¡TENGO VERGÜENZA DE SER MORTAL!
«¡Qué vergüenza siento por decir y reconocer mi vulnerabilidad, mi falibilidad, mi pobreza y mi mortalidad, desdeñando el ejemplo de optimismo indestructible y la ciega vocación de eternidad que nos han legado los invencibles y sabios norteamericanos, la perseverante, presumida y democrática ignorancia y la inmortalidad tecnocientífica obtenida por la gran transbiomorfosis nanotecnológica patrocinada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), por Ray Kurzweil, con su Universidad de la Singularidad, y por Bill Gates, con su mágica, genial y plutocrática potencia visionaria y profética. ¡Viva el éxito!» Fredesvinda Báez Santana
Por Armando Almánzar-Botello
En otro mundo postmoderno —a este mundo paralelo—, un falso Lama burdo, ladrón de tomo y lomo, escupía como un loco las sa(n)gradas ex-frituras,
mataba sin piedad a los mosquitos, manoteaba mariposas de carmín en la floresta,
rompíales las alas a las límpidas libélulas, comía zanahorias del huerto a escondidas;
con secreta imperdonable bulimia y glosolalia deglutía los vacunos, los porcinos y caprinos, despreciando la piedad primordial de los espejos…
En fin: ¡el viejo Lama era muy malo, además de ser muy feo!
Tan malo era el Lama que parecía un Papa.
Lamía simplemente su Nembutsu. Comía cocaleca y carne humana. Prestaba con usura. Jamás lavaba con las manos sus propios calzoncillos. Jugaba con la suerte y la muerte de pupilos. Hacía chantaje a viudas. Robaba un porcentaje de su esfuerzo a los humildes. Bailaba renqueando. Simulaba con mil mañas un saber que no tenía.
Con sus muelas que llamaba presumido “poesía”, montaba levemente a los tontos en su mulo: maloliente mulo malo de Lezama en el abismo...
Inmunda y presumida su robada y retorcida retórica melosa, caprina y caprichosa, tri-ace(fálica) engañosa, muda era ciega diccionando sin el lôgos (λóγος): tonto monocorde simple mélos (μέλος)...
Y un día inesperado-indiferente, del vacío ideograma llegó en viento fuerte, y... ¡flash!, ku ( 空): al pobre mulo de lo alto, eso, en sinsentido disipó insondable, en lúcida beatitud caósmica, en hondo y filoso vértigo (in)finito...
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Noviembre de 2011
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.
[Sigue arriba] and so on...
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MIRADA ANGELICAL Y MIRADA DEMONÍACA
Por Terry Eagleton
«En El libro de la risa y el olvido, el novelista checo Milan Kundera distingue entre lo que él llama la mirada angelical y la mirada demoníaca sobre la existencia humana.
»El ángel ve el mundo ordenado, armonioso y cargado de sentido. En el reino de los ángeles, todo es instantánea y opresivamente significativo, y no puede tolerarse ni una mínima sombra de ambigüedad. La realidad es enteramente legible e inteligible hasta el punto de resultar monótona. Como les ocurre a quienes sufren de paranoia, no hay lugar ni para lo azaroso ni para lo contingente. Todo lo que ocurre, ocurre por necesidad, como parte de una gran narrativa en la que cada elemento de la existencia tiene asignada una función. No hay nada negativo, desviado, deficiente ni disfuncional; por el contrario, en esta anodina mirada angelical, la humanidad marcha sonriendo hacia el futuro, gritando “¡Larga vida a la vida!”.
»Hay una modalidad de la risa asociada a este peculiar enfoque, que consiste en regocijarse por lo bien construido, lo lleno de sentido y lo sabiamente concebido que está el mundo.
»Este es el mundo, por ejemplo, del dogma soviético en el que Kundera pasó las primeras décadas de su vida, aunque también guarda una clara semejanza con la ideología estadounidense contemporánea, con su imagen de la realidad compulsivamente optimista y su mensaje de que uno puede llegar a ser lo que desee. En este ámbito eufórico no existen las catástrofes, solo los desafíos.
»El discurso que genera esta visión del mundo se caracteriza, en palabras de Kundera, por “la negación de la mierda”, mientras que el discurso demoníaco está lleno de mierda.
»Como ya hemos dicho, la mirada demoníaca disfruta con la imagen de un mundo desprovisto de sentido y de valores, un mundo en el que, dado que todo es excremento, no es posible establecer distinciones entre las cosas. Si la mirada angelical adolece de un exceso de sentido, la demoníaca sufre por su ausencia [...] En un innovador estudio sobre lo cómico, Alenka Zupančič afirma que los chistes son como un microcosmos de “la constitución paradójica y contingente de nuestro mundo”. Lo que los chistes consiguen es hacernos conscientes de que nuestra manera de atribuir sentido a las cosas es completamente azarosa y carece de cualquier fundamento. Son, por decirlo así, la verdad oculta del orden simbólico del lenguaje, que lleva aparejada una versión racional y aparentemente natural de la realidad. Los significantes que constituyen dicho orden son, de hecho, signos y señales arbitrarios; y para funcionar con eficacia deben ser lo bastante flexibles, ambiguos у libres como para poder combinarse de diversas maneras, algunas de las cuales serán absurdas y estrafalarias. Lo que sirve para generar sentido, por lo tanto, también ha de servir para generar sinsentido, como es lógico, pues cada uno de ellos es condición necesaria para la existencia del otro. Zupančič observa que “el sentido se basa en el sinsentido universal”. También para Freud la ausencia de sentido constituye la raíz del sentido. “El valor de un chiste [...] es su posibilidad de jugar con el sinsentido fundamental de todos los usos del sentido”, escribe Jacques Lacan. Los chistes muestran que la realidad social es una construcción contingente, y revelan así su fragilidad. “En cierto nivel —sostiene Zupančič—, nuestro mundo tiene una dimensión precaria y fundamentalmente incierta que se articula o se manifiesta cada vez que se hace un chiste.” Lo mismo podría decirse del orden simbólico considerado como una estructura organizada de roles de parentesco que está gobernada por una serie de normas para su adecuada combinación. Por las características intrínsecas a dicho orden, para que este funcione correctamente también ha de ser capaz de funcionar incorrectamente. Si las leyes que lo regulan pueden dar lugar a permutaciones legítimas de los roles, también pueden generar ciertas permutaciones ilegítimas. El incesto, por ejemplo.»
Terry Eagleton: Fragmento de Humor, Taurus, Madrid, 2021
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.