viernes, 6 de junio de 2025

RUPTURAS... Música, tradición y vanguardia

«Harold Bloom habla de “coeficientes revisionistas” para aludir a la Entstellung, a la deformación, desfiguración, torsión o transformación que opera la voluntad del epígono sobre la obra de su precursor para que el nuevo producto semiótico-artístico no permanezca en el territorio de la mera repetición académica de lo dado.» Armando Almánzar-Botello 

          Por Armando Almánzar-Botello

     Soy un diletante en el área de la música y en otras muchas áreas del arte y el saber, pero me parece que alguien no ha comprendido el problema filosófico que he planteado, y le ha dado al asunto una derivación “tecnicista” que pierde de vista mi planteamiento y que, por lo demás, me parece profundamente reductora.

No he dicho que el arte se pueda limitar a rupturas absolutas; eso es imposible. Pero me parece mero academicismo reducirlo todo a una sucesión de variantes formales que mantendrían en vigencia la misma estructura profunda. 

Me parece que aquí se participa de una concepción arcaica, pitagórico-musical de las formas como esencias intemporales.

El arte de Stockhausen y de otros compositores de música electrónica (Luigi Nono, Bruno Maderna, Luciano Berio, György Ligeti) no se puede reducir a “controlar y serializar parámetros sonoros”, si bien este propósito es el andamiaje sobre el que descansa el aspecto técnico de su obra. 

No se trata de producir las mismas estructuras tímbricas por vías y medios diferentes. Esto es, como diría el viejo Lukács, fetichismo de la técnica, pero no “dación de forma” estética.   

Modestamente creo que cuando un compositor musical revisita el pasado, no lo hace simplemente para apropiarse de formas-sentidos que le permitan repetir lo mismo de diferente modo de acuerdo al estado de desarrollo tecnológico vigente en su época. 

Con la forma se arrastra toda una dimensión semiótica de sentido que no se limita a un mero juego permutativo de estructuras. Ese juego comportaría un mero idealismo mecanicista contrario al genuino espíritu creador. 

Cuando menciono la tesis de Alain Badiou sobre el “punto vacío” que Haydn intuye en el corpus contrapuntístico que caracterizó al Barroco musical y lo “denomina” o sitúa creativamente con su nueva música desbordando la estética barroca, doy a entender mi concepción de la ruptura: La creación no es algo “ex nihilo”, pero tampoco es mera repetición de estructuras.

Harold Bloom habla de “coeficientes revisionistas” para aludir a la Entstellung, a la deformación, desfiguración, torsión o transformación que opera la voluntad del epígono sobre la obra de su precursor para que el nuevo producto semiótico-artístico no permanezca en el territorio de la mera repetición académica de lo dado. 

En el ámbito pictórico Picasso y Bacon se inspiraron en los clásicos, sobre todo en Velázquez y Tiziano, pero de ahí a decir que no hay “ruptura”, discontinuidad significativa entre ellos, me parece un banalidad y una verdadera tontería… 

Ellos hacen su obra trabajando en el punto ciego del sistema occidental de la belleza pictórica representativa estable, armónica, imitativo-ilusionista, pero el retorno de un Bacon, por ejemplo, a cierta figuración, no implica el academicismo del que repite las viejas formas figurativas sino la redefinición problemática de una nueva figuración: lo que Lyotard denomina “lo figural”.

Quizá las ideas de algunos sobre lo que denomino “ruptura estética” estén un poco demasiado contaminadas por la visión radical —a mi entender, estratégicamente exagerada— de las viejas vanguardias. Pero la concepción que tengo de “ruptura” no se limita a entenderla como simple “negación del pasado” sino que remite a la creativa reformulación, torsión, redescripción y transformación semiótica radical de las formas-sentidos propias de una cierta tradición.

A partir de un sistema musical dado (el Barroco, por ejemplo), se percibe algo que sería su punto ciego, su escotoma, su innombrable o impensado (Alain Badiou dixit) y el creador —en este caso, Haydn—, intenta dar voz artística a ese vacío. Aquí hay, de hecho, una ruptura. No es lo mismo el “contrapunto” que la “armonía”, cuyas bases las sienta Haydn en el ámbito de la sinfonía.

La reapropiación de formas implica una recontextualización de ellas, una mutación o resignificación de esas configuraciones, las cuales, aunque mantengan cierta continuidad, se reordenarían más bien en un trazado fractal de la fragmentación subversiva... ¡No se trata, repito, de un mero academicismo repetidor! 

Ello es así, por las variaciones o cambios estructurales y funcionales inevitables que se operan en el sentido de esas formas, materiales y recursos. Esas mutaciones obedecen al “Zeitgeist” o espíritu de la época, a la dinámica interna de cada disciplina artística y a la famosa “Weltanschauung”, que viene a definirse históricamente 

Prueba de ello, en otro contexto, lo es el hecho de que por más similitudes estructurales que encontremos, por ejemplo, entre el Ulises de Joyce y el de Homero, en realidad constituyen obras que remiten a espíritus epocales muy diferentes y se insertan dentro de configuraciones económico-materiales y semiótico-ideológicas radicalmente distintas. 

Aceptemos que algunas obras de Stockhausen son más tradicionales que otras, pero, partituras en mano, se puede demostrar que no es lo mismo Arnold Schönberg que Karlheinz Stockhausen, por limitarnos a permanecer en el terreno de la gran música de vanguardia del siglo XX. 

Cuando hablo de ruptura no aludo a una negación absoluta de las estructuras, eso no es ruptura, es destrucción o abandono de una tradición. 

Entiendo la ruptura en términos musicales, conjuntamente con Alain Badiou, como la “denominación” semiótica del punto ciego de un sistema musical, de su “vacío situado”, que impide al sistema, desde sus propios presupuestos, explorar sus posibilidades excesivas, desbordarse más allá de su “preceptiva”. 

El acontecimiento es ruptura. Por ello, Badiou habla del Haydn-Acontecimiento. El saber académico-musical es perecedero; pero no lo es el acto de creación musical.

Las rupturas como acontecimientos estéticos o históricos, esas que dan testimonio del espíritu creador en su renovación permanente, tienden a ser recubiertas por el saber académico repetidor y por la preceptiva, los cuales, con toda la brillantez que pueda caracterizarlos como “especialismos técnicos” en determinado momento, están llamados a cambiar y a ser desbordados por fuerza de la historicidad de los hechos concretos y los juicios estéticos encarnados que no constituyen filosofía musical canónica sino generación de nuevas formas y recursos artísticos a partir de la innovación o la creación. 

------------

Febrero del 2011

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

-------------------------------------------------

¿LA MÚSICA O EL LENGUAJE? (Breve nota)

«Como señalaba Roland Barthes en sus Elementos de Semiología, todo sistema semiótico translingüístico se encuentra en una relación de redundancia o recambio con el sistema de la lengua, con el lenguaje doblemente articulado.» Armando Almánzar-Botello: “Trías, Derrida y foné musical. (A propósito de La imaginación sonora de Eugenio Trías y el problema del giro lingüístico)”

     Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO

     En la conocida oposición paradigmática lenguaje/música, se podría generalizar de un modo derridiano y deconstructivo la categoría o el término “música”, de una forma tal que sería posible considerar la dimensión originaria y semiótico-“musical” del lenguaje (in)humano en su ontogénesis bifronte —lo rítmico, lo entonacional, lo intensivo, lo tímbrico, lo melódico, lo puramente glosolálico—, como una operatividad que precede a todo funcionamiento del lenguaje en su carácter propiamente representativo, verbal, conceptual, generador de significaciones abstractas, intencionales o cerradas.

El lenguaje se “inicia” en el proceso de constitución del sujeto como un juego de vocalizaciones intensivas puras, lúdicas, (a)significantes y “musicales”: meras oposiciones fonemáticas no semantizadas (J. Kristeva, L. Wittgenstein, J. Lacan) que operan en el plano constituyente de lo semiótico “preverbal” y cuya materialidad procede de un Otro “simbólico” a ser entendido como reserva del trazo unario, de la letra y del significante, es decir de la instancia polivalente y “prelingüística” que Lacan denomina “lalangue” (la “lalengua”), como algo relacionado con la “lalación” y anterior al deslinde neto entre lengua y habla 

Lo anteriormente señalado no significa que la música propiamente dicha —la música vocal, instrumental y electrónica, considerada como “actividad semioestética”, como “específico ejercicio combinatorio de los sonidos, el tiempo y los silencios, como particular tratamiento de la foné o modalidad artística de simbolización”—, exista en efecto desde la denominada etapa “musical” del desarrollo lingüístico (etapa glosopoiética: sonoridades vocales posteriores al grito y anteriores a lo verbal), o que se pueda producir independientemente de un particular contexto cultural e histórico en el cual, aquello que denominamos “lenguaje lingüístico“ o “lenguaje doblemente articulado” constituye siempre, de hecho, un factor decisivo e ineludible, una condición sine qua non de acuerdo, vínculo y productividad semiótica y simbólico-social. 

A pesar de los probables orígenes predominantemente vocales (vox) y  glosopoiéticos de la música, esta actividad humana, como creativa manifestación ritual, mágica o artística, guarda una relación disyuntivo/conjuntiva con la palabra y con lo verbal, sin nunca reducirse a una mera función lingüística o comunicativa.

Ninguna subjetividad creadora aislada, individual, pretendidamente situada al margen de un contexto interpersonal, dialógico, y de unos valores históricos y culturales definidos, sustentados por una(s) lengua(s)-cultura(s) específica(s), puede producir una sonata, una sinfonía, un motete, un merengue, un vals, un coral, un tango, un oratorio, una composición electrónica, etcétera, basándose en una supuesta capacidad de generación estético-musical humana previa a la instalación del lenguaje articulado en un concreto espacio de intercambios simbólicos.

Para que un sujeto pueda producir música como “obra de arte” autónoma, expresiva, debe participar, como creativa subjetividad socio-semiótica, de un vínculo estructural con una cultura y con una memoria histórica, lo cual no sería posible sin la existencia del lenguaje articulado.

La notación musical misma tal como se conoce en Occidente, con su autonomía relativa y problemática, con su compleja evolución desde la notación pneumática y lorena del canto gregoriano hasta llegar a los gráficos de la música concreta, serial, aleatoria y electroacústica más contemporánea, no podría haber surgido, en su especificidad, fuera de un concreto ámbito humano, lingüístico, histórico y cultural.

Debemos resaltar el hecho de que una cosa es la “musicalidad” del “lenguaje” constituyente y/o constituido (que podría estar en el origen de la música vocal), y otra, muy distinta, lo es la capacidad semiótica específica que tiene la música para producir “sentido”, sinsentido rítmico, infrasentido, simbolismos... —desde su particular apreciación y tratamiento de la foné o materialidad del sonido—, sin valerse, necesariamente y de forma directa, de los recursos lingüísticos.

No obstante, resulta quizá oportuno señalar, tal como lo hace Thomas Mann por boca de uno de sus personajes, que: 

«La música y el lenguaje se pertenecen mutuamente, son en el fondo uno y lo mismo, el lenguaje música, la música un lenguaje, y separadas se invocan una a otra, se imitan, se sustraen una a otra los medios de expresión [...] La música puede ser en principio palabra, puede ser pensada y planeada verbalmente [...] La idea artística constituye una sola y particular categoría intelectual, pero es difícil imaginar que las palabras puedan ser el primer esbozo de un cuadro o de una estatua —con lo cual queda demostrado el especial parentesco de la música y el lenguaje. Es natural que la música se inflame en la palabra y que la palabra surja de la música como ocurre al final de la novena sinfonía de Beethoven [...]» Thomas Mann: Doctor Faustus.

Podríamos tal vez objetar o matizar lo dicho anteriormente por Mann, pero resulta pertinente reiterar lo siguiente: 

Aun cuando el particular tipo de pulsión de “sentido” que caracteriza a la música, junto a su valoración de la pura materia sonora asignificante (G. Deleuze) y de cierto “simbolismo” indeterminado y aéreo generado por ella no son rasgos de naturaleza obligatoria y directamente comunicativa o ligados a la palabra —y esto debido a la condición singular de la manifestación artística específica de la música, con su tratamiento propio de la foné, del substrato articulado semiótico-sonoro, que no aspira a ser reducido a la simple comunicación lingüística o verbal—, debemos entender que, en su condición translingüística más que prelingüística, la creación musical, bajo su carácter de obra de arte, siempre se encuentra, quiérase o no, sépase o no, hasta en sus “cósmicas” e “inhumanas” manifestaciones electroacústicas más extremas y como establece con pertinencia cierta semiología general, en una relación inevitable, fantasmática e indirecta de “recambio” con el lenguaje articulado y el sistema de la lengua.

Armando Almánzar-Botello

----------

Marzo de 2014

Βlog Tambor de Griot 

Martes, 25 de marzo de 2014

Texto relacionado con el ensayo breve «Trías, Derrida y foné musical. (A propósito de La imaginación sonora de Eugenio Trías y el problema del giro lingüístico)». Blog Cazador de Agua

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

jueves, 5 de junio de 2025

¿RUMBO A CAVARÉ?

«Jamás probar. Jamás fracasar. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.» Samuel Beckett: Rumbo a peor

RUMBO A...

«Esta mañana, frente a un espejo, mi Ego monologa y se pregunta: ¿«Rumbo a peor?» (Samuel Beckett), ¿Rumbo a la Rumba?, ¿Rumbo a la Tumba?, ¿Rumbo a Rembrandt?, ¿Rumbo a La Rambla?, ¿Rumbo a la Rubia?, ¿Rumbo a la Negra?, ¿Rumbo a los viajes?, ¿Rumbo a la Hembra?, ¿Rumbo a los Rambos?, ¿Rumbo hacia Armando?...» Armando Almánzar Botello

CABARETE

«Cabarete es un distrito municipal del Municipio de Sosúa de la provincia de Puerto Plata en la República Dominicana, conocida por su turismo y sus playas.» Wikipedia


Por Armando Almánzar-Botello

A Samuel Beckett, in memoriam 

¿Cavaré? ¿Cavaré yo? ¿Cavaré yo mi? ¿Cavaré yo mi propia? ¿Cavaré yo mi propia tumba? ¿Cavaré yo mi propia tumba en? 

¿Cavaré yo mi propia tumba en cabaret? ¿Cavaré yo mi propia tumba en cabaret de? ¿Cavaré yo mi propia tumba en cabaret de Cabarete? 

¿Cavaré yo mi propia tumba en cabaret de Cabarete cabalgando? 

¿Cavaré yo mi propia tumba en cabaret de Cabarete cabalgando una? ¿Cavaré yo mi propia tumba en cabaret de Cabarete cabalgando una mula? 

¿Cavaré yo mi propia tumba en cabaret de Cabarete cabalgando una mulata?... 

“¡Goza tus cortas vacaciones!”, me digo resoplando como Arthur Dimmesdale. 

El que por su gusto muere...


Copyright ©️ Armando Almánzar-Botello.Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

miércoles, 4 de junio de 2025

EL DISCURSO ESCRITO IN(IN)TELIGIBLE

«La “Lalangue” lacaniana (relacionada con la denominada lalación) se encuentra configurada por la “lluvia” —sin formar cadena—, de lo que conceptualiza y designa el psicoanalista francés como “lettre” (letra), definida esta, a su vez, no como la dimensión gráfica del fonema en el signo escrito (grafema), sino como la pura materialidad del significante (fónico o gráfico) en su particularidad de mero soporte material, localizado e indivisible, cuando este se manifiesta en su carácter simbólico-real de sinsentido, trazo, pura significancia o polivalencia a-significante…» Armando Almánzar-Botello 

     Por Armando Almánzar-Botello 

     Una parte significativa de los escritores y profesionales dominicanos revela padecer profundas y graves dificultades discursivas para lograr una justa coordinación de las ideas: serias dificultades de concordancia gramatical, severas artritis morfosintácticas y peligrosos escotomas léxico-semánticos.

     Generalmente, dicho espíritu lingüístico grosero yerra en su apuesta intelectiva, crítica o hermenéutica, por fea y descarada ignorancia rampante o por falta de auténtico talento en el manejo del lenguaje.

     En ciertos casos ideales o paradigmáticos el falso exégeta pseudoanalista debe ser simplemente realfabetizado y culturizado para que pueda autorizarse a escribir sobre determinados problemas o temas propios de especialistas. Pero no: ahora todo el mundo  sabe de cualquier asunto por vía de la muy democrática información digital...

     Triste se ofrece la situación comunicativa –tanto para el emisor como para el receptor del mensaje–, si el emisor de marras, como supuesto hermeneuta, no es capaz de conducir o elevar su potencial de conocimientos, el manejo de su intuición “orientada o dirigida”, sus “juegos de lenguaje” o recursos discursivos, a los niveles de intensidad, corrección o pertinencia requeridos para hacer inteligibles sus planteamientos y, todavía con más razón, para conferir validez argumentativa a la presunta crítica de supuestas faltas de inteligibilidad en el discurso de un texto tutor coyunturalmente cuestionado...

     Por elementales razones de justa competencia y real desempeño discursivo, a un “bárbaro” nunca debiera, éticamente, asistirle el derecho de “hablar en el ágora” sobre temas que dicho “personaje” de la  comunicación revela desconocer casi de un modo vergonzosamente absoluto.

     El presumido y “sapiente” hombre ordinario, sin dominio profundo de las estructuras de su lengua ni mucho menos de la problemática teorético-conceptual que pretende abordar y despachar burdamente, a saco, no duda nunca de su inteligencia ni de su formación; cree, con sorprendente y presumida ingenuidad, que debe y puede comprenderlo todo desde su particular nivel de fuerzas (casi siempre muy limitadas e impotentes para enfrentar ciertas empresas intelectuales complejas).

     Y así, en nombre de la democracia degenerada en mediocracia, el hombre cualquiera condena todo aquello que desborda sus paupérrimos niveles de potencia intelectual, es decir, olvida su rango espiritual; intenta borrar las jerarquías y sacrificar al hombre de intelecto, cultura y talento superiores para adaptar y reducir el universo de sus discursos a los más “gruñidos” niveles lingüísticos de ”comprensión”...

     No juzgamos ni olvidamos en este particular contexto las perversas instancias históricas y político-sociales responsables de las grandes limitaciones cognitivas que padece el hombre ordinario en la República Dominicana; el triste déficit de comprensión que sufre la mayoría de la gente del pueblo por limitaciones educativas concretas impuestas desde hace largos años por el clasista y corrompido Estado colonizador...

     Simplemente clamamos y luchamos aquí por una transformación profunda de esas estructuras sociales que, como violencia invisible, estructural o sistémica, generan y sostienen la mencionada atrofia cognitivo-emocional de los sujetos —en ocasiones sin ellos mismos percibirlo— incluidos los que han alcanzado supuestos niveles de educación superior y bienestar material.

---------
Diciembre de 2020

Copyright © Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.
-----------------------------------------------------------------

“TRACTATUS” WITTGENSTEIN, LINGÜÍSTICA, PSICOANÁLISIS, “SPRACHE” Y DIFERENCIAS CULTURALES… Breve notita redundante y heteróclita

     «Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen.» Ludwig Wittgenstein: Logisch-philosophische Abhandlung», Satz 6.54 (7) [«De lo que no se puede hablar mejor es callarse» Ludwig Wittgenstein: Tractatus logico-philosophicus, proposición 6.54 (7)]

     Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO

     «La “Lalangue” lacaniana (relacionada con la denominada lalación) se encuentra configurada por la “lluvia” —sin formar cadena—, de lo que conceptualiza y designa el psicoanalista francés como “lettre” (letra), definida esta, a su vez, no como la dimensión gráfica del fonema en el signo escrito (grafema), sino como la pura materialidad del significante (fónico o gráfico) en su particularidad de mero soporte material, localizado e indivisible, cuando este se manifiesta en su carácter simbólico-real de sinsentido, trazo, pura significancia o polivalencia a-significante... La “Lalangue” (la “lalengua”) constituye para Lacan el Inconsciente real en acción, diferente al Inconsciente simbólico freudiano y fundamento estructural de este, lógica y cronológicamente.»  Armando Almánzar-Botello
----------------                                                                                                                   
     En su Tractatus Logico-Philosophicus, proposición 5. 6, dice el filósofo Ludwig Wittgenstein: “Die Grenzen meiner SPRACHE bedeuten die Grenzen meiner Welt.” Traducida con carácter estricto al idioma español (Tractatus Logico-Philosophicus, Alianza Editorial, Madrid, 1973, páginas 162 y 163) esa proposición equivale a: “Los límites de mi LENGUAJE significan los límites de mi mundo”.

     En este tiempo lógico de su pensamiento, correspondiente al primer período del filósofo, y a pesar de que la palabra alemana SPRACHE puede significar tanto “lenguaje” como “lengua” o “idioma”, Wittgenstein NO ALUDE al sistema de signos específicos que define a una comunidad lingüística particular: Sprachsystem (una lengua o idioma como sistema), sino al “lenguaje” en su condición de vía, medio o recurso de comunicación universal entre los seres humanos que, por otra parte (y en especial para el segundo Wittgenstein de las Investigaciones filosóficas), no solo se limita al lenguaje doblemente articulado o lenguaje lingüístico, sino a todo sistema de comunicación que involucre una relación entre la palabra (Wort), el habla (die Rede), el signo gráfico, el gesto y la cosa designada…

     Finalmente, Wittgenstein nos decía que nuestros “juegos de lenguaje” están ligados, vital y estructuralmente, a nuestros particulares “estilos de vida”…

     Se toca en este contexto un problema o deslinde parecido, aunque no exactamente análogo, al que Ferdinand de Saussure, en su Cours de linguistique générale, establece como las diferencias entre Langage (“lenguaje”, entendido como conjunto “multiforme y heteróclito” de signos), Langue (“lengua”, comprendida como sistema particular de signos codificados propio de una determinada comunidad de hablantes), y Parole (“habla”, término con el cual Saussure significaba la singular ejecución de enunciados que realiza un determinado sujeto hablante en los contextos del “lenguaje” como posibilidad simbólica y comunicativa universal, y de UNA “lengua” como particular codificación de signos propios de una comunidad de hablantes o campo concreto y estructural de posibilidades lingüísticas.

     Para complicar o aclarar el problema que representan estos deslindes conceptuales (sin que mencionemos ahora otras distinciones nocionales y metodológicas relacionadas con las de Saussure, como las que realizan, en sus respectivos pensamientos y textos, Hjelmslev, Martinet, Benveniste, Chomsky, etc., etc.), Jacques Derrida habla —en su obra capital del primer período de su reflexión, De la grammatologie (De la gramatología)—, de una Archi-écriture (“archiescritura”), a comprender como una producción de diferencias o red de reenvíos espacio-temporales lógicamente anterior al deslinde entre lenguaje, lengua y habla.

     Lo planteado por Jacques Derrida en el mencionado texto establece que ningún sentido se encuentre jamás “presente ante sí”, pues resulta imposible que funcione al margen de un proceso semiótico-diacrítico de producción, engendramiento y dispersión significante, tal como lo pretendía Edmund Husserl al plantear ciertas consideraciones ontológicas que aparecen en su magna obra Investigaciones lógicas, libro que corona una gran tradición metafísica occidental de la “Bedeutung” como presencia.

     A su vez, Julia Kristeva establecía, desde su tesis de los años setenta: La Révolution du langage poétique, un deslinde entre lo Simbólico y lo Semiótico. Consideraba la pensadora francesa de ascendencia búlgura que antes del funcionamiento de lo Simbólico comunicativo (esta es su terminología), basado en el signo, en la sintaxis y en la transmisión de significaciones abstractas y denotaciones estables, opera, como una “anterioridad cronológica y sincrónicamente transversal al signo”, a la denotación y a dicha sintaxis, una productividad Semiótica (Kristeva la relaciona con el concepto platónico de “chora” o matriz) vinculada con el ritmo, la prosodia, el juego de palabras, la risa, la glosolalia (vocalizaciones sin sentido preciso, específico, pero cargadas de intensidades pulsionales inconscientes y de afectos).

     Kristeva establece que lo simbólico comunicativo no es un origen, sino que es más bien el efecto de un “proceso semiótico de producción” anterior al sentido regulado como significación transmisible, comunicable a través de un discurso normalizado por la sintaxis y por una cierta univocidad semántica.

     Por otra parte, el gran psicoanalista francés Jacques Lacan, además de la tripartición de registros o distinción topológica entre lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real —contexto teórico en el que concede, siguiendo a Claude Lévi-Strauss, una gran importancia a lo que denomina Orden Simbólico de la Cultura—, elabora, en la última etapa de su pensamiento, el concepto de Lalangue (Lalengua), el cual define, diferenciándolo de la Langue (Lengua) y del Langage (Lenguaje) saussureanos, como una instancia operativa caótica cuyos principios reguladores lo constituyen la condensación de “fonemas desemantizados”, las homofonías, la glosolalia y el GOCE de la pura letra…

     La “Lalangue” lacaniana (relacionada con la denominada lalación) se encuentra configurada por la “lluvia” —sin formar cadena—, de lo que conceptualiza y designa el psicoanalista francés como “lettre” (letra), definida esta, a su vez, no como la dimensión gráfica del fonema en el signo escrito (grafema), sino como la pura materialidad del significante (fónico o gráfico) en su particularidad de mero soporte material, localizado e indivisible, cuando este se manifiesta en su carácter simbólico-real de sinsentido, trazo, pura significancia o polivalencia a-significante…

     La “Lalangue” (la “lalengua”) constituye para Lacan el Inconsciente real en acción, diferente al Inconsciente simbólico freudiano y fundamento estructural de este, lógica y cronológicamente.

     En este complejo territorio en el que se imbrican lenguaje, lengua, habla, cultura, orden simbólico, lalangue y, además, la archiescritura y lo semiótico translingüístico, resulta evidente que la categoría de LENGUA-CULTURA (con todos sus riesgos y “riegos” metafísicos y político-esencialistas) debe ser —y hoy de hecho lo está siendo—, profundamente revisada, cuestionada, problematizada, matizada y redefinida.

Armando Almánzar-Botello

---------
25 de enero de 2014

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.
-----------------------------------------------------------------

CÓDIGO ORAL/CÓDIGO ESCRITO

     Por Armando Almánzar-Botello

     «Para que exista el amor en sentido estricto se necesita la palabra, el universo de lo simbólico. El amor, como el mismo silencio, es una experiencia, un fenómeno que solo existe en los seres hablantes, en el “parlêtre” (Jacques Lacan: parlêtre: ser hablante, hablante-ser). Otra cosa son las emociones, las pasiones y los instintos.» Fredesvinda Báez Santana y Armando Almánzar-Botello

     Dice el filósofo: «Lo que entonces llamé “huella” concierne también a la oralidad y, por tanto, a una cierta escritura de la voz.» Jacques Derrida.

     Es decir: en la voz hay escritura como huella, como grama, como juego de la diferencia, mas para la transmisión fuerte del conocimiento se requiere de la escripción como grafía, como tipografía.

     La sistematización conceptual que puede producirse en la oralidad implica una escena de lecto-escritura previa y posterior al acto de enunciación oral.

     Los seminarios transmitidos por vía oral cobran su valor cognoscitivo más fuerte como documento y legado científico cuando son manuscritos, estenografiados, mecanografiados o traducidos al código escrito y revisados por el autor o por la persona idónea seleccionada para ello con miras a su transmisión como libro.

     No hay, por ejemplo, herencia o legado del pensamiento socrático sin la escritura de Platón.

     El corpus teórico final se define por el sujeto de la escritura que revisa, corrige, autoriza y establece el texto escrito, sea o no dicho sujeto el autor originario del texto oral.

     En el caso de los grandes y verdaderos pensadores su creativa discursividad oral participa de una tensión y una coherencia tales que sus enunciados pueden ser casi en su totalidad transcritos, sin muchas modificaciones y sin perder su potencia significante, al discurso regulado por el código escrito.

     Los intelectuales de la oralidad, aquellos que son meros profesores, comentaristas o locutores profesionales, si no escriben, si su pensamiento no es fijado con una real pertinencia en código escrito, jamás dejarán legado ni harán verdadera ciencia. Serán puros opinadores de ocasión o simples académicos cuyos discursos, aunque estén registrados en medios audiovisuales, correrán el albur de ser destinados al olvido y/o de no alcanzar la más productiva y eficaz recepción.

     El Curso de Lingüística General de Ferdinand de Saussure, por ejemplo, fue una transcripción de notas de clase realizada por tres de los alumnos del maestro: Charles Bally, Albert Sechehaye y Albert Riedlinger. Sin las notas de los discípulos y las consultas de ciertos manuscritos del propio Saussure no se hubiese podido redactar la obra como legado. Ella convierte a Saussure en el padre de la «lingüística estructural» como ciencia.

     Luego aparecieron nuevos manuscritos de Saussure que complicaron, matizaron,  enriquecieron y redimensionaron el trabajo epistemológico del gran profesor, lingüista y pensador suizo.

------------
Agosto de 2010

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.
-----------------------------------------------------------------

LA MUERTE PUBLICA SIN HABER ESCRITO

     «El aprender a vivir, si es que queda por hacer, es algo que no puede suceder sino entre vida y muerte: [“la vida la muerte”]. Ni en la vida ni en la muerte solas.» Jacques Derrida

     «La oposición del sueño a la vigilia, ¿no es también una representación de la metafísica? Y ¿qué debe ser el sueño, qué debe ser la escritura si, como ahora sabemos, se puede soñar escribiendo? ¿Y si la escena del sueño siempre es una escena de escritura?». Jacques Derrida

     Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO

     «¡No al savoir-faire banal, reiterativo!» Armando Almánzar-Botello
---------------
    
     El gran Sócrates fue conocido, en el ámbito de los filósofos griegos antiguos, con el sobrenombre de “El que no escribe”.

     Sócrates consideraba que la escritura era una técnica de simple archivo y registro que hacía correr el albur a los filósofos de verse apartados, peligrosamente, del reino puro del “logos” donde se vinculan de un modo natural, espontáneo, la foné y las ideas, la voz y el pensamiento...

     Sin embargo, los Diálogos de Platón vienen a ser la genial transcripción del pensamiento socrático al registro de la escritura como “hipomneme” —copia subalterna, duplicado mimético, sombra ilusoria, pseudomemoria o simple registro de huellas—, diferente de la “mneme” primordial —entendida como memoria viva del logos luminoso que se manifiesta en la íntima calidez de la oralidad dialógica.

     Sobre los problemas definidos por las complejas relaciones que podrían vincular al pensamiento de Sócrates con la voz como foné, con la escritura, el archivo, la memoria, la vida, la muerte y con el “mismo” texto platónico —problemas situados en su justo contexto histórico-cultural—, el gran pensador y polígrafo judío-francés Jacques Derrida nos ha legado hermosas páginas, lúcidas y literariamente memorables.

     A la fecha, sabemos del pensamiento de Sócrates gracias a la escritura poético-filosófica de Platón.

     El gran Sócrates, paradigma del maestro de la verdad, habiendo pensado en el sentido más fuerte del término “pensar”, publicó sus ideas a través de la oralidad y “escribió” solo por medio de su alumno Platón...

     Pasaron los años y los siglos, y en el vano fragor del hedonismo que define a la trivial actividad pseudocreativa característica del hombre adocenado de nuestros días postmodernos —criatura simultáneamente individualista y gregaria, trivial en sus cotidianos y burdos haceres, vanidosa y servil ante los dominios económicos y políticos que gobiernan sin pudor en los peores mundos espirituales posibles—, cualquier astuto gañán “literado”, pícaro rapaz o mediocre guerrero de las ideas, sin pensar ni escribir con sentido profundo ni auténtico brío, paradójicamente publica, publica, publica...

     Hoy, proclama y declara, divulga y esculpe insulsa la muerte su letra de nadie, su trazo de nada...

---------
Enero 2014

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
-----------------------------------------------------------------

BREVÍSIMOS APUNTES SOBRE SÓCRATES, EL ENIGMA

     Por Fredesvinda Báez Santana y Armando Almánzar-Botello

     No es cierto, como entienden algunos intelectuales fuera de contexto, que “Occidente haya subestimado a Sócrates”. Uno de los ejes de la gran tradición metafísica occidental es el socrático-platónico.

     La errada percepción proviene de que básicamente, en su detallada cartografía esencial, conocemos el pensamiento de Sócrates a través de la escritura de su alumno Platón.

     Como dijo un escritor dominicano que investigó, meditó y escribió sobre este tema, Antonio Fernández Spencer: Sócrates publicó, para la posteridad, a través de Platón.

     Esa es la naturaleza de los famosos Diálogos, donde lo que se ejemplifica es el pensamiento mayéutico de Sócrates en tensión discursiva, polémica o no, con diversos filósofos de su época. Platón “transcribe” esos diálogos. En ellos el gran Sócrates, quizá un tanto idealizado, viene a encarnar la figura por excelencia del Maestro de la Verdad en el mundo griego. Así llega hasta nosotros.

     Solo de forma conjetural podemos distinguir lo que realmente pertenece a Sócrates en los escritos de Platón, de aquello susceptible de ser interpretado como de la propia cosecha de este último. Aristóteles, por ejemplo, sospecha del carácter auténticamente socrático de algunos planteamientos de Platón. No obstante, el Gran Peripatético no remite a ninguna fuente segura en términos escritos para avalar su sospecha o disidencia con respecto a la fidelidad de Platón a la palabra de Sócrates.

     Fuera de la referencia directa a los Diálogos platónicos, las “pruebas” documentales sobre la personalidad histórica y el pensamiento filosófico reales de Sócrates resultan fragmentarias, poco significativas o simplemente cónsonas con las del mismo Platón. Los datos son suministrados por Esquines de Esfeto, de modo incompleto, y, más extensamente, por otro memorable alumno de Sócrates, el gran  historiadorJenofonte, autor de una Apología de Sócrates.

     Según la concepción de algunos helenistas dignos de ser tomados en cuenta, la figura biográfico-especular y concreta de Sócrates, por no decir que resulta completamente irrecuperable, solo podría ser “merodeada y contorneada” por la interposición hermenéutica de otros pensadores filológicamente sustentados en ciertos textos paradigmáticos que no son de la autoría de quien fue conocido como “El que no escribe”. Sócrates representa, entonces, una suerte de construcción psicohistórica en abismo...

     Reiteramos que, al margen de dichas mencionadas referencias, la concreta personalidad biográfica e intelectual de Sócrates sería, quizá para siempre, un cerrado misterio inabordable. A no ser que surjan vías y métodos insospechados de investigación que podrían bordear la ciencia ficción...

     Lo mismo pasa con la figura de Cristo: no escribió directamente, pero sus discípulos lo hicieron por él. Resultado: El Nuevo Testamento. El éxito popular del pensamiento cristiano a través de la Biblia, comparado con el relativo éxito menor de Sócrates en la conciencia cultural europea y mundial, no quiere decir que Sócrates haya fracasado.

     Debemos recordar que el gran Friedrich Nietzsche llamaba al cristianismo un “platonismo para uso del pueblo”. Desde la visión de Nietzsche, San Pablo lo que hizo fue “socratizar-platonizar” el mensaje original de Jesús de Nazaret.

     Una de las pruebas de que al filósofo alemán le asistía plena razón en esa lectura del cristianismo, está constituida por la significativa presencia de categorías griegas en el discurso de Saulo de Tarso (San Pablo): “hipóstasis”, “anástasis”, “apocatástasis”, etcétera. Las anteriores constituyen categorías netamente greco-paulinas.

     Sócrates, a su vez, no ha sido olvidado en el mundo occidental. Como figura ideal y gran maestro de la verdad, él está presente, transformado, hasta en la forma en que nos llega su mensaje por mediación del mismo cristianismo platonizante, y también por vía de la tradición patrística, escolástico-aristotélica.

     Junto con Platón y Jenofonte, no debemos olvidar a cinco grandes mediadores entre la figura alegórico-simbólica de Sócrates y la contemporaneidad: William Shakespeare, Søren Kierkegaard, Friedrich Nietzsche, Karl Marx y Sigmund Freud.

-------------
Octubre de 2020

© Fredesvinda Báez Santana. Santo Domingo, República Dominicana

Copyright © Fredesvinda Báez Santana. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
-----------------------------------------------------------------

LA “FARMACIA” DE PLATÓN Y LA INTERPRETACIÓN (Unas brevísimas citas y notas)

     «La rigurosa metodología y la fértil visión interpretativa de los textos desarrolladas por Jacques Derrida, las asumo cautelosamente sustentado en mi conocimiento de las obras de Freud y de Lacan, y después de hilar muy fino con los problemas de la hermenéutica en Ricoeur, Gadamer, Eco, Vattimo, Rorty, etcétera, durante larguísimos años.» Armando Almanzar-Botello

     Por Armando Almánzar-Botello

     En la página 94 de este volumen, correspondiente al inicio de “La farmacia de Platón”, Jacques Derrida nos dice:  

     «Habría, pues, con un solo gesto, pero desdoblado, que leer y escribir. Y no habría entendido nada del juego [del juego hermenéutico] quien se sintiese por ello autorizado a añadir, es decir, A AÑADIR CUALQUIER COSA [las mayúsculas son nuestras]. No añadiría nada, la costura no se mantendría. Recíprocamente tampoco leería aquel a quien la “prudencia metodológica”, las “normas de la objetividad” y las “BARANDILLAS DEL SABER” le contuvieran de poner algo de lo suyo. Misma bobería, igual esterilidad de lo “no serio” y de lo “serio”. El suplemento de lectura o de escritura debe ser rigurosamente prescrito...» JACQUES DERRIDA, texto citado.

     En la página 196 de este volumen, también correspondiente a “La farmacia de Platón”, Jacques Derrida nos dice:

     «No creemos que exista rigurosamente un texto platónico, cerrado sobre sí mismo, con su interior y su exterior. No es que entonces haya que considerar que HACE AGUA POR TODAS PARTES Y QUE SE LE PUEDE AHOGAR CONFUSAMENTE EN LA GENERALIDAD INDIFERENCIADA DE SU ELEMENTO [las mayúsculas son nuestras]. Simplemente, y a condición de que las ARTICULACIONES SEAN RIGUROSA Y PRUDENTEMENTE RECONOCIDAS [las mayúsculas son nuestras], debe de resultar posible separar fuerzas de atracción ocultas uniendo una palabra presente y una palabra ausente en el texto de Platón...» JACQUES DERRIDA, texto citado.

     «El sistema no es aquí, simplemente, el de las intenciones del autor [...] Ese sistema no es, en primer lugar, el de un querer-decir. Se establecen comunicaciones reguladas, gracias al juego de la lengua, entre diversas funciones de la palabra y, en ella, entre diversos sedimentos o diversas regiones de la cultura. Esas comunicaciones, esos pasillos de significado [el autor] puede en ocasiones declararlos, iluminarlos jugando en ellos “voluntariamente”, palabra que ponemos entre comillas porque no designa, siguiendo en el interior de esas oposiciones, más que un modo de “sumisión” a las necesidades de una “lengua” dada [...] La diferencia entre consciente e inconsciente, voluntario e involuntario [es un] instrumento muy tosco cuando se trata de cuestionar la relación con la lengua. Lo mismo ocurriría con la oposición del habla —o de la escritura— respecto a la lengua, si debiese, como a menudo ocurre, remitir a esas categorías.» Jacques Derrida: “La Farmacia de Platón”, en La diseminación, Editorial Fundamentos, Madrid, 1975, páginas 140-143.

     Quienes no hayan trabajado arduamente con los textos que contiene este libro de 549 páginas (incluye La farmacia de Platón, La doble sesión y La diseminación, tres obras capitales de Jacques Derrida junto a De la gramatología), no pueden tener una idea pertinente de lo que es la “interpretación” en el pensamiento del filósofo francés, ni pueden comprender el discurso y la genealogía de un cierto Roland Barthes.

Referencia bibliográfica: Jacques Derrida: “La diseminación”, Editorial Fundamentos, Colección Espiral dirigida por Julián Ríos, Madrid, 1975.

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

martes, 3 de junio de 2025

CAÑERÍA DE DESAGÜE (Poema en prosa)

«¡No a la Barrick Gold! ¡No al engranaje infame que ahora gruñe, viola, tortura y descuartiza el cuerpo de la Tierra sufriente y consternado! El oro verdadero está en el alma. En el discreto misterio del paisaje apofático... aguardando...» Armando Almánzar-Botello 

«En el agua depravada de las cisternas otros bebieron la locura y la muerte.» Jorge Luis Borges

«Según el matizado posicionamiento ético y teórico del pensador francés Felix Guattari, articulado en los conceptos vertidos en su obra “Las tres ecologías”, se hace necesario, en el contexto planetario actual con su diversidad compleja de interacciones, impulsar procesos de recomposición de las prácticas sociales e individuales de acuerdo con tres rúbricas o instancias que son consideradas complementarias por el pensador francés compañero filosófico de Gilles Deleuze: la ecología social, la ecología mental y la ecología medioambiental en sentido estricto, colocadas dichas disciplinas bajo la égida estratégica y ético-política de una “ecosofía caósmica” que tome en cuenta las relaciones entre hombre, “caosmos”, técnica, máquinas y nueva justicia social, junto a los factores que posibilitan un desarrollo económico sostenible.»  © Armando Almánzar-Botello: Fragmento de “Filosofías contemporáneas de producción agrícola”, en Revista “El exportador dominicano”, enero-febrero 2002, número 119, página 35

     Por ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO

     A la memoria del psicólogo y epidemiólogo dominicano E. Antonio De Moya (Tony) 1949-2014

----------

     Todo poema es ahora una cisterna... Cuentan las crónicas que un día remoto fue río, lago, torrente, fluencia... Hoy, en nuestro mundo gris emparedado en miedo, en antropofagia nueva, en codicia larvada, en oscuros códigos binarios, el poema es agua cavilante y discreto rumor en las represas.

     Con letras flotando el soñar inaudible, con trágicos animalitos muertos, agua de cisterna es el poema contraído, pero siempre agua niña palpitando de misterio, neutra, mínimamente limpia, insondablemente pura si queremos disfrutarla —fresca, visionaria, desnuda— en nuestras mesas desiertas.

     El agua dormida y secreta que reposa en los estanques, como en el arte de Escher, sirve a los hombres honestos para poblarles la sed de imágenes imposibles, para encenderles la foto anterior a la conciencia y al origen del Universo, para diseminar en los labios, en el paladar y en el alma, una dosis de justicia y de antiguos misterios.

     Y es mayor el puro ardor de su deseo sagrado, en estos tiempos aleves de las Corporaciones Transnacionales cuando la magia se pervierte en criminal “clarividencia”: ¡desocupar con discreción y aprisa la vergüenza mercurial de los retretes!

     ¡Oh aporética época oscura, en la que debiera brillar el agua filantrópica de los ríos con más valor místico, pragmático y humano, que todo el inconstante oro tangible del mundo! ¡Ay, Cazador de Agua!

     Hasta los ricos necesitan el agua para poder saltar con indiferencia a sus piscinas atónitas. Y un día lo dijo Céline: ¡los ávidos empresarios y los militares de alta graduación, adoran las flores y necesitan agua fresca para regar sus jardines!

     ¡Oh, terribles inversores, exportemos, desarrollemos la floricultura transgénica!

     ¿Pero dónde, dónde está el poema, que lo busco y no lo encuentro?

     El poema en esta página está rodando por el suelo. La poesía no vale nada.

     ¿La poesía no vale nada?...

     Entre tanto, amigo Pessoa, “por callejas casi irreales de tan angostas y podridas”, “los pobres sobrellevan su hábito de dolor”, y el pan, el agua, el aire, amigo Auden, no son suficientes todavía para las bocas y las manos, y hoy languidecen, taciturnos, el cuerpo y el pensamiento.

     ¡Oh canallas empresarios indolentes! ¡Oh malignos arribistas gobernantes! Visionario preguntaba Hölderlin: ¿Para qué poesía en tiempos de miseria, para qué la poesía en tiempos de ladrones?

     “Esta canción estaba tirada por el suelo”, cantó en el sueño metafísico y su trópico de fósforo, el poeta Franklin Mieses Burgos, quizá sin sospechar lo terrible que vendría: la transgenia textual imprevisible.

     Contrabando de códigos, órganos y textos: ¡política de apropiación de insignias, el poema falso! Espurio por ajeno y proferido en otros labios. Agua Magna robada por insignes banqueros a los nadie: ¡A la gente! ¡A nosotros! ¡A los mortales!

     ¿No es cierto, de nuevo, viejo insulso poeta? ¿No doy en clavo dulce  —como quien dice agua—, antipoeta Parra?

     Misión-Visión del Enemigo Malo: ¡Vaciarnos la cisterna! Des-prestigiar al Estado Nacional, presti-digitar lo Privado, comerciar con el paisaje, con la política y los cargos, comprar conciencias, reciclar, embotellar, esclavizar un agua mercantil entristecida en cañerías y bestiarios de desagüe. Servirla encorsetada, corrompida de otro modo más inicuo, en las mesas rituales de asesinos y plutócratas. ¡Oh aviesas cañerías del desagüe fraudulento!

     El agua limpia brilla por su ausencia como Dios en la teología apofática. Pero no. ¡Recóndito animal es el agua zoomórfica, en verdad hierofanía inapropiable!

     ¡Oh, agua lustral y pagana del río caudaloso, de la fuente y la cascada! Todo corrompido por el Monoteísmo de las Multinacionales.

     El hombre rico postmoderno en verdad ya no se baña; chapotea en su propia fraudulencia irreflexiva: albercas de ignominia y orgías de jacuzzi. Contamina con desechos y ambición todo el planeta, aumenta cada día el número de pobres y pretende encerrar lo numinoso en un bolsillo.

     Y “cabalístico” el Ser almuerza bien su ontología guerrera y su caviar y tiene siempre mal aliento: el humo, la bomba, la muerte y el Complejo Financiero-Militar... Pero no importa: faltriqueras llenas de agua, corazón contento... ¡de las transnacionales del “agua encarcelada”! ¡Si es que tiene corazón un generoso ecologista magnate cibernético!

     Predica en un desierto el sacro Libro de Agua —testimonio de agudos zahoríes hermeneutas—, y denuncia un falso vuelo de pájaros podridos en fatal entendimiento.

    ¡No a la Barrick Gold! ¡No al engranaje infame que ahora gruñe, viola, tortura y descuartiza el cuerpo de la Tierra sufriente y consternado! El oro verdadero está en el alma. En el discreto misterio del paisaje aromático... aguardando... 

     La vieja y asesina Plusvalía se desnuda, esfinge sin glamour. Imperio: Muerte. Inicua se masturba sus Narcisos de nuevo en los reflejos: el fulgor aurático de la mercancía bebe, negocia, contamina el agua con la marca: su frío y turbio desamor constante. Disfrazada de inocencia roba, engaña, oculta lo más puro del río en los espejos... ¡La vieja y asesina Bestia Ciega!

     Pero el agua sensitiva del poema intacto se resiste; su cuota de olvido y dolor en las cisternas se resiste. El agua reflexiva, no simplemente cartesiana —aunque sí artesiana en la surgencia— combate a las legiones de demonios: Corporaciones Transnacionales de la Muerte.

     Ella, el agua libre, pura, impura, del sentir originario reverente, irreverente, generosa derramándose más allá de las fronteras, sosteniendo precario su equilibrio aquí en tu vaso, retornará siempre alegre —con su rítmica, lúcida insurgencia—, a castigar con la dura piedad a los culpables, a lavar quizás de infortunios la cara del planeta —sus mundos múltiples posibles—, a brindar compasión a la sed del viajero en los acueductos públicos, a reflejar lucidez en la mirada limpia de quien nos pueda todavía leer, sin enturbiarla...

     ¡No a la Barrick Gold! ¡No al engranaje infame que ahora gruñe, viola, tortura y descuartiza el cuerpo de la Tierra sufriente y consternado! El oro verdadero está en el alma. En el discreto misterio del paisaje apofático... aguardando...

-------------

© 2010. Armando Almánzar Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

Otros blogs en los que figura este mismo texto: 

Blog Cazador de Agua

Blog epistheme

Blog Lo que no se me ha perdido

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

..........................................................................

OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:

Cazador de Agua                   

Tambor de Griot

ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA “RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL”, REMES

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

IMÁGENES:

     1) Maurits Cornelis Escher (17 Junio 1898 – 27 Marzo 1972): “Tres mundos”

     2) Imagen lograda con microscopio electrónico de bacterias que neutralizan los efectos dañinos de los derrames de petróleo en las aguas.

domingo, 1 de junio de 2025

JAZZ (Enigma de otros cuerpos)

«En la noche fluía la mujer con el viento; / imprevisto por su esquina en esa calle absorta, / lento el taconeo, sensual y disonante... // Rugía el enigma de un saxo cauteloso, / claroscuro de la luna: rumor de río próximo, / mítico en ausencia piensa lo profundo. // Furia y trágica risa del abismo heterofónico, / fronterizo y hermético, / inexplorado y turbio: / peligrosamente ardía el jazz indescifrable...» Armando Almánzar-Botello 

«Bellas mujeres negras...» Amiri Baraka (LeRoi Jones)

     Por Armando Almánzar-Botello

     A Eugenio Trías, in memoriam

     A Archie Shepp 

     A Ella 

------------

En el aura de tus manos

                                       el mar es un retorno.

Lenta fluye como un pájaro la noche por la flauta,

y herido de una luz...

                                       un saxo me desangra.

Absuelto de mi nombre en tu mirada inmóvil,

soy máscara de nadie,

                                       limpio filo de silencio,

puro resplandor de una trompeta

en otro labio ardiendo.

Soplo ahora contra el muro de tu cuerpo

y me deslumbra,

                                el saxo con su rabia,

                                la gota de una tinta

                                oscura que te piensa,

el deseo inacabable de la Forma,

             (¡frágil universo!)

esta lluvia de mi hambre por la página cayendo.

Futura luz la música de la memoria vuelve

mi aliento como el mar sobre tu desnudez

                           abierta.

Espesa la maleza en la gruta humedecida,

yo leo tu secreto,

                                te labro lentamente,

me pierdo entre tus verbos, balbuceos

y fonemas,

                     camino tu misterio con la lengua

bosque adentro...

                  La música te envuelve.

                       Toco tu silencio.

    Y alguien narra con un saxo tu verdad,        

                         oscuramente…

---------

Enero de 1985

© Armando Almánzar Botello

Poema tomado del libro de la autoría de Armando Almánzar-Botello, titulado: Cazador de agua y otros textos mutantes. Antología poética 1977-2002, Editora Nacional, 2003, pp 23 y 24. Santo Domingo, República Dominicana. 

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

Este poema figura también en:

Blog Otros Textos Mutantes. 

Lunes, 23 de febrero de 2015

Otros blogs en los que figura este mismo texto:

Blog Cazador de Agua: http://tambordegriot.blogspot.com/2009/05/jazz.html,

Blog poeMARTES: http://mediaislapoemartes.blogspot.com/2007/11/poemartes-051.html

Blog Tambor de Griot: http://tamborgriot.blogspot.com/2009/09/jazz.html

[PDF] Antología de poetas - Inabima: 

http://inabima.gob.do/descargas/bibliotecaFAIL/Autores

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

..............................................................

OTROS BLOGS DE ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO:

Cazador de Agua                   

Tambor de Griot

ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO ES MIEMBRO DE LA “RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL”, REMES

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

COMPOSICIONES EN YOUTUBE

1) Billie Holiday

https://youtu.be/Jf0ldEBBJhY

2) Archie Shepp

https://m.youtube.com/watch?v=zTNToDSZtEA&time_continue=6

3) Sonny Rollins

https://youtu.be/kjtlH_oQwaU

miércoles, 28 de mayo de 2025

El don y lo (im)posible...

 «El don no cesa de darse, pero no debe saber que se da. Por ello Derrida lo piensa también como lo imposible: un don que es puro olvido de sí, ceniza, restancia diseminal... Un don que no endeuda porque no conserva la memoria de su exceso.»


 ¿QUÉ ES PARA TI LO IMPOSIBLE? ¿AQUELLO QUE NO CESA DE DARSE O AQUELLO QUE NO CESA DE NO DARSE? ¿LO IMPOSIBLE SE DA O NO SE DA? (Pregunta del doctor Fidel Munnigh al escritor Armando Almánzar-Botello)

     Armando Almánzar-Botello responde:

     —La respuesta depende del contexto teórico que utilicemos como referencia.

     En el campo conceptual de Jacques Lacan, LO IMPOSIBLE es “lo que no cesa de no escribirse”. Es decir, lo imposible es lo Real, en tanto que escapa, resiste y excede a la simbolización, al matema y a la función lógica como escrituras.

     Por ello, Lacan afirma que “la naturaleza” no es lo real-imposible como resto, pues ella es lo calculable por la ciencia. 

     Lo real como exceso es el vacío que impide el cierre de la simbolización. 

     En ese sentido, lo real-imposible difiere de la realidad, que sí se escribe y participa de lo simbólico y lo imaginario. Lacan considera que la relación de plena o perfecta complementación sexual no existe, es imposible. Esa imposibilidad promueve el amor como sinthome. Eso no quiere decir que no haya copulación. La hay. Pero disyunta...

     Para Jacques Derrida, siguiendo a Marcel Mauss, a Lacan y a Heidegger, el Don es lo que “no-cesa de darse”, pero sin retorno, sin la circularidad del comercio, sin aspirar al pago de la deuda.

     El don no cesa de darse, pero no debe saber que se da. Por ello Derrida lo piensa también como lo imposible: un don que es puro olvido de sí, ceniza, restancia diseminal... Un don que no endeuda porque no conserva la memoria de su exceso.

     En este sentido, se tiende asintóticamente a la justicia como don, pero ella es de hecho lo inalcanzable por excelencia: pura línea de fuga con la que debemos medir nuestros pequeños “dones” prisioneros en la estructura circular —“odiseica”, dice Derrida—, del comercio, el cálculo de conveniencia, la “filantropía” con usura, la competencia descarnada y la simple juridicidad formal.

     Lo simbólico, dado el hecho de que hace vínculo y/o lazo social, es circular por necesidad: debe escribirse; se escribe...

     El amor, se escribe, pero tiende a lo imposible… “amor constante más allá de la muerte, dijo el poeta Quevedo. Pasó de moda... ¿Pasó de moda, practicantes de la ética del célibe, cínicos competitivos, insulsos autistas de lalangue?... ¡No todos somos James Joyce!...

     El amor, que nace del encuentro CONTINGENTE y su “cesa de no escribirse”, aspira a LO NECESARIO por su intrínseca vocación de permanencia: “no cesa de escribirse”, en eso que Lacan denomina la carta de “a(l)mor”. Su dimensión trágica consiste en que se produce sobre un fondo que “NO CESA DE NO ESCRIBIRSE”: lo real de la muerte, como lo que viene a destruir todos los juegos del yo (moi) imaginario y su retórica falsa de simulada y frívola “esquizia”.

     Es necesario promover aquí un impersonal: “no Se cesa y no Se acaba de morir” (Blanchot), hasta que el yo (moi) muere de hecho, sí, pero cediendo su lugar a las singularidades nómadas, “preindividuales” e “impersonales”, que son “la vida la muerte” (Derrida), y que atraviesan al individuo entendido como integridad molar temerosa de su propia disolución, de su oportunista y encanallado prestigio yoico (Lacan, Deleuze).

     LO CONTINGENTE: “cesa de no-escribirse”. Por eso, Lacan considera que el amor se inicia como “el encuentro fortuito de dos huellas en el exilio”...

     LO POSIBLE es lo que “cesa de escribirse”: suspensión de la compulsión de repetición padecida, reescritura-curación del síntoma en su significación de síntoma-sufrido (symptôme), para dar paso al «sinthome» sostenido como nudo borromeo y acto de creación.

     El sinthome o sínthoma, entonces, en su particular modalidad de invención, suple a la forclusión del Nombre-del-Padre, en un proceso que no-cesa-de escribirse... de darse.

     El inteligente amigo (se trata de un diálogo que sostenemos jóvenes novatos interesados en el psicoanálisis “filosófico”; ¡perdón por mi nueva juventud intelectual!), me argumenta:

     —En esta breve conceptualización tuya de lo imposible, echo en falta un autor fundamental que apenas citas y que se ocupó también del tema de lo imposible: Georges Bataille

     Armando Almánzar-Botello responde:

     —Sí, querido amigo, los conceptos de “exceso” y de “imposible” en Lacan, tienen, indudablemente, sin analizar el núcleo aristotélico de esta última categoría, una fuente insoslayable de inspiración en Bataille —Lacan hasta se casó con la viuda de Bataille...—, pero lo que te expreso sobre lo imposible es un deslinde que espero sepas aprovechar... para una más justa evaluación de cierta escritura ideológica que pretende hacerse dominante aquí en los predios locales... 

     Político-culturalmente hablando: ¿qué es hoy “lo imposible” en la República Dominicana?

     Jacques Lacan, indudablemente, aprendió y confirmó muchas cosas importantes en su relación dialógica con los textos de Georges Bataille, pero, “al articular los nexos entre la clínica, el deseo, el amor, el inconsciente, el goce y la pulsión”, logró unos niveles de formalización que nuestro admirado y gran pensador-artista, autor de Historia del ojo, Lo imposible, Mi madre, Madame Edwarda, El ojo pineal, El ano solar, La parte maldita... etcétera, no se propuso alcanzar en su lúcida, extraordinaria práctica de la escritura…

-------

8 de diciembre de 2010

© Armando Almánzar Botello. Santo Domingo. República Dominicana.

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

--------------------------------------------------------------------

EL DON, LA ORACIÓN Y LA RECOMPENSA EN EL CRISTIANO (Notita)

     Por Armando Almánzar-Botello

     Para Jacques Derrida, siguiendo a Marcel Mauss, a Jacques Lacan y a Martin Heidegger, el Don es lo que “no-cesa de darse”, pero sin retorno, sin la circularidad del comercio, sin aspirar al pago de la deuda.

     El don no cesa de darse, pero no debe saber que se da. Por ello, Derrida lo piensa también como lo imposible: un don que es puro olvido de sí, ceniza, restancia diseminal... Un don que no endeuda porque no conserva la memoria de su exceso...

     En este sentido, a la justicia como don se tiende asintóticamente, pero ella es de hecho lo inalcanzable por excelencia: pura línea de fuga con la que debemos medir nuestros pequeños “dones”, prisioneros de la estructura circular, cíclica —“odiseica”, dice Derrida—, del comercio, del cálculo de conveniencias, de la “filantropía” con usura entendida como disfraz del resentimiento y del espíritu de venganza, de la competencia descarnada y de la simple juridicidad formal...

     Si bien el cristiano auténtico —que pretende afirmar la “discreción” en el don—, propugna porque no sepa su mano izquierda lo que hace su mano derecha, él aspira, finalmente (como señala con pertinencia D. T. Suzuki), a que Dios lo vea, y así El Supremo garantice con Su Mirada Omnisciente y Omnipotente el valor salvífico de los dones realizados “discretamente” por el adepto. 

     Hay allí una velada negociación, un intercambio enmascarado, un interés indirecto y hasta cierto punto hipócrita y oportunista. 

     Todas las religiones de procedencia indoeuropea, y quizá la religión como tal en sentido genérico, participan de esa dimensión “mercantil y fiduciaria” de la fe (J. Derrida): el sacrificio y la ofrenda al dios vienen a producirse bajo la espera de “un retorno con usura” de la inversión afectiva, litúrgica y espiritual que el adepto realiza en nombre de su creencia. 

     Así se participa de una resistente y profunda estructura ontológica, teológica y teleo-escatológica cuya naturaleza “circular u odiseica” (Jacques Derrida dixit) solo se ve provisionalmente suspendida en el contexto de la mística, cuando esta dice: 

     «Aunque No hubiera Cielo, yo te amara, y aunque NO hubiera Infierno, te temiera...». 

     No obstante, se insinúa el “retorno con usura” de la inversión mística cuando el poema dice: 

     «...pues aunque LO QUE ESPERO no esperara...». 

     Hay aquí, sin lugar a dudas, una certeza de recompensa que aparta bruscamente al texto de la espera desértica, desinteresada, vacía, incondicional...

     El don, tal como es concebido por la mística —entendida esta como práctica espiritual diferente a la simple religión— en los diversos modos y contextos que representan, respectivamente, el Budismo Zen, el pensamiento de Meister Eckhart, de San Juan de la Cruz o Santa Teresa (formas analizadas por Bataille, Otto, Derrida, Zubiri, Lacan, Eliade...), no participa de una onto-teo-teleología infusa ni de un cálculo de voluntad salvífica.

     Como en el imperativo categórico kantiano, el accionar que conduce al don se produce “POR deber autofundamentado”, no “de acuerdo CON el deber”... ¡para ganar un premio!... muchas veces inmerecido...

     Por tal motivo, Derrida relaciona el don con cierta imposibilidad, con lo que denomina “la espera desértica y abisal del acontecimiento indecidible”... Muchos, aparentemente, esperan desde dicho lugar... ¡Pero no! Desean secretamente y con remilgos la gran coartada: ¡echarle de improviso el guante a la gallina de los huevos de oro!... ¡Vive Dios!

     La real desmedida, esa espera desértica desmesurada, desproporcionada —del otro y de lo otro imprevisibles (¿el enigma de la vida y la muerte?)—, no se encuentra ligada a ninguna garantía onto-teo-teleológica, a ningún contrato circular (mercantil y fiduciario) que vendría a inscribir el don en una codificación que comporte las categorías de “acción/recompensa”, “premio/castigo”, “estímulo/respuesta...

     ¡Larga vida al estilo que no espera nada!


Amando Almánzar-Botello

----------------

Diciembre de 2010

© Armando Almánzar-Botello. (Fragmento de “Lo real como exceso es el vacío”, 8 de diciembre de 2010). Blogs “Cazador de Agua” y “Otros Textos Mutantes”. Santo Domingo, República Dominicana.

ENLACE: Anónimo: “Soneto a Cristo crucificado” https://www.poesi.as/indx0047.htm

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

--------------------------------------------------------------------

DIVAGACIONES EN TORNO A LA VIOLENCIA (La muerte, la castración y el deseo) 

     Carta abierta a un facundo amigo poeta que no conoce ni le importa el vertedero de Cancino Adentro

     Por Armando Almánzar Botello

     Sin que debamos concebir la pulsión como un ente orgánico (más bien es un constructo o “artefacto” susceptible de desmontaje, y toda pulsión siempre es de muerte), ella es lo imposible de un real que no se deja asimilar de modo pleno por lo simbólico.

     Sí, querido poeta, el deseo convoca y confirma a la muerte; ese deseo no es posible sin una aceptación de la muerte, pero sólo si opera más allá del principio de placer como mera evitación de la falta, de la carencia, del displacer ligado a la experiencia de la pérdida y a la confrontación con lo real de la Cosa obliterada.

     Por ello se ha dicho: la ética del psicoanálisis no es una ética superyoica del goce.  El ¡goza! es un falso imperativo categórico propio de un “carpe diem” neoliberal y hedonista: banalidad del mal en el Discurso capitalista del Amo y su Mercado. El psicoanálisis comporta una ética que apunta al goce a través de “la escala invertida de la ley del deseo”, tal como nos recuerda Jacques Lacan.

     El psicoanálisis nos concede también la libertad de no gozar (S. Žižek), nos permite sustraernos al goce padecido que se reduce a una mera imposición o mandato superyoico; la experiencia analítica nos habilita para gozar de otro modo distinto al que implica ese goce “mercadológico” y “periodístico” del síntoma convencional: el “¡goza!” en su calidad de tapón y apetito compulsivo de compensación psicosocial e histórica, de simulacro letrado y gran mascarada.

     Nada de “Happy hour perpetuo” con la supuesta escritura programada. Más bien goce del “sinthome” (contraefectuación del síntoma incordiante) con todo lo que ello implica de diferencia y reposicionamiento estructural de un sujeto temperado con respecto al goce del “symptôme” usual en su condición de goce padecido, cínico, encanallado, espectacular, resultado penoso de una catastrófica bulimia existencial que pretende vampirizar al otro negándole toda realidad como otro de pleno derecho.

     El desamparo (Hilflosigkeit), es la forma en que el sujeto vive la posibilidad de su muerte; es resultado de la exposición del sujeto, situado más allá de la angustia (Angst), a la dimensión imprevisible del acontecimiento que proviene de la “extimidad”, de la alteridad constituyente.

     La Represión Originaria (Urverdrängung) rechaza el goce bruto del cuerpo, operando sobre él, con la letra, el significante y la “metáfora paterna”, un vaciamiento de su gloria extática, para que se constituya el goce del Otro propiamente dicho, en tanto que goce reprimido, temperado, cernido, “lenguajeado”, marcado por la carencia como significante de la falta de Ser.

     La violencia divina, esa que menciona Walter Benjamin (hay que mencionarlo por su nombre completo para evitar la ilusión de que todas estas ideas son nuestras: debemos aceptar aquí la pérdida, my baby), no alude a la violencia segura del poder constituido, avalada por el Gran Otro del Estado o del Mercado, sino a la decisión ética tomada en responsable soledad (S. Žižek), sin garantías trascendentales, en ausencia de “catecismos” de grupo y de sustentación en la “moral pragmática” de los poderes fácticos. ¡Tú lo sabes! 

     Temor y temblor de la decisión ética en el horizonte de la justicia, en la radical exposición a la vulnerabilidad o letalidad del otro —a su lado Cosa freudo-lacaniana, monstruosa por atípica y no específica, mas necesaria—, pero exposición sin la garantía de un Dios, sin el Partido, sin el Estado, sin la Pandilla o sin el “regateo del Mercado” (Jacques Derrida), como instancias garantes o incitadoras de nuestros actos (riesgo del terror fundamentalista en sus diferentes modalidades asesinas).

     Violencia divina no es la de Creonte, sino la de Antígona. Violencia es la de cada cual cuando en lúcida soledad y angustia se decide a “tomar” la justicia ardiente en sus manos de cara al rostro vulnerable y/o amenazante del otro...

     Hay que renunciar primero al goce, aceptando la pérdida y la muerte, para que podamos alcanzarlo, sin trascendencia onto-escato-teo-teleológica, en la “la escala invertida de la ley del deseo”.

     Dice Lacan, por intermedio de Néstor A. Braunstein, que existen tres Goces: “goce del ser más acá del corte” (riesgos: la psicosis y el paso al acto asesino); “goce fálico” (riesgos: la neurosis y/o la perversión), y el “goce más allá del corte” (riesgos: la poesía, el erotismo, el amor, la santidad y la nueva revuelta).

     Por eso Kant, Freud, Marx, Lacan, Derrida, no eran meros perversos en el sentido “técnico” del vocablo. Perverso: el que hace semblante de gozar, en lugar de gozar de hacer semblante (con lo que implica esto último de aceptación de la castración: Corte y vaciamiento de goce operados por la letra y el significante; compromiso y/o tensión entre banda de movilidad/dispersión y contrabanda de estabilidad/concentración. Alianza necesaria para “la vida, la muerte” (Derrida), entre dispersión del proceso primario del inconsciente y concentración de los procesos secundarios del psiquismo. (Freud).

     Poner en juego la pulsión de muerte en el texto y en la vida, implica entonces una metamorfosis o transmutación “creativista” de la mera destrucción en bruto. Lo que no niega el hecho de la violencia real en una “economía ética de la violencia” (Levinas, Blanchot, Derrida).

     Lo eternamente cuestionable es “la seguridad del juego fundado” en la que se afirman, sin riesgo, el “poder asesino” y su violencia estructural, sistémica, cínica, administrada por los diversos agentes de buena y aséptica conciencia puestos incondicionalmente a su servicio.

     Ejemplos de violencia estructural en el mundo contemporáneo, mi querido poeta, podemos observarlos en estos hechos: 

     1) Falta de atención médica de calidad para la mayoría de la población.

     2) Falta de educación idónea para los ciudadanos y ausencia de las precondiciones mínimas para efectuar el proceso de enseñanza.

     3) Ausencia de auténticas oportunidades de trabajo productivo.

     4) Suspensiones en el suministro de energía eléctrica y de múltiples servicios a los ciudadanos aunque se paguen los impuestos correspondientes y las bárbaras tarifas.

     5) Desatención por los diversos gobiernos a los aparatos productivos nacionales, para responder tan sólo a la voracidad de las grandes corporaciones transnacionales y a las ambiciones personalistas de políticos y comerciantes importadores canallas, en perjuicio de los reales intereses básicos de los pueblos.

     6) “Democratización” abusiva de las penalizaciones fiscales con protección directa o indirecta a los márgenes de beneficios del gran capital. 

     7) Acoso a la libertad de libre expresión del pensamiento bajo amenaza de que te pueden suspender como castigo las posibilidades laborales de sobrevivencia, zombificarte socialmente, y, en el peor de los casos, arrancarte la vida misma... etc., etc., etc.

     Pero el sujeto ético, querido amigo poeta, “avanza solo y traicionado”; y en el horizonte del goce como tropiezo, como felicidad sin esperanza de nuestro (des)encuentro tíquico con lo real, se perfila lo fallido, la diferencia, la fisura, la desubjetivación y la muerte como grado cero y matriz de toda (de)subjetivación...

     No obstante, parafraseando a Lacan: ¡yo persevero, tú perseveras, él persevera: nosotros perseveramos!

     Y como decía el gran poeta español Luis Cernuda:

     ¿Qué herencia sino ésa recibimos?

     ¿Qué herencia sino ésa dejaremos?

 

Armando Almánzar Botello

--------

28 de Agosto de 2010

Blog Cazador de Agua 

28 de Agosto de 2010

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.

Adenda 

Artefactualidad” y “actuvirtualidad”: La construcción tecnotelemediática de la actualidad y de los hechos

     «En esta decadente, cruda y crematística tardomodernidad nihilista, gran cantidad de comentaristas noticiosos, ciertos políticos y hasta numerosos intelectuales académicos, esgrimen, sin el más mínimo rubor, sus más novedosos trucos “merca-ideológicos” y autopromocionales, sus viles retorcidas posverdades y triviales engañosas letanías pseudoteoréticas y pseudolíricas en el contexto de lo que un gran pensador francés, Jacques Derrida, percibe –aguda, lúcida, deconstructiva y críticamente–, como dos perversas variantes actuales del “Ge-Stell” heideggeriano (esa opresiva y peligrosa estructura técnica de uniformización y emplazamiento que olvida el ser, la proyectualidad del “Dasein” y la verdad): la “artefactualité” (artefactualidad) y la “actuvirtualité” (actuvirtualidad). Estas dos impersonales y nihilistas manifestaciones del “dominio programador”, construcciones político-fantasmáticas de reductores guiones existenciales y guiones-mundo (Z. Bauman) “pasados por agua de rosas”, edulcorados y sofísticos, obedecen a la razón informática, performativa, cínica, calculadora, utilitaria, manipuladora, instrumental, pragmática, sistémica y totalizante (Jean-François Lyotard; Peter Sloterdijk), y constituyen aviesas configuraciones sígnicas de un mentido “real” domesticado y falaz que viene, perversamente, a presentarse como un discurso “verosímil” con actualidad y vigencia “tecnotelemediatizadas”, como “narrativa universal” y supuestamente “verdadera” construida al margen de la posibilidad de contrastación de los hechos y de la metarracionalidad crítica. Si como nos recuerda Julia Kristeva “la verdad” sería el discurso que se asemeja a lo real; “lo verosímilposfáctico sería el discurso que simula los rasgos del discurso que se asemeja a lo real... Esa “construcción” engañosa forcluye la problematicidad de lo real polivalente y complejo al someterlo a una “virtualidad” monoaural, unívoca, plana, retorcida, verosímil, programada lingüística, semiótica y tecnoelectrónicamente como astuto, trivial e interesado “pensamiento único”, tal como resaltó con extrema lucidez el escritor norteamericano William S. Burroughs, creador del sintagma “sociedades de control”, acuñado luego por Michel Foucault y Gilles Deleuze... No se trata entonces de la muy fértil y operativa oposición deleuziano-bergsoniana “virtual/actual”, sino de la trivial conversión del campo trascendental de inmanencia —que constituye la potencia de lo virtual posmetafísico— en una convencional, imitativo-ilusionista y empobrecida “Virtual Reality” (VR) que, como bien señala un gran especialista español en medios de comunicación de masas, Román Gubern, viene a encarnar la “consumación, en su particular registro, de una cierta metafísica occidental de la presencia” en el modo político y semiótico-representativo más conservador e insulsamente albertiano.» ©️ Armando Almánzar-Botello. Fuente: “Misreading de Roland Barthes. Estructuralista /Posestructuralista”, 2010-2018.