sábado, 30 de enero de 2016

AMOR VIR(TU)AL (Con-tacto)

«Estimado poeta Armando Almánzar Botello, observé en mi lectura de “Amor vir(tu)al” el excelente manejo de la dualidad viral/virtual, y cómo, en una traza casi ciega, desdices lo aparentemente “virtual” y propicias lo “viral” en tanto encarnación del auténtico mundo donde la soledad tiene sentido y el amor y la pasión refulgen. Pienso que se trata de un texto que se revela con el ímpetu de la “escritura que se piensa”. Obedece a tu estilo, creo, al modo como “insurgen” las palabras en búsqueda de un decir que, al fin de cuentas, acontece en intertextualidades.» Enrique Eusebio, 16 de julio de 2011

«“La técnica” —entendida esta vez como esta tecnicidad "esencial" que es también la multiplicidad irreductible de las técnicas— suplida a la ausencia de nada, ella suple y suplementa nada. O incluso: la técnica suple a una no inmanencia, es decir, a la ausencia de lo que se representa como un orden "natural" de las cosas, en el que los medios son dados con los fines, y recíprocamente. Ella es, en ese sentido, trascendencia sobre "la naturaleza"...» Jean-Luc Nancy

«El concepto de "naturaleza", como algo opuesto radicalmente al artificio y a la industria humana, es una invención tardía de la Escolástica. Aunque se puede rastrear su raíz en los pensamientos platónico y peripatético...» Armando Almánzar-Botello

«La moda es la heredera profana de la teología del vestido, la secularización mercantil de la condición edénica prelapsaria...» Giorgio Agamben

«Cadáver queda, no se torna carroña, el cuerpo que habitaba la palabra, que el lenguaje cadaveriza...» Jacques Lacan

                                Edward HopperExcursion into Philosophy1959

Por Armando Almánzar-Botello


En pocas horas voy a estar sumergido en letárgica fase de “suspensión animada”. Ellos, el ávido banquero y el tecnócrata cibernético, me desconectarán por tiempo indefinido de la Gran Red del Simulacro: Internet, Telecable, Redes Sociales Virtuales, Teléfono Convencional Fijo, Realidad Virtual Inmersiva...

Deberás, mujer, estar atenta entonces, a eventuales y breves llamadas que pueda yo realizar todavía, por mi provisorio neuroteléfono móvil, tecnoerótico, secreto, ilícito... Será una especie de comunicación telepática susurro infrasemántico de ultratumba casi, la que sostendremos nosotros, esporádicamente, a través de la neomáquina celular, de la esfera inédita o el dispositivo cuántico: momentáneos reductos finales de nuestra comunicación tangible y ultrapostmoderna.

Luego, abolida también esa última vía de contacto, sólo tú serás testigo de mi soledad y de mi encierro en la cámara de suspensión de lo Real...

¡Quién sabe qué remotos mundos perdidos vislumbre cuando explore taciturno el desierto de mis órganos!

Tal vez redescubra el diálogo con las piedras, las reflexiones compartidas con el agua, las extrañezas del bismuto, el hierro, el antimonio; la mágica sensibilidad casi humana de los cristales, los sutiles anhelos del oxígeno y de las flores...

Quizá me aproxime a la recóndita verdad de nuestro amor... A las ensoñaciones y gemidos infrasónicos del mundo...

Los efluvios repulsivos de la energía oscura, imponderable, darán entonces testimonio de nuestro invencible misterio.

La vocación de lo imposible ahogará mi ser en la memoria sangrienta del rojo mercurio. Me deslizaré lentamente al reverso de la imagen, donde brillaba la soberanía de tus nalgas turgentes —anhelos del neón a través de la ventana—, violenta y tenebrosa verdad de mi escritura...

Descenderé al recuerdo y al resplandor de aquel astro: el innominable oscuro que palpita entre tus muslos...

Retornaré sin tiempo a mi estatuto de cadáver, a la opacidad de lo inmóvil, a la neutralidad de la Cosa, al cuerpo desnudo y latente no virtualizado. Volveré a las galerías primordiales de la carne, donde las copias no logran erigir sus fantasmas: el secreto vacío como un ángel de plástico, la pasión ahogada en tinta transitoria, los semblantes de luces y sombras mentirosas...

¿Qué secretas puertas se abrirán con el vértigo, cuando caiga en mi ciego Ser desconectado? ¿Cuáles originarios contactos eco-técnicos descubrirá la carne loca en su desnudez primaria? ¿Inmanencia de la physis más acá de la techné, anterior a la gracia y a la falta inaugural? ¿Nada o ausencia de orden natural que a suplir vendría el tecnotraje y su artificio? ¿El cuerpo biológico es una tumba madre desde la cual se inicia la aventura caósmica? ¿Retorno en abismo a la membrana palpitante?

Otra luz increíble, tecnoerótico miedo, hará de nuevo palpable un dulce terror olvidado: la rotura imprevista del amnios, las caricias de lo informe y los besos primordiales, los olores oscuros del puerto, la luz de tu ventana, el sueño como el agua mojando tus cabellos: lejanas y perdidas geografías de lo incierto...

¿Descubriré lo terrible en la dura realidad que retorna, implícito el Cielo perdido en mi suspensión animada?

Regresaré a mi soledad originaria, dividida, fragmentada: ecotecnia de un cuerpo que deviene algún otro, cuando toca lo extraño al tocarse a sí mismo. Allí lo cibernético, lo digital-protésico, será tan sólo un sueño, un pálido recuerdo: carne sorda y dúctil de cyborg averiado...

Evocaré, mujer, tus correos electrónicos, tus mensajes en las Redes, las fotos en tu muro... hasta que las Transnacionales de la Comunicación me digan de nuevo: ¡Lázaro, duérmete y tómala!

Entre tanto, como una momia absorta yaceré en mi carne, respiraré desnudo en nuestro lecho yerto; lúcido, roto, atrozmente despierto, frío y ausente de mí... a tu lado...


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Miércoles, 12 de agosto de 2009 (Texto retocado).

© Armando Almánzar Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

Otro blog en el que figura este mismo texto:

Blog Cazador de Agua:

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ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA "RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL, REMES

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                                      Imagen de la película "El Cortador de Césped", 1992.

miércoles, 27 de enero de 2016

JACQUES LACAN en República Dominicana. Unas pocas digresiones sinthomáticas.

«El acto de escritura, para el sujeto que lo consume (y hablo aquí del acto de escritura como Georges Bataille hablaba del acto de la carne) constituye una experiencia privilegiada de auto-expropiación.

Ese acto escritural encarna, en su amenazante ambigüedad problemática, una objetivación y un espaciamiento percibidos por el “yo” como castrantes, porque rompen con la presunta inmediatez de la consciencia, con la intimidad clausurada de la voz como órgano imaginario de apropiación...» Armando Almánzar-Botello.

                       
                                       Jacques Lacan                  

Por Armando Almánzar-Botello


Una específica entidad escritural es el ensayo libre, “poético-literario”, digamos lúdico; otra, un poco diferente, resulta ser el ensayo que, sin ser científico en sentido estricto, pretende respetar los conceptos o categorías de una disciplina, los cuales, con toda seguridad, pueden ser problematizados críticamente por un ensayista, pero sólo si este, con los ojos mínimamente abiertos, conoce la cartografía cognitiva por la que se desplaza su escritura.

Si bien es cierto que el simple principio de autoridad no ofrece fundamento para ningún juego —incluidas las reflexiones filosófica y psicoanalítica—, mucho menos lo hace el capricho o el manejo ignaro de los conceptos en un supuesto “abordaje crítico” de problemas muy complejos en el territorio conceptual de la disciplina de Freud y de Lacan.

Como muestras del fracaso de ambas “estrategias” sólo debemos recordar la paradigmática imposibilidad de jugar plenamente, tal como aparece en el capítulo VIII del juego de croquet en "Alicia en el país de las maravillas", por efecto de la ausencia de reglas claras en el juego y por los caprichos soberbios de la Reina. Los flamencos, utilizados como mazos de croquet, se decidían a ser jugadores o simplemente escapaban, cansados de ser meros instrumentos de la dinámica lúdica; los erizos, que funcionaban como bolas, cambiaban de posición y buscaban un hoyo para ocultarse, mientras la Reina decretaba, sin ninguna clemencia, cortes de cabeza a diestra y siniestra, a manos del verdugo real...

El colmo de la arbitrariedad semántica, genialmente planteada por Lewis Carroll como un problema lógico y lingüístico, lo encontramos en otro texto del escritor inglés, "Alicia a través del espejo", donde la figura simpática pero petulante de Humpty Dumpty —nombre traducido al español como Estate Tieso o Tente Tieso, un huevo parlante con el que Alicia discute en un cierto momento de la obra—, le asegura a su infantil interlocutora que las palabras significan lo que a él le venga en ganas, y que, cuando dice "perro" puede muy bien significar "cuchara", o cuando nombra la "sal" puede referirse perfectamente a "San Eustaquio".

Humpty Dumpty afirma que toda significación o "capacidad de conceptualización" depende de su estado de ánimo voluble, frivolidad característica de los Señores del Discurso entendidos como santa “sede del código y garantes de la verdad”, al decir de Lacan refiriéndose al Gran Otro del lenguaje en su calidad de Tesoro del Significante.... ¡La significación de las palabras está en manos del Amo! ¡Horror! ¿Pero no ha sido siempre así?... ¡Jo!

¡Pues bien! Para no caer en situaciones tragicómicas y humorísticas parecidas a las mencionadas, y por aquello que los aguafiestas denominan razones metodológicas, en primer lugar habría que establecer en ciertos ensayos de pretensión filosófico-psicoanalítica lo que entienden algunos ensayistas de República Dominicana cuando utilizan categorías tales como deseo, pulsión, perversión, goce, placer, "deseo carente de pulsión", "pulsión de muerte" —muy ligadas al pensamiento freudiano y lacaniano.

En el contexto de algunos trabajos “glocales” sobre el tema hay un uso "muy libre" de estos conceptos; una utilización casi "idiolectal" de ellos, que al ser considerada desde la "conversación" teórico-psicoanalítica podría resultar un mero juego de fantasmas conceptuales, constructos aleatorios o caprichos sintagmáticos... ¡Quizá, creaciones cuasi-poéticas a degustar aprés-coup por su posible carácter avant-la-lettre!...

No era este el caso de Lacan, como creen aquellos que cifran el triunfo de su propia frigidez o impotencia cognitivas en los asertos de un mal libro hijo de la mala fe y de la lectura apresurada y descontextualizada de los textos criticados, que sus autores, A. Sokal y J. Bricmont, titularon: "Imposturas intelectuales".

Hace años que la verdadera impostura se descubre del lado de aquella perversa lectura de la obra y el pensamiento de algunas de las figuras “triunfantes” de la intelectualidad francesa. Trabajo del oportunismo político y del puro resentimiento ilustrado, el de los eminentes intelectuales Sokal y Bricmont, en ese mencionado libro por encargo…

Por otra parte, en Dominicana, frases “glocales” muy complejas de presumida orientación analítica y filosófica, producidas por escritores del patio, nos parecen un mero juego de palabras que desconoce el valor que detentan en psicoanálisis categorías tales como goce, deseo, pulsión, nudo, síntoma, sinthome...

Por lo menos, “mis luces intelectuales, que son moderadas”, no alcanzan, por ahora, ni siquiera a merodear algunos usos inéditos de términos freudo-lacanianos acuñados por la charlatanería mediática quisqueyana ligada a cierta crítica pseudoliteraria que confunde genuina autoridad intelectual con poder político circunstancial...

No es cierto, como aseveran algunos ensayistas glocales, que para el psicoanálisis la pulsión destruye al deseo; creemos que más bien lo apuntala. Existen, eso sí, deseos vacíos, que aparecen en la clínica —y también en la política—, como anhelos "locos" —Freud y Lacan señalan este fenómeno—, sólo producidos por el mero efecto de una prohibición o por la infatuación compensatoria de un Ego desfallecido que reniega su origen y se avergüenza de su especificidad psico-social como de lo innombrable de una magra leyenda...

Pero el psicoanálisis establece que todo deseo real está sustentado en la pulsión o guarda una relación estructural con ésta. Y Wittgenstein nos decía que, aceptémoslo o no, nuestros juegos de lenguaje están ligados, estructuralmente, a nuestros particulares estilos de vida….

Por su parte, Nietzsche afirmaba que tenemos las verdades que merecemos en función del lugar donde montamos guardia o hacemos vigilia. Y esa realidad no se transmuta de la noche a la mañana…

Friedrich Nietzsche dibujado por Hans Olde

La llamada acotación o reducción de los deseos es un efecto del análisis que se opone a la aspiración de "plenitud de ser" característica del "Yo imaginario" (Moi), el cual, a través de una pertinaz maniobra obliterante pretende obturar la falta mediante objetos de "apropiación" que funcionan, en el contexto del Mercado Capitalista, como señuelos y prótesis “suturantes” de la falta-de-ser del Otro inconsciente.

Por ejemplo, el libro impreso puede funcionar como objeto de apropiación y garante imaginario de "un saber en estado de latencia" que pretende taponar la carencia-de-ser y las insuficiencias de nuestra condición mortal... Verdadera Metafísica o Teología del Libro como medio para tomar por asalto un cierto cielo psicosocial donde podamos ejercer el papel de.... ¡dioses!... Pues bien, ¡Dios ha muerto!, pero no tanto… o por lo menos, no de ese modo tan alevoso y banal...

En el contexto psicoanalítico lacaniano al que parecen remitir esos artículos “domínico/glocales” sobre psicoanálisis, hijos bastardos de un “Falso Pretendiente Filosófico Platónico” y de la fértil pero promiscua Internet, lo que no estaría nada mal si no fuera por la “vana-gloria” exclusivista de la Logia, se cita en ocasiones una reflexión de Lacan sobre el carácter prohibido y bloqueado del Goce: "...Hay que aceptar que el goce como tal se encuentra interdicto para quien habla, y no puede ser insinuado sino entre líneas…".

Nos vemos obligados a especificar que el Goce aludido aquí por Lacan —y la Pulsión de Muerte implícita en este concepto—, no debe ser entendido como instancia equivalente al Principio Freudiano de Nirvana. Algunos ensayistas y creadores dominicanos lo creen así...


Sigmund Freud

Este tema freudiano del Principio Nirvana está muy conectado con ciertos aspectos del pensamiento de Schopenhauer —que toma esta noción de la mística india, hinduista y budista— y con las consideraciones de la analista británica Bárbara Low.

La noción de Nirvana alude a la reducción o caída a cero de todas las tensiones psíquicas. —Este problema de “lo intensivo” también está presente en Kant—. Sería una suerte de Principio Radical de Constancia Cero que no coincide aquí con el Principio de Homeostasis como regulación del organismo vivo en sus interacciones con el medio.

Freud vincula el Principio de Nirvana con las nociones de entropía, muerte térmica o “retorno radical a lo inanimado”, pues él piensa este “más allá del principio de placer” utilizando en su elaboración metapsicológica algunos cuasi-conceptos provenientes de la gran tradición cultural humana, de la física termodinámica de su época, de la energética de Ostwald…

En realidad, para Freud, el Nirvana es una caída mítica en un “más acá” de la Urverdrängung o Represión Originaria fundante del inconsciente tópicamente deslindado del sistema preconsciente-consciente. Grado Cero de la subjetividad.

Para Freud, Nirvana como pulsión de muerte es una caída en la indiferenciación absoluta, en la indistinción vida-muerte. Anestesia o letargo radicales.

En Lacan, que a diferencia de Freud maneja un modelo lingüístico-antropológico y matemático-topológico del “aparato psíquico”, existe una contraposición radical entre el deseo y el goce. Para desear, el sujeto debe aceptar la reducción, prohibición o interdicción del Goce por intervención del proceso de Metaforización Originaria que opera en el Nombre-del-Padre. Con posterioridad Lacan hablará de nombres-del-padre, en plural, per-versiones y/o suplencias sinthomáticas de la metáfora paterna. Pero esta es una fase relativamente tardía en el pensamiento lacaniano…

Jacques Lacan en sus años mozos


El psicoanálisis es una ética del deseo, no una ética perversa del goce. "Wo es war, soll Ich werden", dice Freud, y traduce Lacan: "Allí donde Ello (Ça) era debo yo (Je) advenir".

Jacques Lacan re-escribe el “más allá del principio de placer” característico de la freudiana Pulsión de Muerte y el Goce a ella ligado, y los concibe no como retorno al “más acá” de lo inanimado sino como lo más parecido a la vida: tensión, esfuerzo, gasto energético, derroche, exceso.

Esto conduce al sujeto a experimentar la angustia como señal de alarma indicativa de que el deseo, en su ejercicio y tensión hacia el objeto "a" como plus-de goce, se aboca a la disolución del imperio imaginario constituido por el yo (Moi) en sus límites convencionales establecidos.

Lacan, como se puede visualizar, no concibe esta experiencia del goce como pasividad, anestesia, torpor, búsqueda del descanso final, “caída inercial” en un “más acá” o reducción a cero de toda tensión, sino como esforzada hiperestesia, “caída intensiva”, juego de la diferencia y lúcida embriaguez dionisíaca. Encuentro fortuito con lo que “ofrece noticias” del objeto “a”: Tyché.

El autor de los Écrits nos habla en su Seminario 7 "La Ética del Psicoanálisis", de una sublimación "creativista" de la Pulsión de Muerte: “Voluntad de empezar de nuevo más allá de todo límite”.

En Lacan, “el más allá del principio de placer” se concibe como renuncia a la blanda gratificación, al apaciguamiento de la necesidad (Befriedigung), al pleasure seeking como evitación del displacer.

El deseo apunta al goce como exceso, como imposible más allá del bien y del mal, que erosiona los límites de la territorialidad psíquica bajo control del sujeto, pero en el acto creativo de producir, simultánea o subsiguientemente, la reformulación de una nueva territorialidad simbólica y una “reinscripción inédita” de los límites del psiquismo. Nada de masoquismo convencional en esta visión, que no autoriza la crueldad y la privación a que somete al sujeto el Amo Capitalista.

Como Wittgenstein lo señala en sus Investigaciones Filosóficas, coincidiendo en esto con Freud y Lacan, no es posible explorar los laberintos y fronteras del sinsentido fáctico sin realizar un movimiento pendular de retorno al territorio del sentido y a la intención de significación (Bedeutung intention, como decía Husserl en sus "Investigaciones Lógicas").

Por ello, consideramos, junto con Freud, Wittgenstein y Lacan, que la vida psíquica sólo es posible contaminada por el des-ser, el sinsentido y la muerte, pero entendida también en su carácter de tensión o vendaje (Jacques Derrida) entre procesos primarios continuistas de energía libre, y procesos secundarios discontinuos de energía ligada.

Kimber Fiebiger. " Humpty Dumpty" (homenaje a Lewis Carroll).

Nada aquí, pues, de Discurso del Amo, pero tampoco nada de capricho "lúdico-terminológico" que sólo nos conduce al ejercicio retórico obturador de la carencia. Lacan señalaba que el objeto "a" tiene dos vertientes: 1) Lo que se escapa y nos deja su imagen para que nos engolosinemos con ella como señuelo o mascarada y 2) El hueco real o vacío que opera como significante de la falta en el Otro; hueco “inobturable” y no especularizable.

Como se puede ver, el asunto no es de "creatividad verbal caprichosa" sino de una problemática concreta que, apoyada en la experiencia clínica permite estructurar su propio territorio teorético susceptible de "importaciones conceptuales" filosóficas, pero cerrado a un manejo caprichoso y meramente intuitivo de términos mal "a-similados".

Esa manipulación conceptual, de imponerse, haría que cualquier cosa pueda ser dicha en ciertas disciplinas humanísticas sin respetar mínimamente la coherencia interna de su campo epistémico. Con ello, simplemente estallaría la posibilidad de comunicar ideas y auténticos conocimientos. ¡Solipsismo y autismo teóricos totales!

¿Autismo de la insularidad a pesar de la “globalización del conocimiento” lograda a través de lo que pomposamente los Nuevos Maestros de los “cyber-ilotas postmodernos” denominan “redes sociales virtuales y postmodernas del conocimiento”, “innovación inversa”?

Innovación inversa, al servicio de las mega-corporaciones transnacionales, que más bien podría devenir, para los países pobres o llamados emergentes, en innovación catastrófica en reversa...

Pero este artículo completo es una digresión… Estamos en República Dominicana, tierra en la que cuarenta días de Diluvio en las Tinieblas equivalen a una década y media de promesas redentoristas y demagogia populista por parte de los políticos que han asumido el poder “democrático” después de las Dictaduras de Trujillo y Joaquín Balaguer! ¡En fin!....

El doctor Néstor A. Braunstein, una figura muy importante del psicoanálisis hispanoamericano de los últimos treinta y cinco años, estuvo en República Dominicana hace más de una década y pudimos descubrir, al comunicarnos con él en la Academia de Ciencias, institución en la que el psiquiatra y psicoanalista judío-argentino establecido en México ofrecía un excelente curso-taller, que algunos participantes podíamos hablar la misma “lengua teórica” que él, o que por lo menos nos entendíamos, mediana y razonablemente, hablando en “idioma” freudo-lacaniano. El discurso analítico, aunque de modo precario, y sin la suficiente experiencia clínica por nuestra parte, hizo entonces lazo social… ¡Y no precisamente por intermedio del capricho semántico!

Néstor Braunstein, psicoanalista argentino

Hemos "dialogado" con las escrituras de Freud, de Lacan y del mismo Braunstein durante largos años —entre otros muchos psicoanalistas—, y creemos haber podido cribar, filtrar e interpretar algo de lo que ellos dicen sobre el psicoanálisis y su compleja singularidad clínica y epistemológica. ¡No podemos jugar sin reglas!

Ciertos “ensayismos poéticos glocales" de pega y relumbrón, al juguetear en torno a esta disciplina psicoanalítica —con la excepción de los rigurosos trabajos del psicoanalista y psicólogo clínico dominicano Huberto Bogaert García, y unos cuantos especialistas más que no son simples retóricos sino verdaderos estudiosos del tema—, me ofrecen, paradójicamente, mayores dificultades hermenéuticas, a mí, un simple diletante no autorizado, que los arduos discursos de Freud y de Lacan. ¿Xenofilia o Complejo de Guacanagarix? ¡Pues no!... Simple y civil amor a la sabiduría...

En los Humpty Dumpty locales no hay otras reglas de juego que el tiránico positivismo pragmático y/o el capricho balbuceante en brazos de una engreída ilusión epistémico-literaria. Lo decimos nosotros, los desterrados de la Academia y del éxito, los que no detentamos emblemas ni títulos que no sean nuestra desengañada, perseverante y parsimoniosa vocación de ignorancia… ¡Punto y aparte!

No decimos que aquellos arrebatos “lírico-sentimentales” estén equivocados con respecto a una supuesta “verdad establecida de un modo absoluto” o que sean culpables de algún pecado definido en términos neo-positivistas. ¡No!

Simplemente “se dice” que necesitamos de un cierto “tiempo de comprensión” para describir, asimilar y situar políticamente algunos discursos, “neo-conceptos”, nociones y jerarquías apresuradas elaborados por sujetos darwinianos de la Struggle for Life Dominicana. Nos referimos a esas “gnoseologías” canallas muchas veces construidas de una forma fragmentaria por el mero afán de “figureo” mediático característico de algunos “intelectuales” dominicanos que utilizan ahora la Red como fuente básica de información y "formación", sin haber agotado una fase de serena lectura reflexiva de los temas abordados en sus trabajos; ciclo que debió iniciarse, por razones obvias, en la Galaxia Gutenberg…

¡Aquí en Dominicana los “selectos cualquiera” opinan sobre cualquier cosa, te propinan un “palo epistémico” y la pandilla del Poder permanente los pone, si los “cualquiera” saben asumir su papel de súcubos funcionales, a pontificar y a legislar en cualquier área del conocimiento! ¡Qué paradoja en un Gobierno de Las Luces!

Sorprendentemente, estos “críticos” pretenden extraer una cierta plusvalía simbólica del discurso de Jacques Lacan, cuando en realidad dichos “ilustrados” desconocen las “categorías mínimas” de la enseñanza del psicoanalista francés en su historicidad particular, y pretenden virarlas, irreflexivamente, contra los propios presupuestos teóricos de este pensador…

Entre tanto debemos decir, a propósito de un mandato al goce que escuchamos en ciertos predios “poéticos” todavía “neo-liberales”, que el deseo apuntalado en la pulsión de muerte se dirige al goce, pero a un goce posterior al corte producido por la injerencia del significante que funda o constituye a la subjetividad.

El goce mítico anterior al corte, en su condición de goce de la Cosa (Das Ding), es precisamente el que hay que abandonar, por una causa estructural llamada castración primordial u originaria, para alcanzar el estatuto de sujeto deseante. A ese goce que aniquila se encuentra ligada una cierta interpretación de la Pulsión de Muerte como aspiración al Nirvana freudiano. Es el llamado goce psicótico y/o autista. Por eso el primer Lacan escribe: "La castración quiere decir que es preciso que el goce sea rechazado para que pueda ser alcanzado en la escala invertida de la Ley del deseo".

Pero el último Lacan, el de la Clínica del Goce y de los Nudos Borromeos, nos dice que el sujeto goza en su raíz, en el circuito mismo de la pulsión que gira en torno al objeto de la carencia. El goce como horizonte, al que “se” aspira siguiendo los carriles del significante, es un goce otro; constituye un gozar de hacer semblante o generar lazo social por medio de la producción de semantemas concatenados, con mayor o menor lógica, en el discurso. Proceso de desestructuración-reestructuración de semblantes.

Una cosa es "hacer semblante de gozar" (Braunstein) identificándose con el papel obturador del objeto “a” en cuya pantalla coloca el analizado al analista en la transferencia; y otra muy diferente es aceptar en dicha relación transferencial la condición de semblante del objeto “a” o plus-de goce, causa del deseo, pero sin identificarse con su cara obturadora, sin confundirse con su carácter de tapón imaginario.

La primera estrategia es la del discurso perverso: “yo tengo la clave de tu deseo, ¡y no te la doy; y no te la doy!”… En la segunda maniobra, el analista se identifica con el vacío que permitirá al sujeto encontrar su “propio” deseo (que es, a fin de cuentas, el deseo del Otro afectado por la falta), e inventar su modo particular, o más bien singular, de Goce.

Aquí, en este tiempo lógico, el analizado se identificará con su síntoma, cuyo potencial gozante habrá sido acotado, reducido por mediación de un proceso analítico logrado que convierte a la compulsión de repetición, a ese padecer el síntoma, en una "temperancia de goce incurable por interposición de un retoque o una suplencia". Poética del Sinthome. Saber hacer con el síntoma. Final posible del análisis...

De modo pues que, la autoridad o el saber supuesto (sujet supposé savoir) es el origen del proceso analítico, en tanto que el paciente coloca al analista en esa posición: la del sujeto que se supone sabe. Pero al final del análisis el sujeto vive una experiencia de desubjetivación que rompe sus cristalizaciones imaginarias o por lo menos modifica el estatuto de su relación con ellas.

Por su parte, el mismo analista experimenta un proceso de "des-ser" (dés-être) o “descompletamiento” que lo reconduce a su estatuto de sujeto apoyado en el vacío, lo cual es un modo específico de hacer lazo social como síntesis disyuntiva inclusiva...


Armando Almánzar Botello

Octubre de 2010.
Santo Domingo, República Dominicana.

Otros blogs en los que figura este mismo texto:

Blog Cazador de Agua:
http://cazadordeagua.blogspot.com/2010/10/jacques-lacan-en-republica-dominicana.html

Blog epistheme:
http://epistheme-tonydemoya.blogspot.com/2010/10/noticias-del-frente-poetico-045.html

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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viernes, 22 de enero de 2016

Mercado, Innovación y Pensamiento del Exceso. (Fragmentos).

RAZÓN CAPITALISTA FINANCIERA, INSTRUMENTAL, FUNCIONAL, MESOLÓGICA O COSIFICANTE...

«El consumismo propio del mercado capitalista neoliberal, en su carácter de supuesto ejercicio de la libertad que hace feliz al consumidor, es un fallido intento de neutralizar el freudiano malestar en la cultura, una defensa contra el acontecimiento imprevisible, una forma postburguesa de controlar el goce de los sujetos promoviendo en el cuerpo societal desmembrado una suerte de estándares perversos de voracidad insaciable y desmesura, de mentida (in)estabilidad deseante, oculta, regulada, programada por algoritmos y atractores extraños.» © Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana


Por Armando Almánzar-Botello


[...] En el fetichismo de su culto a “lo nuevo” banalizado, el Mercado pone cada más de manifiesto la repetición serializada de la falsa novedad, la programación inexorable de los bienes de consumo, la operacionalización rentabilizante de los procesos, la oferta universal y segmentada de los objetos desechables como obturadores fantasmáticos del deseo en la "eternidad" irrisoria del consumo narcisista.

En el Mercado Global Capitalista, preludio del “Estado Espectacular Integrado”, hasta la programación de un accidente tecnológico sirve de pretexto y telón de fondo para el lanzamiento de un nuevo producto, de un nuevo gadget engañabobos.

No es lo mismo el “accidente programado” que la dimensión realmente imprevisible del Acontecimiento [...]

En términos nietzscheanos, el tipo humano que constituye el empresario inversionista en el contexto del capitalismo, haga o no “inversiones-invenciones” cruciales de aparente alto riesgo, representa siempre, ética y estéticamente, el prototipo del “mal jugador”.

Esto es así, por cuanto el “inversor”, de un modo u otro, somete el azar “a las pinzas” de la causalidad lineal, a las mallas protectoras del interés mezquino, a la “finalidad utilitaria abstracta” y a la intención rentabilizante olvidadiza del dolor del otro, renegadora de la plena realización de su ser.

El “inversor” persigue una combinación específica y ganadora, en lugar de afirmar "todo el devenir contingente" en un solo envite o lanzamiento de dados (Gilles Deleuze).

Prueba de lo anteriormente afirmado la constituye el hecho de que “el inversor” busca compensar sus intervenciones de relativo alto riesgo en mercados emergentes, con el uso de tecnología panóptica y vigilancia líquida post-panóptica: banóptica o sinóptica (Zygmunt Bauman, David Lyon) y con inversiones sólidas que participen de elevados niveles de previsibilidad, factores que terminan constituyendo la «enmarañada estrategia político-perversa, “financiero-democrática”, de lo banalmente mercantil».

De este modo, el inversor pretende morigerar los efectos potencialmente catastróficos de la indeterminación y del azar reales, y someter la contingencia al resultado evidentemente apetecido por todo hombre de negocios diagnosticado como “cuerdo”: obtener la combinación ganadora y esperada y maximizar con ello sus beneficios.

El auténtico artista y el pensador crítico, por el contrario, hacen sus apuestas de otro modo: juegan sin garantías. No persiguen simplemente la compensación de minusvalías psico-sociales ni la obtención o preservación de un cierto estatus a través del impacto comercial de su obra o del “éxito” “doxométrica” y teleológicamente considerado. No persiguen el “interés en el interés” como simple autoconservación mezquina, sino el “interés desinteresado”, entendido como fundamento de la ética y del arte en sentido general (Alain Badiou).

El artista genuino y el pensador crítico encarnan la deriva crítica del post-exceso no consumista como resistencia a la “nueva (in)estabilidad” de lo programado por el sistema neo-capitalista de control. Esta criticidad debe ser entendida como plena y lúcida asunción del riesgo que comporta el verdadero proceso paralógico (Lyotard) de creatividad y liberación.

El arte auténticamente soberano no es nada útil en el sentido en que lo son las “invenciones asordinadas” de las tecnologías sometidas al principio de maximización de beneficios: tecnologías informáticas de producción de software, tecnologías transgénicas y farmacéuticas, nuevos diseños de automóviles, políticas triviales de auto-promoción sin rubor, etcétera (...)

Por otra parte, la es/ética del psicoanálisis no es una ética superyoica del goce (¡goza!, como falso imperativo categórico del Carpe Diem: banalidad del mal en el Discurso capitalista del Amo y su Mercado), sino una est/ética que apunta al goce a través de “la escala invertida de la ley del deseo” (Jacques Lacan).

El psicoanálisis nos concede también la libertad de no gozar, nos permite sustraernos al goce padecido que se reduce a una mera imposición o mandato superyoico; la experiencia analítica nos habilita para gozar de otro modo distinto al que implica dicho goce "mercadológico" del síntoma convencional: el ¡goza! en su calidad de compulsión y mascarada, el goce del consumismo (...)

En este contexto de vigilancia líquida post-panóptica, entendemos “el secreto”, siguiendo a Jacques Derrida, como aquello que difiere de lo simplemente privado, pues no alude a un contenido intencional que no realiza su expresión o manifestación explícita, sino a un acto “a plena luz negra” que sustrae su regla de operación al cálculo, a la programación banalizante, al algoritmo y a los atractores extraños que comandan y recentran la aparente “multiplicidad en el descentramiento” y el supuesto “caos intermitente” (Bill Gates) que caracterizan al señuelo de libertad que ofrece una falsa tardo-modernidad crematística.

En este sentido, el “secreto” derridiano escapa a la oposición privado / público. Se resiste a la reducción de la ética a la Razón de Estado, al ámbito de los intereses corporativo-financieros o al registro de lo doméstico-familiarista: se abre más bien a una dimensión singular del acontecimiento que implica una opacidad en el mundo espectacular de la vigilancia panóptica (Foucault) y/o banóptica (Bauman), tanto concentrada como difusa (G. Debord). [...]



© Armando Almánzar Botello. “Mercado, Innovación y Pensamiento del Exceso”. (Fragmentos. Versión retocada y ampliada; noviembre del 2000-noviembre del 2014).


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viernes, 1 de enero de 2016

ECOTECNIA, CON-TACTO...

"TESTIGOS LOS TESTÍCULOS SOLARES". Octavio Paz.

Francis Bacon. Pintura 1946. Óleo sobre lienzo.


Por Armando Almánzar-Botello

A Jacques Derrida; a Gilles Deleuze; al pintor Francis Bacon, In Memoriam. 
A Jean-Luc Nancy.


...él podía también, utilizando su pincel dionístico y esquizo, consagrar las bandas de carne vaca, hombre y cerdo sacrificados, colgadas latiendo, gimiendo, en los cautelosos garfios de la carnicería secreta, fantasmagórica, siniestra, en claroscuros desangrada. Tocinería clásica, maquinal y manierista, popular-informal y barroca, futurista-urbana y onírica, la que urdía rizomática la trama tan corpórea, golosa, inexorable, de un viejo agazapado por detrás de su bulimia, remoto, agotado, humanista, cuando mira en carne viva su anatomía esquemática, duplicada con variantes de sí como de otros, pueblo informe desollado, (a)di-vino, sollozado, carismático, fonético, grafemático en espejo de las nuevas cosmobelias...

O podría ser quizá un rostro absorto en el rumor de su cuántica materia, mas luego manifiesto su vibrar molecular de cara intensa, colindando con la carne animal, proliferante, que dice un "no" fecundo a la hipóstasis del Verbo, al silente diferirla, dislocada en diferencia, bríotexto maquinal y caosmótico... 

O estaría el Yo en presencia de una gran terrible ausencia: corte, hiato, "fin final" del hombre metafísico, imprevista la sutura, diseminación ecotécnica de lo háptico innombrable: intrusión lo posthumano protésico que sangra... 

En fin, podríamos estar confrontando aquí, extraños, alienígenas nosotros, en esta imagen est/ética, figurativo-estallada, vagina del Afuera germinante, una suerte proteiforme de cáncer enjaulado grito en fiebre de la "carne loca y ciega que se abisma", que inaugura nuevas formas de otredad, de alteridad y su reverso—: la grafía inverosímil de lo (im)propio en lo semántico. 

Así dice una letra la "yección", la interrupción, en la fuga de lo bello roto al fin en el con-tacto, en la membrana, intenso devenir "la vida muerte", en singular-pluralidad, "local, modal, fractal", del tacto indecidible y ecotécnico... 

¡(No) hay relación sexual! ¡Oh síncope que narra nuevos cuerpos que se hacen, convulsionan y deshacen, que transitan su erotismo polimorfo por la carne-(sin)sentido que modula y (re)genera, sin origen ni presencia, otro amor inabarcable, pujanza de lo neutro, el gesto roto en rito primordial de la escritura...!


31 de diciembre de 2015 (Texto retocado).
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

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Escultura a base de chatarra del artista norteamericano Jhon López.

Jean-Marie Poumeyrol, "La Centrale", 1988.
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