«Un parpadeo de la lengua por los bordes...» MHM
«El filósofo francés Gilles Deleuze, siguiendo los planteamientos de su coterráneo el poeta, actor, dramaturgo y pensador Antonin Artaud, entiende el Cuerpo sin Órganos (CsO) no como una simple ausencia de estos atributos orgánicos, sino como producción de un cuerpo metamórfico, transformativo, proliferante. Este cuerpo sin órganos, a diferencia del organismo como “silencio de los órganos” determinados, se define por la presencia actuante de órganos indeterminados, temporales y provisorios que se manifiestan en un juego metamórfico de intensidades que no debe ser confundido con la mera dinámica de la corporalidad anatomo-fisiológica y sus procesos de homeostasis orientados a la supervivencia.» Armando Almánzar-Botello
Francis Bacon: Tríptico 1991
Válvula de máquina sin órganos
Por Armando Almánzar-Botello
«L’inconscient est un savoir, un savoir-faire avec “lalangue”.» Jacques Lacan: Le Séminaire de Jacques Lacan. Livre XX: Encore [«El inconsciente es un saber, un saber-hacer con la “lalengua”] Jacques Lacan: El Seminario de Jacques Lacan. Libro XX: Aún»
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Boca: velluda válvula de uva oscura la vulva-ojo sin pudor tendida:
su mariposa negra es el goce aleteando.
Entreabierta.
Libó ella su libido lúcida, honda y suya en él hasta lo éxtimo:
lirio desnudo trashumante...
Sagrada boca de mujer con avidez temblando mundos.
Allí: Saliva. Sangre. Labios. / Dientes. Goce. Lágrimas.
¡Aullidos!
La esculpe y la despierta él en su decir ya para siempre.
La escribe y la toca él hasta el hueso y el silencio. Ella,
respiraba solo enrarecida por su aire.
Oculto el Se impersonal en el poema. Dijo.
Nocturna sangre simulacro en otro cuerpo transferida
–infarto ciego en lo semántico–
turbulencia prosódica de venas palpitando, multiplicada ella, locas,
muchachas rizomáticas.
¡Danzan!
Voy, ahora vuelvo, te sueño el ritmo y en tu página,
ella escribo nuevamente:
alumbro con mi soplo tus retornos pulsionales...
Robada es nube al corazón
si humedecido en labios nombra
un dios que silencioso en tu secreto cielo escribe pájaros...
¡Ay, latidos capilares del sentido indecidible!
Narra desde un borde aquel evento inescrutable que fue nada.
Versos rotos trabajados por las noches con un marro luminoso en mi siniestra...
¡Solo míos para ti!
¿Recuerdas?
¡Oh, tú, distópico esplendor!
Mutante duplicada en el espejo de la tinta, fruta roja oscura
del deseo que respira impertérrito demencia.
Vegetación nocturna...
¡Habla!
Y no temas tu arrogancia,
niña en órgano sensible
oculto en el exceso:
hay “lalengua” en ele luenga de tu letra intersticial que labios borda
y lo desborda...
Y algunos dioses mercuriales
también roban...
Con violencia de molusco para siempre hija del mar,
en tu asombro de gruta logocéntrico penetro.
¡Tú: (de)sagrada indeleble tinta neutra, laberíntica furia
de lo andrógino...!
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Octubre de 2010
2010 © Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana
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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:
Cazador de Agua
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ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA “RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL”, REMES
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LA PERVERSIÓN TRANSFORMATIVA COMO JUEGO DE SUPERFICIE
Por Armando Almánzar-Botello
«En la República Dominicana teníamos desde hacía años al gran poeta Manuel del Cabral, gran explorador de las superficies metafísicas sórdidas y de las insondables profundidades tántricas…» Armando Almánzar-Botello
«¿Qué se ama cuando se ama?» Gonzalo Rojas
«Defeca Dios el universo ardiendo.» Manuel del Cabral
«¡Sé natural como al nacer!» John Donne
«¡Se natural como al morir!» Armando Almánzar-Botello
«Teológicamente hablando violar a una niña es menos grave que realizar un aborto.» Cardenal Giovanni Battista
“El juego insensato es el juego de las relaciones”. Oscar del Barco
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El concepto de “perversión”, en la forma en que lo utilizan Sigmund Freud y Jacques Lacan, por ejemplo, tiene más connotaciones “técnicas y operativas” que simplemente morales.
La perversión es para ellos lo “otro” de la neurosis, su reverso, y, eventualmente y en cierto sentido, su complemento.
Freud, muy pertinentemente, y a contrapelo de la ideología victoriana y puritana característica de su época, habló de autenticidad en “la elección amorosa de objeto homosexual”, elección considerada como una “perversión moral” o un “pecado” en ese particular contexto histórico; Freud comprendió que el amor genuino puede existir en las relaciones homosexuales.
El padre del psicoanálisis solo consideró como “enfermedad” la dimensión llamada “egodistónica” de la homosexualidad, es decir: cuando el propio sujeto de los impulsos homosexuales rechaza neuróticamente su propia homosexualidad y desea ser compulsivamente “curado” de ella, entendiéndola como una patología o un desvío “antinatural”.
Evidentemente, este tipo de sujeto está incapacitado para elegir “partner” y amar plenamente. Debemos decir aquí, no obstante, que ningún posicionamiento humano en la tabla de la sexuación es “natural” o fundamentado en algún orden trascendente: la sexualidad del Homo sapiens sapiens es “polimorfa” en sus orígenes, como decía Freud.
Por otra parte, el modo en que pensadores como Gilles Deleuze (en su obra Lógica del sentido); el Marqués de Sade (en Las 120 jornadas de Sodoma, La filosofía en el tocador; Pierre Klossowski (en textos como El Baphomet, Roberte Ce soir, El baño de Diana); Jean Genet (en obras como Sta. María de las Flores, Pompas fúnebres) Georges Bataille (en relatos como Historia del ojo o El azul del cielo); Pierre Guyotat (en textos poético-narrativos, viscerales y transgénero como Tombeau pour cinq cent mille soldats, Edén Edén Edén; Lewis Carroll (en Alicia en el país de las maravillas, Alicia a través del espejo, La caza del Snark), etcétera, utilizan el término “perverso”, remite o refiere a la valoración de las “texturas”, de los “planos”, de la “mirada y el deseo”, de las “superficies”…
Este “arte perverso de la superficie”, más que a un problema moral o a un mero asunto de pornografía, de imágenes estupefacientes, de temor u odio al develamiento de lo que debe permanecer oculto, de brutalidad escópica anticristiana, de violación de la normativa ético-moral por mostración de su reverso escamoteado, remite a una validación del cuerpo humano en su erótica desnudez y en su mortal vulnerabilidad, a una valoración deconstructiva de la carnalidad que difiere de las preocupaciones moralistas o simples melindres típicos de la hipocresía o de un timorato “pudor” burgués heredero de toda una metafísica idealista que afirma lo “inteligible” (el significado trascendental, el Uno) por encima de lo “sensible” (el aisthéton) y su correlato vitalizante y múltiple, la sensación (la aisthésis).
Esta última dupla (lo sensible y la sensación), tal como nos recuerdan Deleuze, Derrida, Lacan, Lyotard, Badiou, Ranciére, viene a posibilitar la aparición del arte genuino (“el verdadero arte nunca es casto”: Picasso), a encarnar lo inteligible, a despertar al alma y a sacarla de su sopor, de su no ser, de su estado de mera letargia o “suspensión animada”.
En este sentido “textual y textural”, la per-versión constituye una versión o exploración del “despliegue” que viene posibilitar el advenimiento de la superficie incorporal del mismo lenguaje articulado y su “dimensión deseante”, en contraposición a lo que el mismo Deleuze, siguiendo a Platón, a Wittgenstein y a Artaud denomina “sinsentido de las profundidades” o “lenguaje estallado”, por un lado, y “significado trascendental hipostasiado”, por el otro.
Como nos recuerda Oscar del Barco comentando a Jacques Derrida: “El juego insensato es el juego de las relaciones: escritura que surge de leves presiones, escansiones de un movimiento que no puede ser sino una fractura, una puntuación, una diferencia que no encuentra su detención, un ‘uno’ que se divide sin que nunca haya el ‘uno’ como tal, pues lo que llamamos ‘uno’ ya es una división”.
Ese juego insensato al que se refiere Oscar del Barco es la “perversión” como “archihuella” sin origen ni fin. No aquella perversión comprendida y limitada por la oposición paradigmática “neurosis versus perversión”, sino una cierta perversión de superficie topológica, generalizada o desencadenada, que comporta una generalización y un desencadenamiento similares a los que Derrida alude cuando habla de “escritura generalizada”, esa que desborda en su movimiento la simple grafía o escripción y complica o problematiza tanto las profundidades como las alturas del logos metafísico y su pretensión de autarquía y trascendencia.
Dice el poeta mayor César Vallejo en Trilce XIII:
«Pienso en tu sexo. / Simplificado el corazón, pienso en tu sexo, / ante el hijar maduro del día. / Palpo el botón de dicha, está en sazón. / Y muere un sentimiento antiguo / degenerado en seso. // Pienso en tu sexo, surco más prolífico / y armonioso que el vientre de la Sombra, / aunque la muerte concibe y pare / de Dios mismo…»
Ahí, en esos versos, está presente cierta deconstrucción o experiencia vallejiana del vacío, algo de la “defundamentacion” mencionada por Nietzsche, un poco del juego insensato que mencionamos y que resulta de una exploración “sensual y onanista-metafísica” de la oposición paradigmática vida / muerte. No queda nada más por descubrir que la compleja superficie del mundo, que “el escándalo de miel de los crepúsculos”, que la pulsión de vida y su reverso: el “estruendo mudo” de la pulsión de muerte, ambos polos del paradigma espaciados paradójicamente en una topológica banda de Moebius…
Cuando el poeta Gonzalo Rojas (quien por cierto menciona a Freud y a Lacan explícitamente en ese bello libro de poesía erótico-mística al que pertenece el fragmento del poema que me sirve de epígrafe: “¿Qué se ama cuando se ama?”) utiliza la palabra “perverso” o “perversión”, y dice, por ejemplo: “sábanas perversas”, alude a esa dimensión metonímica de “jouissance” o de goce ligada al disfrute sensual de las texturas polimorfas en el juego erótico transbinario:
«Bésense en la boca, lésbicas / baudelerianas, árdanse, aliméntense / o no por el tacto rubio de los pelos, largo / a largo el hueso gozoso, vívanse / la una a la otra en la sábana / perversa…» Gonzalo Rojas
La perversión como “pornología” amorosa superior (Klossowski, Deleuze, Derrida, Nancy, Girondo, Cortázar, García Ponce, Oscar del Barco…), es un arte de la mirada, del deseo y de las “superficies”, del tacto y del contacto, como descubrimos en el John Donne de “Elegía: antes de acostarse”, cuando, dirigiéndose a su mujer, hermosamente afirma:
“Mírame, ven: ¿qué mejor manta / para tu desnudez, que yo, desnudo?”. John Donne
También revela Donne el carácter metonímico-perverso de la textura y la superficie, cuando, en el gran poema “Éxtasis” —el mismo que inspiró a Jacques Lacan en su Seminario sobre el Deseo— nos dice:
“Retornemos a nuestros cuerpos, / para que los hombres débiles puedan contemplar el amor revelado; / los misterios del amor florecen en las almas, / pero el cuerpo es su libro”… John Donne
O cuando todavía, en este fragmento muy celebrado por Borges y traducido aquí por Octavio Paz, prodigiosamente revela Donne el carácter evanescente y lúdico de un deseo que confina con la “perversión”, entendida esta como un juego que explora la dimensión erótica de la superficie: medio que comunica la desnudez palpitante del cuerpo de la mujer —la vulva secreta como “entre”— con la ontología del topos o lugar matricial o natal reencontrado —“mi Terranova”— mediante la aventura erótica que comporta desnudar, descubrir y cubrir un cuerpo:
“Deja correr mis manos vagabundas / Atrás, arriba, enfrente, abajo y entre, /
Oh mi América encontrada: Terranova, /
Reino sólo por mí poblado, /
Mi venero precioso, mi dominio. /
Goces, descubrimientos, /
Mi libertad alcanzo entre tus lazos; /
Lo que toco, mis manos lo han sellado. /
La plena desnudez es goce entero». John Donne
Como maestros de la “superficie perversa” Deleuze menciona también a Rabelais, a Lewis Carroll, a Witold Gombrowicz, a Joë Bousquet, a Michel Tournier, a Henri Michaux…
Recuerdo al gran Octavio Paz (traductor de algunos poemas de Donne) cuando decía, entrevistado por Rita Guibert en pleno 1970:
“El erotismo colinda siempre con lo prohibido, colinda con la muerte, y lo mismo sucede con el arte… Lo que no hay en nuestra lengua es pensamiento erótico, reflexión sobre el erotismo. No hemos tenido un Bataille, un Blanchot, un Klossowski.” Octavio Paz
De ahí que todavía estos temas vitales los tomamos a broma o asumamos frente a ellos una posición sacerdotal y hasta inquisitorial…
Desde luego, aún no existían, para este período de la entrevista a Paz (1970), teorizaciones latinoamericanas de cierta relevancia sobre la sexualidad, el erotismo y la erotización del lenguaje, la hibridación, el mestizaje y lo abyecto en los ámbitos de la literatura, tales como las reflexiones efectuadas luego por un Oscar del Barco, un Juan García Ponce o algunos artistas ligados al movimiento neobarroso rioplatense y al cubano Severo Sarduy…
Prácticamente sólo el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz había meditado para esa fecha sobre esos temas “revulsivos” para la cansada sensibilidad conservadora. Aún no había reflexiones profundas sobre elogios de madrastras ni trabajos teóricos como los del excelente poeta uruguayo Roberto Echavarren…
En la República Dominicana teníamos desde hacía años al gran poeta Manuel del Cabral, gran explorador de las superficies metafísicas sórdidas y de las insondables profundidades tántricas…
«[…] Como dedos ingenuos los termómetros / en mí buscan calores sinvergüenzas. / Pero yo soy la fiebre de los astros. / Soy la temperatura del abismo. / Defeca Dios el universo ardiendo.»
Así nos habla el poeta Manuel del Cabral al finalizar uno de sus memorables y transgresivos textos, la “Canción del invertido”, en el que transforma en Cuerpo sin Órganos deleuziano toda la realidad sociopolítica y cósmica: generación mitopoiética de una superficie virtual en la que un “ano mistérico y anonadante” cuestiona el cuerpo social y la sacralidad misma del universo.
En cuanto a mí: ¡Sí, soy un perverso!, como lo era también, según Jacques Lacan en su Seminario XX, “Encore” (“Aún” 1972-1973), el gran místico germano Angelus Silesius, quien decía, quiasmáticamente: “El ojo por el que veo el mundo, es el mismo ojo por el que Dios me ve”…
Armando Almánzar-Botello
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30 de diciembre del 2013
© Armando Almánzar-Botello. 30 de diciembre de 2013 . Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.
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SUPERFICIE, LOLITA, HUMOR, PEDOFILIA, ZOOFILIA, EROTISMO, ESCRITURA, NECROFILIA, DELEUZE, PARADOJA, BARTHES, BEAUVOIR... PERVERSIÓN... CARRETERAS...
«Hay un uso ahí de la paradoja que no tiene equivalente sino en el budismo zen por una parte, y en el nonsense [sinsentido] inglés o americano por otra. Por una parte, lo más profundo es lo inmediato; por otra, lo inmediato está en el lenguaje. La paradoja aparece como destitución de la profundidad, exposición de los acontecimientos en la superficie, despliegue del lenguaje a lo largo de este límite. El humor es el arte de la superficie, contra la vieja ironía, arte de las profundidades o de las alturas.» Gilles Deleuze: Lógica del sentido
«Textos de goce. El placer en pedazos; la lengua en pedazos; la cultura en pedazos. Lostextos de goce son perversos en tanto están fuera de toda finalidad imaginable, incluso lafinalidad del placer (el goce no obliga necesariamente al placer, incluso puedeaparentemente aburrir). Ninguna justificación es posible, nada se reconstituye ni serecupera. El texto de goce es absolutamente intransitivo. Sin embargo la perversión no es suficiente para definir al goce, es su extremo quien puede hacerlo: extremo siempre desplazado, vacío, móvil, imprevisible. Este extremo garantiza el goce: una perversión a medias se embrolla rápidamente en un juego de finalidades subalternas: prestigio,ostentación, rivalidad, discurso, necesidad de mostrarse, etc.» Roland Barthes: El placer del texto
AMBIGUA PROVOCACIÓN LA SERÁFICA DESNUDEZ DE LA ESCRITURA...
«Tremenda ensoñación mística la producida en mí anoche por la relectura del brioso ensayo «Brigitte Bardot y el síndrome de “Lolita”», de la gran pensadora francesa Simone de Beauvoir...» Armando Almánzar-Botello
«Hacer pasar al discurso la pulsión de muerte y lo reprimido por el monologismo, es la más sólida barrera simbólica contra el retorno de los fascismos». Julia Kristeva
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PORNOGRAFÍA, EROTISMO ARTÍSTICO, NECROFILIA, DESNUDEZ, SUBLIMACIÓN, MERCADO, CUERPO, MERCANCÍA, DOBLE MORAL...
Por Armando Almánzar-Botello
«OnlyFans es un servicio de suscripción de contenido con sede en Londres. Los creadores de contenido pueden obtener ingresos a partir de los usuarios suscritos a su perfil, denominados “fans”. Permite a los creadores recibir fondos directamente de sus fans con una suscripción mensual, pago único o pago por visión.» Wikipedia
«El neocapitalismo hedonista y profano “prohíbe” o censura hipócritamente la sexualidad y la pornografía en las redes sociales y en ciertos espacios públicos, para rentabilizar la prohibición y maximizar los beneficios, para privatizar la desnudez, el sexo y el erotismo, los cuales vienen a ser vendidos —sin establecer entre ellos diferencias de regímenes semióticos o estéticos—, en seductores lugares de trivialización y mercantilización del cuerpo regidos por un contrato libidinal capitalista-prostitutivo. Esta es la naturaleza profunda de la “permisividad de control” promovida por el denominado “mercado del amor” y su imperativo superyoico: “¡Goza, pero si quieres gozar, paga! La censura opera como un torniquete o dispositivo de regulación y orientación de los flujos de capital. Esto ya lo pudo comprobar el teórico ciberanarquista estadounidense Hakim Bey, un poco después de 1991, “decepcionado” de la Internet como supuesta “zona temporalmente autónoma”.» Armando Almánzar-Botello
«La pornografía es la línea recta que une dos puntos; el erotismo es la línea mixta que podría conectarlos.» Armando Almánzar-Botello
«Como bien señaló Umberto Eco, los actuales fenómenos de “estupidez colectiva” o de simple impermeabilidad cognitiva, se pueden observar en la Internet (particularmente en la blogosfera y en redes sociales como Facebook) en su carácter de Zona espectacular parcialmente “despotenciada” por el Marketing, por la “desublimación represiva”, por la autocensura de los usuarios, por la vigilancia panóptico-banóptica, y en la que, por estos motivos, entre otros, muchas veces no se manifiesta en puridad el genuino espíritu “insurreccional”, “subversivo”, “culturizador” o auténticamente libertario de aquello que Hakim Bey denominó, en 1991, lo “Temporalmente Autónomo”. Muchos de los seguidores de Bey se vieron precisados a reconocer, con posterioridad al optimista ensayo de este publicado a principio de los noventa, que la Internet, en tanto que Zona definida inicialmente por el teórico ciberanarquista estadounidense como Temporalmente Autónoma con respecto a los poderes —si alguna vez fue o pudo ser tal cosa—, desde hace lustros se ve de hecho convertida en un duplicado virtual o cibernético de las estratificaciones, estrías, dominios, hegemonías, segregaciones, vigilancias estatales e intereses de las grandes corporaciones y del crimen organizado, instancias todas que operan en el mundo concreto de la “realidad física”, económica, ideológica y político-social del neocapitalismo.» Armando Almánzar-Botello
«Los modelos artísticos profesionales que se desnudan para el pintor, para el escultor; los artistas que se desnudan en la escena teatral, danzaria o cinematográfica, ¿pueden ser considerados como pertenecientes a un cierto tipo especial de “trabajadores sexuales”, como practicantes de formas insospechadas y diversas del contrato prostitutivo: comerciar con el cuerpo y con la sexualidad? ¿En qué se diferencia el modelaje artístico-erótico de la simple práctica de la pornografía y de la prostitución convencional, entendida esta en sentido estricto? Por definición y rigurosa necesidad, ¿son practicantes de la prostitución todos los modelos profesionales o artistas que se desnudan en el cumplimiento de su actividad o trabajo?» Armando Almánzar-Botello: comentario del 10 de junio del 2019
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En uno de mis enlaces de Facebook he planteado, con intención pedagógica, la siguiente pregunta:
«Los modelos profesionales que se desnudan, ¿están vendiendo sexo visual o la desnudez como objeto de apreciación estética?»
Uno de mis valiosos amigos de Facebook me ha respondido:
«Las modelos venden su dignidad. Sin reproducción no se produce sexo, solo coito. Ellas no se ven como un objeto de estética, saben muy bien que quienes la ven no tienen apreciación alguna.» E. S.
Ante su oportuna y muy personal respuesta, yo le contesté:
DISTINGUIDO Y VALIOSO AMIGO E. S.:
No me refiero solo a “ellas”, por eso hablo de “los modelos profesionales”. Utilizo, gramaticalmente, el universal masculino.
Además, el cuerpo erógeno, libidinal, pulsional, no se reduce al mero organismo anatomo-fisiológico. Su “meta”, en el ser humano, no es la simple reproducción.
No hay que condenar la “pornografía” desde el punto de vista moralista. De hecho, lo que vendría a definirla como forma o modalidad de presentación del objeto sería una relativa pobreza semiótica, una cierta estrechez o debilidad expresiva que le impide trascender a un plano estético-erótico de mayor riqueza significante.
De hecho, como demuestran en sus análisis Jacques Lacan y Jacques Derrida, entre otros, fuera de lo anteriormente señalado —es decir, la “naturaleza” directa, “cruda”, homogénea, relativamente inmediatista de la pornografía, distinta del carácter oblicuo, mixto, “cocido”, heterogéneo, indirecto y exploratorio del erotismo estético— no existe un deslinde neto, absoluto, entre lo pornográfico y lo erótico-artístico. La diferencia estaría entre lo que el pensador Jacques Lacan denomina la “fina orfebrería semiótica” que viene a caracterizar a lo erótico-artístico logrado, haya o no una “presentación directa o explícita” de la sexualidad o de los órganos sexuales: “elevar el simple objeto a la dignidad de la Cosa (das Ding)”, por medio de un trabajo semiótico-expresivo de orientación plural y direccionamiento múltiple, mixto.
Por tal razón, estos pensadores entienden que la “sublimación” psicoanalítica no apunta necesariamente en dirección a lo “sublime ascensional desencarnado”, a lo desexualizado.
La mostración de la pura desnudez puede ser el objetivo de una genuina obra de arte. Aunque esta, desde un punto de vista moralista, podría ser considerada simple pornografía. Una obra de arte puede ser, en este último sentido, tanto erótica como pornográfica. Piénsese aquí en ciertos cuadros o dibujos de Courbet, de Hiroshige, de Hokusai, de Bellmer, de Picasso, etcétera; en poemas como el que analiza Jacques Lacan, siguiendo a Freud: un texto poético del gran trovador provenzal del siglo XIII, en lengua de Oc, Arnaud (o Arnaut) Daniel. Lacan nos advierte, en su Seminario 7 de 1959-1960 “La ética del psicoanálisis”: «El juego sexual más crudo puede ser el objeto de una poesía, sin que esta pierda sin embargo su mira sublimante.» (Te invito a leer los textos completos de este enlace).
Ahora bien, cuando la desnudez se rutiniza y su presentación se banaliza y empobrece ofreciéndose fuera de toda función erótico-artística (el erotismo es, como nos recordaba Octavio Paz, la sexualidad transfigurada por la potencia de la imaginación), fácilmente deviene simple “mercancía” (en el sentido restringido del concepto) y pasa a funcionar en las redes del mercado capitalista.
La “(des)potenciación” aparente de la imagen que realiza el mercado está subordinada a lo mercurial, a lo que Habermas denomina la racionalidad calculadora, instrumental, no a lo que él entiende como “racionalidad estética”, esa que se abre a la exploración de lo desconocido y a la generación de nuevos y múltiples sentidos. Sloterdijk caracteriza como “razón cínica” a esa razón calculadora que, en nuestro caso específico, vendría a reducir todo el auténtico potencial semiótico-expresivo de la imagen con la finalidad de simplemente ponerlo, reducido, banalizado, asordinado semióticamente, al servicio de la seductora promoción de la mercancía y de la mascarada narcisista de goce, de falsa felicidad o de mentida libertad que comporta el espot publicitario. Dicho espot debe ser entendido como la actualización audiovisual de un mundo empobrecido ética y cognitivamente, carente de espesor estético-político y de real aventura o riesgo, tal como lo sería el mundo programado, previsible, sometido al rigor del algoritmo, edulcurado, sofístico y trivial que caracteriza al mercado y su propensión al consumismo hedonista de simple valor reactivo.
No obstante (y aquí está la complejidad del problema) a pesar de que dicho espot publicitario no es, por definición, “transideológico”, “transnarcisista” y “transhistórico”, puede comportar (y de hecho comporta) la utilización de una “función estética” (R. Jakobson), digamos “asordinada” o reducida, restringida a un uso meramente pragmático-instrumental, promocional de la mercancía o el servicio, pero función estética al fin.
¡No debemos reducir el tema o asunto de la “desnudez y el sexo” al contexto simplemente moral!
La naturaleza compleja de dichos factores, realmente artificializados por el orden tecnosimbólico humano y su espectralidad (Lévi-Strauss, Lacan, Derrida), obliga a un afinamiento de nuestros juicios cognitivos, éticos, estéticos, “est/éticos” (Lacan, Lacoue-Labarthe, Nancy), más allá de la mojigatería filistea (Nietzsche), de la mera “descalificación moralista” de la desnudez, del erotismo, de la sexualidad (pornográfica o no, heterosexual o no); más allá de la tendencia falogocéntrica (Derrida), idealista, a degradar, a descalificar el cuerpo, lo sensible, la sensación, subordinándolos al ámbito privatizado de la circulación mercantil o al mundo metafísico de lo trascendental platónico.
Saludos cordiales.
Armando Almánzar-Botello
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.
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PTYX La caracola delirante (Fragmento)
Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO
«[...] Sobre todo me gustó la abundantísima vellosidad púbica de la bella muchacha del gato negro y el cuchillo. ¿Es modelo profesional reconocida? ¿Es foto reciente la de su joya oscuramente iluminada?
»En estos tiempos terribles de bombardeos, genocidios, calentamiento global, afeites y depilaciones canallas, ¡estamos en verdad redimidos por semejantes pubis gloriosos!
»¿Testimonio tal vez de un renacimiento postmoderno de la Justicia, o del misterio sagrado de las míticas cavernas y sus lianas indomables y apotropaicas?
»Aceptación-celebración de nuestra envidiable condición corporal, mortal, danzante: esa que no asumen como propia los poderosos de la Tierra; esa condición negada por el criminal psicobiopoder eugenésico y cosmético de los imperios y costumbres que hoy controlan a las subjetividades y a los cuerpos, a las poblaciones y sus flujos, asociando la vellosidad púb(l)ica con la temible contingencia de la carne mortal arrojada al mundo, a este hábitat o espacio globalizado que esos mismos poderes asesinos e inhumanos tienden a volver peligrosamente inhabitable...
»Sería muy triste que la imagen que celebro fuera tan solo el desnudo fotográfico de un Zeitgeist preterido y sin retorno...
»Pero no. ¡La de la foto reciente que celebro, en verdad es una vulva tan ontológicamente deleuziana que hace sombra!
»Ella se descubre “total-mente” no platónica en su morfología antiesencialista, humano-bestial, erógena, maquinal y divina.
»Siento la recóndita respiración salobre del mar en esa caracola; el lento y sinuoso crecimiento de los pelos, la oscura morfogénesis inmanente de la carne. Recuerdo al sabio Lucrecio y al sensual Spinoza:
»“Natura naturans” se artificializa a sí misma, y pueden vislumbrar aquí, hombres de poca fe, ¡el poder transmutante que le es dable alcanzar a un cuerpo femenino!
»¡Oh divino y secreto cuerpo metamórfico que sabe… y no soporta que se sepa que se sabe sino tan solo en el decir a media luz del poema!
»Una mujer sin vello púbico para mí no tiene alma.
»Pero puede adquirirla suspendiendo los afeites. Si es lampiña, como dice Schiller, que se aleje llorando de esta hermandad...
»¡Chillen amadas feministas, pero hablo en nombre de la dignidad del fetichismo transfigurado por el amor a los cuerpos-almas!
»Pero no. ¡Mesuremos el entusiasmo! ¿Mesuremos el entusiasmo? ¡Amemos también a las mujeres de canosa vellosidad púb(l)ica... sin olvidar a las jóvenes o viejas bailarinas depiladas o lampiñas! [...]
»¡De verdad me entusiasmó aquel pubis!…
»Pregunta retórica nomás: ¿La “nueva carne” cybórgica nos dará la oportunidad de palpar de nuevo el palpitar de una “pepita” ora(o)cular asomando como lengua de alme(a)ja sonrosada o violeta entre aquel tupido matorral originario que, como dijo Gustave Courbet un día, constituye sin dudas “El origen del mundo”?
»¿Conocen el cuadro del subversivo pintor francés? ¡Búsquenlo, por favor, contémplenlo cautelosamente con el corazón-intelecto, y de lejos les tocará también el resplandor de mi entusiasmo!
»¿Sabían que Jacques Lacan fue durante años el dueño legítimo de ese cuadro de Courbet, y que su viuda Sylvia (protagonista de “Une partie de campagne” de Jean Renoir) lo entregó al Estado francés como pago por concepto de impuestos atrasados?
»Lacan llegaba de su Seminario en L’ École Freudienne de París, y ya en su casa, en pantuflas y bata, con vasito de whisky entre sus sabios dedos de prestidigitador y dramaturgo filosófico, se sentaba en un sillón reclinable situado frente a esta aurora negra pintada por Courbet, a meditar sobre los misterios de la sexualidad femenina: su esposa Sylvia (¡ex de George Bataille!), Santa Teresa de Jesús, Golda Meier, unas tetas oscuras de mulata antillana (tetas que fascinaban al viejo Góngora del psicoanálisis, según me contó una morena bellísima de Guadalupe que estudió en París), el goce suplementario de la mujer, más allá del falo, más allá del “no-toda es”, en la tabla modal de la sexuación, etcétera.
»En fin, me gusta el sabor del cyborg femenino —organismo de mujer y máquina acoplados—, si es que permiten concebir así, l@s teóric@s del feminismo, a esa carne y metal en convergencia funcional femenina, pero con muchos pelos en el coño húmedo, vivo, laberíntico, palpitante: coño paradójico de carne vulnerable, amable, inmortal, contingente, comestible, comulgable...
»“El Gran Coño Cósmico es un dios barbado: ¡Dionisio!”
»Como lo dirían o dijeron entre otros, Homero, Platón, Buda, Sófocles, Lucrecio, Lao-Tse, Dante, Cervantes, Shakespeare, Rabelais, Meister Eckhart, San Francisco de Asís, John Donne, Nietzsche, Nerval, Artaud, Joyce, Céline, Sartre, Wallace Stevens, Ionesco, Borges, Gabriel García Márquez, Henry Miller y finalmente yo (con humildad indecidible ardiendo, transido de intensivo fervor pulsional).
»Sí: “El Gran Coño Cósmico es un dios barbado: ¡Dionisio!”
»De dicha “convergencia funcional” hablarían, tal vez, un Jacques Lacan o un Georges Canguilhem, un Marvin Minsky o un Roger Penrose, si mal no recuerdo…
»Prosigo “glosando”: es un vicio muy sabroso cuando puedes, con tu agudo vigor hermenéutico y tu bagaje humorístico y “falogo-fonocéntrico”, recrear y traspasar sin Derrida el texto “tutor”...
»Con estas ideas creo dar matices al pensamiento de Donna Haraway […]
Armando Almánzar-Botello
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ueves 31 de Julio 2008
Texto retocado cuya versión completa y original fue publicada ese mismo año 2008 en el Blog de Pedro Granados, perteneciente al servicio de bitácoras de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.
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Algunos blogs y revistas digitalizadas en los que figura o se menciona el poema “Leyendo con Lacan el día de playa”:
Blog Cazador de Agua
Blog Otros Textos Mutantes
Revista Xinesquema, No. 5, octubre 2004, páginas 251-253
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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ADENDAS:
¿EXISTE UNA DESNUDEZ ERÓTICA DEL ROSTRO?
TAL COMO SE PREGUNTA JEAN BAUDRILLARD: ¿UN PRIMER PLANO DE LOS OJOS PUEDE SER PORNOGRÁFICO?
«La pornografía es la línea recta que une dos puntos; el erotismo es la línea mixta que podría conectarlos.» Armando Almánzar-Botello
«Los modelos artísticos profesionales que se desnudan para el pintor, para el escultor, para el fotógrafo; los artistas que se desnudan en la escena teatral, danzaria o cinematográfica, ¿pueden ser considerados entonces como un cierto tipo especial de “trabajadores sexuales”, como practicantes de formas insospechadas y diversas del contrato prostitutivo: “comerciar con el cuerpo y con la sexualidad”?
¿En qué se diferencia el modelaje artístico-erótico de la simple práctica de la pornografía y de la prostitución convencional, entendida esta última en sentido estricto? Por definición y necesariamente, ¿son practicantes de la prostitución los modelos profesionales que se desnudan para el artista?» Armando Almánzar-Botello
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LO OBSCENO Y LO “ABYECTO SUBLIMADO” (Concepciones distintas de lo “obsceno” en Jean Baudrillard y en Jacques Lacan) Fragmento
Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO
Podemos analizar lo que algunos pensadores —lacanianos o no: González Requena, Ortiz de Zárate, Alenka Zupančič, Javier Aramburu, Jean-François Lyotard, Slavoj Žižek...— han concebido como una “dialéctica esquizoide” entre la “metáfora delirante” de la imagen publicitaria, en su carácter de mascarada del goce (González Requena), de representación narcisista obturadora de la carencia, por un lado, y el denominado “flash obsceno de lo siniestro”, por el otro, entendido como simple retorno en bruto de lo reprimido.
Los regímenes de la pornografía dura, el llamado “casting del horror”, los “banales realismos tremendistas” (reality-shows), todo “espectacularizado”, neutralizado por un insulso exceso de presencia, forman parte de lo que Jean Baudrillard denomina “lo obsceno”.
Lo que diferencia este tipo de aproximación a lo Real de aquella que realiza el arte auténtico y el pensamiento crítico a través de sus recursos semióticos polivalentes, estriba en que bajo el reino espectacular de lo obsceno baudrillardiano, la Cosa (das Ding), el otro y lo Real están sometidos a una voluntad perversa de captura o goce desmesurada o bulímica y, finalmente —de un modo indirecto, enmascarado—, a una sobreexposición de lo “dado” bajo el control tecnológico del cálculo y la eficacia. “Psicobiopolítica digital”, para decirlo en su terminología más reciente y, hasta cierto punto, al modo del filósofo surcoreano Byung-Chul Han.
Es verificable la existencia de una actuación histérica o esquizoide del deseo, la cual, más que un “acting out” —y me atrevo aquí a retocar a Baudrillard— es también un “passage a l’acte” patológico.
Dicha actuación o efectuación del deseo, se orienta simplemente al control de la “deriva” por parte del sujeto, al intento de someter lo Real indomeñable de la Cosa (das Ding), reduciéndolo a eso trivialmente obsceno, a lo que simula estar “más allá del principio del placer”.
De hecho, esta “obscenidad”, en su excesiva presencia “viscosa”, pertenece más a los regímenes semánticos de la náusea y del tedio homeostáticos que a la dimensión “perlaborada” de lo “abyecto sublimado, pero sin consagración”, tal como lo conciben Lyotard y Kristeva.
La obra del gran irlandés James Joyce, principalmente el “Ulises” y el “Finnegans Wake”, participa de lo que lacanianamente se denomina “estética rota” (est/ética), que incluye, de modo simultáneo, el velo que recubre lo innombrable y el oculto, terrible y oscuro reverso de la representación.
Como nos muestran Umberto Eco y Jacques Lacan, entre otros, esa obra de James Joyce rompe con la función idealizante de la belleza; desgarra el velo que cubre a la Cosa real (das Ding). Esto da origen a lo que Jacques Lacan denomina lo “eausbcène” en Joyce: lo obsceno como belleza rota, como sublimación sin idealización, sin “consagración” (J. Kristeva).
Evidentemente, dicho concepto de lo obsceno es muy diferente al de Jean Baudrillard, pues no se opone al carácter oblicuo del erotismo ni comporta empobrecimiento significante. Por tales motivos no se aproxima de ningún modo a la bruta banalidad empírica de lo meramente pornográfico.
Lo “eausbcène” joyceano-lacaniano, como nueva forma joyceana de la belleza (est/ética) sería equivalente a eso que podemos denominar —siguiendo a Klossowski, a Deleuze y también a Gombrowicz— “pornología superior”: belleza que corresponde no al “Uno” del ideal sino a los “unos descarnados” de lo Real. Fina orfebrería semiótica, lugar del acontecimiento-(sin)sentido sabiamente construido mediante “significantes refinados”, trazos o rasgos “unarios” y litorales perfilados por la letra en el acto de escritura, como nos recuerda el mismo Lacan...
Contrariamente, lo obsceno baudrillardiano, como “proximidad” excesiva, constituye, a pesar de todas las “mascaradas y disfraces que implica su desnudez”, un mero intento voluntarista y banal de programación y domesticación del Deseo, una suerte de borradura espectacular de lo Real amenazante, imprevisto, en el intento de controlarlo, presentándolo de forma pueril y garrafal.
Parafraseando a Alenka Zupančič yo ahora diría: La obscena “presentificación” de lo real equivale a una huida de lo Real, a su efectiva evitación temerosa. Como nos recuerda Aramburu, coincidiendo aquí con Baudrillard y siguiendo la estela de Freud, de Lacan y Debord: la presentación desmesurada y “obscena” de lo real, está, de hecho, al servicio de la desmovilización política, al servicio del dormir.
Y contra una cierta lectura unilateral de Baudrillard lo afirmamos: el obsceno exceso de proximidad a un “real” programado (el “obsceno”, el “exceso” y el “real” baudrillardianos), “real” controlado, “puesto en pantalla”, domesticado bajo su aparente carácter salvaje, sobreexpuesto en clave hiperrealista, efectivamente hipnotiza, adormece, histeriza.
Dicho “real programado” también es parte de la estrategia de la “transparencia” manipuladora, también es parte de la “sociedad del espectáculo” reformulada.
La obscenidad entendida al modo de Baudrillard —como grado cero de la metáfora—, es una de las formas de control propias del psicobiopoder espectacular por simetría inversa: “realización pseudosoberana” o sobremostración regulada por atractores extraños, ocultos.
Mientras más “verdad” aparenta o simula mostrar lo obsceno baudrillardiano, más la disimula o esconde como aspiración de dicha verdad a lo real lacaniano.
Para el sistema, el deseo de transparencia total es otra máscara perversa, un nuevo tipo de disfraz que pretende ser percibido como el “rostro final y verdadero”.
Lo reiteramos: el espectáculo no solo nos aleja de lo real; también simula acercarnos a este por un exceso de realidad insulsa y tutelada.
La mostración obscena de “lo real” trivializado, en tanto que simulación de verdad, es una parte más del espectáculo.
Debemos reiterarlo aquí hasta los confines mismos de la angustia: el concepto de lo real en Baudrillard es muy distinto a la categoría de lo Real en Lacan.
Aquello que Baudrillard denomina “real”, cuyo acercamiento excesivo, bruto, banal, prisionero de la mera mostración del “accidente” produce la náusea que corresponde a un cierto concepto de lo obsceno, sigue aprisionado dentro de la realidad espectacular, programada, previsible, insulsa... No es un real imprevisible, inesperado: no alcanza el estatuto de auténtico “Acontecimiento” en su brillo incorporal que se despliega en la superficie del plano trascendental de inmanencia (Gilles Deleuze). Es tan solo el fino granulado de lo trivial que empalaga en la realidad sobreexpuesta.
Ese real “nauseabundo” y “obsceno” al que se refiere Baudrillard, está comandado por la fantasía y la simulación de que “todo se puede ver” y de que “todo puede ser dicho” y manipulado, instrumental y telemediáticamente... Más que a lo Real lacaniano ese “real” baudrillardiano correspondería a la “realidad como mascarada”.
Lo Real lacaniano, por el contrario, es lo “imposible”, lo que “no-cesa-de no-escribirse”, y este solo se puede contornear como abismo, como vacío potencial, como lo que viene a “descompletar”, desde adentro, la presunta clausura de lo simbólico; lo que solo se puede “mediodecir” o insinuar a retazos en una cópula disyuntiva y paradójica en el juego crucial de la escritura transformativa...
Por otra parte, según Jacques-Alain Miller, otro aspecto de lo real sería también lo que “cesa-de-no escribirse”, lo contingente que adviene de modo imprevisto y permite que haya análisis del inconsciente simbólico.
En este sentido, la “seducción” baudrillardiana es un recurso muy diferente a la chata “obscenidad” que resulta del avance brusco hacia un “real” que se nos muestra como aprehendido en su conjunto, como aparentemente desnudo y disponible para la subjetividad pero de hecho trivializado por el “pseudoexceso”, asordinado por una “captura” programada, burda y serializada del simple accidente.
Dicha “burda y pobre obscenidad” niega los protocolos de “acercamiento” constituidos por el uso de la metáfora y la “poética de las aproximaciones”, caracterizada está última por sus múltiples trayectorias oblicuas (Maurice Blanchot).
De la “seducción”, como dispositivo que persigue la consecución de una “adecuada distancia” con respecto a lo real, se podría decir lo mismo que Deleuze destaca en su categoría de “agenciamiento”: No comporta un gélido alejamiento entre los opuestos, pero tampoco una proximidad fusional que los confundiría (lo obsceno baudrillardiano)...
Ni desmedida lejanía ni tampoco identificación. El “agenciamiento” deleuziano (o la seducción baudrillardiana) constituye más bien el descubrir, producir y operar en la dimensión generativa del “entre”, en el plano atópico, “éxtimo”, como dice Lacan, en el que se comunican lo interior y lo exterior, en el que un espacio potencial se constituye —para un “Se” (im)personal, pre-individual—, en “hacer con”, en “producir con”, en “escribir con”, en “devenir con”...
Aquí estaría la diferencia básica entre las fotografías de un Andrés Serrano, por ejemplo, y la pintura de Francis Bacon... O entre la presencia epifánica de la “mierda” en los textos respectivos de Artaud y de Joyce, y la presencia excesivamente banal y nauseabunda de las “flores” y las “mariposas” en la mala poesía lírica del remilgo y el sonsonete...
(Fragmento). © Armando Almánzar-Botello. “Lo obsceno y lo abyecto sublimado”.
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Febrero de 2011 (Texto retocado)
Texto publicado en el Blog Otros Textos Mutantes
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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PORNOGRAFÍA, OBSCENIDAD, EROTISMO, ABYECCIÓN, PORNOLOGÍA, LO SINIESTRO... (Fragmentos)
Por Armando Almánzar-Botello
«...Lo “obsceno lacaniano”, como “estética rota”, y el denso erotismo artístico en su carácter creativo, atópico, mutante, sadiano-klossowskiano —“pornología superior” de lo “real imposible” finamente bordeado, merodeado—, no se funden o confunden, bajo ningún concepto, con la bruta y monoaural banalidad empírica de lo meramente pornográfico. Entre los dos primeros y este último se acusa una radical diferencia: la que media entre el brillo “a-significante” del puro y neutro acontecimiento-(sin)sentido en su línea de fuga inmanente (G. Deleuze), y el simple accidente como ciega facticidad de la incurable y obtusa “insignificancia” prescindible.» © Armando Almánzar-Botello
«...Esta visión psicoanalítica de la SUBLIMACIÓN estética como abocamiento a lo erótico transfigurado, a lo real pulsional flexible, puede implicar no solo el registro de la BELLEZA (idealizada) sino también los efluvios de lo SINIESTRO (Eugenio Trías), de lo ABYECTO (Lyotard) y de lo OBSCÈNE (OBSCENO) como “EAUSBCÈNE”, bella escena obscena (“acuabellobsceno”: Lacan)...» © Armando Almánzar-Botello-
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“EAUSBCÈNE”: bella escena obscena, (LACAN, JOYCE). Fragmento
Por Armando Almánzar-Botello
«...James Joyce rompe con la función idealizante de la belleza; desgarra el velo que cubre a la Cosa real (das Ding). Esto da origen a lo que Jacques Lacan denomina lo “eausbcène” en Joyce: lo obsceno como belleza rota, como sublimación sin idealización, sin “consagración” (J. Kristeva).
»Evidentemente, dicho concepto de lo obsceno es muy diferente al de Jean Baudrillard, pues no se opone al carácter oblicuo del erotismo ni comporta empobrecimiento significante. Por tales motivos no se aproxima de ningún modo a la bruta banalidad empírica de lo meramente pornográfico.
»Lo “eausbcène” joyceano-lacaniano, como nueva forma joyceana de la belleza (est/ética rota) sería equivalente a eso que podemos denominar —siguiendo a Klossowski, a Deleuze y también a Gombrowicz— “pornología superior”: belleza que corresponde no al “Uno” del ideal sino a los “unos descarnados” de lo Real. Fina orfebrería semiótica, lugar del acontecimiento-(sin)sentido sabiamente construido mediante “significantes refinados”, como nos recuerda el mismo Lacan...» © Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.
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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:
Cazador de Agua: http://tambordegriot.blogspot.com/
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