Desmontaje teórico-crítico de una entidad nosográfica con supuesto valor clínico en el pronóstico de la psicosis: la «psicosis ordinaria» del gran psicoanalista francés Jacques-Alain Miller 
«¡Atención! Se hace ahora necesario subordinar provisoriamente la Inteligencia Artificial a la Galaxia Gutenberg.» Armando Almánzar-Botello: Carta del Cyborg 
     Por Armando Almánzar-Botello
Estoy profundamente inmerso en un proyecto de investigación para desmontar la supuesta pertinencia clínica de la tipificación conocida como “psicosis ordinaria” por Jacques-Alain Miller.
Este crea una denominación nosográfica falsa porque toda psicosis, “extraordinaria” u ”ordinaria”, resulta en sentido estricto fuera de serie y extraordinaria, dado el hecho de que, según Jacques Lacan, es un efecto de la Forclusión o Verwerfung del Nombre-del-Padre. Lo que sería “ordinario” es la fortaleza del sinthome como suplencia de anudamiento para lo real, lo simbólico y lo imaginario.
James Joyce, según el Jacques Lacan del Seminario XXIII, El sinthome, era, sin lugar a dudas, un “psicótico extraordinario” que, además de ser estructuralmente tan psicótico como los grandes casos de la historia de la psiquiatría y el psicoanálisis, logró compensar su aparato psíquico y evitar la locura por medio de un dispositivo de suplementación muy eficaz, su original escritura. Esta escritura, además de su poder de compensación o estabilización, resultó ser un recurso artístico genial.
Para Lacan, la psicosis de Joyce no era extraordinaria porque el gran escritor irlandés produjera obras narrativas extraordinarias, sino porque había en su caso una forclusión del Nombre-del-Padre y una caída del registro de lo imaginario corporal, desanudado del entrelazamiento que formaban en su psiquis solamente lo real y lo simbólico. Para Joyce, la escritura como sinthome vendría a restablecer el equibrio: era su invención singular como un modo crucial de anudamiento y suplencia. Joyce no deliró nunca sino en su obra. Su Finnegans Wake, por ejemplo, fue un gran dispositivo de alucinación y delirio bajo control. Creó así lo que Lacan denomina un “Ego de suplencia”.
Hay locos que no son genios como Joyce (la mayoría) y en los que su gran psicosis estructural se ve compensada por una sencilla, modesta pero efectiva suplencia que “repara” la forclusión del Nombre-del-Padre; esa suplencia o sinthome viene a operar en calidad de Metáfora Paterna que restablece para el psicótico estructural cierto equilibrio en la “escena del mundo”.
Una psicosis “ordinaria” sinthomatizada es tan extraordinaria como la psicosis “extraordinaria” no desencadenada.  En ambas denominaciones existe la misma estructura.
Lo que resulta notorio clínicamente son las diferencias o grados de fortaleza del sinthome como suplencia: una mayor fragilidad de la suplencia en la llamada psicosis extraordinaria no desencadenada (un carácter más frágil y contingente de la  vía, recurso o medio de estabilización en dichas psicosis extraordinarias o clásicas) y, por otra parte, una menor intensidad de los graves fenómenos elementales o manifestaciones básicas (delirios y alucinaciones) en lo que Miller denomina “psicosis ordinarias” suplementadas, si se produjera una crisis de la suplencia o sinthome con el subsiguiente efecto de desencadenamiento.
En lo que Jacques-Alain Miller catáloga como“psicosis ordinarias” resalta la significativa y notable característica de una mayor resistencia o durabilidad en la estructura o naturaleza de la suplencia o sinthome.
Según Miller, en las clásicas psicosis extraordinarias no desencadenadas dicha fortaleza es menor. No obstante, para todo psicótico suplementado que no utilice un sinthome con gran valor intrínseco a nivel cultural (invención científica relevante, trascendente creación literaria, etcétera), el sinthome puede ser modesto, es decir “ordinario”, pero no por ello menos eficaz en su papel de instancia de compensación o cuarto redondel de anudamiento de los registros de lo Real lo Simbólico y lo Imaginario, sueltos en el psicótico que padece el desencadenamiento y los fenómenos elementales que lo caracterizan: alucinaciones y delirios.
Reitero: Estructuralmente la psicosis extraordinaria no desencadenada y la psicosis ordinaria suplementada o sinthomatizada participan de la misma estructura básica: forclusión del Nombre-del-Padre. Las diferencias entre ellas son puramente fenomenológicas: mayor o menor discreción en las manifestaciones. Ello no amerita, a nuestro modesto entender, el sintagma “psicosis ordinaria”, sino más bien una tipología clínica nodal de los grados de fortaleza o eficacia estabilizadora del sinthome. De dicho deslinde o clasificación dependería la eficacia del abordaje clínico en contexto.
Miller, con la finalidad de poner a la fuerza elementos “de su propia cosecha” en el lacanismo (deseo explícito de fundar una suerte de freudolacanismo-millerismo) ha teorizado ciertos aspectos de la clínica nodal de Lacan usándolos de un modo que quizá podríamos denominar “sinthomes teóricos de reposicionamiento frente al Otro”, entendido este como “sede del código y garante de la verdad” (Lacan). Quizá para no ser el Golem, el simple Yerno del gran psicoanalista o el Súcubo del Maestro...
No estoy autorizado a decir que dicho uso reviste el carácter de un anudamiento crucial como suplencia... Mas percibimos aquí una secreta batalla por las insignias...
Volveré a su debido tiempo sobre el tema de la deconstrucción de la etiqueta “psicosis ordinaria”.
Armando Almánzar-Botello
--------
8 de agosto de 2023
Copyright ©️ Armando Almánzar-Botello.
Reservados todos los derechos de autor.
Santo Domingo, República Dominicana.
------------------------------------------------------------
Adenda
PSICOSIS. Lo restringido, lo extraordinario, lo generalizado, lo transitorio, lo ordinario...
     Por Armando Almánzar-Botello
«Estar loco ya no es un privilegio». Esta frase de Jacques Lacan parece un simple chiste, pero detrás de ella encontramos una densa teoría clínica del psicoanálisis lacaniano que comporta un problemático deslinde conceptual entre «“psicosis” generalizada», “psicosis extraordinaria”, «“psicosis” transitoria» y “psicosis ORDINARIA” o sumplementada por lo que Lacan y Jacques-Alain Miller denominan un sinthome o suplencia del Nombre-del-Padre, ese elemento de sostén o factor estabilizante (definido ahora dentro de los “nombres del padre” en plural) que liga topológicamente los redondeles de lo Real, lo Simbólico y lo lmaginario, desempeñando así la función, forcluida para el psicótico en sentido estricto, de Metáfora Paterna.
En este contexto se alude a la diferencia existente entre “forclusión restringida” (“Verwerfung” freudiana, relacionada con las psicosis extraordinarias o clásicas), “forclusión generalizada” (mera incompleción del Otro: el “todos somos locos” de Lacan) y “forclusión local o focalizada” (propia de los llamados “fenómenos psicóticos transitorios” que se pueden presentar eventualmente en el contexto de las llamadas neurosis, tal como lo entiende Juan David Nasio).
Jacques Lacan dice que la psicosis no es ya un “privilegio” por la constatada decadencia o erosión histórica de la figura del padre y de la función paterna, decadencia que se supone, desde el punto de vista psicoanalítico, como algo ligado estructuralmente a la psicosis tradicional extraordinaria, pero vinculada hoy —a raíz de la intensificación de dicha erosión—, a la emergencia de un tipo de psicosis más común y menos espectacular que las psicosis clásicas —las denominadas “psicosis ordinarias” de Miller—, y a una gran cantidad de suplencias o compensaciones estabilizantes.
Algo de esa decadencia de la función paterna se revela, por poner un ejemplo bien actual, en la reciente película “Joker”, en la que se ofrece un testimonio de la búsqueda frustrada de la figura paterna por parte del personaje principal de la trama, con las consecuencias catastróficas para todo el “entramado” subjetivo y social que comporta el fracaso, la ausencia o la “emasculación” de dicha figura paterna.
Armando Almánzar-Botello 
---------
25 de enero de 2020
Copyright © Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana.  Reservados todos los derechos de autor.
------------------------------------------------------------
Adenda
PSICOSIS BAJO TRANSFERENCIA
Glosando a Lacan-Broca-Miller (Breve fragmento)
«El pensamiento orientado por el objeto de amor está bordeado en mayor o menor medida por la falta, que es otro signo del amor. Esa falta puede imaginarse como la causa del amor e incluso como llamado a la realización de un amor que será entonces re-unión.» Pierre Ebtinger**
     Por Armando Almánzar-Botello
Existe una fase inicial de la transferencia —en el abordaje clínico de las psicosis— que Roland Broca*1 denomina, siguiendo cierta tradición psiquiátrica y especialmente al Jacques Lacan del Seminario 3 “Las Psicosis”: “paranoización transferencial”. En este primer tiempo lógico de la transferencia del psicótico, este ocupa el lugar de un “objeto vocal que enuncia un saber”: a/S2.
A su vez, comenta Broca*2, el analista, que ocupa en este momento la posición de sujeto tachado, dividido, clivado por el significante, puede sufrir los efectos de cierta “fractura imaginaria” inducida por los automatismos verbales del paciente, por su desarticulación psíquica reflejada en el no “abrochamiento borromeo” de los dominios constituidos por lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario.
No obstante, bajo su posición vulnerable de sujeto de la “esquizia” ($), el analista reprime un significante amo (S1) que lo puede conducir a instalarse en el pedestal imaginario del “sabiente” que supone o cree manejar la psicosis en base a un saber psiquiátrico, medicamentoso, y a un “stock” de recursos psicoterapéuticos “prêt-à-porter”: $/S1.
El analista se posiciona defensivamente en el lugar de sujet supposé savoir (Lacan), de “sujeto que se supone sabe” sobre la locura: ($/S1). Esta posición en el proceso de la transferencia, de prolongarse, podría resultar simplemente contraproducente o iatrogénica.
En el segundo tiempo lógico de la transferencia, fase de la hainamoration (Lacan), “enamorodiamiento” y, eventualmente, de una psicosis pasional clínica bajo transferencia, el paciente se desplaza hacia lo que Broca (junto a otros psiquiatras y psicoanalistas) denomina “Erotomanía de transferencia”.
El “sujeto bruto del placer” (Lacan) se moviliza, por efecto del discurso, hacia la posición de sujeto tachado por el significante ($). Desde esta última posición, se dirige a un analista colocado en posición de objeto metonímico “a” en tanto que instancia condensadora del goce. (Amor transferencial en las psicosis).
Desde su posición de objeto “a”, condensador de goce, un analista puede y debe provocar la verbalización en el paciente psicótico. Ello instituiría para este una especie de temperancia en el goce, cierto lazo social y una suerte de suplencia “lenguajera” del “losange” o “rombo” lacaniano (◊) que se presenta en la fantasía del sujeto neurótico (o normal) en la forma: $ ◊ a. (Sujeto barrado por el significante, losange objeto pequeño y metonímico “a”. (Broca prosigue aquí la enseñanza de Lacan).
Este losange o punzón (◊: símbolo de conjunción-disyunción presente en el álgebra lacaniana entre el sujeto clivado por el significante y el objeto metonímico “a” como causa real del deseo) garantiza el juego flexible de la fantasía en el sujeto normal o neurótico-perverso: ($ ◊ a) y (a ◊ $).
Es preciso resaltar aquí —ante la fórmula de la fantasía perversa (a ◊ $), fórmula que parece otorgar al sujeto perverso  que actúa en el lugar de agente la misma posición estructural que asume el analista en la transferencia—, que si bien el analista “hace semblante” del objeto “a” no se identifica completamente con dicho objeto en su vertiente obturadora, como sí lo efectúa el perverso (Bel-Ami: Maupassant), cuya “voluntad de goce” (Lacan) lo hace considerarse como un objeto plenipotenciario, imprescindible para generar el goce absoluto del otro en tanto que figura sometida, escindida subjetivamente ($), situada en el lugar del masoquismo y, finalmente, torturada y eviscerada.
Recordemos el llamado “doble rostro” del objeto “a” en el pensamiento de Lacan: por un lado, el “a” como tapón, como obturador imaginario de la carencia, como lethosa-gadget disponible, y, por el otro, el objeto “a” como lo que se escapa a la especularización de la falta, como objeto real causa del deseo y vacío de la falta en el Otro barrado.
El analista hace semblante del objeto “a” en su modalidad de fuga metonímica, hueco y vacío de lo real. Con ello promueve en el analizado, finalmente, el atravesamiento del fantasma... y/o... el “saber hacer allí con” (savoir-y-faire avec: “resolver o arreglárselas con”) el sinthome (J. Lacan). Una suerte de ir más allá del “padre” y de cierta modalidad de relación con el semblante, después de servirse de ellos (J. Lacan).
Identificación con el sinthome... con “lo Incurable” del goce (Lacan) acotado y singular, específico de cada sujeto, cuando el Deseo ya no aspira sino a lo Real imposible... Valga la digresión aparente.
La función conjuntivo-disyuntiva del losange (◊) ha sido eliminada en el psicótico por una forclusión (Verwerfung freudiana) del Nombre-del-Padre.
El sujeto bruto del goce desmedido, intemperado —sujeto patológico, dice Lacan en su artículo de los Escritos titulado “Kant con Sade”, sujeto de un goce que anega al cuerpo como goce del ser (goce freudiano de la Cosa: das Ding) mas no como goce del Otro barrado, incompleto—, intenta entonces restablecer la función reguladora del losange (◊) por medio de la denominada metáfora delirante.
La ubicación del analista en el lugar del objeto “a” le posibilita orientar al paciente, como hemos dicho, hacia una posición de sujeto dividido por el significante y capturado en la cadena simbólica que permite hacer lazo social.
Se opera así un desplazamiento del reino de la pura letra gozada en su homofonía polivalente, del organismo ahogado por el goce, al territorio del discurso vinculante a través de las palabras entendidas ahora como significaciones intencionales, abstractas o aducidas.
Podemos decir entonces que la erotomanía de transferencia (el paciente se “enamorodia” u “odioenamora” del analista y verbaliza su pasión) constituye una modalidad de psicosis ordinaria (Miller)*3, “re-encadenada”, suplementada por medio de la relación transferencial con un analista.
Ello justificaría la cautelosa intervención del psicoanalista en la cura del psicótico. Y debe inducir al analista, además, a considerar la posibilidad de que su “asistencia” al psicótico, maniobrada desde el lugar de semblante del objeto pequeño “a” que este le asigna, permita al analizado elaborar una modalidad de “amor transferencial” como “sinthome” o suplencia del nombre-del-padre o de la metáfora paterna.
La meta ideal de la cura es que el psicótico analizado, en transferencia (y en general, todo paciente sometido a un psicoanálisis) alcance una “invención sinthomática propia” (Lacan), un “saber hacer ahí con el síntoma”, un saber hacer con “lalangue”*4 que “haga lazo social”.
Esa “invención”, para dicho “paciente”, ahora entendido como “parlêtre” (Lacan: ser hablante, hablante-ser), debe permitirle que el mencionado “savoir-y-faire avec son sinthome” (saber hacer ahí con ”su” sinthome) le resulte más eficaz para sostenerse en la escena del mundo que aquel anterior intento ‘espontáneo’ de estabilizarse por medio del recurso denominado “metáfora delirante”, o por la simple identificación transferencial con el analista como partner o sinthome provisorio…
Armando Almánzar-Botello
-------------
Febrero de 2007
TEXTOS BÁSICOS DE REFERENCIA EN ESTOS TRABAJOS:
- Jacques Lacan: “Kant con Sade”, en “Escritos 2”, Siglo XXI, 1975, páginas 337-362
- Jacques Lacan: “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”. (Tesis de Doctorado en Medicina), Siglo XXI Editores, 1976. Anexo: “Motivos del crimen paranoico. El crimen de las hermanas Papin”, Páginas 338-346
- Jacques Lacan: Seminario 3. “Las Psicosis”, Paidós, 1986
- Jacques Lacan. Seminario 23. “El sinthome”, Paidós, 2006
-*1, *2. Roland Broca y otros: “Psicosis y Psicoanálisis”, Ediciones Manantial, 1985, páginas 129-131
-*3, *4. Jacques-Alain Miller y otros: “La psicosis ordinaria”, Paidós, 2003, páginas 131-158
-** Jacques-Alain Miller (Director). “El amor en las psicosis” (Varios autores), Paidós, 2006, páginas 53-73
Copyright © Armando Almánzar-Botello. 
Santo Domingo, República Dominicana.
Blogs en los que figura este mismo texto:
Blog Cazador de Agua
Blog Otros Textos Mutantes
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario