas dulcemente con sus máscaras.
.........................................................................................
Incansable de furor brilló el íncubo ya místico.
Inocua su mirada tribal y turbulenta bebió néctar oscuro en ritos tribadistas.
Labradas joyas brunas por la página cayendo...
¡Qué banal es la trastienda!
Se fugaron irreales, ilegales: maquinales-laminillas lacanianas,
casi en devenires inmortales picassianas, ameboides baconianas, invisibles, vectoriales: bulimia monstruosa de otredad compensatoria.
En fin: eso no importa...
Alguien mete la nariz y la conciencia en la manigua,
sólo allí donde sospecha que dos brillan pasión helicoidal,
entrelazadas,
esquizo-histéricas muchachas con su Adentro en el Afuera.
Sigilosos maniquíes tramando su revuelta...
¡Lirios nómadas!
Yo las amo en las vitrinas dulcemente con sus máscaras.
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Incansable de furor brilló el íncubo ya místico.
Inocua su mirada tribal y turbulenta bebió néctar oscuro en ritos tribadistas.
Labradas joyas brunas por la página cayendo...
¡Qué banal es la trastienda!
Se fugaron irreales, ilegales: maquinales-laminillas lacanianas,
casi en devenires inmortales picassianas, ameboides baconianas, invisibles, vectoriales: bulimia monstruosa de otredad compensatoria.
En fin: eso no importa...
Alguien mete la nariz y la conciencia en la manigua,
sólo allí donde sospecha que dos brillan pasión helicoidal,
entrelazadas,
y ocupan tres ardiendo el atópico placer,
fugitivamente incierto,
del sagrado animal de la inocencia
en la revuelta.
Hondo cauce perfumado y causa titilante,
y el objeto frutal de un deseo reservado intransferible para el goce,
pequeño brillo sin lugar en el ávido mortal
no escrito casi el beso como un golpe todavía.
El cielo mismo está cegado por la imagen de las niñas cohabitantes:
lenguas tensas repetidas,
gimiendo negra luz en las pantallas del espanto...
Combatiendo en la ciudad vuelta desierto...
Don Juan y La Virgen de la Ausencia en la furia del deseo se despojan
—figurales acoplados con brío cefalópodo: libidinal-intenso—
los mismos que sabían fluyendo en la impudicia
traducir sus letras-vértigos de tinta sicalíptica,
los agujeros negros,
en sábanas tejidas con demencia imperturbable,
—texto cósmico sutil rabioso de latidos—,
a rítmico batir de postes de neón que marcan el sinfín
de oscuros órganos ardiendo...
Verdad en el pre-tálamo.
Divinas criaturas vaporosas que derriban
su esplendor sobre yacijas de un sinfondo inmaculado
—subterránea turbulencia en el humo de volcanes
duplicando su erupción de lujuria en los espejos—.
En mugrientos ritos de hoteluchos desolados, goteando
santidad el adulterio y los desastres: arden tímidas muchachas.
Post-moderno su dolor en el pos-tálamo.
Extraterritoriales.
¡Ay! ¡Pero no importa!
Ciertas niñas todavía cuasi-atómicas y místicas
no entienden la leyenda.
Atónitas la temen, la borran o la escriben:
su darse cuenta oblicuas.
No infieren la belleza de la fábula inmanente: salvífica evidencia
de lo hermético.
Nadie sé de quién narró:
¡Eterno es el Retorno en lo que nunca más retorna!
En rito eleusino deviene primigenio su striptease
en la Caverna:
la Virgen y Don Juan hacen fogata de la tarde.
Y lo real de otro semblante, voluptuoso
del sagrado animal de la inocencia
en la revuelta.
Hondo cauce perfumado y causa titilante,
y el objeto frutal de un deseo reservado intransferible para el goce,
pequeño brillo sin lugar en el ávido mortal
no escrito casi el beso como un golpe todavía.
El cielo mismo está cegado por la imagen de las niñas cohabitantes:
lenguas tensas repetidas,
gimiendo negra luz en las pantallas del espanto...
Combatiendo en la ciudad vuelta desierto...
Don Juan y La Virgen de la Ausencia en la furia del deseo se despojan
—figurales acoplados con brío cefalópodo: libidinal-intenso—
los mismos que sabían fluyendo en la impudicia
traducir sus letras-vértigos de tinta sicalíptica,
los agujeros negros,
en sábanas tejidas con demencia imperturbable,
—texto cósmico sutil rabioso de latidos—,
a rítmico batir de postes de neón que marcan el sinfín
de oscuros órganos ardiendo...
Verdad en el pre-tálamo.
Divinas criaturas vaporosas que derriban
su esplendor sobre yacijas de un sinfondo inmaculado
—subterránea turbulencia en el humo de volcanes
duplicando su erupción de lujuria en los espejos—.
En mugrientos ritos de hoteluchos desolados, goteando
santidad el adulterio y los desastres: arden tímidas muchachas.
Post-moderno su dolor en el pos-tálamo.
Extraterritoriales.
¡Ay! ¡Pero no importa!
Ciertas niñas todavía cuasi-atómicas y místicas
no entienden la leyenda.
Atónitas la temen, la borran o la escriben:
su darse cuenta oblicuas.
No infieren la belleza de la fábula inmanente: salvífica evidencia
de lo hermético.
Nadie sé de quién narró:
¡Eterno es el Retorno en lo que nunca más retorna!
En rito eleusino deviene primigenio su striptease
en la Caverna:
la Virgen y Don Juan hacen fogata de la tarde.
—grafema fracturado que se abisma bordeando
el objeto perdido en el deseo—
el objeto perdido en el deseo—
platónico fulgura su Bien alto,
siempre casi oscuramente…
siempre casi oscuramente…
¡Agalma!
Allí Don Juan oscila o retrocede veloz como Ninguno. Desandando limpiamente hacia el misterio del poema,
hacia el área de sombra que resguarda la zona de bateo,
cuando evita el traumatismo pectoral, ¡quizá cráneo-encefálico!,
abstracto movimiento en caja negra que dibuja, trazo jeroglífico,
poderoso el jugador de turno ante una bola
—celeste incandescencia de la piedra en el insomnio—
apofática lanzada con fuerza de tornado muy adentro…
El ser halla refugio en lo absoluto del instante.
Mujer sobre mujer sobre mujer sobre mujer:
gime ardiendo furia el viento...
¡Gruñe mi televisor!
hacia el área de sombra que resguarda la zona de bateo,
cuando evita el traumatismo pectoral, ¡quizá cráneo-encefálico!,
abstracto movimiento en caja negra que dibuja, trazo jeroglífico,
poderoso el jugador de turno ante una bola
—celeste incandescencia de la piedra en el insomnio—
apofática lanzada con fuerza de tornado muy adentro…
El ser halla refugio en lo absoluto del instante.
Mujer sobre mujer sobre mujer sobre mujer:
gime ardiendo furia el viento...
¡Gruñe mi televisor!
¿La página está en blanco de toda trascendencia,
o se alza dignamente con el santo y la limosna?
................................................................................
El ego del sufí, sencillamente,
se derrumba en aletazos de vértigo y fonemas.
El derviche gira, gira /
y vislumbra ya otro mundo
en las tinieblas del diamante.
.................................................................................
¡Al fin brilla la noche!
Una luna carmesí ahora despierta…
Cada uno casi juega con las llaves de su auto.
o se alza dignamente con el santo y la limosna?
................................................................................
El ego del sufí, sencillamente,
se derrumba en aletazos de vértigo y fonemas.
El derviche gira, gira /
y vislumbra ya otro mundo
en las tinieblas del diamante.
.................................................................................
¡Al fin brilla la noche!
Una luna carmesí ahora despierta…
Cada uno casi juega con las llaves de su auto.
El Puente Duarte tiembla, gruñe adolorido la humareda y el desastre. Bocinazos y palabras caen al río que prosigue sombrío su curso indiferente. El naufragio de las luces y los sueños postmodernos no supone ahora una metáfora. Veo a muchos que se arrojan con linternas al abismo fangoso de las aguas, buscando redención en el olvido. Nadie aquí pretende plagiar de nuevo a Eliot, ni siquiera aquel cadáver que aguarda cabizbajo a que arribe un día cualquiera el Metro de los muertos.
La ciudad es Minotauro eviscerando el cuerpo-límite.
Transita el autismo fiduciario en selectas comparsas de agiotistas.
No hay objeto trascendente al deseo perfumado,
ni belleza ni horizonte de justicia,
Transita el autismo fiduciario en selectas comparsas de agiotistas.
No hay objeto trascendente al deseo perfumado,
ni belleza ni horizonte de justicia,
que no duela, transida su verdad, a puro enigma.
Blanco arcano de la perla indescifrada que persiste.
Mar Caribe...
El resto es puro hastío, amor caído y maculado de bruces cuando el cielo no alcanza en su delirio ensombrecido fulgor propio de relámpago. Ni existe armonía circulando con la sangre y su escritura quedamente cautelosa; ni palpita hogar de luz a pesar de los guarismos que acontecen burdamente allí tan algebraicos —nunca tántrico su eros de hipotética potencia transmutante—; ni en la incógnita piel de la caricia el milagro soberano resplandece, más allá de la torpe, absorta y fría,
conyugal (des)dicha insomne...
No hay fiesta verdadera del cuerpo desollado allá en el tálamo distante,
olvidado por el sueño, por el mágico deseo y sus inventos...
Está sola y ausente de sí en su desierto esa carne de hombre y de mujer (im)proferidos...
No hay objeto perfumado del deseo,
no hay promesa,
que hoy no duela su verdad golpeando a puro enigma…
No hay fiesta verdadera del cuerpo desollado allá en el tálamo distante,
olvidado por el sueño, por el mágico deseo y sus inventos...
Está sola y ausente de sí en su desierto esa carne de hombre y de mujer (im)proferidos...
No hay objeto perfumado del deseo,
no hay promesa,
que hoy no duela su verdad golpeando a puro enigma…
La ciudad es Minotauro corneando el horizonte...
Ahora bebo, reclinado en mi sillón, el resplandor solar de una cerveza.
De nuevo dos tinieblas poco a poco se destrenzan en
espejos cautelosos,
coreográficos,
y gotea incandescente la intrépida o salvaje libido perfumada
en los límites florales del silencio.
Fosforecen con la danza las muchachas del incendio caligráfico
en el ímpetu... Inaudita escritura de lo Alto.
Cuando sopla el pensamiento en la gimiente catedral de vulvas negras,
ríe orgasmos laberínticos la noche.
De seguro en el abismo Alguien lo nombra.
Y al fin habla una voz que pulsa nervios, bríos, vida o música pura
en la inédita y recóndita inmanencia,
desnudos pliegues que iluminan la húmeda promesa
inocente de la carne, la letra cursiva de lo intenso.
Ahora bebo, reclinado en mi sillón, el resplandor solar de una cerveza.
De nuevo dos tinieblas poco a poco se destrenzan en
espejos cautelosos,
coreográficos,
y gotea incandescente la intrépida o salvaje libido perfumada
en los límites florales del silencio.
Fosforecen con la danza las muchachas del incendio caligráfico
en el ímpetu... Inaudita escritura de lo Alto.
Cuando sopla el pensamiento en la gimiente catedral de vulvas negras,
ríe orgasmos laberínticos la noche.
De seguro en el abismo Alguien lo nombra.
Y al fin habla una voz que pulsa nervios, bríos, vida o música pura
en la inédita y recóndita inmanencia,
desnudos pliegues que iluminan la húmeda promesa
inocente de la carne, la letra cursiva de lo intenso.
An open book and empty cup,
on the marble table-top.
¡Danza loca la escritura su derrumbe funerario!
Sobre un lecho que despierta floreciente cuando escribe,
Sobre un lecho que despierta floreciente cuando escribe,
la joya inabordable resplandece:
única y desnuda esa mujer ofrenda mundos...
1983-2011-2014 (Otra versión del texto)
© 2012 Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.
Otro blog en el que figura este mismo texto:
Blog Cazador de Agua: http://tambordegriot.blogspot.com/2013/05/anochecer-amanecer.html
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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Cazador de Agua: http://cazadordeagua.blogspot.com/ y también: http://tambordegriot.blogspot.com/
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
1983-2011-2014 (Otra versión del texto)
© 2012 Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.
Otro blog en el que figura este mismo texto:
Blog Cazador de Agua: http://tambordegriot.blogspot.com/2013/05/anochecer-amanecer.html
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:
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Felicidades Armando, grandes textos he encontrado. Desde Buenos Aires te llegue mi admiración.
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