miércoles, 1 de abril de 2015

Donar el vacío...

«Siguiendo en esto a Gilles Deleuze y a Giorgio Agamben, podríamos decir que todo nuevo arte de resistencia se opondría de modo parsimonioso al trazado cartográfico de jerarquías esencializadas y separaciones absolutas entre adentro y afuera, vegetal y animal, humano e inhumano, orgánico e inorgánico, vida desnuda y vida cualificada políticamente: zoé y bíos. De esta forma, las nuevas manifestaciones estéticas y biopolíticas que pretenden erosionar el fundamento de los poderes, del bio-poder, se regirían en su especificidad por un "principio de indeterminación virtual" operante en el plano de inmanencia (a)subjetivo-corporal, social y político, abierto a la "beatitud" impersonal de una contemplación activa, como la concibe DeleuzeArmando Almánzar-Botello.

Jardín de rocas de Ryoanji. Kyoto, Japón

Edmund Husserl

Por Armando Almánzar-Botello


El poema, en su calidad de objeto verbal condensador y emisor de poesía, es la envoltura y el regalo a un tiempo mismo... 

No es posible considerar la creación poética como una "esencia intencional", autárquica o simplemente distinta de su corporalidad semiótica y/o lingüística. El poema que respira es forma-sentido

El lenguaje no es mero lazo ni adorno accesorio: es la materia viva, paradójica, poliédrica, orgánica y cristalina, en la que se encarnan, poblemáticamente, la belleza integral o armónica y la "rota" polivalencia est/ética del (sin)sentido poético...

Desde otro contexto diferente al occidental, los japoneses han demostrado conocer muy bien el poder generador de sentido que habita en la forma, cuando elaboran, en su arte tradicional del empaque, por ejemplo, regalos maravillosos y sutiles que muchas veces consisten en el acto puro y simple de donar el vacío 空, "cubierto" éste por muy hermosas envolturas... 

Lo mismo podría suceder en otras manifestaciones estéticas y vitales japonesas como la Ceremonia del Té, el arte del arreglo floral o Ikebana, la poética del Haiku, etcétera.

Sólo debo añadir ahora, que lo dicho aquí es irreductible a las premisas nihilistas propias de la metafísica de Occidente, premisas onto-teo-teleológicas. 

Y es que la "Nada" heideggeriana y sartreana, por ejemplo, no resulta equivalente al cuasi-concepto que merodeamos bajo el estatuto de "vacío", si lo entendemos deleuzianamente como virtualidad real inefectuada en el campo trascendental de inmanencia

Este "vacío virtual" se revela, bajo dos modos o procesos: como efectuación de la virtualidad real que caracteriza a las singularidades nómadas, pre-individuales e impersonales, en su tránsito hacia lo "actual" del accidente (génesis estática de la persona), y como proceso de contra-efectuación de lo actual en la línea de fuga hacia lo virtual-real del acontecimiento (génesis dinámica).

El "vacío" mencionado por mí en estas notas, podría, en lo esencial, referirse también al pensamiento budista de Nagarjuna, Chandrakirti y Budapalita, tal como ellos modulan, en sus respectivos "deslindes retóricos", la búdica "originación interdependiente". Apunto aquí, a "todas" luces, a la forma de concebir el "vacío" en el contexto del pensamiento Zen...  

Empero, nuestra ponderación de los vínculos entre "forma", "sinsentido" "sentido" y "vacío" tampoco está limitada al clásico enfoque lingüístico-estructuralista, metafísico en su catadura originaria y esencial. 

Lo que hemos venido diciendo sobre la relevancia semiótica de la forma es sencillamente anti-husserliano. 

Edmund Husserl, tal como podemos leer en su grandiosa obra Investigaciones Lógicas, creía poder aislar una capa de sentido pre-semiótico, "pre-expresivo", anterior al trabajo de su producción, la cual podía funcionar como una suerte de significado trascendental... 

El pertinente análisis del pensamiento husserliano que realiza Jacques Derrida en su texto "La voz y el fenómeno", resulta de pleno derecho ejemplar y memorable, en cuanto al severo y lúcido cuestionamiento que se consuma en dicho ensayo a cierta metafísica implícita en la concepción fenomenológica del sentido practicada por Husserl en su mencionada obra magna.

Nada que ver con la experiencia viva del sujeto que hace arte. En este espacio concreto de productividad significante, el sentido surge al compás de la faena creadora, afirmado en la materia expresiva que utilizamos. Aunque existan, sin lugar a dudas, presupuestos estético-teóricos, explícitos o implícitos, e intenciones creadoras de partida.

Si menciono el caso extremo del arte japonés del empaque, o la estética del haiku, es simplemente con la finalidad de romper con la ilusión de que el arte se reduce a mera intencionalidad que puede soslayar el cuerpo biológico/erógeno y la materialidad semiótica del acto estético/comunicativo.

Pero estas consideraciones ya no son estructuralistas. Están ligadas a una cierta Semiótica y a una Poética, pero no al estructuralismo stricto sensu.

Aquí en Dominicana, cuando se tocan ciertos temas se piensa que siguen amarrados a las significaciones y contextos que los condicionaban en los lejanos años setenta.

Por otra parte, no he dicho que un poema se limite a transmitir el vacío. Simplemente he presentado una nota extrema: el valor del punto de caída o "deflación semántica" en la configuración del poema como objeto emisor de sentidos múltiples... incluido el vaciamiento catastrófico de las significaciones intencionales estructuradas en consonancia con ciertos códigos manidos de "dación de forma".

Ello ocurre en el haiku, por ejemplo. Pero también puede ocurrir en las manifestaciones poéticas de ultra-vanguardia y post-vanguardia más recientes, tales como la poesía visual, el arte cibernético, el poema transgénico de Kac...

El poema, en su pluralismo semiótico, siempre es algo más que la "nuda realidad" de la imagen, algo más allá de la mera transmisión de un significado intencional, o del puro acto de donar el vacío, el ruido o el silencio...

Como dirían Noé Jitrik y Jacques Derrida, el poema es el espacio de polivalencia verbal y semiótica por excelencia, en el que se manifiestan el resto inasimilable, la no-presencia originaria, el sinsentido y la "restancia diseminal" del sentido, los cuales exceden, de una forma dirigida y orientada, a toda imagen y a todo campo predeterminado de significaciones intencionales previsibles y unívocas.


Agosto de 2011

© Armando Almánzar Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

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