«No se debe hablar de una supuesta "desterritorialización edípica", porque el Edipo es la "territorialidad" psíquica por excelencia. Utilizar ese sintagma que disloca el pensamiento de Guattari y Deleuze, o peor todavía, intentar encarnarlo en una pretendida "práctica" creativa, sería un simple oxímoron estéril, una mera contradictio in adjecto pueril e improductiva, inválida teórica y estéticamente. Quedar aprisionado en una empobrecida fantasmática antropocéntrica y familiarista». Armando Almánzar-Botello.
Paul Klee. "Around the Fish", 1926
Por Armando Almánzar-Botello
«Aconteció hace mil años. Gilles Deleuze y Felix Guattari, en visita nocturna que me hicieran discretamente a mi cuarto adolescente, sito en la calle Las Mercedes 129 de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, llegaron a decirme algo así como: Mira tú, pequeño monstruo amigo, al explorar los “índices maquínicos de desterritorialización” que podrían ser detectados en las radiales territorialidades familiaristas y edípicas de las neurosis, el sujeto-agente de la perversión “cree crear” un devenir que simula una radical desterritorialización, pero de hecho ésta se descubre capturada, remansada y reterritorializada en el artificio hueco de la representación circense como territorialidad del artificio...
La perversión (definida luego como parafilia), podría comprenderse, desde el punto de vista deleuziano, como una falsa o débil brecha de apertura o “novedad” frente a la clausura repetitiva de la economía libidinal neurótica y narcisista.
No obstante, como ya lo había señalado el mismo Freud, la perversión es meramente “lo otro” complementario de las territorialidades neuróticas, y el perverso (hoy parafílico: relativamente novedoso artificio nosográfico, repetimos) creyendo superarlas, no deja, como también señalaba Philippe Sollers hace ya largos años, de actuar por compensación formando dupla con la reiteración muerta de lo meramente edípico, con el viejo, gastado y baladí triangulito: infans lactante-mamá “permisiva”-papá “burlado”.
La perversión queda presa en el seno de la propia legislación neurótica. Convalida la convencional oposición metafísica, onto-teológica: virtud/crimen.
Como resaltan Deleuze, Guattari y Sollers, resulta necesario llevar la fuerza transgresiva de la escritura deseante hasta un punto tal de desterritorialización, que “victimice” de una vez por todas la pareja que conforman la legislación neurótica y los protocolos falsamente libertarios del dominio parafílico.
Entonces, la radical y afiligranada escritura del deseo, frente a la simple y asordinada voz de la conciencia artesanal neurótico-perversa, vendría, operativamente, a constituirse en un “metacrimen” simbólico liberador, en un crimen de “segundo grado” (Deleuze, Lacan, Sollers), creativamente monstruoso tanto para la “virtud” como para el "crimen" convencionales.
Surge así, en el territorio perverso del artificio artesanal y pirotécnico, la posibilidad y la necesidad de una desterritorialización más radical, la psicótica, que vendría a poner fin a las banales territorialidades perversas del artificio artesanal cognitivo y pseudo-estético.
Pero a su vez, la desterritorialización psicótica, aunque parece salvar al sujeto del tramoyismo teatral pseudo-innovador y mentidamente libre, típico de la subjetividad reiterativa y de los recambios pasionales que se operan en los cuerpos programados perversa y "artesanalmente", puede quedar aprisionada, como enfermedad-entidad, en el seno de las territorialidades asilares de la psicosis: detención “catatónica” de las “máquinas deseantes”.
Con relación a las respectivas territorialidades paralizantes que constituyen los pequeños teatros neuróticos, perverso-artesanales o “tramoyísticos”, además de la psicosis padecida como entidad asilar, la “desterritorialización esquizo”, entendida como "break-through" activo (no meramente como esquizofrenia: "breakdown", enfermedad-entidad padecida) viene a encarnar la auténtica desterritorialización hacia lo abierto, aquella que reactiva las “máquinas deseantes” y efectúa el trazado de las “líneas de fuga” que conducen al “campo trascendental de inmanencia”, virtualidad desde la que se actualizan o producen, de modo constante, las nuevas territorialidades que resultan del trazado maquínico de las líneas de fuga ilimitadas, mutantes y creadoras...» (Fragmento).
Otro blog en el que figura un enlace relacionado con el mismo tema:
Blog Cazador de Agua: http://cazadordeagua.blogspot.com/2013/11/oscurecido-en-el-fragmento-notas-y.html
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