domingo, 28 de abril de 2024

PERFORMANCE VERSUS DISCURSO... (Nota escrita por simple hastío)

A los arcángeles del óxido y el miedo, a los redondos baluartes presumidos que ya no vuelan —si es que alguna vez volaron—, a los sujetos nómades que se olvidaron del callejón de atajo, y que por defender la supuesta dignidad de un doctorado escapan temerosos de lo aórgico... ¡Percibir una pipa es reconstruirla en el acto mismo de la percepción!

     Por Armando Almánzar-Botello 

     El «texto» como «técnica generalizada» por mediación de la «huella» como «no presencia»: «Lo real es tan técnico como real es la técnica [...] ¿Se trata de una hipertrofia cancerosa del artificio, o es más bien el despliegue de las propias cosas? Cuestión ingenua si pensamos en cómo se han hecho profundamente más complejas las oposiciones entre naturaleza y cultura, entre auténtico y derivado, tético y protético, propio o impropio, ciencia y ficción, consciente e inconsciente [...] La afirmación de Derrida de que no hay “nada fuera del texto” —a menudo interpretada como una reducción fantasmática de lo real al lenguaje—, ¿lo que pretende señalar es que, en ausencia de todo referente primero y último, de todo sentido consumado, únicamente podemos considerar la intrincación de los reenvíos mutuos entre todos los entes y entre todas las instancias de existencia (la “naturaleza”, la “técnica”, el “animal”, lo “simbólico”, lo “efectivo”, lo “mítico”, etcétera)? La técnica es la naturaleza misma, pues el animal técnico es una especie natural.» Jean-Luc Nancy: La frágil piel del mundo, 2020

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     Para el filósofo Jacques Derrida la diffèrance, la traza, el grama, la huella como estructura de no-presencia, operan siempre más allá del recinto lingüístico, más allá del discurso, más allá del sentido contrapuesto al referente denotado —tal como piensan este binarismo Saussure y Frege—, más allá de la noción de “texto” concebido al modo filológico, taxativamente pensado de forma plana, simplista, convencional, o como articulación sígnica o enunciado fónico/gráfico, intencionalmente orientado en un proceso monologal o dialogal de producción lingüística de sentido, significado e interpretación (Sinn, Bedeutung, Deutung). 

     El cuasiconcepto de (archi)huella posibilita la deconstrucción de las oposiciones sujeto/objeto, consciente/inconsciente, humano/animal, lenguaje/realidad fenoménica, discurso/performance —tal como funciona este último binario metafísico en el discurso de Judith Butler, por ejemplo.

     Lo reiteramos con hastío, el derridiano “no existe nada fuera de texto” (Il n’y a rien hors du texte) no implica ningún tipo de clausura de la meditación en el recinto estrictamente lingüístico. 

     Dicho enunciado, simplemente, debe orientarnos en dirección al hecho de que el objeto fenoménico “mismo”, la cosa en su “evidente” objetividad, es un signo, como nos enseña el filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce, una realidad que funciona en un juego relacional que desborda su presencia de cosa: que remite, en la percepción de su “cosidad”, a otra cosa, por vínculos y reenvíos analógicos o diferenciales, y que así se descubre trabajada por la huella, por una red “rizomático-tabular” de remisiones diferenciales, esas mismas que determinan y ofrecen la percepción de los objetos “naturales” como una experiencia desde siempre afectada por la “artificialidad” de la “huella”, la cual, de hecho, no es más artificial que natural... 

     He aquí la paradoja de la huella.

     Nos dice Derrida en su obra fundadora De la gramatología

     «Según la “faneroscopia” o “fenomenología” de Peirce, la manifestación en sí misma no revela una presencia, sino que constituye un signo. Se puede leer en los Principies of phenomenology que “la idea de manifestación es la idea de un signo”. Por consiguiente no hay una fenomenalidad que reduzca el signo o el representante para dejar brillar, al fin, a la cosa significada en la luminosidad de su presencia. La denominada “cosa misma” es desde un comienzo un “representamen”, sustraído a la simplicidad de la evidencia intuitiva. El “representamen” solo funciona suscitando un “interpretante” que se convierte a su vez en un signo y así hasta el infinito.» Derrida, Jacques. De la Gramatología, Siglo XXI Editores, México, 1978, p. 64

     Nunca existe “inocencia” de la percepción. No hay captación directa o intuitiva de la cosa en su pura presencia o cosidad. 

     Toda percepción de la cosa, y la cosa misma en su cada vez más “problemática materialidad” (la Cuántica), están marcadas por la huella, por la diferencia, por la no presencia, por la indeterminación... 

     No digo que sin el trabajo de la huella no exista la cosa en tanto que physis, sino que la huella es anterior al deslinde neto entre physis y techne y condiciona la forma de percibir a las dos categorías con sus concreciones y deslindes provisorios.

     La indeterminación de la huella como diferencia viene más bien a (im)posibilitar todo deslinde paradigmático-binario entre “physis” y “techne”, con la subsiguiente contaminación entre ambos términos del paradigma. Juegos modales, fractales, locales, de actos, tactos y contactos ecotécnicos, como viene a decirnos Jean-Luc Nancy.

     En ningún texto de Jacques Derrida se ha dicho que el cuerpo animal, o la enfermedad, o los seres inorgánicos, o las realidades y prácticas políticas, culturales e históricas constituyan eventos meramente lingüísticos, discursivos, susceptibles de ser transformados y reducidos en su conjunto a la simple acción de las palabras. Eso vendría a constituir un puro idealismo subjetivo y una vieja y pesadamente fechada cogitación de raíz nominalista. La nave de la deconstrucción gramatológica derridiana no ancló jamás en esos litorales.

     Una ingenua concepción “realista” o “performativista” del derridiano “no hay nada fuera de texto” (Il n’y a rien hors du texte), tiende a suponer que el autor de De la gramatología confunde el puro pensamiento discursivo, la magia, la brujería, el ámbito absolutizado del lenguaje o de las palabras, con el enfoque “objetivo”, “científico-racional”, práctico-instrumental de los objetos y procesos del mundo fenoménico. 

     No. No es así. A lo que el filósofo galo apunta con su idea de una “textualidad generalizada y abierta” es a explorar y descubrir, en cada caso singular, cómo, aunque unos particulares o específicos fenómenos o realidades tengan su propia modalidad causal de efectuación y arbitraje, lo que permite “originariamente” captar la especificidad pre-ontológica de estos resulta ser la huella, en tanto que, como estructura de la no-presencia y la remisión, ella viene a producir el juego relacional de producción o generación de sentido en el que se constituyen las oposiciones sujeto/objeto, inteligible/sensible, sentido/referente, lenguaje/realidad...

     Ciertamente, operar sobre un organismo animal o humano, por ejemplo, intervenirlo científico-quirúrgicamente para extraerle un lito vesicular o renal, digamos, no se reduce a ser una pura operación lingüística, verbal o discursiva. Esa operación constituye una práctica especializada que requiere de un “corpus de conocimientos” no solo médico-teóricos sino también manuales, instrumentales y corporales por parte del cirujano correspondiente, en tanto que poseedor este de una subjetividad/corporalidad y de unas destrezas técnico-cinestésicas, propioceptivas y hasta interoceptivas, que actúan en su propio esquema corporal de sujeto-agente, y que le permiten una labor coordinada en equipo. Dicha subjetividad-corporalidad está labrada, digámoslo así, primero, por su temprano, singular y complejo proceso genético-histórico de constitución lingüístico-simbólica y cultural como sujeto, y, más tardíamente, por unas disciplinas y saberes de alta especialización adquiridos con miras a permitir o lograr en dicho sujeto, como estudiante de medicina, como persona receptora de un discurso universitario especializado, cierta performance o desempeño cognitivo-instrumental, técnica y anatomo-fisiológicamente adecuado, cónsono con la meta de preservar la salud y la vida del posible paciente bajo su responsabilidad en una futura intervención quirúrgica.

     No obstante, para que funcione a cabalidad todo este complejo proceso regido por sus propias reglas cognitivo-instrumentales y específicas, se hace necesaria la intervención de la huella derridiana entendida como campo genético archioriginario generador o posibilitador de sensaciones, percepciones, enlaces neurales o sinápticos en el mismo sujeto agente; interacciones propioceptivas e interpersonales; deslindes, flujos y fusiones, donaciones y sustracciones de sentido; operaciones producidas tanto en los planos a-significante, micro-subjetivo, pre-individual, impersonal, personal, interpersonal, transpersonal, ontogenético y aun filogenético. 

     Se hace allí necesaria la intervención de la economía del grama o de la huella, en tanto que estos, en su operatividad constituyente, posibilitan la configuración de pliegues, despliegues, repliegues, acontecimientos, continuidades e interrupciones, invaginaciones, estabilizaciones, concentraciones y dispersiones de sentido que vienen a constituir la tensión entre las bandas centrífugas de sinsentido y las contrabandas centrípetas de sentido-significado, las cuales deben ser consideradas, en el seno mismo de la llamada “praxis” concreta, como reales manifestaciones materiales de una “textualidad generalizada” que opera en el ámbito fenoménico mismo, definido este por sus modos particulares de regulación y marcaje, pero sin que nunca se sustraiga a esa paradójica “economía de la huella”, a la indeterminación indecible, diseminante, que viene a caracterizarla como “archifenómeno genético de la memoria”. 

     La archihuella derridiana, como ausencia de simple origen, constituye así una instancia indecidible, sin lugar fijo entre el adentro y el afuera, entre lo actual y lo virtual, anterior al neto deslinde metafísico entre todos los opuestos. 

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Agosto de 2015

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

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ADENDA 2015

20 de mayo de 2015

MENSAJE DIRIGIDO AL ESCRITOR Y AMIGO PERUANO PEDRO GRANADOS, A PROPÓSITO DE UNA NOTA DE SU AUTORÍA SOBRE EL LIBRO DOMINICANO “MASA CRÍTICA” 

     Por Armando Almánzar-Botello

     A Médar Serrata

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     Saludos, querido Pedro. Conozco el trabajo de Médar Serrata: muy bueno. Tengo el libro donde figura su intervención: “Masa crítica. Memorias del Primer Seminario Internacional de la Crítica Literaria en República Dominicana” (Editora Nacional, 2013), obra que, como su título indica, constituye una muy buena recopilación de textos crítico-literarios realizada por el Ministerio de Cultura dominicano, en la que se incluye a intelectuales del país en el ejercicio activo de la crítica literaria a través de los diferentes medios, tanto a nivel nacional como internacional. 

     Debo decirte que Serrata confirma, en cierta zona de su ensayo, un deslinde entre el concepto (post)estructuralista (derridiano) de “texto” (instancia presuntamente desencarnada, descorporizada, establecida en relación con “un saber letrado” que de un modo supuesto difumina la “realidad” concreta, socio-cultural e histórica), y aquello definido como “performance” por la gran pensadora de la “teoría queer” y crítica de la guerra imperialista norteamericana, Judith Butler. Esa “performance” implica los desempeños del cuerpo, los actos corporales como formas de construir y transmitir conocimientos en la acción socio-cultural y política de superar o “desbordar la epistemología de Occidente” (Serrata dixit).

     Aunque lo dicho por Serrata podría resultar válido para un cierto estructuralismo cerrado, deconstruido precisamente por el trabajo de Jacques Derrida, es preciso aclarar una vez más que el concepto derridiano de “Il n’y a rien hors du texte” (“No hay nada fuera del texto”), no comporta una hipóstasis o esencialización del “lenguaje doblemente articulado”. No niega la realidad relativamente autónoma de aquello que Butler denomina “performance”, como acto creativo, en contexto histórico y cultural, que viene a involucrar al cuerpo y al comportamiento. 

     Allí Derrida reconoce más bien el funcionamiento de una productividad semiótica plural que desborda lo meramente lingüístico.

     El concepto derridiano de “textualidad abierta”, como digo, supera lo simplemente “lingüístico” para incluir también, por intermediación de la categoría de “huella” como estructura de la “no-presencia”, eso que funciona supuestamente al margen de la textualidad bajo el carácter de lo corporal, lo social, la historicidad concreta, la política... La oposición binaria “sentido” / “referencia” viene a ser pulverizada o deconstruida en la conceptualización crítica de Derrida. 

     Todo el que interpreta y contextualiza de un modo “mínimamente” válido el pensamiento de Jacques Derrida sobre la relación entre lenguaje y mundo, sabe que la “textualización derridiana” no comporta una homologación o “desdiferenciación” entre “lenguaje” y “realidad” sociopolítica e histórica. Derrida reconoce la diversidad de sus registros operativos. 

     El “no hay nada fuera del texto” derridiano jamás puede implicar un ingenuo retorno del idealismo trascendental implícito en la concepción medieval del mundo y el universo como Gran Libro Sagrado que amerita la intervención de un Gran Hermeneuta que descifre los Mensajes de un Autor Omnipotente. Es todo lo contrario de esta onto-teo-teleología de cuño falogo-fonocéntrico. 

     El texto, tal como lo concibe Derrida, más bien muestra que la llamada “realidad” es una construcción histórica trabajada también por la “huella”, por el juego de las “diferencias y cesuras”. 

     No obstante, Derrida, en su generalización estratégica de la categoría de “textualidad” y rompiendo con el concepto convencional y filológico de “texto”, reconoce también que las transformaciones de la realidad sociopolítica obedecen a regulaciones muy específicas en el territorio complejo y multidimensional de dicha textualidad. Nunca establece una contraposición maniquea entre “archivo” y “repertorio de prácticas culturales”; entre lo que denomina registro “auto-biotánato-heterográfico” y “performance”... 

     Reitero algo hace años planteado y “archidiscutido”: El derridiano “No hay nada fuera del texto”, no implica que, como dice el mismo Derrida, las “diferencias” entre “lenguaje lingüístico” y “realidad” se “puedan ahogar confusamente en la generalidad de un elemento homogéneo” (Derrida)... 

     Por otro lado, en diversos aspectos, la escritura y el pensamiento de la Judith Butler autora de “El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad”; “Vida precaria. El poder del duelo y la violencia”; “Marcos de guerra. Las vidas lloradas”, etcétera, están parcialmente inspirados por las obras de filósofos como Derrida, Levinas, Lacan, Foucault, entre otros... Esto ha sido dicho por ella misma, de una forma explícita o no.

     Transcribo a continuación un párrafo que me parece importante porque revela meridianamente —en el trabajo de Médar Serrata que figura en la obra colectiva “Masa crítica”—, la interpretación inadecuada que la gran filósofa lesbiana Judith Butler y el poeta y académico dominicano realizan del concepto derridiano de “texto”, reducido este último, de un modo empobrecedor, a su significado meramente filológico: 

     «El desplazamiento de la noción de discurso por la de performance desestabiliza la posición privilegiada que pretendía ocupar el crítico como poseedor de la llave de acceso al conocimiento de todos los aspectos de la realidad. Pues si el universo tuviera la estructura de un texto, ¿quién mejor dotado para desentrañar sus secretos que el experto en asuntos del lenguaje? Sin embargo, no se trata de abandonar el estudio de los textos o de las otras manifestaciones del archivo. De lo que se trata es de ver los textos como portadores de saberes en diálogo constante con otras formas igualmente ricas y complejas, dotadas de sus propios códigos, sus convenciones y maneras de preservar o resistir las estructuras de poder...» (fragmento pp. 251 y 252) Médar Serrata. “Literatura, discurso y performance”, en “Masa crítica. Memorias del Primer Seminario Internacional de la Crítica Literaria en República Dominicana”, Editora Nacional, 2013, Santo Domingo, R. D., pp. 245-252

     Relativamente vieja pero no agotada “conversación”...

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20 de mayo de 2015. Texto publicado como nota en “Taller On de Pedro Granados”.

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

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JACQUES DERRIDA: EL TOCAR, JEAN-LUC NANCY, 2011

     «Il n'y a donc pas de concept pur, ni, bien sûr, d'intuition pure, d'intuition immédiate de l'haptique.» Jacques Derrida [«No hay concepto puro ni, desde luego, intuición pura, intuición inmediata de lo háptico.» Jacques Derrida]

HAPTOTROPISMO Y METAFÍSICA DE LA PRESENCIA

     Brevísimo fragmento de mi exégesis de la deconstrucción que hace Jacques Derrida del motivo artaudiano y deleuziano de “Cuerpo sin Órganos” (CsO). Interpretación seguida de varias citas clave del texto de Derrida titulado “El tocar, Jean-Luc Nancy”

     Por Armando Almánzar-Botello

     Jacques Derrida, sutilmente, insinúa la impensada y secreta pertenencia del llamado “Cuerpo sin Órganos” (CsO) de Antonin Artaud, Gilles Deleuze y Felix Guattari a la gran tradición platónico/metafísica de la presencia: tradición inmediatista, intuicionista, continuista, óptica pero también táctil, es decir, ocular, trópica y apropiadora: “hapto-trópica”. Derrida viene a mostrar en su libro “El tocar, Jean-Luc Nancy”, la deuda que contrae con la tradición logocéntrica dicho “cuerpo sin órganos”. 

     Concebido por Deleuze y Guattari como una pretendida ruptura radical con la metafísica negativista y falocéntrica implícita en la concepción lacaniana del deseo, este cuerpo sin órganos opera, para sus teorizadores, como indeterminación y polimorfia que sustituye al cuerpo de la homeostasis constituido en el espacio “estriado”, cualificado y jerárquico convencional. 

     No obstante, a pesar de su metamorfismo en líneas y planos de fuga, de su generatividad que actúa en el “espacio liso” de la producción deseante y liberadora, como supuesto ejercicio de un deseo situado más allá de la falta y de toda castración, para la vigilante lectura deconstructiva de Jacques Derrida este cuerpo sin órganos artaudiano-deleuziano se mantiene prisionero de una concepción idealista de la carnalidad, en su develada tendencia a la apropiación de lo próximo, apropiación ontológico-metafísica de una presunta plenitud de la presencia inmediata de lo dado, por fin alcanzada o reconquistada. 

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2015

© Armando Almánzar-Botello: Fragmento de “Introducción a la lectura de Jacques Lacan”, Santo Domingo, República Dominicana.

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OTRAS ADENDAS (1)

8 de junio de 2016

ALGUNOS FILÓSOFOS, MOVIDOS POR EL AFÁN EGOICO DE FUNDAR Y DELIMITAR UN TERRITORIO EPISTEMOLÓGICO PRETENDIDAMENTE “PROPIO”, DESBARRAN EN LA HERMENÉUTICA

     «Sí: “Il n’y a rien hors du texte” (No hay nada fuera de texto), pero no hay que confundir “texto” con “discurso”. Por esa reducción del concepto de texto a su vertiente lingüístico-discursiva y filológica, desfallece teóricamente la narrativa de Judith Butler cuando elabora el concepto de “performance” como instancia corporal que viene a “enriquecer” y a desbordar la supuestamente desencarnada cerrazón lingüística de la textualidad derridiana. 

     Por otra parte, la categoría lacaniana de lo Real como exceso, fuera del sentido, solo viene a funcionar como “agujero” interno inscrito en el tejido relacional de lo simbólico y del texto. No debe ser concebido como vacío exterior a lo simbólico sino como el punto de caída que viene a revelar, desde adentro, la “incompletitud de lo simbólico”. Al ser merodeado por la “letra lacaniana” y la escritura, ese “real” no se ofrece ni se encuentra en disyunción absoluta con respecto a la categoría conocida como “Deutung”. 

     El hueco de lo “real-imposible” lacaniano deviene así contaminado por la dimensión paradojal de la “huella” como “estructura de no-presencia”, pero revela, en su conceptualización lacaniana ortodoxa como “hors du sens” (fuera del sentido) una suerte de posible y paradójico núcleo “duro” donde podría hacer erección la metafísica de la presencia. 

     Por ese motivo, Jacques-Alain Miller diferencia lo “real imposible” de Jacques Lacan (que “no-cesa-de-no-escribirse”), de un real-contigente operativo que “cesa-de-no-escribirse” y se inscribe, para posibilitar así un psicoanálisis como aproximación al inconsciente singular de cada analizado. Esto sería un efecto literal y litoral de la letra, esa que Lacan concibe como borde contaminado de vacío, como soporte de la escritura que bordea el agujero de lo real. 

     Desde la perspectiva de Jacques Derrida la división lacaniana entre “Simbólico”, “Imaginario” y “Real” es considerada como no pertinente. Es rechazada por participar, según Derrida, de la metafísica logocéntrica de la presencia. 

     De igual forma, el filósofo de la deconstrucción entiende, conjuntamente con Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy, que la supuesta “indivisibilidad lacaniana de la letra” confirma la ontología metafísica y no se corresponde con la “bilocación” litoral de la letra, entendida esta como instancia de mediación o bisagra fronteriza entre lo real de la pulsión y el sentido.» Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana

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OTRAS ADENDAS (2)

Agosto de 2013

SOBRE LENGUAJES Y SILENCIOS: Apuntes polémicos de un sordomudo

     «Espero con ansiedad el día en que todos, no únicamente los sordomudos, podamos leer a Homero, Platón, Cervantes, Shakespeare, Goethe, Proust, Lao-Tse, Murasaki Shikibu, Veloz Maggiolo, Pedro Vergés, Rita Indiana... en lenguaje “visogestual” y no necesariamente de forma “visofonético-alfabética” o ideográfica... Y nos preguntamos: En términos hermenéuticos, antropológicos y ético-políticos, ¿se ganaría algo nuevo con ello?» Armando Almánzar-Botello

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     “Il n’y pas hors-text” (no existe nada fuera de texto), decía el filósofo francés Jacques Derrida.

     Esta polémica afirmación no implica, como creen erróneamente muchos, un simple “lingüisticismo”, es decir, una defensa de la tesis que vendría a decirnos que no hay nada fuera del discurso, fuera del lenguaje.

     Se alude aquí, en la formulación del gran filósofo argelino-francés de ascendencia judía, a la puesta en funcionamiento de una generalización de la noción de “texto”, más allá de su acepción meramente filológica, más allá de la oposición paradigmática “lenguaje” / “mundo de las cosas”.

     La “archiescritura”, conceptualizada así por el primer Derrida, sin que niegue las diferencias de registros existentes entre los órdenes del “lenguaje” y la “cosa”, entre lo “discursivo” y la llamada “realidad fáctica”, involucra en su “diseminación” tanto al sujeto como al objeto.

     Debemos recordar la relevancia de la noción de “huella” en el pensamiento del Derrida de “De la Gramatología”. Nada, ni siquiera la “cosa”, se manifiesta en su “pura” presencia metafísica, libre de un juego diferencial, de una malla de reenvíos textuales propiciados o facilitados por dicha huella como paradójica “estructura de no-presencia”.

     [De la Gramatología (1967, edición original en francés) es una obra fundadora de Jacques Derrida de cuya primera edición en español (1971), había yo adquirido un ejemplar el año 1973 en la siempre actualizada “Librería Paz”, a la sazón administrada en Santo Domingo por el inolvidable y culto sacerdote jesuita español, crítico de cine y promotor cultural Alberto Villaverde. La pérdida de este ejemplar me obligó a readquirir el libro de marras en 1979].

     Dice literalmente Derrida en la página 64 de De la Gramatología, siglo XXI Editores, México, 1978: 

     «La diferencia entre la fenomenología de Husserl y la de Peirce es fundamental, pues concierne a los conceptos de signo y de manifestación de la presencia, a las relaciones entre la representación y la presentación originaria de la cosa misma (la verdad). En relación con este punto Peirce está sin duda más próximo del inventor de la palabra fenomenología: Lambert se proponía en efecto “reducir la teoría de las cosas a la teoría de los signos”. Según la “faneroscopia” o “fenomenología” de Peirce, la manifestación en sí misma no revela una presencia, sino que constituye un signo. Se puede leer en los Principies of phenomenology que: “la idea de manifestación es la idea de un signo”.12. Por consiguiente no hay una fenomenalidad que reduzca el signo o el representante para dejar brillar, al fin, a la cosa significada en la luminosidad de su presencia. La denominada “cosa misma” es desde un comienzo un “representamen” sustraído a la simplicidad de la evidencia intuitiva. El “representamen” solo funciona suscitando un “interpretante” que se convierte a su vez en un signo y así hasta el infinito. La identidad consigo mismo del significado se oculta y desplaza sin cesar. Lo propio del “representamen” es ser él y otro, producirse como una estructura de referencia, distraerse de sí. Lo propio del “representamen” es no ser “propio”, vale decir absolutamente “próximo” de sí (prope, proprius). Ahora bien, lo “representado” es desde un principio un “representamen”.» Nota al pie de la página 64 de la edición que ahora cito: «12. P. 93. Recordemos que Lambert oponía la fenomenología a la aleteiología». JD

     Debe entenderse por “aleteiología” una disciplina o modalidad hermenéutica cuyos recursos interpretativos apuntan al descubrimiento o a la simple revelación de un presunto sentido inmediato o verdad (aletheia) inmanente a la “cosa” en la presunta pureza de su presencia.

     Evidentemente, esta posición comporta una metafísica de la presencia. Esta ontología de la presencia se manifiesta en la hipóstasis de un significado trascendental o en la esencialización de la “pura” cosa que, de simple desecho o mero vestigio hylético, pasa a encarnar una pretendida verdad cuyo sentido “preexistiría” al lenguaje como proceso discursivo de producción de sentido.

     En el contexto derridiano de esta problemática gramatológica (originalmente relacionada también con los pensamientos de Charles Sanders Peirce y del segundo Wittgenstein), en la que a través de la “huella” se produce una suerte de juego diferencial o de reenvío matricial entre la “palabra”, el “gesto” y la “cosa” designada, puedo ahora decir que el “sordomudo” no es una real excepción a la efectiva operatividad o vigencia de la conceptualización filosófico-científica que juzga al “lenguaje doblemente articulado” como la instancia que constituye lo que se podría llamar, siguiendo a Gerard Mendel y a Jacques Lacan, por ejemplo, “núcleo simbólico-antropológico específico” del Homo sapiens sapiens. 

     Dicho nódulo estructural y conceptual permite la realización de un particular deslinde relativo entre “lo animal” y “lo humano”. (No obstante, lo que se ha convenido en llamar “lenguaje”, constituye una paradójica línea bifronte de conjunción/disyunción entre lo humano y lo animal). 

     Creemos, no obstante, tal como lo entendía el Wittgentein de “Las investigaciones filosóficas” a propósito de las relaciones entre “lenguaje”, por un lado, y silencio “fuera” del lenguaje, por el otro, en la existencia de un “laberinto problemático de fronteras”, rizomático, diría Gilles Deleuze, entre los ámbitos de la humanidad y la animalidad.

     No existe un corte unívoco que permita separar limpiamente, de un modo absoluto, sin contaminación o resonancia de un estatuto sobre el otro, al animal de lo humano. Aludimos aquí a la problematicidad de lo (In)humano (Lyotard).

     Tampoco decimos que no existan, en los planos ontogenético y filogenético del Homo sapiens sapiens, ciertos tipos de pensamiento generados más acá o más allá del “lenguaje lingüístico” en sentido estricto. 

     Entendemos, tal como lo hemos resaltado más arriba, la potencia semiótica de la “huella”, del “grama”, del reenvío archiescritural y del sinsentido preverbal y translingüístico en su condición de operatividades constituyentes y juegos diferenciales que subtienden a todo lenguaje o lengua particular constituida.

     Entendemos, además, que no existe una separación radical entre los llamados tres registros lacanianos: Simbólico, Imaginario y Real. Existe más bien una relación compleja de conjunción, solapamiento y disyunción entre estos mencionados órdenes del sentido, el sinsentido y el no-sentido.

     Sin embargo, no consideramos puntualmente demasiado esclarecedora la visión teórica, tal como la formula George Steiner en sus excelentes reflexiones sobre lo humano y lo bestial, en la que el ser humano sordomudo viene a constituir un “quid enigmático” y una suerte de excepción a la tesis que define como rasgo distintivo y fundamental de lo humano las estructuras operativas del lenguaje articulado, entendido esencialmente en sus manifestaciones orales.

     Por más independientes que sean las “lenguas gestuales” de las orales (y esto lo aceptamos como una realidad validada por las investigaciones de varias disciplinas científicas), no es concebible, en la presente fase de la filogénesis del Homo sapiens sapiens, una sociedad humana totalmente constituida por “sordomudos”, es decir, organizada de modo autónomo y que funcione con absoluta independencia de las prestaciones tecnosimbólicas, facilitaciones convivenciales y valores creados por el “orden simbólico” humano, cuya instancia de organización funcional básica sigue siendo el lenguaje articulado en el plano de la oralidad.

     Si bien una gran parte de los miembros de una determinada comunidad pueden comunicarse de un modo gestual prescindiendo de la comunicación oral “explícita” y en apariencia “implícita”, la historia humana no registra ningún caso de comunidades sordomudas en su totalidad, cuyas codificaciones culturales no estuvieran relacionadas, de un modo u otro, con sociedades o con sectores mayoritarios de la comunidad en los cuales la comunicación oral fuera la preponderante.

     Parece que ahora se aborda una verdad de Perogrullo, pero esta problemática es crucial en ciertos contextos lingüísticos, tecno-científicos, (post)humanísticos y filosófico-políticos.

     Aunque existen personas (sordomudos congénitos), cuya “lengua materna natural es de características gestuales”, y si también se puede hablar de “culturas sordas” y de “subculturas del silencio” con numerosos “hablantes” —los cuales comienzan poco a poco a exigir el respeto a sus derechos, ¿valores?... y diferencias—, estas situaciones extremas se viven siempre como subconjuntos subsumidos en el universo de las “lenguas lingüísticas” orales, entendidas como lenguas mayoritarias... 

     En este contexto complejo, heteróclito, se operan procesos intersemióticos multidireccionales de transcripción y traducción. Esta realidad plantea, de hecho, un reto bioético, convivencial y político.

     Si bien el sordomudo vive su gestualidad comunicativa codificada, sin discurso lingüístico explícito (lo cual no excluye las “sonorizaciones fantasmáticas” o virtuales del pensamiento en el registro fenomenal del sonido como “ser-oído del sonido”, independientemente de su efectuación real o física en el mundo: esto se ha comprobado experimentalmente), no se desenvuelve, en efecto, de un modo completamente ajeno al lenguaje oral stricto sensu, no vive totalmente “fuera del lenguaje oral”, pues el propio “silencio significante” por el que se desplaza es un efecto del lenguaje articulado, del orden simbólico y de la cultura: es un “afuera modulado por la misma oralidad”.

     Este “afuera” topológico no sería posible sin la dimensión lingüística constituyente de la comunidad oral mayor en la que viene a insertarse el “sordomudo”.

     Por más natural que se considere la comunicación interhumana en base a gestos codificados (los cuales tienen de hecho su propia “fonología”, su propio “léxico” icónico-gestual, su propia “sintaxis” kinésica, etc.), ningún código no verbal de comunicación funciona para el ser humano sin relaciones de contaminación, de interacción por omisión o de recambio semiótico —directas o indirectas, en el plano de la oralidad glosopoiética o en el de la grafía, en los ámbitos fonético-alfabéticos o ideográficos—, con el sistema de las denominadas “lenguas lingüísticas” orales.

     Otra cosa distinta observamos si se toma en cuenta lo que la etología entiende y denomina como “códigos de información o sistemas de comunicación y señalización”.

     Estos códigos y sistemas funcionan en los animales de un modo instintivo y preformado (aunque pueden ser perfeccionados por aprendizaje). 

     Ellos resultan muy diferentes en sus grados de complejidad —tal como lo entienden la lingüística y las neurociencias modernas—, a lo que se conceptualiza y define como “lenguaje oral doblemente articulado”, o, como en el caso de los sordomudos, “lengua humana de señas” o de “signos gestuales”.

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Agosto de 2013

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

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OTRAS ADENDAS (3)

2014

NO ES CIERTO QUE TODO PENSAMIENTO POSTESTRUCTURALISTA REDUZCA LA HETEROGENEIDAD DE LO REAL A SIMPLE DISCURSO, A MERA IMAGEN (CONVENCIONAL) O A EMPOBRECIDO SEMBLANTE

     Por Armando Almánzar-Botello

     1-. Generalizar, deconstructivamente, el concepto de “escritura”, en su calidad de categoría opuesta metafísicamente a la idea de “habla”, y pensar entonces, como hace Jacques Derrida (“De la gramatología”), la noción de “archiescritura”, no comporta ningún lingüisticismo ni absolutización alguna del lenguaje o el discurso frente a la llamada realidad-real.

     2-. Generalizar el concepto de “IMAGEN”, tal como lo hace Gilles Deleuze (“Diferencia y Repetición”, “La imagen-movimiento I”, “La imagen-tiempo II”) y entender que participan del estatuto general de “imágenes” las llamadas “imágenes convencionales”, las COSAS mismas y el movimiento, no comporta una abolición de las diferencias tipológicas y estructurales existentes entre las heterogéneas manifestaciones de las “imágenes”, una de las cuales la constituye el “cerebro-sujeto” como “interioridad” o “pliegue” de cierta especie de imágenes... 

     Las categorías deleuzianas de “imagen-movimiento” e “imagen-tiempo” no funcionan dentro del modelo platónico MODELO/COPIA, no son equiparables a la última categoría o polo de ese paradigma metafísico-trascendental, ni tampoco se reducen a la pura idealidad .

     3.- Cuando para superar, por motivos internos a su propio campo psicoanalítico-filosófico, la oposición metafísica tradicional “lengua/habla”, Jacques Lacan acuña el neologismo “lalangue”, y sitúa dicha manifestación del “lenguaje” en relación con el registro del “inconsciente real” del “parlêtre”, como algo diferente al “inconsciente simbólico” freudiano, no está reduciendo el mundo a simple semblante o imagen. ¡Todo lo contrario! Frente a cualquier “nominalismo” reductor, defiende el carácter irreductible de un REAL INDOMEÑABLE.

     Es necesario conocer con cierta mínima precisión aquello que pretendemos criticar.

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2014

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

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OTRAS ADENDAS (4)

Martes, 25 de marzo de 2014

¿LA MÚSICA O EL LENGUAJE? (Breve nota)

     «Como señalaba Roland Barthes en sus Elementos de Semiología, todo sistema semiótico translingüístico se encuentra en una relación de redundancia o recambio con el sistema de la lengua, con el lenguaje doblemente articulado.» Armando Almánzar-Botello: “Trías, Derrida y foné musical. (A propósito de La imaginación sonora de Eugenio Trías y el problema del giro lingüístico)”

     Por Armando Almánzar-Botello 

     En la conocida oposición paradigmática lenguaje/música, se podría generalizar de un modo derridiano y deconstructivo la categoría o el término “música”, de una forma tal que sería posible considerar la dimensión originaria y semiótico-“musical” del lenguaje (in)humano en su ontogénesis bifronte —lo rítmico, lo entonacional, lo intensivo, lo tímbrico, lo melódico, lo puramente glosolálico—, como una operatividad que precede a todo funcionamiento del lenguaje en su carácter propiamente representativo, verbal, conceptual, generador de significaciones abstractas, intencionales o cerradas.

     El lenguaje se “inicia” en el proceso de constitución del sujeto como un juego de vocalizaciones intensivas puras, lúdicas, (a)significantes y “musicales”: meras oposiciones fonemáticas no semantizadas (J. Kristeva, L. Wittgenstein, J. Lacan) que operan en el plano constituyente de lo semiótico “preverbal” y cuya materialidad procede de un Otro “simbólico” a ser entendido como reserva del trazo unario, de la letra y del significante, es decir de la instancia polivalente y “prelingüística” que Lacan denomina “lalangue” (la “lalengua”), como algo relacionado con la “lalación” y anterior al deslinde neto entre lengua y habla 

     Lo anteriormente señalado no significa que la música propiamente dicha —la música vocal, instrumental y electrónica, considerada como “actividad semioestética”, como “específico ejercicio combinatorio de los sonidos, el tiempo y los silencios, como particular tratamiento de la foné o modalidad artística de simbolización”—, exista en efecto desde la denominada etapa “musical” del desarrollo lingüístico (etapa glosopoiética: sonoridades vocales posteriores al grito y anteriores a lo verbal), o que se pueda producir independientemente de un particular contexto cultural e histórico en el cual, aquello que denominamos “lenguaje lingüístico“ o “lenguaje doblemente articulado” constituye siempre, de hecho, un factor decisivo e ineludible, una condición sine qua non de acuerdo, vínculo y productividad semiótica y simbólico-social. 

     A pesar de los probables orígenes predominantemente vocales (vox) y  glosopoiéticos de la música, esta actividad humana, como creativa manifestación ritual, mágica o artística, guarda una relación disyuntivo/conjuntiva con la palabra y con lo verbal, sin nunca reducirse a una mera función lingüística o comunicativa.

     Ninguna subjetividad creadora aislada, individual, pretendidamente situada al margen de un contexto interpersonal, dialógico, y de unos valores históricos y culturales definidos, sustentados por una(s) lengua(s)-cultura(s) específica(s), puede producir una sonata, una sinfonía, un motete, un merengue, un vals, un coral, un tango, un oratorio, una composición electrónica, etcétera, basándose en una supuesta capacidad de generación estético-musical humana previa a la instalación del lenguaje articulado en un concreto espacio de intercambios simbólicos.

    Para que un sujeto pueda producir música como “obra de arte” autónoma, expresiva, debe participar, como creativa subjetividad socio-semiótica, de un vínculo estructural con una cultura y con una memoria histórica, lo cual no sería posible sin la existencia del lenguaje articulado.

     La notación musical misma tal como se conoce en Occidente, con su autonomía relativa y problemática, con su compleja evolución desde la notación pneumática y lorena del canto gregoriano hasta llegar a los gráficos de la música concreta, serial, aleatoria y electroacústica más contemporánea, no podría haber surgido, en su especificidad, fuera de un concreto ámbito humano, lingüístico, histórico y cultural.

     Debemos resaltar el hecho de que una cosa es la “musicalidad” del “lenguaje” constituyente y/o constituido (que podría estar en el origen de la música vocal), y otra, muy distinta, lo es la capacidad semiótica específica que tiene la música para producir “sentido”, sinsentido rítmico, infrasentido, simbolismos... —desde su particular apreciación y tratamiento de la foné o materialidad del sonido—, sin valerse, necesariamente y de forma directa, de los recursos lingüísticos.

     No obstante, resulta quizá oportuno señalar, tal como lo hace Thomas Mann por boca de uno de sus personajes, que: 

     «La música y el lenguaje se pertenecen mutuamente, son en el fondo uno y lo mismo, el lenguaje música, la música un lenguaje, y separadas se invocan una a otra, se imitan, se sustraen una a otra los medios de expresión [...] La música puede ser en principio palabra, puede ser pensada y planeada verbalmente [...] La idea artística constituye una sola y particular categoría intelectual, pero es difícil imaginar que las palabras puedan ser el primer esbozo de un cuadro o de una estatua —con lo cual queda demostrado el especial parentesco de la música y el lenguaje. Es natural que la música se inflame en la palabra y que la palabra surja de la música como ocurre al final de la novena sinfonía de Beethoven [...]» Thomas Mann: Doctor Faustus.

     Podríamos tal vez objetar o matizar lo dicho anteriormente por Mann, pero resulta pertinente reiterar lo siguiente: 

     Aun cuando el particular tipo de pulsión de “sentido” que caracteriza a la música, junto a su valoración de la pura materia sonora asignificante (G. Deleuze) y de cierto “simbolismo” indeterminado y aéreo generado por ella no son rasgos de naturaleza obligatoria y directamente comunicativa o ligados a la palabra —y esto debido a la condición singular de la manifestación artística específica de la música, con su tratamiento propio de la foné, del substrato articulado semiótico-sonoro, que no aspira a ser reducido a la simple comunicación lingüística o verbal—, debemos entender que, en su condición translingüística más que prelingüística, la creación musical, bajo su carácter de obra de arte, siempre se encuentra, quiérase o no, sépase o no, hasta en sus “cósmicas” e “inhumanas” manifestaciones electroacústicas más extremas y como establece con pertinencia cierta semiología general, en una relación inevitable, fantasmática e indirecta de “recambio” con el lenguaje articulado y el sistema de la lengua.

Armando Almánzar-Botello

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Marzo de 2014

     Texto relacionado con el ensayo breve «Trías, Derrida y foné musical. (A propósito de La imaginación sonora de Eugenio Trías y el problema del giro lingüístico)». Blog Cazador de Agua

Blog Tambor de Griot 

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

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ADENDAS DERRIDIANAS

DERRIDA, JACQUES: EL TOCAR, JEAN-LUC NANCY, Buenos Aires, Amorrortu, 2011, páginas 178, 179, 185 y 186, 188 y 190

     «El contacto no produce entonces fusión ni identificación, y tampoco contigüidad inmediata. Debemos disociar una vez más el tacto de lo que el sentido común y el sentido filosófico le acuerdan siempre como la evidencia misma, como el primer axioma de una fenomenología del tacto, a saber: la inmediatez. 

     »El uso que hace Nancy de la expresión “partes extra partes” parece a veces obsesivo, pero en verdad es necesario y determinante. Además de un invencible principio de divisibilidad diseminal, me parece significar un deseo incesante de marcar esa ruptura con la inmediatez o con la continuidad del contacto, ese intervalo del espaciamiento, esa exterioridad, y ello, en el mismo momento en que se insiste tanto sobre la contigüidad, el tocar, el contacto, etc. 

     »Como si Nancy quisiera marcar la interrupción de lo continuo y objetar la ley de la intuición en el corazón mismo del contacto.» Jacques Derrida: “El tocar, Jean-Luc Nancy”, Buenos Aires, Amorrortu, 2011, página 178

     «Pues, ¿acaso no es el intuicionismo aquello en torno a lo cual, sin combatir, estamos debatiendo? No tal o cual intuicionismo como doctrina o tesis filosófica, no un intuicionismo que en un campo problemático determinado se opondría a alguna posición adversa, al formalismo, al conceptualismo, etcétera. No, nuestro intento persigue más bien identificar un intuicionismo constitutivo de la filosofía, del gesto que consiste en filosofar —e incluso del proceso de idealización que consiste en retener el tacto en la mirada para asegurar a esta lo pleno de presencia inmediata requerido por cualquier ontología o por cualquier metafísica. Lo pleno de presencia inmediata significa, sobre todo, la actualidad de lo que se da efectivamente, enérgicamente, en acto. Bien sabemos que, como el nombre podría indicarlo, la intuición privilegia la vista. Pero siempre para alcanzar con ella un punto donde la consumación, la plenitud o el llenado de la presencia visual toca en el contacto, es decir, un punto que podríamos apodar, en otro sentido, punto ciego, donde el ojo toca y se deja tocar —por un rayo de luz, a menos que sea, más rara vez, y más peligrosamente, por otro ojo, por el ojo del otro. Al menos desde Platón, sin duda, y pese a su endeudamiento con la mirada, el intuicionismo es también una metafísica y una trópica del tacto, una metafísica como hapto-trópica. Ella se consuma y por lo tanto llega a su plenitud, a su pleroma, es decir, a su límite, apostando por el giro elemental de la consumación táctil, por el sesgo de un lenguaje que, de manera cuasi natural, se orienta hacia el tacto cuando, precisamente como lenguaje, pierde la intuición y ya no da a ver.» Jacques Derrida: “El tocar, Jean-Luc Nancy”, Buenos Aires, Amorrortu, 2011, página 179

     «Porque ese valor de proximidad, porque ese vector de la presencia cercana determina en última instancia el concepto y el vocablo ‘háptico’, porque lo háptico abarca virtualmente todos los sentidos donde sea que se apropien de una proximidad, Deleuze y Guattari prefieren la palabra ‘háptico’ a la palabra ‘táctil’:

     »“La palabra ‘háptico’ es mejor que ‘táctil’, por cuanto no opone dos órganos de los sentidos, sino que deja suponer que el ojo mismo puede tener esa función que no es óptica […] Lo Liso nos parece a la vez el objeto de una visión próxima por excelencia y el elemento de un espacio háptico (que puede ser visual, auditivo tanto como táctil).” Deleuze-Guattari

     »Interpretado así lo háptico, eso que lo suelda a lo cercano, que lo identifica con la aproximación a lo cercano, no solo con la “visión próxima” sino con la aproximación en todos los sentidos y para todos los sentidos, más allá del tacto, eso que lo vincula a la apropiación de lo cercano, es una postulación continuista, un continuismo del deseo que pone todo este discurso en concordancia con el motivo general de lo que Deleuze y Guattari, siguiendo a Artaud, reivindican bajo el nombre de “cuerpo sin órganos”. Por consiguiente, es en el “espacio liso” y no “estriado” donde ese continuismo háptico encuentra, busca, mejor dicho, su elemento de apropiación.» Jacques Derrida, ibid., pp. 185, 186

     «Nancy, por su lado, parte [il part]. Él parte, marca su partida [départ] («Corpus, autre départ» [«Corpus, otra partida»], dice un título de Corpus). Él reparte [partage] y separa [départage], abandona [se départit] sin duda también esa problemática fundamental, así como ese intuicionismo de lo continuo o de lo inmediato, ese intuicionismo más radical, más invencible, más irreprimible que el que se opone simplemente a su contrario (conceptualismo, formalismo, etc.). Hace pensar así en otro reparto [partage] de los sentidos, en ese lugar del límite, de los límites plurales en los que dicha tradición se abastece. Al marcar y remarcar los límites, Nancy espaciaría más bien la continuidad de ese contacto entre el tacto y los otros sentidos, e incluso la continuidad inmediata en el corazón, por decirlo así, del tocar mismo, de ese tocar que, él va a recordarlo, es “local, modal, fractal”». Jacques Derrida, op. cit. p. 188

     «Con motivo de la ecotecnia de los cuerpos, de un mundo de los cuerpos que “no tiene sentido trascendente ni inmanente”, Corpus proseguirá esta dislocación del tocar. Sin abandonar nunca la insistencia en el tacto [tact] que tanto le importa, al que no renuncia nunca, Nancy lo asocia siempre, en contra de la tradición continuista de lo inmediato, al valor de apartamiento, de desplazamiento, espaciamiento, partición о reparto: “Por el contrario, hay el tacto [tact], la pose et la dépose, el ritmo del ir y venir de los cuerpos en el mundo. El tacto [tact] desligado, separado de sí mismo.”» Jacques Derrida, ob. cit. p. 190

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31 de diciembre de 2015

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

martes, 9 de abril de 2024

Los paraguas se derriten...

Palabras dichas espontáneamente una mañana de lluvia por Juan José Almánzar Báez, mientras, rumbo al colegio, protegido con su pequeño capote azul y antes de cumplir cinco años, observaba con atención el cielo nuboso. 2006. IMÁGENES: 1) René MagritteLas vacaciones de Hegel, 1958. 2) Juan José Almánzar Báez a los ocho meses. 2002

 

Por Juan José Almánzar Báez 


Los paraguas se 

derriten 

y...

aún las nubes siguen 

esponjosas...


jjab

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Noviembre de 2006

© Fredesvinda Báez Santana. Armando Almánzar-Botello. © Juan José Almánzar Báez. Santo Domingo, República Dominicana.

domingo, 3 de marzo de 2024

ESPUMA DE POEMA POSTMODERNO (Otra versión turbulenta de burbujas retocadas)

 «Todo auténtico poema de lo inmóvil / es una peligrosa contravención metafísico-astronáutica, / por voluntario exceso paradójico / de velocidad cósmico-semántica.» Armando. Almánzar-Botello

       Por Armando Almánzar-Botello 

A Don Erudito Plagiario, el Renegado Metafísico

A Bertolt Brecht; al pintor Francis Bacon, in memoriam 

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Existen “personas” que no son Personas, digo, 

sino meros constructos hipotéticos timando:

                                         

                                       Sórdidos partos de partidos políticos, 

excrecencias de algunas diabólicas organizaciones 

no gubernamentales. 

                                        Vómitos glocales de bulímicos banqueros, 

aviesas componendas de Organismos destinados al saqueo. Sombras 

en los templos comerciales de rapiña 

y en las tétricas corporaciones desalmadas... 

                                       Periodistas del vacío escupiendo cada día 

su teatro de tinta transitoria...


Esas viles entelequias cogitan tras la máscara

—solo en términos de negocios turbios—, 

            meros intereses egotistas.


Mientras devoran el torso de los pobres del mundo: 

—«...tu ne vestisti / queste misere carni, e tu le spoglia!»— 

emplean frases manidas y falsamente solidarias

tales como:

                        «¡Exigimos respeto a los Derechos Humanos!» 

         «¡Hay múltiples epifanías válidas de la tra(d)ición poética!»             

«¡No hay que morder jamás la mano que te alimenta!»...


Mas “Don Erudito Plagiario”, el Metafísico, poeta oportunista y soberano,

con búdica dulzura sonriendo

                                                        me diría:

«No le sacaste a tu texto, 

                                               supuestamente transgresivo, 

la densa y a-cósmica leche cabalística...»


Deinótaton          Deinóteron          Siniestro,    

                      pavoroso Universo 


¿Dónde está, William Jefferson Clinton, el gran dinero por ti recaudado 

para la supuesta ayuda humanitaria y el levantamiento de Haití,

a raíz del terremoto que afectó tan gravemente 

a esa empobrecida nación del Mare Nostrum antillano? 


¿Dónde está la urgente ayuda internacional requerida 

por el sufrido pueblo haitiano cuya población se encuentra 

hoy por hoy gobernada por oscuras pandillas criminales,

financiadas por poderes ocultos y atractores extraños? 


Estados Unidos, Francia, Canadá —y casi todo el mundo occidental 

“civilizado”—, hace años que no gozan de ninguna fuerza 

moral ni ética para pretender seguir desempeñando 

el rol de guardianes mundiales del respeto a la justicia, 

a los derechos humanos, a la verdad, a la genuina democracia, 

y a las normas jurídicas internacionales.


Ellos realmente operan como perversos enclaves 

irresponsables promotores de la guerra, 

la deculturacion, la violencia ciega, 

el caos, la triste inequidad y la barbarie.


¡Ha de surgir un gran despertar, un movimiento político de multitudes que diga 

un no radical a las nuevas formas de control, de imperialismo colonialista, 

de explotación y de falta de real solidaridad con los países pobres del mundo! 


¡No a las nuevas modalidades de cinismo y demagogia diplomáticos, 

de promoción de la ley de la fuerza y el terrorismo 

actualmente practicadas por la desaprensiva política exterior 

de los Estados Unidos y sus inicuos adláteres! 


Y pensar que algunos horribles seres ambiciosos 

y ciertos bulímicos oportunistas denominan “sabiduría 

y prudencia”, a guardar cobarde silencio 

en estas circunstancias planetarias tan atroces 

y aberrantes.

Deinótaton          Deinóteron          Siniestro,    

                      pavoroso Universo 

Eterno es el Retorno del espectro en la memoria.

Eterno es el Retorno del espectro en el olvido.

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Septiembre de 2013—2023 (Texto retocado).

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

Blog Otros Textos Mutantes 

Sábado, 25 de julio de 2015

TEXTO SENTIMENTAL POBREMENTE RETOCADO.

Otro blog en el que figura este mismo texto:

Blog Cazador de Agua: http://tambordegriot.blogspot.com/2013/10/espuma-de-poema-postmoderno.html

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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:

Cazador de Agua                   

Tambor de Griot

ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA “RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL”, REMES


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jueves, 18 de enero de 2024

DIÁSPORA...


Dijo el poeta: «“Todo fluye”: también este pensamiento. ¿Y ello no hace que todo vuelva a detenerse?» Paul Celan

     Por Armando Almánzar-Botello

     A Damaris Barriola, centella imaginada en la nocturna incertidumbre...

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Blancura inmemorial de la página enemiga,

en tu abierta claridad contemplo:

manchas de tinta,

                                  vibración de pájaros,

relámpago rojo de la herida

                                                     la palabra,

símbolo de nadie,

fulgor desde otro mundo,

ardiente muchacha desnuda

en los vértigos lentos del aire...

Alucíname la página sílabas de espanto.

Gira olvido la memoria,

                                laberintos de la carne.

Nimbos delirantes de letras presentidas.

El polvo se levanta por los parques

                                                          del recuerdo...

Escrita en la catástrofe,

llueve hondo una mujer a través del pensamiento:

la fría luz de lo vacío,

la rota flor de una palabra,

el carbón humeante de un deseo cumplido.

Restos del incendio,

                                      despojos de la forma,

vestigios de la historia para una mano incierta...

Hondo llueve una mujer a través del pensamiento.

Límpido temblor de la página despierta.

Sentida inmensidad donde el ojo

ya presiente...

                           la diáspora infinita de los mundos,

el bosque negro de símbolos ardiendo,

una música desnuda que fluye

                                                       de lo inmóvil.

Hondo llueve una mujer a través del pensamiento.

Escribo sobre un muro la cifra de su sangre...

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© Armando Almánzar Botello, 1989 (Texto retocado)

Santo Domingo, República Dominicana.

Poema tomado del libro de la autoría de Armando Almánzar-Botello titulado: 

Cazador de agua y otros textos mutantes. Antología poética 1977-2002. Editora Nacional, 2003, páginas 37-38

Blog Otros Textos Mutantes 

Lunes, 22 de febrero de 2016

Otro blog en el que figura este mismo texto: Blog Cazador de Agua 

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A TRAVÉS DE UNA VENTANA. Memorias de la página en blanco...

     «La lluvia es una cosa / que sin duda sucede en el pasado...» Jorge Luis Borges

     «Lo gravísimo de nuestra época es que todavía no pensamos.» Martin Heidegger 

     Por Armando Almánzar-Botello 

     Al propio Ser ausente, in memoriam

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Mancha de tinta

(cegadora flor del maleficio)

signo de otro mundo:

un paraguas negro 

                                  suspendido,

en los claros dedos de la lluvia…

               ¡Mopsus!... Locus Solus

Las huellas de un gallo en el sílice oscuro, 

y Damaris                                        ausencia,

hilando en su rueca los hilos secretos…

Vanidad:                      caligrafía en el polvo…

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1979

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

Blog Otros Textos Mutantes 

Jueves, 14 de mayo de 2015

Otro blog en el que figura este mismo texto: Blog Cazador de Agua 

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Jueves, 26 de enero de 2012

ESCRITURA Y RETORNO DESÉRTICO

     «“Todo fluye”: también este pensamiento. ¿Y ello no hace que todo vuelva a detenerse?» Paul Celan

     Por ARMANDO ALMÁNZAR BOTELLO 

     A la memoria de Jacques Derrida

     La escritura intensiva es ambigua. Siempre comporta para el viajero un riesgo de muerte y locura en la exploración del desierto. Ella es medicina y veneno simultáneamente: phármakon paradójico disuelto en el agua indescrita del oasis...

     Encontrar el oasis salvador de puras aguas medicinales ya no es “propiamente” la escritura como diseminación, es más bien la lectura interpretativa  —realizada por el viajero mismo, en primer lugar—, de la cosa viva y monstruosa que un “Se” impersonal ha engendrado y vomitado arrancándole arena, cactus, frío y ardor a la experiencia inconmensurable del desierto. “Se” da el agua clemente a eso en el oasis de lo verosímil.

     Escribir es un despliegue peligroso de huellas con rumbo firme o vacilante hacia lo ignoto. Lo salvífico sería tener fe en el propio riesgo, en la terrible gratuidad de la aventura, saber leer-descubrir el sentido recóndito de nuestros pasos en un posible repliegue o retorno desértico a la codificada seguridad de la Tribu.

     Al inicio del acto de escritura el sujeto impersonal cumple “infinitos de no ser”, de no haber sido, siendo. Luego muere, para renacer en la lectura de otro sí mismo que pueda encarnar el “Se”... Y así,  interminablemente... 

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26 de enero de 2012

© Armando Almánzar Botello

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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:

Cazador de Agua                   

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IMÁGENES: 

     1) Vista aérea de una parte de la zona residencial establecida frente al Parque Mirador del Sur en Santo Domingo

     2) Joan Miró: “Personajes y pájaros de fiesta por la noche que se avecina”, 1968

lunes, 25 de diciembre de 2023

PANTERA NEGRA Melancólica identificación con la Cosa freudiana (das Ding)...

       «Eres bella como el miedo, estás loca como una muerta...» Georges Bataille

                             
Por Armando Almánzar-Botello

     A Henry James, in memoriam 

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¡Eres bella en tu espantosa libertad, fatal indescifrable amiga!

Soberana de ti misma resplandeces 

                                                              como el miedo...

Ahora que te pienso y escucho lentamente, palpito

a tu lado cauteloso,

                                    te respiro...

                                                         Y soy,

frente a la espada limpia de tus ojos abismales,

un espejo

derramado en otro espejo,

                                                un grito que se ahoga

en otro grito,

                        un eco de mis voces en tu gruta...

el flotante y neutro papel /

de una indestructible carta en blanco.

Y aflora siempre un dios

                                                 —o tu rumor—

en la breve selva de mis letras:

The Beast in the Jungle...

Pantera soy de sombra en la página que tiembla /

una ciega y feroz negrura de la tinta...

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Diciembre 2010

© Armando Almánzar-Botello

Todos los Derechos Reservados.

Santo Domingo, República Dominicana.

Blogs en los que figura este mismo texto:

Blog Tambor de Griot

Blog Cazador de Agua

Blog Otros Textos Mutantes: https://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/02/pantera-negra.html?m=0

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1 COMENTARIO:

ELI QUEZADA 6 de febrero de 2015, 16:57

     «“El espejo y la vela forman una unidad barroca –un cuerpo elástico y expresivo– que compone ambas series como un tercero incluido: las sombras. Englobadas en el espejo, desarrolladas por la vela, complicadas en la luz y explicadas en las cosas, las sombras componen un barroco, le dan sentido: un sentido, como quien dice una vida: inmanencia.” (Facundo Ruiz sobre las teorias de Tanizaki, Sarduy, Panofsky)

     »Traje a colación la cita porque no lo puedo decir mejor sin ser igual. Se me hace tan bien fundamentado y exquisitamente bordado, el poema, que se puede afirmar que, en Armando Almánzar-Botello prima el pensamiento, el poema “del pensar”, sí, pero aunado a ese erotismo embr(i)agador... Por este y por cientos de otros ejemplos es que lo situamos entre los grandes poetas dominicanos contemporáneos que nos prestigian con su pluma y su intelecto. ¡Brillante!» Eli Quezada

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23 de febrero de 2014

EL GOCE MALDITO DE LA PARTE...

     Por Armando Almánzar-Botello

     «La copia no alcanza la dignidad del simulacro.» Gabriel García Márquez

     A Henry James, a Georges Bataille, in memoriam 

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     Ahora recuerdo, sin proponérmelo, a G., una comparona y atractiva morena dominicana, sensual en grado extremo, de vida erótica muy activa y de arrogantes pretensiones intelectuales, que hace muchos años era amiga de una de mis antiguas compañeras conyugales. 

     Aquella morena dudaba de que el deseo no se anulara ni pudiera reducirse a mera persecución del placer (pleasure-seeking) ni a simple búsqueda y obtención del objeto ausente que lo causa (object-seeking). En síntesis, la morena creía en la satisfacción plena del deseo por intermedio de objetos, sustancias y relaciones sexuales “verdaderamente logradas”. 

     Como en aquella época lejana yo hacía partícipe de casi todas mis lecturas filosófico-literarias e investigaciones sobre psicoanálisis a la que era mi compañera, le había comentado, después de hacer el amor, que para Freud y para Lacan el Deseo, así por así, no se anula o satisface completamente con la relación sexual. Le dije abiertamente que hasta el “soporte” mismo del deseo apuntalado, la pulsión (Trieb), no captura nunca al objeto sino que halla su goce parcial girando en torno a dicho objeto sin alcanzarlo jamás, en sentido estricto. 

     “El goce pulsional está en la base o raíz del psiquismo, amor mío, toma su lugar en la felicidad como tyché o fallido encuentro afortunado y fortuito con el objeto real. Pero eso no significa jamás que sea homologable a la satisfacción del deseo. Este no se complementa con el goce, aunque apunte a él en la escala invertida de la ley de dicho deseo. A pesar de lo que pretenden Deleuze y Guattari anulando la falta en su teoría antiedípica del esquizoanálisis, algo debe faltar en el Otro para que este prosiga deseando. Además, el objeto de la pulsión no coincide nunca, puntualmente, con el objeto del deseo... etcétera”. Esto le dije aquel día inolvidable a mi amada esposa.

     Cuando muy oronda mi compañera le comunicó a G., la común amiga, los balbuceos místicos y psicoanalíticos en los que a la sazón me veía yo inmerso, la preciosa y apasionada mujer de chocolate, llena de astucia y suspicacia mulata, sospechó que yo no estaba (en mi rol de “macho” y partner sexual) cumpliendo adecuadamente con mis deberes en la cama, y le aseguró a mi cónyuge que no era cierto lo que yo decía, que el deseo sexual sí se satisfacía plenamente con el orgasmo, que yo parecía intentar confundirla lavándole el cerebro con esos “disparates psicoanalíticos” porque parecía que este servidor era incapaz de conducirla, en nuestro lecho conyugal, a la suprema experiencia del éxtasis orgásmico... 

     Mi compañera le aseguró a la morena ardiente y aristocrática que no era ese nuestro problema como pareja, que tal vez era todo lo contrario... Pero nuestra perseverante amiga me llamó entonces, según me contó luego mi esposa, “un potente intelectual impotente en potencia”...

     En fin, transcurrieron largos meses llenos de vertiginosos acontecimientos...

     Pese a todo, yo iba progresado con lentitud en la lectura de Lacan, guiado en parte por mi psicoanalista de entonces (hoy fallecido), y le había comentado a mi mujer, casi al desgaire, aquello de que para Lacan “No hay relación sexual”, y eso de que “La mujer no existe”...

     Cuando le comuniqué los dos referidos dicta de Lacan, ella me miró a los ojos con ardor interrogante, y ya sumergida en el más absoluto desconcierto me dijo, casi llorando: “Mi amor, si yo no existo, ¿con quién estás entonces hablando ahora? ¿Quién soy yo? Además, si no hay lo que tú y yo hacemos y disfrutamos en exceso, ¿que es entonces lo que hay?”. Yo, un poco asustado, me limité a responderle: “Para que haya relación sexual como la tenemos tú y yo, es preciso, primero, que no deseemos que haya relación sexual en el sentido en que pretendía tenerla con su amante tu tristemente malograda amiga G...” 

     No tuve a mano otro recurso, en esa difícil situación, que hacerle tierna y apasionadamente el amor a mi sensible compañera.

     Debo informar que la inteligente, sensual y “transgresivoturbulenta” morena de mi breve historia, seis meses atrás se había suicidado junto con su amante porque este resultó ser un hombre casado con una señora mayor de la que, vividor patológico al fin, no podía prescindir por siniestras razones económicas y por severos compromisos edípico-afectivos. 

     Como para resarcirse de la pena de no ser su legítima esposa, la intensa y erótica morena había obligado a su atractivo y caballeroso amante a prolongar los orgasmos utilizando una extraña mezcla de alcohol, cocaína, ungüentos elaborados con “plantas de la tierra” —así le decía ella con entusiasmo a mi mujer—, y fármacos psicoanalépticos. Una mixtura interesante y prometedora, pero altamente peligrosa.

     G. y su vampirizado amante murieron una noche buscando ambos en el exceso erótico y en la desmedida farmacológica la más plena complementación fusional como pareja o díada orgásmica que renegaba del ser-dos. Perseguían ya el paradójico clímax por el ombligo: el flash del toxicómano...

     Decía el gran poeta protorromántico inglés William Blake —en uno de sus memorables Proverbios del Infierno que forman parte de su obra Matrimonio del Cielo y del Infierno—: 

     “El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”. 

     Sustentado por la fatal experiencia padecida me atrevería yo a redondear el dictum de Blake diciendo: “El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”... o a la barroca y laberíntica tumba erótico-tanática...

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23 de febrero de 2014

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana

VÍDEO: John Lennon: “Imagine

https://youtu.be/VOgFZfRVaww

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«LAS MUJERES GOZAN, SI ES QUE GOZAN, MUCHO MÁS QUE LOS HOMBRES: MÁS ALLÁ DEL FALO, MÁS ALLÁ DEL HIJO, MÁS ALLÁ DEL CLÍTORIS...» Mariam Alizade

     «Creer en la homologación “orgánica” de lo femenino y lo masculino en la tabla de la sexuación: ¡he aquí la estructura misma del goce perverso, expresado de forma tan ingenua por el argentino Federico Andahazi en su popular novela “El anatomista”. 

     »Tuve la oportunidad de discutirlo con él mismo, en público, cuando fui su edecán y presentador en una de las Ferias del Libro de la República Dominicana organizadas por el Ministerio de Cultura y dedicada a la República de Argentina.» Armando Almánzar-Botello

     «Hay encuentros sexuales fortuitos, pero no hay relación (rapport) sexual, porque de lo que se goza es de la función fálica que confirma la castración, de aquello que viene a suplir, no a complementar, la carencia, el corte entre el “1” (uno) masculino en la Tabla Lacaniana de la Sexuación, y el “0” (cero) femenino. 

     »No hay posibilidad de “conjugar” el lado “masculino” y el lado “femenino” en dicha Tabla Lacaniana. “Il n’y a pas de RAPPORT sexuel”. Esto quiere decir, en la lógica cuasi-modal y paraconsistente que utiliza en este contexto el psicoanálisis lacaniano: que la relación sexual es imposible, pues “no cesa de no escribirse”: “LA” [tachado el artículo en mayúsculas] Mujer no existe (lugar común del lacanismo), no está TODA en la función fálica; algo escapa al goce fálico; cada mujer, una por una, goza suplementariamente del NO-TODA ES... Goce más allá del falo...» Armando Almánzar-Botello

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BLOG CAZADOR DE AGUA

Lunes, 30 de julio de 2012

NOTA BREVÍSIMA SOBRE AMOR Y DESEO

     «El hábito no hace al monje ni mucho menos al creador, oh amigos psicodélicos y “(psico)analistas”... Un simple mono alucinado solo vislumbra bananas...» Armando Almánzar-Botello

     «Entre estos dos términos que contituyen, en esencia, el amante (erastés) y el amado (erómeno), observen ustedes que no hay ninguna coincidencia. Lo que le falta a uno no es lo que está, escondido, en el otro. Ahí está todo el problema del amor. Que se sepa o no se sepa no tiene ninguna importancia. En el fenómeno, se encuentra a cada paso el desgarro, la discordancia.» Jacques Lacan: El seminario, Libro VIII La transferencia, Editorial Paidos, 2003, página 51

     Por ARMANDO ALMÁNZAR BOTELLO

     La incapacidad patológica de amar y desear, la denominada “afánisis”, en su carácter de una desaparición o ausencia del deseo, fue teorizada originalmente por el gran psicoanalista galés Ernest Jones, alumno y biógrafo de Freud, como el temor del sujeto a dicha desaparición o desvanecimiento de su potencia deseante y erótica. 

     Años después, Jacques Lacan le imprime un giro de ciento ochenta grados a esta concepción de la afánisis elaborada por Jones. 

     Sustentado en su marco teórico y en su experiencia clínica, Lacan viene a concebir la afánisis —a la inversa de Jones—, no como temor a perder el deseo sino como renuncia “estratégica” a este, como supuesta defensa o refugio neurótico del sujeto para intentar salvaguardarse del Deseo del Otro, de la castración y de la muerte. 

     Para esta concepción lacaniana, la afánisis se disfraza en muchas ocasiones con los prestigios de la ciencia y de la mercadotecnia, entendidas estas por Lacan, siguiendo a cierto Heidegger, como dispositivos funcionales o mecanismos ideológicos que conducen a la supresión del sujeto pasional como ser problemático en el mundo, a la instrumentalización de dicho mundo entendido entonces como Ge-Stell (estructura técnica de emplazamiento y homegeneización). 

     El sujeto y la Cosa (das Ding) se ven así peligrosamente sometidos y reducidos a las ideologías del control y de la desecación productora, orientadas como tales a producir una subjetividad estandarizada, una serialización de los objetos del Deseo y el Goce bajo la apariencia de una pseudodiferenciación, de un supuesto valor agregado.

     Observemos aquí el caso actual de las tecnociencias con su complemento pragmático ineludible: el “psicobiopoder”, con sus mecanismos al servicio del capitalismo mercantil y financiero.

     Hacia “la plaza fuerte de su yo” se orienta el difuso individuo del consumo conspicuo, hedonista, suntuario, en vulgar ejercicio de su paradójico voluntarismo ciego, ingenuo pero engreído, pseudoindividualista y oscuramente gregario, para evitar confrontarse con lo que el exceso de un Deseo descarnado, causado por el “objeto a” como vacío real, implica de posibilidad de “fading”, de fuga, desapropiación, incertidumbre, vacilación, indecidibilidad, desvanecimiento y esforzada redefinición de la subjetividad en la llamada “experiencia radical de los límites”.

     Resultados de esta impotencia psíquica, de esta defensa compulsiva contra un Deseo no programado por el Yo y que escapa al freudiano “principio del placer como simple homeostasis o evitación de lo displacentero”, son el tedio de envergadura antropológico-epocal y planetaria, el aburrimiento postmoderno, la estrategia de “ligue polivalente” pero sin compromiso profundo con el otro, el llamado “amor líquido” (Zygmunt Bauman), la simple promiscuidad y/o el intento de convertir al mercado en “partner” absoluto que suministra gadgets, mercancías, “cositas”, tapones para obturar la falla ontológica o la grieta ineludible del ser. 

     Sobrevalorando los bienes ofrecidos por el mercado como simples obturadores de la carencia ontológica, el sujeto, en su alienación postmoderna, renuncia al ejercicio liberador y a la tensión de un deseo fronterizo que apunta al goce y que atraviesa, con su potencia, ciertos umbrales del dominio establecido. Se limita, sencillamente, a chapotear en el placer hedonista, “publicitario”, en tanto que aviesa “mascarada del goce”. 

     El sujeto, entonces, vive y padece la simple adquisición compulsiva o conspicua de mercancías como un mecanismo inconsciente de “resistencia” que viene a compensar, neuróticamente, sus minusvalías psicosociales. 

     Como nos recuerda la gran psicoanalista e historiadora francesa Élisabeth Roudinesco: En esta frívola, cobarde, insolidaria y nihilista sociedad de consumo, ¡hay que reinventar el amor, el auténtico vínculo social y la familia como espacio potencial generador de saludable subjetividad! 

Armando Almánzar-Botello

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Julio de 2012. Santo Domingo, R. D.

© Armando Almánzar Botello. Santo Domingo, República Dominicana

Blog en el que figura este texto: Blog Cazador de Agua 

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

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MEDITACIONES ANTROPOLÓGICAS Y POLÍTICAS

     «El gran capital financiero y pseudofilantrópico, a través de la biopolítica edulcorada como “psicopolítica digital”, propaganda y spot publicitario, continúa produciendo endeudamiento, construyendo modelos de vida y falsas jerarquías, produciendo muertes y golpes de Estado bajo inéditas modalidades. Sus dispositivos reales funcionan de un modo proliferente, flexible, maquínico, en apariencia libertario, pero nunca trazan las líneas de fuga que conducen al campo de inmanencia que impide la segmentarización gregario-individualista de lo social. El capitalismo promueve, más bien, la fragmentación homogeneizante, la dispersión sin retorno que impide el advenimiento de nuevas modalidades de vínculo ecológico e interhumano, de solidaridad con el otro y con lo otro, de cum pluridimensional, de “nosotros político” en capacidad de enfrentar la mera “cohabitación” por desdiferenciación y homologación, las nuevas formas de autoexplotación y la persistente explotación clásica, tradicional.» Armando Almánzar-Botello

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SÍNTOMAS DEL TEDIO POSTMODERNO

     Por Armando Almánzar-Botello

     «[...] En la sociedad capitalista neoliberal toda la supuesta diversidad democrática de los discursos, decursos, bienes y ofertas materiales y simbólicas, queda sometida a la “unidad oculta” de un imaginario despótico regulado por la lógica de la producción, la distribución y el consumo, como factores reales que forman parte de una estructura jerárquica de territorios de poder, flujos y beneficios altamente concentrados y asimétricos.

     »Sustentado en estas consideraciones un psicoanalista y filósofo español de origen argentino y seguidor del último Eugenio Trías, Jorge Alemán Lavigne, piensa que actualmente el freudiano y clásico “malestar en la cultura” reviste la forma de un “malestar en el capitalismo”, con las diferentes modalidades postmodernas de habitar este malestar sin salida posible vislumbrada. 

     »En su culto fetichista a lo nuevo banalizado, el mercado pone cada vez más de manifiesto la repetición serializada de la “novedad”, la programación inexorable de los bienes, la operacionalización rentabilizante de los procesos, la oferta universal y segmentada de los objetos desechables como obturadores fantasmáticos del deseo en la eternidad irrisoria del consumo narcisista. 

     »El mercado global capitalista es para el psicoanálisis y para una cierta hermenéutica cultural sustentada en su “antropología filosófica”, la nueva voz avasallante del Amo en la topología lacaniana de los cuatro discursos. 

     »Esa voz superyoica se disfraza de pluralismo multiculturalista, de multiplicidad molecular inconsistente (liberadora), y frente a las pantallas del televisor y del computador o en los pasillos ilimitados de los shopping malls o grandes centros comerciales postmodernos, nos asalta el núcleo secreto y escindido de nuestra “extimidad” (Jacques Lacan), prometiéndonos suturar la carencia, recubrir la “falta de ser” con la imagen infográfica, sintética o protésica; curarnos de la herida terrible de la vida, del éxodo y el exilio fecundos que entraña inexorablemente el genuino existir mortal de aquello que Eugenio Trías conceptualiza como “subjetividad fronteriza”. 

     »La sociedad actual es un mandato perverso a gozar sin medida y a endeudarse de un modo fantástico en espiral infinita y ascendente.

Armando Almánzar Botello

“Cultura y Postmodernismo” (Fragmento del texto retocado). Divagaciones en torno a un abismo, 2003. Santo Domingo, República Dominicana

Versión on line disponible en el Blog Cazador de Agua: Cultura y Postmodernismo (Fragmento). Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

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BLOG OTROS TEXTOS MUTANTES

Lunes, 26 de enero de 2015

ALFRED HITCHCOCK PRESENTS: Onírica y ausente se desnuda la muchacha              

     «Cuando China despierte, el mundo temblará». Napoleón Bonaparte 

     Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO

     A Efraím Castillo; a Pedro Antonio Valdez

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En el décimo piso de la muerte, asoma,

punzante y vertical como la duda, caída pensada

simplemente, o

pasada de moda: ¡el vértigo!

Empire State Building, New York, 2009.

Zero Zone after...

Casi un ojo que florece contra el cielo

enigmática su letra se derrama:

Alfred Hitchcock Presenta… Recuerdo…

Detenido el ascensor,

se abre una ventana y ¡acontece al fin la luna! 

Dialogan el viejo y la muchacha…

—¿Cogito, ergo sum?... Larvatus prodeo

—What do you say?

—El payaso cayó desde lo alto, ergo… ¡risas!

Neón rojizo la Ciudad a la izquierda por la sangre.

Onírica desnuda y reflejada en mar intenso, gruñe 

un Circo hasta la médula su música inoída:

Tiembla luz de lejanía entreabierta por sus manos.

En mágico trapecio su cuerpo de gimnasta, 

suspende, promete, oculta, 

                                           desliza la muchacha

misterioso un torso lúcido en espejo 

y toco ausencia…

This scholar chinese girl is music pure...

La melodía que palpo dulcemente en la memoria, 

casi ardiendo un vino claro que bebía de sus labios, 

mana lenta hacia la copa sinuosa de su sexo, donde sorbo la 

escritura todavía indescifrada, la embriaguez que anula el tiempo.

Y el recuerdo abierto y limpio de la muchacha es aire… 

¡Oh urbana y secretísima música desierta!…

Noche tórrida en aullidos que regresan 

con el Ferry... Liberty Enlightening the World:

—“May i feel said he”...

Cyberpunk’s Ideograms… 

Lin, you know: you are my dear little girl, my darling you,

    you are my it!

“you’re divine! said he,

    you are Mine said she...” 

Y reías misteriosa caminando entre las lenguas.

Resoplaban los amigos el Scherzo del 

Espanto: 

                “Buffalo Bill’s defunct!”… 

A lo lejos brilla el río... 

Solitario por las calles retorcidas alguien habla…

El humo lentamente —retornando de puntillas reflexivo 

llega al cuarto 

y en un sillón se tiende... ¡Central Park en mi ventana! 

El saxo piensa hondo y 

cauteloso inquiere al viento:

—¿Qué dicen hoy los diarios?...

Envuelve a la muchacha, camínala desnuda, 

baila roto su placer y acaricia la textura 

de sus grafemas lúbricos. 

¡Arde lento y furia en música! 

Delira en su prosodia New York y el cuarto abierto. 

Desliza ideogramas por el piercing de su vientre y

la cima de su insomnio…

¡Central Park en mi ventana!

Enciende tu deseo y el rumor de la memoria 

—palpitante semáforo en la tarde—.

Con tu voz imanta el Hudson y viértelo en su mente.

Re-escríbela, per-viértela en tus labios y 

                                                 descúbrele senderos,

mil sabores en el vino que aletea por su aliento. 

Edifica otra ciudad con sus palabras.

                                                         ¡Oh, Manhattan!

Y acoplada con el rayo, la terrible diosa oscura 

que late por sus ingles,

destruya el Muro Ciego edificado en el espanto…

¡Oh, la bella Lin, Aisthesis del instante.

¡Bailemos nuestra muerte sinuosa en la Bachata!

Mas lo dudo…

Abre la ventana y 

gime ahora por las dársenas... 

La furia del viento es la muchacha…

Escúchame hijo mío,

—en el saxo Joshua Redman habla lúcido en la noche— 

no debes nunca odiar la inocencia de la vida, 

ni albergar en tus manos el horror irredimible 

que hace turbio el sentir de lo sensible impenetrado

cuando sube con la sangre su misterio al pensamiento. 

Abre sin temor tu percepción al mundo,

aunque haya sido siempre

tu padre, sin remedio, 

un triste y nómada ludópata borracho,

un terrible ideograma dibujado por su ausencia...

Eres hijo y padre de un olvido, como todos los 

viajantes de comercio… 

Cortante aleve y fiera 

bien escrita la muchacha,

del odio en luz dentada y 

sensual mejilla andrógina, 

                                           me mira,

la miro, 

              me abraza: 

                                 ¡el rayo!

¿Podría el mar letrado

soportar su triple hachazo?

¿Qué dirán luego los diarios?

Oh, mi bella Lin, Aisthesis del instante.

¡Bailemos tropical nuestra muerte en la Bachata!

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Year 2010, Dominican Republic: La Romana.

Exclusive Vacation Rental. Casa De Campo.

¡Por teléfono me dijo Lin su amor en español dominicano!:

“Estoy aquí en Santo Domingo, my crazy love, y quiero amarte”...

Soñado el Paraíso está próximo a tus manos:

Hay sol, uvas de playa, tiernas frutas del secreto, 

rojos vinos de sabores inmortales...

                                                         ¡y el merengue! 

—Trópico enlutado íntimo en la sangre— 

               El mar latido al fondo.

Altavoces que recitan fragmentos de Lao-Tsé, palabras de Platón y

sexo a flor de labios…

¿Cómo puede rota inconsolable la muchacha —inconexa

de palabras averiadas y esquizoides— reír para vencer los resuellos

de la muerte, la ridícula miseria impertinente, 

los instintos que le muerden dulcemente las entrañas

con filos de caninos postizos filantrópicos

con cajas metálicas de dientes impostores?...

Y si acepta esa muchacha la sintaxis cazadora 

del viejo delirante inflamado allá en lo alto,

y ceden los pretiles al reclamo de la carne

                                                                ¡y cae hacia el abismo!:

¿habrá fiesta en el décimo piso de la muerte,

habrá viento y ceniza en la escritura y los balcones?...

¿Y qué dirán luego los diarios?...

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Julio de 2010

Otros enlaces para este mismo texto:

Blog Cazador de Agua

Blog Vallejo sin Fronteras

Blog Efraim Castillo

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LUCIDEZ

     «La lucidez de A. depende de una ausencia de deseo. La mía es la consecuencia de un exceso: sin duda es también la única verdadera. Si solo es una negación del delirio, la lucidez no es totalmente lúcida, es un poco todavía el miedo de llegar hasta el final, convertido en aburrimiento, es decir, en desdén del objeto de un deseo que excede.

     »No vemos que la simple lucidez que así alcanzamos es también ciega. Es necesario advertir al mismo tiempo la mentira y la verdad del objeto. Debemos saber, indudablemente, que nos estamos engañando, que el objeto es, antes que nada, lo que discierne un ser sin deseo, pero es también lo que un deseo discierne en él.» GEORGES BATAILLE: Lo imposible.

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OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:

Cazador de Agua                   

Tambor de Griot

ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA “RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL”, REMES

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