«Aseméjate de nuevo a tu árbol querido...» Friedrich Nietzsche
«Mujer: /fuente en la noche./ Yo me fío a su fluir sosegado.» Octavio Paz
Por Armando Almánzar-Botello
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¡Aquí estoy, oh soledad enardecida!,
con los brazos abiertos desde ti,
esperando lo innombrable...
¡Grita infierno soledad, que tu incendio me calcine!
Y arda en mí la Gran Ciudad con su fango de cambistas.
Muchedumbre: ¡Podredumbre!
Rabiosa de puñales por el aire galopando
escribe soledad tu veredicto.
Contempla en el espejo insondable de una lágrima
el instante anhelado del desastre:
Ruptura de las bielas.
Líquidos metales.
Alquímica nigredo.
Escritura del olvido…
Ofréceme en tus manos el vacío perfecto:
lo que no me dieron nunca las presencias:
Ya ninguna, ya ninguna, ya ninguna:
platirrinas,
ojinegras,
braquicéfalas; /
pubifláccidas,
peliplúmbeas,
odelicias; /
caucásicas,
nocheobscuras,
solirrubias; /
vaporosas derruidas como esfinges fantasmales…
Nigredo---------------Albedo---------------Rubedo
¡Canta un árbol mi mujer y renace intacto el mundo!
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Febrero de 1982
Poema tomado del libro de Armando Almánzar-Botello titulado: Cazador de agua y otros textos mutantes. Antología poética 1977-2002, Editora Nacional, 2003, Santo Domingo, Republica Dominicana, p. 21
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, República Dominicana. Reservados todos los derechos de autor.
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