«Las máquinas deseantes son máquinas binarias, de regla binaria o de régimen asociativo; una máquina siempre va acoplada a otra. La síntesis productiva, la producción de producción, posee una forma conectiva: «y», «y además» ... Siempre hay, además de una máquina productora de un flujo, otra conectada a ella y que realiza un corte, una extracción de flujo (el seno — la boca). Y como la primera a su vez está conectada a otra con respecto a la cual se comporta como corte o extracción, la serie binaria es lineal en todas las direcciones. El deseo no cesa de efectuar el acoplamiento de flujos continuos y de objetos parciales esencialmente fragmentarios y fragmentados. El deseo hace fluir, fluye y corta...». Gilles Deleuze y Felix Guattari: El Anti-Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia, Barral Editores, Barcelona, 1974, página 15.
«Me aterra el silencio eterno de los espacios infinitos que ignoro y que me ignoran». Blaise Pascal
«La meta perseguida por las románticas vigilias de Eisengardt ha sido plenamente lograda; donde quiera que haya un Ocioso, la máquina descansa y el hombre, retemplado, trabaja.» Bustos Domecq
A: Miguel de Molinos; Jorge Portilla; Jacques Lacan; Jean Tinguely; Jacques Derrida; Gilles Deleuze; Felix Guattari...
A Luis O. Brea Franco,
fervoroso amante de la belleza clásica.
Una cierta petulancia consiste en la seguridad metafísica
de lo propio.
Muy otra voluntad insiste en afirmar la vibración del nervio:
el rizo
la risa
el rezo/
el desafío del humor filoso,
el roce riesgoso en el juego del texto
—veloz impropio amoroso—
el goce que salta,
galopa/
galopa/
en (ga)sapo imprevisto,
presuroso/
asumido y presumido en pura sed vertiginosa:
indecible se-ducción del agua que transcurre,
—quizá en holofrase, tal vez en una letra—
para ofrecerlo de pronto en los labios del instante.
Pero el intento siempre falla y deja un resto inabordable:
Conexión de interrupciones. Puente frágil que persiste.
Sabe (des)ajustarse al chato, al cuenco, al recuento,
a la cuenta, al contexto, al banquete/
al discurso y a los semblantes.
(¡Olivo a Oliverio Girondo,
campana verbal de tenso badajo,
que ofrece sonido unido a sentido.
absorta corre,
¡hasta la semántica fatalidad del semáforo!
Sólo bordeando con plomada el orificio,
su abismo,
su imposible y su carencia,
trágico el humor nos salvaría de la guerra final y de la peste.
Sólo bardos barbados bordeando en la escritura
los cráteres de vulvas iracundas/
escuchando en el temblor la verdad del agujero/
podrán salvar la tierra
del desastre/
embocar la profecía y la trompeta...
Vivir el mundo actual: desajustado,
¡hasta la semántica fatalidad del semáforo!
Sólo bordeando con plomada el orificio,
su abismo,
su imposible y su carencia,
trágico el humor nos salvaría de la guerra final y de la peste.
Sólo bardos barbados bordeando en la escritura
los cráteres de vulvas iracundas/
escuchando en el temblor la verdad del agujero/
podrán salvar la tierra
del desastre/
embocar la profecía y la trompeta...
Vivir el mundo actual: desajustado,
informe,
nos impone ciertamente sobrevolar el desconcierto...
El humor es una suerte de generoso egoísmo:
El humor es una suerte de generoso egoísmo:
pretende concentrar el infinito en una frase
—quizá en holofrase, tal vez en una letra—
para ofrecerlo de pronto en los labios del instante.
Pero el intento siempre falla y deja un resto inabordable:
Conexión de interrupciones. Puente frágil que persiste.
Secuencia que el Otro ha llamado: continuidad que se desgarra, travesía de la huella, ceniza, collar y paloma/
seriatura, cruel rizoma/
erion o vellocino/ corte y sutura que enlaza discurso, chiste,
inconsciente/
locura, amor y poema...
El que chotea chatea in vino veritas: ¡mente!
Ello miente y lo proclama. En el error tropieza y mal-dice. Falsifica y lo bien-dice.
seriatura, cruel rizoma/
erion o vellocino/ corte y sutura que enlaza discurso, chiste,
inconsciente/
locura, amor y poema...
El que chotea chatea in vino veritas: ¡mente!
Ello miente y lo proclama. En el error tropieza y mal-dice. Falsifica y lo bien-dice.
Sabe (des)ajustarse al chato, al cuenco, al recuento,
a la cuenta, al contexto, al banquete/
al discurso y a los semblantes.
No debe desbordar ciego
la precisa economía de elipsis, ni perder la vigilancia, el tino,
el hilo rojo del trance.
Camina hacia lo imposible. ¡Danza!... Eso habla borracho en lo dicho,
claroscuro y falsedad cierta...
Camina hacia lo imposible. ¡Danza!... Eso habla borracho en lo dicho,
claroscuro y falsedad cierta...
(¡Olivo a Oliverio Girondo,
un veraz que gira hondo!
Salivo de alivio a la vera del fondo/
la verdad se desmadeja:
cae toda en el sinfondo...)
Si a este modo el que dice no lo hace,
el exceso, el goce, el don,
el equívoco lúdico-mágico y el ritual de las palabras
naufragio serán y espectáculo
cae toda en el sinfondo...)
Si a este modo el que dice no lo hace,
el exceso, el goce, el don,
el equívoco lúdico-mágico y el ritual de las palabras
naufragio serán y espectáculo
—financiero, insípido, yerto—
reglado por la doxa más chata y sus inicuos atractores velados...
Más allá de las oposiciones caníbales:
reglado por la doxa más chata y sus inicuos atractores velados...
Más allá de las oposiciones caníbales:
adentro/ afuera,
privado/ público,
privado/ público,
el humor es la locura del don como secreto poema irreductible.
No es simple rel-ajo, ¡carajo!, es callejera coreografía indescrita
—ilegible, incógnita, críptica—:
—ilegible, incógnita, críptica—:
más que rel-ajo, tens-ajo/
navaja, tasajo, pasaje/
tatuaje indeleble y viaje/
condimento con ajo de abajo no tasado
condimento con ajo de abajo no tasado
por ojo de arriba/
campana verbal de tenso badajo,
que ofrece sonido unido a sentido.
Danzar de sentidos con reloj y medida: barrada guarida de loco infinito,
que goce a goce brota,
gota a gota mana,
de la Razón herida,
que goce a goce brota,
gota a gota mana,
de la Razón herida,
de la palabra rota...
Para dar sinsentido, humor, poesía, es preciso sentir y soltar el sentido.
Hacer el intento de alcanzar y medir(se con) la cosa real,
lo vacío imposible:
¡empresa fallida!
Así loco y herido de muerte
el chiste sangrante da vida...
¡Oh la risa inaudita, inaudible!
Secreta carcajada en abismo,
reservada tan sólo para el dios escondido, para oídos
que danzan el fragor de la ausencia.
¡Oh la risa del feto, oh el olvido que piensa!...
Santidad y amor son chistes orientados/
arduos juegos de humor/
misterios dirigidos.
Y Alguien dijo la flor del ciruelo que siente,
arroja de su hambre tinieblas a tu cuerpo...
¡Oh broma sostenida!
Su mano es pez de bruma que persigue transparencia...
Hablando la verdad ahora en euskera: ¡Salta un chiste del pe(s)cado en la chistera!:
Keaton, Beckett, Chaplin: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡No hay aquí blasfemia!: a fe mía que la culpa es de Pascal.
¡El Universo es la broma de Nadie,
vacía de sonido y de furia!
Diciembre de 2008
© Armando Almánzar Botello. Santo Domingo, República Dominica.
Otros lugares virtuales en los que figura este mismo texto:
Blog Cazador de Agua: http://tambordegriot.blogspot.com/2013/08/eureka-poema-ensayado.html, y también: http://cazadordeagua.blogspot.com/2009/07/eureka-poema-ensayado.html
Blog de Pedro Granados: http://blog.pucp.edu.pe/item/50769/eureka-poema-ensayado-armando-almanzar-botello
Blog epistheme: http://epistheme-tonydemoya.blogspot.com/2009/04/noticias-del-frente-multicolor-055.html
[Noticias libres del peru]: http://peru.feeder.ww7.be/index.php?cal_date=2009-04-02&debut_syndic=150
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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Cazador de Agua
Tambor de Griot
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
"EUREKA" de Jean Tinguely
Para Jacques Derrida, siguiendo a Marcel Mauss, a Jacques Lacan y a Martin Heidegger, el Don es lo que “no-cesa de darse”, pero sin retorno, sin la circularidad del comercio, sin aspirar al pago de la deuda.
El don no cesa de darse, pero no debe saber que se da. Por ello, Derrida lo piensa también como lo imposible: un don que es puro olvido de sí, ceniza, restancia diseminal... Un don que no endeuda porque no conserva la memoria de su exceso.
En este sentido, a la justicia como don se tiende asintóticamente, pero ella es de hecho lo inalcanzable por excelencia: pura línea de fuga con la que debemos medir nuestros pequeños “dones”, prisioneros de la estructura circular, cíclica —“odiseica”, dice Derrida—, del comercio, del cálculo de conveniencias, de la “filantropía” con usura entendida como disfraz del resentimiento y del espíritu de venganza, de la competencia descarnada y de la simple juridicidad formal...
Si bien el cristiano auténtico —que pretende afirmar la “discreción” en el don—, propugna porque no sepa su mano izquierda lo que hace su mano derecha, él aspira, finalmente (como señala con pertinencia D. T. Suzuki), a que Dios lo vea, y así El Supremo garantice con Su Mirada Omnisciente y Omnipotente el valor salvífico de los dones realizados “discretamente” por el adepto.
Hay allí una velada negociación, un intercambio enmascarado, un interés indirecto y hasta cierto punto hipócrita y oportunista.
Todas las religiones de procedencia indoeuropea, y quizá la religión como tal en sentido genérico, participan de esa dimensión “mercantil y fiduciaria” de la fe (J. Derrida): el sacrificio y la ofrenda al dios vienen a producirse bajo la espera de “un retorno con usura” de la inversión afectiva, litúrgica y espiritual que el adepto realiza en nombre de su creencia.
Así se participa de una resistente y profunda estructura ontológica, teológica y teleo-escatológica cuya naturaleza “circular u odiseica” (Jacques Derrida dixit) solo se ve provisionalmente suspendida en el contexto de la mística, cuando esta dice:
«Aunque No hubiera Cielo, yo te amara, y aunque NO hubiera Infierno, te temiera...».
No obstante, se insinúa el “retorno con usura” de la inversión mística cuando el poema dice:
«...pues aunque LO QUE ESPERO no esperara...».
Hay aquí, sin lugar a dudas, una certeza de recompensa que aparta bruscamente al texto de la espera desértica, desinteresada, vacía, incondicional...
El don, tal como es concebido por la mística —entendida esta como práctica espiritual diferente a la simple religión— en los diversos modos y contextos que representan, respectivamente, el Budismo Zen, el pensamiento de Meister Eckhart, de San Juan de la Cruz o Santa Teresa (formas analizadas por Bataille, Otto, Derrida, Zubiri, Lacan, Eliade...), no participa de una onto-teo-teleología infusa ni de un cálculo de voluntad salvífica.
Como en el imperativo categórico kantiano, el accionar que conduce al don se produce “POR deber autofundamentado”, no “de acuerdo CON el deber”... ¡para ganar un premio!... muchas veces inmerecido...
Por tal motivo, Derrida relaciona el don con cierta imposibilidad, con lo que denomina “la espera desértica y abisal del acontecimiento indecidible”... Muchos, aparentemente, esperan desde dicho lugar... ¡Pero no! Desean secretamente y con remilgos la gran coartada: ¡echarle de improviso el guante a la gallina de los huevos de oro!... ¡Vive Dios!
La real desmedida, esa espera desértica desmesurada, desproporcionada —del otro y de lo otro imprevisibles (¿el enigma de la vida y la muerte?)—, no se encuentra ligada a ninguna garantía onto-teo-teleológica, a ningún contrato circular (mercantil y fiduciario) que vendría a inscribir el don en una codificación que comporte las categorías de “acción/recompensa”, “premio/castigo”, “estímulo/respuesta...
¡Larga vida al estilo que no espera nada!
Armando Almánzar-Botello
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Diciembre de 2010
© Armando Almánzar-Botello. (Fragmento de “Lo real como exceso es el vacío”, 8 de diciembre de 2010). Blogs “Cazador de Agua” y “Otros Textos Mutantes”. Santo Domingo, República Dominicana.
ENLACE: Anónimo: “Soneto a Cristo crucificado”: https://www.poesi.as/indx0047.htm
Copyright © Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.
Para dar sinsentido, humor, poesía, es preciso sentir y soltar el sentido.
Hacer el intento de alcanzar y medir(se con) la cosa real,
lo vacío imposible:
¡empresa fallida!
Así loco y herido de muerte
el chiste sangrante da vida...
¡Oh la risa inaudita, inaudible!
Secreta carcajada en abismo,
reservada tan sólo para el dios escondido, para oídos
que danzan el fragor de la ausencia.
¡Oh la risa del feto, oh el olvido que piensa!...
Santidad y amor son chistes orientados/
arduos juegos de humor/
misterios dirigidos.
Y Alguien dijo la flor del ciruelo que siente,
arroja de su hambre tinieblas a tu cuerpo...
¡Oh broma sostenida!
Su mano es pez de bruma que persigue transparencia...
Hablando la verdad ahora en euskera: ¡Salta un chiste del pe(s)cado en la chistera!:
Keaton, Beckett, Chaplin: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡No hay aquí blasfemia!: a fe mía que la culpa es de Pascal.
¡El Universo es la broma de Nadie,
vacía de sonido y de furia!
Diciembre de 2008
© Armando Almánzar Botello. Santo Domingo, República Dominica.
Otros lugares virtuales en los que figura este mismo texto:
Blog Cazador de Agua: http://tambordegriot.blogspot.com/2013/08/eureka-poema-ensayado.html, y también: http://cazadordeagua.blogspot.com/2009/07/eureka-poema-ensayado.html
Blog de Pedro Granados: http://blog.pucp.edu.pe/item/50769/eureka-poema-ensayado-armando-almanzar-botello
Blog epistheme: http://epistheme-tonydemoya.blogspot.com/2009/04/noticias-del-frente-multicolor-055.html
[Noticias libres del peru]: http://peru.feeder.ww7.be/index.php?cal_date=2009-04-02&debut_syndic=150
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:
Cazador de Agua
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ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA "RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL, REMES
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
"EUREKA" de Jean Tinguely
EL DON, LA ORACIÓN Y LA RECOMPENSA EN EL CRISTIANO (Notita)
Por Armando Almánzar-Botello
Gilles Deleuze-Baruch Spinoza: «Toda tristeza es el efecto de un poder sobre mí.»
El don no cesa de darse, pero no debe saber que se da. Por ello, Derrida lo piensa también como lo imposible: un don que es puro olvido de sí, ceniza, restancia diseminal... Un don que no endeuda porque no conserva la memoria de su exceso.
En este sentido, a la justicia como don se tiende asintóticamente, pero ella es de hecho lo inalcanzable por excelencia: pura línea de fuga con la que debemos medir nuestros pequeños “dones”, prisioneros de la estructura circular, cíclica —“odiseica”, dice Derrida—, del comercio, del cálculo de conveniencias, de la “filantropía” con usura entendida como disfraz del resentimiento y del espíritu de venganza, de la competencia descarnada y de la simple juridicidad formal...
Si bien el cristiano auténtico —que pretende afirmar la “discreción” en el don—, propugna porque no sepa su mano izquierda lo que hace su mano derecha, él aspira, finalmente (como señala con pertinencia D. T. Suzuki), a que Dios lo vea, y así El Supremo garantice con Su Mirada Omnisciente y Omnipotente el valor salvífico de los dones realizados “discretamente” por el adepto.
Hay allí una velada negociación, un intercambio enmascarado, un interés indirecto y hasta cierto punto hipócrita y oportunista.
Todas las religiones de procedencia indoeuropea, y quizá la religión como tal en sentido genérico, participan de esa dimensión “mercantil y fiduciaria” de la fe (J. Derrida): el sacrificio y la ofrenda al dios vienen a producirse bajo la espera de “un retorno con usura” de la inversión afectiva, litúrgica y espiritual que el adepto realiza en nombre de su creencia.
Así se participa de una resistente y profunda estructura ontológica, teológica y teleo-escatológica cuya naturaleza “circular u odiseica” (Jacques Derrida dixit) solo se ve provisionalmente suspendida en el contexto de la mística, cuando esta dice:
«Aunque No hubiera Cielo, yo te amara, y aunque NO hubiera Infierno, te temiera...».
No obstante, se insinúa el “retorno con usura” de la inversión mística cuando el poema dice:
«...pues aunque LO QUE ESPERO no esperara...».
Hay aquí, sin lugar a dudas, una certeza de recompensa que aparta bruscamente al texto de la espera desértica, desinteresada, vacía, incondicional...
El don, tal como es concebido por la mística —entendida esta como práctica espiritual diferente a la simple religión— en los diversos modos y contextos que representan, respectivamente, el Budismo Zen, el pensamiento de Meister Eckhart, de San Juan de la Cruz o Santa Teresa (formas analizadas por Bataille, Otto, Derrida, Zubiri, Lacan, Eliade...), no participa de una onto-teo-teleología infusa ni de un cálculo de voluntad salvífica.
Como en el imperativo categórico kantiano, el accionar que conduce al don se produce “POR deber autofundamentado”, no “de acuerdo CON el deber”... ¡para ganar un premio!... muchas veces inmerecido...
Por tal motivo, Derrida relaciona el don con cierta imposibilidad, con lo que denomina “la espera desértica y abisal del acontecimiento indecidible”... Muchos, aparentemente, esperan desde dicho lugar... ¡Pero no! Desean secretamente y con remilgos la gran coartada: ¡echarle de improviso el guante a la gallina de los huevos de oro!... ¡Vive Dios!
La real desmedida, esa espera desértica desmesurada, desproporcionada —del otro y de lo otro imprevisibles (¿el enigma de la vida y la muerte?)—, no se encuentra ligada a ninguna garantía onto-teo-teleológica, a ningún contrato circular (mercantil y fiduciario) que vendría a inscribir el don en una codificación que comporte las categorías de “acción/recompensa”, “premio/castigo”, “estímulo/respuesta...
¡Larga vida al estilo que no espera nada!
Armando Almánzar-Botello
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Diciembre de 2010
© Armando Almánzar-Botello. (Fragmento de “Lo real como exceso es el vacío”, 8 de diciembre de 2010). Blogs “Cazador de Agua” y “Otros Textos Mutantes”. Santo Domingo, República Dominicana.
ENLACE: Anónimo: “Soneto a Cristo crucificado”: https://www.poesi.as/indx0047.htm
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