martes, 26 de abril de 2016

PAJARITO. (Fábula infantil).

«...Como ya han señalado las reflexiones de Barhes, Sollers, Lotman, Meschonnic, Deleuze, Pareyson, Eco, Bousoño, etc; se requiere una suerte de contra-efectuación y objetivación de los fantasmas y accidentes que constituyen la formalidad primaria del yo empírico-biográfico, para desprender (polarizando esos elementos, interpretándolos y seleccionándolos) lo que Gilles Deleuze denomina la cuasi-causalidad de la obra como cuerpo erógeno y forma-sentido. En esa dimensión meta-biográfica, el texto se afirma en su autonomía relativa. Se despliega en la superficie metafísica incorporal e impersonal del acontecimiento-sentido (Deleuze: Lógica del sentido) problematizando y “des-estrechando” el campo de lo simplemente biográfico-especular. De ese modo el sujeto construye el “suspenso vital” que define a la formatividad (Pareyson) específica de un texto artístico. Sólo bajo el estatuto de “resto”, el yo biográfico se insinúa en el espacio propio de la coherencia interna de la obra...» © Armando Almánzar-Botello. "Escribir / Publicar. (Apuntes de pretensión psicoanalítica en torno al acto de escritura)". Diciembre de 1991. Santo Domingo, República Dominicana.

                                     Obra pictórica del artista plástico dominicano Iván Tovar.

Por Armando Almánzar-Botello.


A medida que se alargaba el tiempo vacío de su aburrimiento en la minuciosa y concupiscente insolencia neorrealista de su trivial y garrapatosa escritura sucia para nada, Pajarito —el viejo insulso burguesito acomodado, solterón decadente y anacrónico, retorcido amanuense pizpireto, sinuoso, elitista y demodé, recientemente maquillado en ciberdelia financiera y oligárquica—, se iba dando cuenta de su genética y progresiva fealdad en concomitancia con el envejecimiento de su poética y los achaques irrevocables de la sórdida carne donde ahora sufría, en un tradicional y antiguamente recoleto sector de la ciudad de Santo Domingo.

Se tornaba con el paso de los días cada vez menos brillante, aunque le resplandeciera más que nunca la petulancia continua de su ovoide calva euclidiana, en especial cuando la coqueta figurilla de mazapán que caracterizaba a Pajarito era vista desde arriba, por alguien que lo sorprendiera en ángulo vertiginoso de picado, enfocándolo desde lo alto de un balcón o el encumbrado descansillo de una escalera, para poner a disposición del amable lector un par de ejemplos estratégicos.

A estas alturas de su vida, Pajarito, quien se jactaba siempre de sus vuelos iniciáticos de aprendizaje y sus presuntos conocimientos de las normas de urbanidad que imperaban en las grandes metrópolis, había perdido casi por completo la compostura.

Quizá para desplegar un estilo de vida en consonancia con el realismo sucio que practicaba en su escritura creativa, pedorreaba a diestra y siniestra —muy descarada, fétida y asiduamente—, sin respetar la presencia ni el olfato de los distinguidos invitados a las fiestas de gala y paseos rituales por veredas y jardines, que organizaba el mismo lustroso burguesito en sus antañonas mansiones urbanas, suburbanas y campestres.

Además, en el ámbito semiótico de la ficción literaria en sentido estricto, cada vez con regularidad mayor, Pajarito percibía que le fallaban los recursos narratológicos, y, con más frecuencia que nunca, sentía cómo se le mojaban elásticos los escrotos cuando meditaba búdicamente, ausente y distendido, sentado en la blanca taza del viejo y barroco inodoro patas de león, fabricado con pensativa y rica porcelana importada de Francia, Italia, España y Estados Unidos.

Entonces, enfrentando la elongación o la oquedad de su impotencia, Pajarito decidió al fin cambiar de oficio y se dedicó a lo que realmente siempre soñó ser desde que era casi un niño: confesor y recogedor profesional de honores en un club de putas y bugarrones desgraciados, alternando esta labor con la consejería técnica para disc jockeys y el afinamiento de tamboras a domicilio.

Pero muy poco sobrevivió al fracaso de su ilusoria vocación de escritor ejerciendo estos nuevos oficios. Tenía constantemente la penosa sensación de que su cuerpo, antaño robusto y barrigón, iba contrayéndose poco a poco, animado por quién sabe cuáles vocaciones y apetitos de inframundo...

Un turbio atardecer, mientras Pajarito contemplaba en la penumbra su amarillento y redondo rostro de luna llena sonriente reflejado en el espejo del botiquín del cuarto de baño de un hotelucho sórdido, de muy baja estofa —donde había pernoctado intentando un encuentro que resultó fallido con la eminente musa Calíope—, sintió de un modo repentino tal ataque sartriano de náusea y desparpajo que, fragmentado como una estatua rota en la confusión de su delirio, metió la ingenua cabeza en el inodoro alucinante, le dio allí de súbito un vértigo letrado y lujurioso de infinito, y se ahogó como un débil pajarillo aleteante que fue tragado casi de inmediato por la oxidada, fantástica y maloliente cañería, la cual, perversa, decidida, presurosa y sin remilgos, lo condujo, en franca violación a las leyes de la naturaleza y del realismo, en atropello a la piedad y a las normas del buen gusto y la justicia, rumbo al Infierno imprevisible, a la Cloaca, a la verdad final del Vertedero y el Pozo Séptico...

"La civilización es el desperdicio, la cloaca maxima", dijo un día Jacques Lacan.



Tomado del libro de relatos¿Quiénes escribieron las historias?” (2009-2012). © Armando Almánzar-Botello, 2012. Santo Domingo. República Dominicana.

Otros enlaces en los que figura un texto relacionado con este:

Blog Otros Textos Mutantes:
http://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/03/fragmentos-de-un-bloque.html

Blog Cazador de Agua:
http://tambordegriot.blogspot.com/2013/11/fragmentos-de-un-bloque.html

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miércoles, 13 de abril de 2016

La poesía de Celan dice ¡no y no al manido sonsonete!

¿Se trata de simples "afinidades electivas", como decía el gran Johann Wolfgang von Goethe?...

«...El verdadero nihilista padece la pulsión de muerte; muere sin obra, en un anonimato de primer grado. El simple "nihilismo realizado", pleno, es esencialmente incomunicable. No es lo mismo este nihilismo padecido que el "nihilismo consumado" de Nietzsche, como denomina Deleuze al punto de transmutación de la subjetividad en Potencia de Afirmación Selectiva. El discurso nihilista-pasivo absoluto es desconocido, imposible, inefable. Del mismo modo en que —como nos testimonian Primo Levi y Giorgio Agamben— el testigo integral del horror no puede hablar para dar testimonio, porque sencillamente ha sucumbido de un modo radical en el fragor absorto de la catástrofe... Pero toda auténtica escritura se mide con esta ausencia, con esta imposibilidad y este vacío. Ella se plantea la exploración asintótica del horror. He aquí el problema activo de decir la imposibilidad de decir. Caída intensiva en la escritura...» (Fragmento) © Armando Almánzar-Botello: «LA PULSIÓN DE MUERTE NO ES SÓLO MUERTE: ¿Es "la vida la muerte"?», 2010.

                             Paul Celan

Por Armando Almánzar-Botello

¿La belleza es tan sólo armonía, equilibrio, integridad de la forma, simetría, estabilidad, unidad-totalidad-develamiento, resolución final de conflictos y tensiones, deslumbrado respeto absoluto y pudoroso por la doxa o el canon?... 

Cuando en los ámbitos polivalentes de la escritura creativa sólo así percibimos, interpretamos y entendemos la belleza como simple manifestación de la Obra Orgánica, Cerrada y Clásica—, es porque no hemos alcanzado, evidentemente, la experiencia desgarrada y desgarrante del arte moderno; esa que se abre a lo siniestro y a la forma estallada, a la fealdad como dimensión estética intensiva y al exceso a-significante; a lo abyecto, lo mixto, el fragmento y el porvenir; a la dimensión laberíntico-arqueológica de lo roto, a la síntesis disyuntiva inclusiva de lo múltiple... Habremos perdido, entonces, lo que Gilles Deleuze denomina el "devenir molecular" de las formas.

Al "pacificar" y restringir de un modo radical nuestra experiencia estética, simplemente renunciamos a Hölderlin (a quien Hegel no supo comprender), a Sade, a Nietzsche, a Freud, a Rilke, Kafka, Beckett, Joyce, Sade, Lautréamont, André Breton, Antonin Artaud, Virginia Woolf, Celan, Vallejo, Pessoa, Borges, Pound, Eliot, William Carlos Williams, Octavio Paz, Haroldo de Campos, Cioran, Raymond Roussel, Vicente Huidobro, William S. Burroughs, Manuel Del Cabral, Allen Ginsberg, Sylvia Plath, John Ashbery, Oliverio Girondo, Alejandra Pizarnik, Henri Michaux, Alexis Gómez-Rosa, Cayo Claudio Espinal, León Félix Batista, Ray Andújar, Rita Indiana Hernández... ¡A casi nada!...

Figuras emblemáticas de una cierta modernidad se tomaron el trabajo de "vivir-decir", activamente y a través de su precisa, parsimoniosa y filigraneada escritura, "el vaciamiento catastrófico de la significación"... y el comienzo polimórfico, polifónico y modal, en futuro anterior o perfecto (après-coup, retroactividad: lo que habré sido para...), de nuevos universos de sentido...

Hubimos de haber sufrido, gozado, interpretado, explorado el mundo de una forma no-clásica, para entender la terrible o neutra verdad de una belleza tachada, rota, fragmentada, posterior a la gran obra de Rilke... Algo en el derrumbe se sostiene... 

De ahí que sea equivocada la idea de Theodor W. Adorno cuando pensaba que después de la experiencia límite de los Campos de Concentración la Poesía Occidental (la clásico-armónica y metafísico-humanística, por supuesto) no era ya posible. 

Grandes poetas del enigma como Celan, vinieron a demostrar la posibilidad de nuevas modalidades en el arte de generar el poema. Samuel Beckett lo dijo luego: "No es que ahora no haya forma, sino que debemos entenderla de un modo que no implique su neta separación con respecto al caos"... Forma estallada: Umberto Eco.

La "forma estallada" no es un banal "ruido blanco" padecido como simple agujero negro pseudo-a-significante (la singular a-significancia deleuziana a que nos referimos traza su línea liberadora de fuga y su rizoma), o algo in-significante (con respecto a lo significativo armónico y clásico-trascendente). 

La forma estallada representa más bien un efecto de la exploración del "accidente" y la contingencia elevados a la dignidad de "Acontecimiento", un resultado de la obra artística que se constituye perfilando y testimoniando el vacío de la Cosa (Das Ding); una polivalencia semiótica o estructura modal, entendida como dación problemática de forma y consecuencia artística compleja de un proceso que implica (además de voluntad de forma y reformulación de una esteticidad histórica constituida), al síntoma singular del sujeto de la invención artística contra-efectuándose en sinthome estético lacaniano...

Forma estallada: Exploración, experimentación, "incompletitud", complicatio, interpenetración compleja de sentido y sinsentido, de forma y no-forma, de orden y caos. "Caosmos", dice Joyce.

He aquí lo "informal" en todo arte, o, más bien, aquello que Lyotard, luchando contra la absolutización de la clausura representativa, ilustrativa, figurativa, ilusionista y mimética, denomina lo "figural".



2012

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.

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CINCO POEMAS DE PAUL CELAN

1

PERIHELIO DE FUEGO GRANEADO

Doma tu grano de polvo,
se tienen que solidarizar, 
exhorta la octavilla.

(Tú, Acósmica, como yo).

Satélites de una albóndiga, inteligentes,
Sobre los tablados fantasmales. 

2

EL RETARTAMUDEABLE MUNDO,
en el que habré sido 
huésped, un nombre,
rezumado hacia abajo por el muro, 
en el que una herida lame hacia arriba.

3

RECELAFLO (Fragmento)

Torpe- torpe- torpe-
mente en 
los caminos y trochas de la palabra.

Y –sí-
los abortones de los poetas de tribunales secretos
escuercean y viperean y verborrean y viborean,
epistolean.
Obra de
Sapo, de
mondongo de mano y dedo, sobre lo que, 
lejos de la escritura, el 
nombre de un profeta deja huella, como 
per-, con- y ano-tación, bajo la
fecha del día de-nunca-jamás-hombre en septiembre-.

¿Cuándo, 
cuándo florecen, cuándo,
cuándo florecen las, soorecenlaflo,
orecelaflo, sí, ellas, las rosas
de septiembre?

¡Soo! - on tue... sí ¿cuándo?

Cuándo, cuándocuándo,
locuracuándo, sí locura,-
hermano 
Cegado, hermano 
Apagado, tú lees 
esto de aquí, esto de:
Dis-
parates-: ¿Cuándo 
florece eso, el cuándo,
el de dónde, el hacia dónde y lo qué 
y quién 
se desvive y mediovive y pervive y se revive, el 
sonido axial, Tellus, en su 
oído del alma 
zumbante de agudo 
oír, el sonido 
axial hondo 
en el interior de nuestra 
circunestelar morada 
compunción? [...]

4

TRAS LA RENUNCIA A LA LUZ:
el día radiante, 
resonante mensajería.

El mensaje beatoflorido, 
cada vez más chillón, encuentra el oído sangrante.

5

MINAS DE CONTACTO en tus lunas 
izquierdas, Saturno.
Recubiertas con cascotes 
las órbitas allá fuera.

Ahora es sin duda el momento
para un nacimiento 
justo.


PAUL CELAN (1920-1970). Escritor judío-rumano de lengua alemana. Uno de los más grandes y significativos poetas del Siglo XX. Estos textos de Celan fueron traducidos por José Luis Reina Palazón. Figuran en: "Paul Celan. Obras completas" (Edición bilingüe: Alemán y Español), Editorial Trotta, Madrid, 2000. 

SOBRE EL TRADUCTOR: JOSÉ LUIS REINA PALAZÓN.

Biografía profesional

"(Sevilla, 1941). POETA Y PREMIO NACIONAL DE TRADUCCIÓN. Licenciado en Filología Clásica por las Universidades de Sevilla y Salamanca. Ha ejercido la labor de profesor y traductor en diversas facultades e instituciones españolas y extranjeras, especialmente alemanas. Magister en Filología Moderna y Filosofía por la Universidad de Frankfurt, ha estudiado los idiomas ruso, italiano y francés en las universidades de Bochum, Milán y Ginebra, además de inglés en la Tonges School of London. Ha traducido a prestigiosos autores, entre ellos Boris Pasternak, Rimbaud, Paul Celan, Mallarmé, Cocteau, Rilke, Goethe y Beckett."


© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.


Otro blog en el que figura este mismo texto:

Blog Cazador de Agua:
http://tambordegriot.blogspot.com/2013/05/la-poesia-de-celan-dice-no-y-no-al.html


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domingo, 10 de abril de 2016

ORIGINALIDAD, AZAR, PLAGIO, INFLUENCIAS... Notita (trans)vernácula, psicocrítica y nostálgica.

«Para algunos pintorescos personajes de la vida cotidiana, beckettianamente hablando, un fracaso (un éxito) más, constituye, según pretende su irrisoria y patológica vanidad contable, una vergüenza y un fracaso  menos, por los que deberían sentirse motivados y decididos a continuar banalizando y plagiando mejor...» Armando Almánzar-Botello.

«La angustia literaria de las influencias se despliega en un espacio que no es inocente, sino perverso, conflictivo, agonístico... Es siempre el resultado de una factualidad brutal y contingente que relaciona distintos tropismos y contratropismos.» Harold  Bloom, "La angustia de las influencias".

«...Y aquí retorna lo que sólo es una fábula. Aquella del perro narcisista que mirándose reflejado en el agua mansa de un río, se antoja en espejo del trozo de carne que en la boca suspende su compañero cristalino. Conociendo el final peligroso de la vieja fábula griega: riente la corriente del río arrastra la carne del otro… ¡que es la nuestra!, digamos nuevamente —ahora bajo la máscara de un Esopo nietzscheano, deleuziano y vitalista—: afirmo el Eterno Retorno de la genuina solidaridad, la política de los n-amigos, el compromiso con el texto en el juego del humor, la pérdida, la herida y la transmutación. Descubro en el reverso del espejo la trama o la escritura del Otro sin clemencia… Mas Gödel y "mi" Yo indecidible, le recuerdan aquí a ese Otro: para ser consistente hay que ser incompleto... viceversa y etcétera. ¡Que viva lo monstruoso, lo anómalo biopolítico: la ética ecosófica y el posthumano fulgor!» Armando Almánzar-Botello.

Diego Velázquez, Inocencio X, 1650 (izquierda). 
Francis Bacon, Estudio según el retrato 
del Papa Inocencio X de Velázquez, 1953.

M. C. Escher.

Por Armando Almánzar-Botello

A Carlos Reyes, apasionado lector y estudioso intelectual dominicano.


Una infamia cierta es el "plagio de mala fe" —intención o propósito de mentir, de engañar al otro, de apropiarse concientemente de una creación ajena escondiendo voluntariamente las trazas y fuentes de su procedencia—, y otro registro de cosas muy distinto es el "error", la mera coincidencia contingente o la repetición, en el caso de la escritura, de breves sintagmas cristalizados por la frecuencia de uso, la tradición o determinadas atmósferas de conciencia histórico-creadora.

Deseamos ahora ofrecer al lector un acto de habla o enunciado (Austin, Searle, Derrida), con un valor paradigmático, en el que podría mirarse delineada la tesis que, sin grandes pretensiones, de un modo gentil y generoso nos proponemos, con espíritu carnavalesco y lúdico, en esta breve nota sustentar: No toda coincidencia formal o semántica entre dos o más enunciados o estructuras semióticas en las respectivas obras de autores distintos, constituye necesariamente "plagio" por parte de alguno de ellos.

La frase de Julio Cortázar, por ejemplo: "Un libro más es un libro menos"... no es tan compleja, extensa, innovadora o inverosímil como para pensar que alguien que la repita de un modo casual, está “copiando”, en calidad de plagiario conciente, al gran escritor Julio Cortázar. Puede ocurrírsele a alguien ajeno por completo al mundo de las letras.

Un prestigioso y potentado terrateniente de la región dominicana del Cibao, iletrado casi, por lo demás, recuerdo que decía siempre, cuando yo era un adolescente: "Una vaca más es una vaca menos", en alusión a los cuatreros que le robaban regularmente sus reses... ¿Plagio a Cortázar?... El mundo es ancho y ajeno... Cuestión de contextos.

En nuestra condición de habitantes de un universo cultural en el que, desde Platón y Spinoza hasta Saussure, Lévi-Strauss y Heidegger, se habla, en ciertos círculos especializados y no tan restringidos, de "chora", de "falta", de “función diacrítica”, de “objetos que valen por su ausencia”, de escribir/publicar democráticamente al margen de la calidad, frivolidad o simple intrascendencia de lo dicho... no es improbable que se produzcan ciertas convergencias terminológicas o semántico-imaginarias entre algunos autores...

La presencia cada vez más frecuente, en determinados contextos literarios y filosóficos, de nociones tales como “mana", “huella”, “grado cero”, “significante de la falta”, “presencia de ausencia”, “ausencia de presencia”, “escritura inconsciente”, “carta robada”, “estructura ausente”, procedentes de ámbitos relativamente ajenos o previos al mundo intelectual de un Cortázar, por ejemplo, no me dejan mentir.

En ciertos contextos, este aludido bagaje histórico podría condicionar la emergencia, en un determinado sujeto del discurso, de una frase similar a la de Julio Cortázar: "Un libro más es un libro menos". Y ello puede acontecer sin que necesariamente dicho enunciador haya leído en particular a este gran escritor latinoamericano.

En otro registro, que podría ser el de las influencias, el mismo Cortázar llega, por convergencia parcial de proyectos escriturales, a mostrarse casi obsesionado por una breve meditación presente en la extensa obra “La verdad en pintura” de Jacques Derrida, por un análisis-fragmento del filósofo galo que Cortázar transcribe y parcialmente “ficcionaliza” en su relato “Diario para un cuento”. Por otra parte, algunos escritores hablan de las influencias de Borges sobre Derrida, Foucault y Umberto Eco...

Según las trampas y laberintos de mi memoria, para el psicoanalista francés Jacques Lacan, el personaje Leporello, sirviente de Don Juan, en el Catálogo que dicho asistente llevaba de las féminas conquistadas por el ilustre seductor, vendría a definir a la mujer como "una-de-menos"...

De ello se podría colegir que: "Una mujer más es una mujer menos", "Un libro más es un libro menos”, "Un fracaso más es un fracaso menos", "Una vaca más es..."... Eso está en el aire...

Por otra parte, y como nos recuerda Jacques-Alain Miller leyendo a Frege y su lógica simbólico-matemática: "la sucesión de los números es una metonimia del cero"... Eso está en el aire…

Sólo a un Ego dominicano se le ocurre decir, por ejemplo: "¡Vargas Llosa me plagió!"... Aunque el "Caso" Bryce Echenique nos debe poner a reflexionar... Cosa que ya hemos hecho, por cierto, en otro modesto contexto...

El plagio, filosóficamente hablando, es una de las formas de la mentira, o un efecto, como diría Jacques Derrida, de la perversa tecno-espectralidad capitalista multimediática en la que nos encontramos inmersos, en nuestra condición de sujetos polivalentes y conflictivos, trabajados por la omisión (in)voluntaria de contenidos, por el secreto de “lo inconsciente” que nos desborda, por las imágenes producidas por el Mercado como simulacros impersonales que condicionan y programan nuestro pensar-actuar cotidiano.

Esa espectralidad tecno-telemediática (en la que también se encuentra inmerso el libro tradicional, no sólo el digitalizado) es una "fantasmaticidad" (Platón, Freud, Lacan, Derrida) distinta a la “mentira del plagio” en su forma clásica.

La cautela estratégica frente a dicha espectralidad por parte de la conciencia crítica del sujeto de la lecto-escritura, si bien no la elimina totalmente (es imposible), por lo menos la reduce, la filtra, la transforma en sus efectos ideológicos de contra-verdad (Derrida) o de mera verdad espectralizada y/o banalizada (fenómenos diferentes, como hemos repetido, a la simple “mentira del plagio” convencional).

La calidad de un escritor se puede definir por esta capacidad para desordenar-reconfigurar “mitemas”, meros materiales históricos de partida, sintagmas cristalizados o simples “ideologemas” (Eliseo Verón, Derrida, Foucault, Teun van Dijk, Lotman…), operando con la potencia transformativa (Pedro Henríquez Ureña) de una escritura vigilante que explora lo ignoto a través del claroscuro de su medio-decir (Heidegger, Lacan…).

Podría ayudarnos a comprender un poco este problema de “los plagios y las originalidades”, aquella distinción realizada por Roland Barthes entre los “sistemas de signos inconfesados” (referentes a lo “convencionalmente verosímil”, a “la Doxa”: que no es por necesidad “mentira” en términos clásicos agustiniano-kantianos), y los “sistemas de signos declarados”: que no implican, por cierto, ausencia de una potencia de transformación como “falsificación creadora” (Nietzche, Derrida, Cacciari…).

La palabra “pseudos”, en griego, tal como nos recuerda Derrida en su breve "Historia de la mentira. Prolegómenos", significa fábula, mentira, invención, error, etc., etc., es decir: cosas muy distintas entre sí.

Desde San Agustín hasta Husserl, la “mentira” es un “querer-decir” la mentira.. (Bedeutung Intention husserliana). Es algo ligado a la intencionalidad de un “querer engañar” que presupone un conocimiento de la “verdad” escamoteada por el sujeto de la mentira. En este sentido, el plagio convencional, en cierta tradición metafísica, equivale, simplemente, a una “mentira formal”.

El llamado “plagio inconsciente” es en realidad lo que se denomina un “acto fallido”, psicoanalíticamente hablando. 

A nuestro entender, dicho plagio inconsciente indica o revela que no se ha operado en la subjetividad que lo manifiesta una modificación, una dación inédita de forma, una suplementación de sentido, el genuino agregado, añadidura o suma de valor intelectual a ciertos materiales semióticos recibidos, o una transformación morfosintáctica y semántica de ciertos enunciados de partida procedentes de un sistema conceptual y/o fantasmático distinto al del sujeto que realiza dicho “hurto". Este último debe ser entendido como sustracción no transformativa de "rasgos o trazos unarios" (J. Lacan), "robo de insignias" o "plagio inconsciente”; acto, ahora lo decimos, no programático, no intencional, no voluntaria o "reflexivamente" calculado sino meramente padecido por el sujeto. Aquí, no obstante, dicho sujeto no se ve eximido de su "responsabilidad-deuda" (G. Deleuze) frente al acto fallido.

Este referido "hurto textual", en tanto que formulación cognitiva o estética importada desde otro contexto autorial no referenciado, viene a formar parte no modificada, pasivamente “encriptada”, del mundo fantasmático del sujeto que se atribuye lo dicho. 

Debemos citar nuestras fuentes. No debemos pretender la autarquía discursiva. Es preferible "pecar" de pedantes, antes que hacerlo de tontos, presumidos o ladrones.

Por la naturaleza o genealogía de la construcción plagiada inconscientemente, se puede determinar el grado de (in)viabilidad (textual, intelectual, ético-práctica, estética) de dicha importación no referenciada. Esto implica, necesariamente, un análisis caso por caso.

Se hace inexcusable no resaltar aquí el hecho de que si la coincidencia en una frase de tres o cuatro términos no resulta totalmente imposible, aunque sea muy improbable, nadie comete un plagio supuestamente "inconsciente", de varios versos completos o párrafos y párrafos muy extensos. Como dice Borges en otro contexto: esa coincidencia es prácticamente computable en "0".

Es decir: no se justifica un calco de estructuras de una mayor complejidad que la que reviste nuestro aludido sintagma de dos o tres términos o elementos.

La intertextualidad, como juego de escritura, debe estar reconocida en el texto mismo, explícita o implícitamente.

Disculpen los lectores que me cite:

«Pero si el objetivo que nos proponemos alcanzar es la elaboración conceptual y sustituimos nuestros propios argumentos, el ordenamiento de las ideas y la redacción de "nuestro" trabajo por una transcripción literal y/o cuasi literal de un texto articulado por otro autor, y para colmo, ¡sin mencionar a ese autor ni entrecomillar lo que él escribió!, evidentemente estamos frente a un plagio. En la situación anterior no podría hablarse de "plagio" sólo si desde el principio del trabajo en cuestión especificamos que la estrategia de “citar-parafrasear-plagiar”, forma parte de un tinglado de recursos escriturales, críticos, hermenéuticos y paragramáticos integrados a lo que Roland Barthes, por ejemplo, denominaba estrategias de “desapropiación o desoriginación textual”. Ese procedimiento debe incluir, por razones metodológicas, los nombres de los autores con cuyos textos se realizará dicho ejercicio. Así lo hace, por ejemplo, Jacques Derrida en su ensayo La diseminación, en el que aclara: "El presente ensayo no es más que un tejido de citas", y menciona, específicamente, al narrador y teórico de Tel Quel, Philippe Sollers y su texto Números, después de haber citado previamente a Platón, James Joyce, Jorge Luis Borges, J. P. Vernant, J. G. Frazer, Northrop Frye... ¡y a tantos otros!, en "La farmacia de Platón"...» A. Almánzar-Botello. "El estatuto de la cita. (Texto revisado y ampliado)". 2012-2014. Santo Domingo, R. D.

En términos lingüístico-estadísticos es probable coincidir en una metáfora, en ciertas imágenes o conceptos. Ello se hace más factible cuando los sujetos de la lecto-escritura y el "acto creador o transformativo" se encuentran intensa y “cuasi-eróticamente" inmersos en un mismo “Zeitgeist”, en un estado de conciencia de época o espíritu histórico de múltiples valores compartidos.

No hay que olvidar lo que se denomina evolución conceptual convergente o co-evolución epistémica y/o estética.

Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, por ejemplo, llegaron, sin mantener ninguna previa comunicación directa entre ellos ni haber publicado la naturaleza de sus respectivas investigaciones, a conclusiones tan similares con respecto a la Teoría de la Evolución que decidieron publicar sus trabajos conjuntamente. Esta teoría, como en efecto se denomina hoy es: Teoría Darwin-Wallace de la Selección Natural

Sólo cito ese ejemplo, y pienso: ¡Ay, ay si esa coincidencia se hubiese producido entre creadores, científicos o investigadores dominicanos!

Explícita o secretamente, muchos nos creemos genios originales, absolutos; en nombre del «yo lo digo con mis "propias" palabras», rendimos culto a la imbecilidad, a lo naif y a lo cursi, desdeñando la potencia transmutante y generatriz de la cultura, y el esfuerzo ingente que implica la producción del verdadero conocimiento. Resultados: las banalidades como verdades de un Pero Grullo sabatino y/o "endomingado" de suficiencia... o la simple imitación encubierta propia de los canallas. Bien lo decía nuestro gran Pedro Henríquez Ureña:

«¿Dónde, pues, comienza el mal de la imitación? Cualquier literatura se nutre de influjos extranjeros, de imitaciones y hasta de robos: no por eso será menos original. La falta de carácter, de sabor genuino, no viene de exceso de cultura, como fingen creer los perezosos, ni siquiera de la franca apropiación de tesoros extraños: hombres de originalidad máxima saquean con descaro la labor ajena y la transforman con breves toques de pincel. Pero el caso es grave cuando la transformación no se cumple, cuando la imitación se queda en imitación. Nuestro pecado, en América, no es la imitación sistemática —que no daña a Catulo ni a Virgilio, a Corneille ni a Molière—, sino la imitación difusa, signo de la literatura de aficionados, de hombres que no padecen ansia de creación; las legiones de pequeños poetas [y de pseudoteóricos] adoptan y repiten indefinidamente en versos incoloros [y en banales ideologemas], “el estilo de la época”, los lugares comunes del momento.» Pedro Henríquez Ureña. "Escritos políticos, sociológicos y filosóficos", Tomo V, Editora Nacional, Santo Domingo, República Dominicana, página 431.

Quizá por esas razones no tenemos “tantos” verdaderos "genios" desplazándose por el horizonte problemático que implica transformar creativamente, con mayor o menor grado de radicalidad y pertinencia, una cierta Tradición, o un complejo espectro de valores.

Pedro Henríquez Ureña es uno de los pocos pensadores dominicanos de fuste que han podido comprender muy a fondo la compleja problemática de la originalidad en el contexto del acto creador como "pensar transformativo-rememorante"…

Lo que sí resulta prácticamente computable en cero, como dice Borges, es que un sujeto (al que consideremos en pleno uso de sus facultades intelectuales, éticas y afectivas), transcriba, por mera “impronta inconsciente” de lo leído y/o escuchado, estrofas, páginas o párrafos completos de otro autor sin darse cuenta de que está cometiendo plagio…

Aunque debemos reconocerlo: ¡Hay memorias prodigiosas!...

Pero nos encontramos, con lo planteado en estos modestos apuntes, frente a una cuestión multidimensional en la que se conjugan varios registros conceptuales: una problemática semiótico-filológica y estética; un enfoque filosófico-psicoanalítico sobre la subjetividad creadora; un análisis histórico de los conceptos de originalidad y plagio a través de los siglos… y una constelación jurídico-“policial” sobre cartas robadas y violaciones de derechos de autor…



2013 (Texto ligeramente retocado).


© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.


Otro blog en el que figura este mismo texto:

Blog Cazador de Agua:
http://tambordegriot.blogspot.com/2013/09/originalidad-azar-plagio-influencias.html


Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
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viernes, 8 de abril de 2016

GRADOS EN LA ESCALA DE LA DESNUDEZ QUE ALUMBRA... (Parábola femenina sobre un par de zapatillas).

TEXTO INVITADO.

«...El detalle de la estructura es movimiento, / como en la figura de las diez escaleras. / El deseo mismo es movimiento / no deseable en sí mismo; / el amor mismo no es móvil, / sólo la causa y el fin del movimiento, / sin tiempo, y sin deseo / excepto en el aspecto de tiempo / captado en la forma de limitación / entre des-ser y ser...» (Fragmento) T. S. Eliot."Burnt Norton", en "Cuatro cuartetos".

                                              M.C. Escher. Relativity, 1953.

Por Fredesvinda Báez Santana y 
Armando Almánzar-Botello 

Para Armando Almánzar-Botello, va el don de mi poema.

Para Fredesvinda Báez Santana, va el don de su poema...

A Marguerite Duras, por el Arrebato de Lol V. Stein...


Los primeros y gastados escalones ya dormidos, 
como siempre, 
                              aquellos donde tímido el deseo 
y el sueño vacilante se devuelven,                                                                                                                    cautelosos, 
de puntillas meditando,
hacia el suelo firme que se extiende al pie de la escalera, 
                      nunca 
sabrán los toques del milagro: línea de fuga que se abre, silenciosa,
                      para el gran apasionado explorador 
de la noche, lo (im)posible y la mañana:

secreto vórtice de ardor donde culminan, 
latiendo claridad allá en lo alto, 
los pasos persistentes y despiertos de la sangre.

Solo tú, destellar de mis vigilias, comprenderás el vuelo 
de una sombra, 
                              que se inicia con la letra y luz persigue 
a través de la insólita escritura y sus carnívoras ventanas... 

Todo punto es necesario en la escala del espíritu, cada gota resulta imprescindible para el río ascendente del amor. Uno a uno, cada trazo ilumina precipicios, litorales de lo ignoto que conquisto.

Zapatillas deshechas del prodigio, con firmeza y pasión alumbren los peldaños... 
porque nunca irrumpa el vértigo en su legítima dueña, 
cuando explore los circuitos momentáneos del desastre, los niveles diferentes de la forma y la plegaria, 
con Vacío deslumbrada, 
en la escala portentosa del misterio cotidiano... 

Y me atrevo luego al vuelo a través de la ventana, 
solo abierta para mí, 
                                        de par en par, 
como el corazón o el portal de la mujer que soy, 
ahora en un decir
                                   despierta...  



Diciembre de 2015-Abril 2016. (Texto retocado).

© Fredes Báez Santana. Santo Domingo, República Dominicana.

© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.


Otros poemas de la misma autora:

Blog Otros textos mutantes:

"FILOSÓFICA ESCRITURA IMPERTINENTE":
http://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/09/filosofica-escritura-impertinente-texto.html

Papilla estelar 2:
http://almanzarbatalla.blogspot.com/2015/10/papilla-estelar-2.html

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