lunes, 22 de junio de 2015

Breve nota sobre la felicidad ... Pero, ¿no es para "nosotros"?...

«59-. No hay accidentes, por fatales que sean, de los que una persona hábil no saque alguna ventaja; ni tan prósperos que no puedan los imprudentes volverlos en su contra. 60-. Todo lo endereza la Fortuna [Tyche como Eutychia] en beneficio de los que favorece. 61-. La felicidad e infelicidad de los hombres depende no menos de su humor que de la Fortuna. [TycheEutychiaDystychiaLa Rochefoucauld. "Máximas y reflexiones diversas"
           

Por Armando Almánzar-Botello


La "felicidad" (o la "esperanza") existe, pero "no es para nosotros"... Algo parecido le comunicaba Franz Kafka a su amigo Gustav Janouch en la primera mitad de los años veinte del siglo pasado.

¿Ese "nosotros" se refiere allí tan sólo a los judíos? ¿Quería significar el gran escritor checo de lengua alemana y ascendencia judía que las personas no podemos nunca disfrutar de la felicidad, que a los seres humanos en general les está vedada toda felicitas o alegría? …¡No! Quería decir, sencillamente, que lo que nos hace felices no aparece allí donde lo esperamos.... que la felicidad existe a la medida de cada contexto, de cada singularidad o sujeto...

Tyche, decían los griegos y Aristóteles en particular (los romanos hablaban de Fortuna): encuentro indeterminado, no calculable con lo Real. Dicho encuentro, producido al Azar, puede ser fasto (felicidad: eutychia: eutiquia) o nefasto (desgracia: dystychia: distiquia).

Lo que es la felicidad para "Juan" no lo es para "Pedro". Esto no niega la posibilidad de luchas programáticas por el bienestar común, plural, colectivo... Empero, en lo esencial, para cada sujeto la felicidad llega, si llega, de un modo imprevisto, contingente... ¿Arriba ella como La Revolución, en la que todavía algunos seguimos creyendo?... ¿Como las pequeñas y diversas revueltas cotidianas que marcan un destino, y secretamente nos transforman?... Lo mismo acontece con la Desgracia.

El tema de la felicidad en relación con el mencionado pensamiento de Kafka me fue sugerido (además de por el mismo libro de Janouch, "Conversaciones con Kafka. 1920-1924.") por una reflexión del filósofo italiano contemporáneo Giorgio Agamben (en su obra "Profanaciones", Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2005, página 23.)

Es muy amplia y matizada la literatura sobre el tema de la felicidad en Occidente, desde la antigüedad greco-latina: Platón, Aristóteles, Séneca... hasta San Agustín, Kant, Gracián, Nietzsche, Freud, Proust, Russell, Adorno, Beckett, Deleuze, Lacan, Derrida, Miller...

Así como el "entusiasmo" constituye para ciertos filósofos, entre los cuales podemos mencionar a Immanuel Kant, la clave de la felicidad, Jacques Lacan, por su parte, coincidiendo en esto parcialmente con Sigmund Freud y con el gran escritor Marcel Proust, concibe una "felicidad pulsional" a la que el sujeto no aspira puesto que desde el principio está situado en ella, pero de la que se informa por mediación de la contigencia del encuentro con lo Real, y a la que modula por un subsiguiente goce temperado por el significante... 

Oportuno resulta mencionar aquí el sabor y el olor de la magdalena (madeleine) y del té, referidos en  el primer tomo de la gran novela de Marcel Proust "En busca del tiempo perdido. Por el camino de Swann" ("À la recherche du temps perdu. Du côté de chez Swann"). En dicha extraordinaria obra, las sensaciones gustativas y olfativas como factores contingentes que activan las huellas de la "mémoire involontaire" (memoria involuntaria) del singular personaje protagónico de la famosa narración proustiana, el refinado y sensible Charles Swann, desencadenan en él una experiencia colindante con la iluminación mística o el alumbramiento del pasado, con el gozo imprevisto producido en dicho sujeto-actante por un bloque mnémico de infancia (Deleuze) que se desplaza al presente de la diégesis y no a la inversa. De tal modo, viene a constituir esta experiencia un paradigma de la desubjetivación y la resubjetivación, de la felicidad activa como tiempo recobrado, diferente de la mera nostalgia pasiva producida por el recuerdo voluntario. Dicha felicidad se alcanza en futuro anterior: Nachträglichkeit, après-coup, retroactivamente... pero actualizándose de un modo intensivo como acontecimiento.

Entendemos que para Gilles Deleuze y para el mismo Jacques Lacan, sólo a posteriori el sujeto afirma, contra-efectúa, representa, delimita, elige, interpreta, selecciona (proaíresis aristotélica), en aquello que le sucede primero como accidente azaroso, contingente, fatal en el sentido de ineludible, lo que dicho sujeto desea que retorne transfigurado como sinthome y acontecimiento.  

En ese sentido, Theodor W. Adorno decía: "Con la felicidad acontece igual que con la verdad: no se la posee sino que se vive en ella."

Para Lacan y Miller, existe una separación radical entre deseo y felicidad. Sólo el encuentro contingente, fortuito, casual con el objeto puede generar la felicidad como posicionamiento particular, idiosincrásico, de un sujeto con respecto al goce, en el contexto de una particular historicidad o regimentación discursiva de los modos de "jouissance" o goce propios de cada época...

Aunque esa "felicidad" del goce anule provisoriamente los marcos referenciales y los pretiles de seguridad del Yo...


24 de junio de 2012. (Versión retocada).


ORIGINALMENTE PUBLICADO EN FACEBOOK.

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.


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Blog Cazador de Agua:
http://cazadordeagua.blogspot.com/2012/08/nota-sobre-la-felicidad-pero-no-es-para.html

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